viernes, 18 de enero de 2013

Masonería Siglo XXI...Pequeña guia del amor fraternal, en tres posiciones y siete variantes.



¿Se puede hablar de amor? ¿Se puede hablar de Fraternidad? Es difícil hablar de lo que se experimenta, se vive profundamente, que es a la vez evidente e imperceptible… No se puede sino ser reductor, y es evidente que el amor fraternal puede tomar formas infinitas que no podrían resumirse ni ser abordadas en este texto… ¡Esto último no puede sino ser otra cosa que decepcionante! Tanto más cuando se habla menos del amor así mismo, que de sus métodos de expresión. 


Con el fin de entender algunos de nuestros funcionamientos, y con el fin de mejorar algunas de nuestras prácticas, me pareció cómodo y necesario ser un poco simplificador, elegir algunos signos un tanto arbitrarios y constituir esta pequeña guía del amor fraternal en tres posiciones y siete variantes.


¿En esta reflexión obviamente altamente simbólica (a partir del título ya no hay el paso, el amor, la fraternidad, el número 3 y el 7? …), no es necesario esperar a encontrar las recetas de la seducción, tanto de los Hermanos como la de las Hermanas, del sexo como del poder; no hay mucho que aprender de la mayoría francmasones en este ámbito… En realidad, se trata sobre todo de reflexionar sobre nuestros métodos de percepción del mundo y sobre nuestras relaciones con nuestros semejantes (cuyos HH.:. no son más que un caso particular). El amor Fraternal es en efecto el substrato del vínculo que debería existir entre todo humanos como entre todos los Francmasones. y las posiciones del amor fraternal son también las de nuestra interacción con el mundo. 


Esquemáticamente la concepción que se hace del mundo puede basarse en dos posiciones: 


- Aquellos que consideran el mundo como una cuestión acabada; Ya no les queda nada por arreglar o encontrar. Se les puede calificar de “pasivos” . Es el reino de la defensa de los acervos, de las decisiones reaccionales cuando no son reaccionarias Y luego están aquellos para los cuales el mundo está abierto y son susceptibles de recibir la impronta de que los “hombres de buena voluntad” pueden imponerse. Se puede considerar como una postura “activa”. Es el espacio de la promoción del movimiento, de los compromisos progresistas, o incluso de los resplandores revolucionarios.



Realmente hay a menudo una verdadera bipolaridad, que constituye una tercera posición, con una alternancia de las dos primeras posiciones en un movimiento más bien incierto más que una síntesis aproximativa. La permanencia se distingue de la fijeza, ya que el progreso resulta de la recomposición de las “invariantes”.


En Masonería este movimiento debería asumirse con todas sus contradicciones, pero se da generalmente una conducta paradójica, que consiste en protestar su adhesión a una institución enteramente basada en la posición activa, mientras que se consume toda la energía individual en defender la aparición de una posición enteramente personal consagrada a la defensa personal y la inacción… Se puede ser totalmente capaz de proclamar su participación en el progreso de la humanidad, muy en la línea de un soporte sobre la defensa de un nicho ecológico que garantiza una identidad social cuando no es un verdadero espacio de supervivencia.


Recorramos pues estas tres posiciones ante el mundo y los seres humanos, enriqueciéndolas al menos con otras siete alternativas o variantes posibles, que permitan más o menos la expresión de este vínculo potencial que es el amor.


1. Posición “pasiva”

Para los que lo quieren, o creen que el mundo está ya acabado. Se trata preservar su paz y tranquilidad, exponiéndose lo menos posible. Ello les obliga a tomar una altura real o a veces supuesta frente a un mundo cuyo orden se respeta o se mantiene como establecido, lejos del tumulto, la rebelión, o la arrogancia de los que creen en cualquier cosa.


I. Variante Positiva de la posición pasiva

En su variante positiva, es lo que podríamos denominar como la posición del estoico, del taoísta o del budista. No hay por qué luchar contra la naturaleza por dolorosa o injusta que sean las cosas, los seres, o la vida. Solamente soportarlo para los unos, y trasladarse a sus causas para otros. Individualmente puede ser el principio del camino de la serenidad y la ecuanimidad, de la sabiduría. Es también la capacidad de ser receptivo, de escuchar. El camino comienza siempre por esta escucha, de uno mismo y de su corazón, que conduce a veces a escuchar un poco al otro, que debe reconocerse como Hermano. Es pues el fundamento de la posición del Aprendiz así como la clave de la visita del interior de la tierra (es necesario saber entrar en uno mismo para descubrir la potencia del VITRIOL).

Colectivamente eso se traduce sobre todo en el respeto y la perpetuación de la tradición heredada. En un Taller esto es una prenda interesante de especulación y armonía más que de creatividad o mejora de la sociedad: el “dejar ser” se presenta como la puerta de la eternidad en la disolución en Gran Todo, y ello puede también constituir la fuente de toda desmovilización.


II. Variante negativa de la posición pasiva

En su variante negativa se abre la puerta al estancamiento, a la apatía, o incluso al suicidio. Séneca decía:“si tu espíritu sufre y su enfermedad le priva de toda alegría, tu puedes acabar con sus desdichas”. Individualmente ello empuja a mantener la ilusión, y a refugiarse en las falsas realidades. La aparición de la serenidad se basta incluso ella misma, la pasividad sustituye a la receptividad o al traslado. Es importante evitar el cuestionamiento para preservarse de la angustia de la evolución. El método de vida se basa en aprovechar la ocasión, aprovecharse de lo que está al alcance, la comida, “la cucaña” o a costa de los más generosos…


Colectivamente eso conduce a una sociedad basada en el uso más que en la tradición, se repiten las mismas conductas por habituales y cotidianas sin conocer ni buscar el sentido. El grupo consume más que produce, por lo tanto destruye lo que se le aporta y se deja invadir por sus residuos… Este consumo, para garantizarse, reclama una organización del clan en el que el grupo se reúne en torno a un jefe totémico encargado de transmitirle las migas de los subsidios recibidos del cielo o del soberano.


En el taller, esto se traduce en la pasión del título, el maridaje por el decorado, que resume una identidad artificial, vela púdica del grado cero del trabajo de la investigación, apenas prolongado por las libaciones pasivas de una fraternidad de habitación húmeda.


2. Posición “activa”

Para los que la adoptan, el mundo está siempre, infinitamente abierto, un móvil ofrecido a su influencia, y receptivos a su impresión. Están dispuestos a rebelarse contra las verdades establecidas para buscar del otro el ir más lejos, y batirse contra todos los límites.


III. Variante Positiva de la posición activa

Dentro de esta variante positiva, que esencialmente se trata de batirse contra los propios límites para desarrollar sus potencialidades y ponerlas al servicio de todos. Individualmente esta variante se basa en el postulado de que “yo me puedo cambiar”. Eso implica por supuesto saber observarse, analizarse, cuestionarse. Al límite, eso consiste en creer que la mejor manera de cambiar el mundo es cambiar la mirada que se coloca sobre él. Es la certeza al menos de que no hay evolución colectiva sin toma de conciencia interior, sin evolución individual. El amor fraternal depende pues sobre todo del amor que se es capaz de desarrollar sobre sí, de hacer irradiar, de inducir, de compartir. Es una posición que desemboca en la acción basada en el don.


Colectivamente esta alternativa promueve la convicción que se puede contribuir a la evolución de la humanidad a la cual se pertenece. Una red de iniciados, a falta de almas despertadas, puede constituir la sal de la tierra y fertilizar la evolución colectiva hacia una mejor humanidad y una sociedad más justa. Básicamente, una formación, una educación es posible que sea posible por el ejemplo de la emulación, de la influencia, de la información, etc.


En el Taller, es la posición que favorece la instrucción de todos los grados que se supone avanzan en el perfeccionamiento, es la que incita no sólo a reflexionar sobre los problemas de la sociedad sino también a promover por todos los medios posibles los valores más progresistas. No se debería dudar que esta posición es la fundamentalmente la que sostiene la institución masónica.


IV. La Variante Negativa de la posición activa

En su alternativa negativa, esta posición reivindica el amor de los otros, que deben compensar los límites que se niega a cuestionarse a sí mismo. Individualmente eso consiste sobre todo en reclamar amor por parte de los otros; del exterior. Por supuesto este amor, cualesquiera que sean sus manifestaciones, es siempre insuficiente… Se reclama pues atención, privilegios, y se exige que otros se mejoren, se perfeccionen. Se pasa más tiempo viendo la paja en el ojo del vecino y por supuesto descuidando la viga que uno mismo lleva. Inevitablemente hay siempre una decepción presente por culpa de los otros, Es poca la ocasión de construirse a sí mismo e incluso se cultiva sobre todo la frustración de su propio ego y las compensaciones que exige. Para que este sistema funcione es necesario, y en paralelo, desviar la atención de sus propias insuficiencias: evitar el cuestionamiento e imponer una renovación de las diversiones,Colectivamente esta posición empuja a participar en las redes del poder. En el mejor de los casos el grupo teje redes de influencia subterránea, organiza el “cabildeo”, en el peor predica la dificultad, sistematiza la relación de fuerza. Se prefiere la manipulación al despertar de la conciencia, el cambio está al servicio de y reforzamiento de dominación más o menos manifiesta.
 
En el taller - o en la Obediencia - este método de relación es la fuente permanente de la constitución de subgrupos organizados para la conquista de los cargos o las funciones. Favorece la crítica o la pasión, las separaciones.


3. Bipolar

En realidad la relación fraternal es a menudo ambivalente. En primer lugar porque es la ley de las polaridades: nadie es nunca completamente activo o completamente pasivo, cada tendencia contiene al menos siempre un germen de su contrario, y esta heterogeneidad es la fuente de todos los movimientos. Y porque integramos la historia de nuestras oscilaciones, nuestras revocaciones, nuestras experiencias, en una conciencia diacrónica: a cada momento hay siempre un frente y un después de él , y la continuidad del tiempo es también una sucesión de rupturas y contradicciones.


Si se reanuda el modelo activo pasivo, se constatan pues aún dos variantes o alternativas según la polarización del tiempo.


V. Alternativa Activo pasivo

Es la posición del nostálgico, o del rentista. El masón que adopta esta posición afirma de buen grado que ya dio mucho, y que es mucho lo trabajado. Eso puede ser cuando había jóvenes Aprendices o Compañeros en los grados azules o si accedió a los Talleres denominados “superiores”. La glorificación del trabajo realizado sería totalmente honorable si la evocación del pasado, o de una parte misteriosa, no duplicara una determinada propensión a prescindir del trabajo presente… Y si la evocación que emanada de la experiencia adquirida no se acompañara también, a veces, de una distancia crítica con relación a todo lo que es actual.

Colectivamente eso permite glorificarse de una herencia mítica. La historia del Francmasonería, se reconstruye “enjolivée” se dice, o incluso, se prevé que conocidos Hermanos recuperan pasadas calidades para evitar implicarse en el presente.

Es otra forma del trabajo por procuración. Aunque el taller o la obediencia no tuviera nada que proponer, incluso si las planchas y los discursos fueran compilaciones estériles, la aureola que se les asignarían a los predecesores sería de luz.

Aunque la Obediencia estuviera al borde del caos, las vitrinas de sus museos y los dorados de sus entarimados garantizarían su respetabilidad a falta de su influencia.


VI. Alternativa Pasivo activo

Es la posición del descontento o del militante. Individualmente en Francmasonería es la practica que se aborda cada día o en cada tenida un reto en suma que sobrepasar. Cada reencuentro es la esperanza de un influjo de consciencia que transforma un mundo no siempre demasiado hecho, y a la espera de una mayor luz demasiadas veces rechazada. En cada mirada de un Hermano resuena como una llamada “He dormido lo suficiente, suena la hora de la fraternidad” y ésta debe pasar por mí".Colectivamente es una llamada a la creatividad: debe de haber un tiempo para la acción en el mundo, preparados por un tiempo por la meditación en el Templo, lejos del tumulto del foro. Es la llamada que debe compartirse por la luz de la iniciación y el trabajo, después del estrechamiento de los vínculos de la fraternidad silenciosa.


Pero esta pequeña guía no estaría completa de verdad si no abordara una posición central que es la ausencia incluso de posición, y que es el cruce de todas las alternativas, el punto central de sus transformaciones. Quiero hablar de esta forma de amor que es la indignación fraternal.


VII. La indignación

Tenemos necesidad de la Iniciación para estimularnos y comenzar el viaje. Pero tenemos seguramente también la necesidad de la indignación para seguirlo o renovarlo. La indignación, abre en efecto las válvulas del cuestionamiento de los equilibrios por el desbordamiento del ideal insatisfecho. Allí donde hay una práctica de falsos pretextos que sustituye a la exigencia. Allí donde hay una duplicación estéril, se vuelve a poner la interrogación. Ya que “salir fuera de uno mismo” significa también “más de nosotros mismos”, desarrollados por una feroz voluntad de reintegrar dentro del orden humano (o fraternal) lo que se oculta…


¿El personaje de Jesús que expulsa a los negociantes del Templo no es una imagen de un amor fraternal exigente o consciente de la dimensión sagrada que debe restaurarse, no puede traducirse sino en una santa cólera? Aristóteles consideraba, él, la cólera como “la espuela del valor”. Ya que es necesario valor para abandonar una posición probada y explorar otro posibles…

Es también el coraje de la incertidumbre ya que el deber de decir no a todo el mundo no se acompaña de la maestría de sus consecuencias de un necesario cuestionamiento. Aún a riesgo de patinar hacia la cólera, hacia la ceguera o la renuncia… Tanto más si la evolución impone el cuestionamiento de los órdenes establecidos, se puede creer que debe irse contra la injusticia mientras que no se hace más que rechazar la opinión de los otros. La indignación sin el amor es aislamiento y destrucción, mientras que la indignación fraternal es restauración de la búsqueda de un ideal sin cesar amenazado de pérdida.


El éxito de esta búsqueda pide superar muchas paradojas, muchas oposiciones. Básicamente la FM llama a la evolución, por lo tanto al desequilibrio, mientras que todos los individuos al igual que los grupos buscan espontáneamente el mantenimiento de los equilibrios. La tensión, o incluso el conflicto forman pues parte del camino masónico [aunque ello no siempre se entienda]. La clave de este rebasamiento es la capacidad de colocarse en otra dimensión que la de la confrontación “horizontal” de las oposiciones (el pavés mosaico). Y de inscribir el cuestionamiento en el marco de un vínculo fuerte (entre Francmasones con el objetivo o valores comunes), en una comunidad, la de una humanidad común, que permite una conciencia común, por lo tanto un vínculo de unidad en la diversidad.


Evolucionar será sobrepasarse todavía más, por lo tanto será “ponerse fuera sí”. Mantener un vínculo con un centro de unión es que exista el riesgo de perderse durante la búsqueda. Así como saber componer las distintas posiciones posibles en función de las fases del trabajo, es lo que siempre ha recomendado la Alquimia, el éxito depende al mismo tiempo de la lectura, el rezo y el trabajo (, ORA, et labora!).


Seguramente el lector tiene sus propias posiciones y alternativas preferidas, y quizá adopte otras diferentes a las que aquí he abordado de una forma esquemática. Hay grandes cambios y es probable que sus opciones estén bien establecidas, y probablemente de forma inconsciente. Pero más que teorizarlas aquí, lo mejor es oficiarlas, ir a una experimentación y a una interrogación sin conclusión: todo trabajo sólo tiene valor si se experimenta, y el camino de la evolución comienza siempre por cuestionamientos. Entonces: ¿Somos nosotros los adeptos de un mundo cerrado y estable, o abierto y dudoso? ¿Tememos más las jaulas o el caos? ¿La retórica exime de la acción? ¿Los atributos del poder confieren realmente esto último? Hacer gestos de amor basta para gustar?


Michel EYNAUD
Traducción libre de Victor Guerra. MM.:. del Rito Francés. GODF

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