domingo, 29 de junio de 2014

Historia y Tradición... Las esclavas del Libertador.





La colonización inició el uso de los esclavos especialmente los negros, en las diferentes áreas de la economía minera, agrícola y ganadera, como también  en la servidumbre de las familias de los criollos, encargadas de la cocina, limpieza de la residencia, de la crianza y  primera educación de los niños que iban a constituir la clase dirigente; los negros esclavos recibían el apellido de los amos que demostraban su capacidad económica según la cantidad de esclavos que tenían. Las negras portaban los domingos los cojines con que se arrodillaban las damas en la misa; los negros esperaban en la Plaza Mayor.

 La sociedad estaba jerarquizada; en primer orden las autoridades civiles y eclesiásticas, seguido de los blancos terratenientes, después los pardos, luego los indios encomendados y sometidos y por último el negro en esclavitud. Doña María de la Concepción Palacios, al dar a luz  el 24 de julio de 1783,  a Simón, su cuarto hijo, por lo delicada de salud, no pudo amamantarlo, actividad realizada durante los cinco primeros meses por una vecina llamada Inés Mancebo, nacida en Santiago de Cuba, esposa de Fernando Miyares, oriundo de la misma ciudad, Gobernador de Barinas, fundador de San Fernando de Apure y capitán general de la provincia de Venezuela. 

Inés había dado a luz a Úrsula, futura esposa del general realista Ramón Correa. De la servidumbre de la familia Bolívar Palacios, dos de ellas, Hipólita y Matea de ascendencia del Congo, dejaron honda huella en el Libertador desde su niñez hasta sus últimos días: HIPOLITA. Nacida en  San Mateo en 1763, costó trescientos pesos, casada con Mateo también de la servidumbre de la familia Bolívar de la hacienda Santo Domingo de Macaire en Caucagua; una vez que dio a luz en San Mateo a Dionisio, fue llevada a Caracas para completar la lactancia del niño Simón; utilizaban pañales traídos de Holanda, Bolívar la consideraba su segunda madre. En correspondencia dirigida desde Cuzco el 10 de julio de 1825 a su hermana María Antonia le dice:…Te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere, para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida”. Al regresar a Caracas triunfante en 1827, después de la Campaña del Perú, entre la gente que estaba en las calles saludando y dándole vítores, se encontraba Hipólita; Bolívar al verla desmontó y emocionado fue a abrazarla.  Dionisio, con el grado de sargento participó en la batalla de Carabobo.

 El Libertador había dado la libertad a sus esclavos en 1821. Hipólita fallece en Caracas el 25 de  junio de  1835, sus restos fueron enterrados en el panteón de la Santísima Trinidad en la Catedral de Caracas, propiedad de la familia Bolívar el 31 de julio de 1975. MATEA. Nacida en el hato El Totumo propiedad de la familia Bolívar ubicado en  San Juan de Tiznados-Guárico el 21 de septiembre de 1773, a los doce años es llevada a Caracas para encargarse como aya del niño Simón. Al morir Doña María de la Concepción, Matea se traslada a la residencia de María Antonia, casada con Pablo Clemente Francia Palacios. El joven Bolívar se casa en Madrid en 1802 con María Teresa Rodríguez del Toro, al regresar a Caracas se radica  durante poco tiempo en casa de su hermana María Antonia, siendo atendidos por Matea, quien los acompañará a la hacienda de San Mateo hasta la prematura muerte de María Teresa  a causa de fiebre amarilla el 22 de enero de 1803. Estará Matea en San Mateo con María Antonia el 25 de marzo de 1814, cuando  Boves rodeaba el sector para avanzar sobre la parte alta defendida por el capitán Antonio Ricaurte, quien heroicamente se inmolo. La crisis  vivida a causa de la guerra, obliga a María Antonia, a Juana y Matea trasladarse a Curazao, atendidas en una residencia conocida como “El Octagón”; de allí se dirigen a La Habana, para regresar a Venezuela en  1823; Matea atendía al Libertador  cada vez que se movilizaba hacia Caracas. A la muerte de María Antonia, Matea se muda para la casa de Valentina, hija de María Antonia. 

La negra sufrió mucho al conocer la muerte del Libertador; tuvo la honra de ser llevada de manos del presidente Antonio Guzmán Blanco el 28 de octubre de 1876, a los actos realizados en el Panteón Nacional en ocasión de colocar los restos del Padre de la Patria, ella colocaría una ofrenda floral. Durante sus últimos días, pidió que le colocaran en su cuarto un retrato de Bolívar; fallece el 29 de marzo de 1886 a los ciento doce años. Sus restos fueron colocados en el Panteón de la familia Bolívar en la Catedral de Caracas el 31 de julio de 1975.




Por;
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
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General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".

FRAGMENTO DE CARTA DIRIGIDA AL CORONEL MANUEL ANTONIO PULIDO, GOBERNADOR DE BARINAS, EN RECOMEN­DACIÓN DE LA SRA. INÉS MANCEBO DE MIYARES.


Caracas, agosto de 1813.

Al Coronel [Manuel Antonio] Pulido, Gobernador de Barinas.

Cuanto Vd. haga en favor de esta señora [Doña Inés Mancebo de Miyares] , corresponde a la gratitud que un corazón como el mío sabe guardar a la que me alimentó como madre. Fue ella la que en mis primeros meses me arrulló en su seno. ¡Qué más recomendación que ésta para el que sabe amar y agradecer como yo!

BOLÍVAR.

* Archivo del Libertador, vol. 172, f° 522. De una copia de letra de Juan Bautista Pérez y Soto, quien la ilustra con la nota siguiente: "Para pedirle se levantara el secuestro de los bienes de dicha señora, lo que fue obtenido". Se trata sólo de un fragmento; se desconoce el paradero del documento completo. El destinatario, Coronel Manuel Antonio Pulido (1780-1817) perteneciente a una de las familias más notables y acauda­ladas de Barinas, era entonces Gobernador de aquella Provincia.

Nota

 La dama cubana doña Inés Mancebo Quiroga de Miyares era esposa del Brigadier Fernando Miyares González (1749-1818), Jefe del Ejército realista en Venezuela.
Fuente:  http://www.archivodellibertador.gob.ve/escritos/inicio.php

sábado, 28 de junio de 2014

Memorias coloniales... Entre los negros y la hacienda como unidad de producción.


El siglo XVII venezolano será el del asentamiento de la población territorial: atrás quedarían las fundaciones de ciudades. Continuaría la región oriental y sus placeres de perlas en franco desarrollo, incorporándose Guayana, todo lo cual se testimonia con las llamadas Relaciones Misionales, escritas por sacerdotes que evangelizan los últimos aborígenes encomendados. Se sustituirá lentamente por esclavos africanos la mano de obra indígena, y desaparecerán las Encomiendas producto del vencimiento de la concesión real que las había otorgado hasta por tres generaciones.

En la región costanera del centro de la Provincia no se fundan nuevos pueblos. En el espacio entre La Guaira y Coro no existen poblaciones españolas ni aldeas indígenas. La primera de las ciudades señaladas, a partir del año 1606, se fortifica en previsión de asaltos de piratas y corsarios.

Desaparecida la Encomienda y paralizados los repartimientos de tierras, en la segunda mitad del siglo que nos ocupa será el surgimiento de la hacienda como unidad de producción, la forma predominante de la tenencia territorial. Esta propiedad rural se explotará mediante el uso del trabajo subordinado, y su producción estará destinada a un mercado reducido sin posibilidades de exportación. Las haciendas poseerán características comunes en las regiones donde se desarrollan. Veamos, a manera de información, algunas de ellas:

PRIMERA: Crearon su propia economía interna… La moneda será sustituida por fichas, a las que el hacendado señala un valor convencional. Los pagos de salarios se harán en alimentos, mercancías, útiles, objetos… La economía monetaria de la época no rige plenamente en el ámbito hacendístico.

SEGUNDA: Las edificaciones se constituyen en un conjunto abaluartado, que se organiza para la defensa del lugar donde se vive; y en relación con otras haciendas, en una cadena de bastiones defensivos del cinturón litoralense.

TERCERA: Consecuencia de lo anterior, junto a las herramientas de trabajo (machetes, escardillas, etc.) se concentran lanzas y armas de fuego (escopetas, fusiles, pistolas, cañones).

CUARTA: La peonada que integran negros esclavos e indios serán agricultores, criadores, pescadores, y a la vez soldados.

QUINTA: Servirán las haciendas de lugares para la práctica del contrabando, especialmente en la entrega a comerciantes extranjeros de lo en ellas producido.

Dos cultivos principales se desarrollaron en las haciendas interioranas durante el siglo XVII: la caña de azúcar y el cacao.

Los ingenios azucareros presuponían una progresiva devastación del territorio, a los fines de proporcionar lugares abiertos, de mucho sol, para la siembra, y mantener con leña el fuego de los trapiches durante el proceso de cocción del jugo de caña, hasta ser convertido en azúcar prieta y blanca.

Haciendas de caña existieron en los valles de Borburata, San Esteban y Goaigoaza, hasta mediados de la pasada centuria. Casi toda la producción era para el consumo interno de la Provincia… Un problema representa el aguardiente, de uso común y masivo, en competencia con licores importados especialmente desde las islas Canarias.


 José Rafael Otazo M.
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Profesor Universitario.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.
Director de la Publicación Internacional, "Ni vestido ni desnud
o

viernes, 27 de junio de 2014

SIMÓN BOLÍVAR Y EL PERIODISMO.



“La imprenta es tan útil como los pertrechos de guerra y ella es la artillería del pensamiento”

Hoy 27 de junio se celebra el día del periodista. El origen de esta fecha está en que un 27 de junio de 1818 circuló por primera vez el Correo del Orinoco, periódico editado por Simón Bolívar durante la etapa decisiva de la guerra de independencia.

El Correo del Orinoco circuló entre 1818 y 1822. En ese lapso aparecieron 133 números, entre ellos algunos extraordinarios como los que anunciaron las victorias en Boyacá y en Carabobo.

Para hablar de Bolívar y el periodismo hay que establecer el contexto de la época:

Es evidente que para inicios del siglo XIX los medios de comunicación no jugaban el papel tan preponderante que hoy juegan en pleno siglo XXI. El principal medio eran precisamente los periódicos, en una sociedad mayoritariamente analfabeta, como era el territorio venezolano en ese entonces. Por tanto, el alcance de la acción comunicadora llevada a cabo por Bolívar y demás patriotas se circunscribía a determinados y minoritarios grupos sociales. Aunque es probable que las ideas transmitidas por escrito inicialmente, se difundieran luego por lo que ahora llamamos “radio bemba”, a través de comentarios de boca en boca; aunque es obvio que la fuerza del mensaje escrito se va perdiendo en la medida en que se difunde por medios orales.

Cuando Bolívar publica el Correo del Orinoco, esta respondiendo a la campaña similar que desde Caracas se hacía en contra de la independencia a través de la Gazeta de Caracas, cuyo editor era el realista José Domingo Díaz, feroz enemigo de los patriotas, y quien dijera lo siguiente sobre nuestro Libertador: “La imprenta es la primera arma de Simón Bolívar, de ella ha salido el incendio que devora a América, y por ella se ha comunicado con el extranjero”.

El período en que se publicó el Correo del Orinoco fue precisamente en el que se decidió el destino de la guerra de independencia. La importancia del periódico como parte de la estrategia político-militar bolivariana está resaltada en esta circunstancia: la difusión de las ideas de independencia mediante la prensa revolucionaria.

Simón Bolívar, al igual que Francisco de Miranda, consideró que la prensa era un arma fundamental dentro de la estrategia independentista. En su expedición de 1806, Miranda traía consigo una imprenta. Bolívar por su parte, en la campaña de los andes peruanos y bolivianos, llevaba una imprenta a lomo de mula y editaba un periódico que se llamaba “El centinela en campaña”.
 
 Encontramos también en este periódico varios seudónimos, como J. Trimiño, (se asegura que era el mismo Libertador) Un Colombiano, Uno de vosotros, Un guayanés, Un patriota, El Apureño, El fisgón, Pancrudo, entre otros. Podríamos asegurar que estos hombres fueron nuestros primeros periodistas, los primeros informadores de todo lo que acontecía en aquella época en nuestra nación, buscando la formación de una conciencia libre y mostrando para la historia que así nacía una escritura clara, educativa, formadora y luchadora, pues su aparición lanzó la verdad contra aquella mediática gaceta de Caracas que se mantenía en el empeño de engañar a sus lectores desvirtuando la verdadera información.

Bolívar en su labor periodística hizo énfasis en aspectos principales de lo que debe ser una prensa revolucionaria:
  • Bolívar divide al Correo del Orinoco en lo que hoy se llamarían “cuerpos”, estableciendo una jerarquía de las noticias. Primero deben ir los comunicados oficiales. Luego, la política internacional. En tercer término, los problemas del país, la situación económica. Finalmente, lo “curioso”, lo “anecdótico”, que hoy pudiéramos llamar la crónica y el reportaje.
 
  • Bolívar se preocupaba por la redacción, por el estilo, la ortografía, el tamaño de las letras, por la diagramación general del periódico.
 
  •  Prefería un periódico grande, de un pliego, a pequeños pasquines.
 
  • Hacía énfasis en los textos cortos, de fácil y atrayente lectura. Bolívar escribió en frases concisas. Odiaba la retórica. Nunca escribió más allá de pocas decenas de cuartillas. Su intención era comunicar ideas políticas destinadas a la acción inmediata, más que explayarse en conceptos filosóficos que fundamentaran la lucha de independencia. “El lenguaje debe ser sencillo, directo”. “Que los artículos sean cortos, que sean agradables, que sean fuertes, que sean picantes”.
 
  •  Igual énfasis tenía en los títulos. El título debía ser atrayente. Debía hacer referencia al contenido del texto, y en cierta forma, resumirlo. Esto lo proponía por aquello de la poca capacidad de lectura de la población, y estaba consciente de que muchas veces sólo iba a ser leído el título de los artículos. “Titule, titule, porque los títulos llaman la atención del público, pero debe tenerse mucho cuidado de la sección corresponda al título”.
 
  •  Otra característica de Bolívar es lo que hoy llamaríamos “encuesta de opinión”. Bolívar llegaba a cada pueblo y se informaba sobre las necesidades de la región, sobre las quejas y requerimientos que los pobladores hacían a las fuerzas patriotas.
 
  •  Finalmente, Bolívar usó también la desinformación como estrategia político-militar. Orientó a Santander a realizar ediciones falsas de la Gaceta de Bogotá, con el fin de desorientar al enemigo con noticias falsas sobre la situación en España. Esa edición falsa iba acompañada de una edición verdadera que era la que se difundía más ampliamente.
Bolívar fue un revolucionario profesional, y su labor como comunicador estuvo concebida como parte de la estrategia revolucionaria para conquistar la independencia de España. Su objetivo era también difundir internacionalmente la causa patriota. Gracias al Correo del Orinoco y otros periódicos independentistas, la causa de la independencia hispanoamericana se dio a conocer en toda Venezuela, en todo el continente latinoamericano, en Europa y en los Estados Unidos, concitando apoyos, difundiendo nuestro programa emancipador y aclarando las dudas y tergiversaciones que al respecto existían.

Bolívar y su comunicación tejen el anhelo humano, se muestra pedagogo de la información porque en cada una de sus notas va la construcción del hombre abordándolo con el lenguaje para que se levante y se eduque contra la esclavitud de las sombras.
 
“Los soldados ganan batallas, y el Correo del Orinoco gana la guerra”.

jueves, 26 de junio de 2014

LA INDEPENDENCIA DE MOZAMBIQUE: UN ASUNTO DE MUJERES Y HOMBRES




Belén T. Orsini Pic
Coordinadora
Instituto de Investigaciones Estratégicas sobre África y su Diáspora
Venezuela.


Un 25 de junio de 1975, luego de siglos de resistencia y arduas luchas, Mozambique se declara independiente de la dominación imperial de Portugal quien fuera la potencia colonizadora de este y otros territorios que actualmente, son repúblicas independientes del continente africano. 

 La República de Mozambique se ubica al sureste de África, de cara al océano Índico. Tiene límites con Tanzania y Malawi por el norte, con Zambia al noreste, al oeste con Zimbabue, al suroeste con el Reino de Suazilandia y al suroeste con la emergente Sudáfrica.

Mozambique como colonia dependiente y con una escasa o débil economía, vivió la paralización de su aparato productor en sus primeros momentos como República. Era la reacción natural de la población portuguesa que sabiendo disminuido su poder y los privilegios que detentaban, decidieron abandonar el país que entraría en una franca etapa de soberanía bajo el modelo socialista liderado por el gobierno del FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique), con Samora Machel al frente.

Los primeros años de independencia se vieron signados por la guerra civil que obligó a la confrontación del FRELIMO con los partidarios del RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña) partido respaldado por Estados Unidos y Sudáfrica para hacer contraposición a los ideales progresistas de la Recién conformada República de Mozambique. Esta guerra que duró dieciséis años resultó –como en todo conflicto bélico- en miles muertos, comunidades enteras desplazadas, enfermos y mutilados, la unidad familiar y comunitaria fracturada, así como el deterioro de la infraestructura necesaria para establecer las bases para el desarrollo económico y social.

Se destaca en este escenario adverso el liderazgo de Samora Machel que logró durante su gobierno, la ejecución de diferentes medidas como la nacionalización de la tierra, producción de algodón y desarrollo de una industria textil, productos cárnicos, lácteos, producción de herramientas agrícolas y de utensilios para el trabajo manual, la planificación e inversión de la industria forestal; así como el interés y responsabilidad del Estado en la educación y la salud. Machel entendió la vocación agrícola de su natal Mozambique por lo que impulsó una plataforma económica que permitiera la transformación de las materias primas en valor agregado y con ello la generación de empleos.

En contexto, hablar del proceso de formación de la República de Mozambique y al hacer el justo reconocimiento a Samora Machel, es necesario también visibilizar el rol de Josina, su primera esposa.

Josina Abiatar Muthemba, conocida como Josina Machel formó parte desde el año 1062 de la Liga Femenina de Mozambique (LIFEMO). Desde esa década se discutían en sus reuniones políticas, asuntos como el papel de la mujer en el futuro del Mozambique independiente.

Es también Josina Machel quien durante la guerra de independencia se puso al frente de las labores logísticas como el traslado de armamento, alimentos y medicamentos, elaboración y distribución de propaganda para elevar la consciencia política de las comunidades, la captación, reclutamiento y la formación de mujeres para la lucha. El aporte femenino fue fundamental en todos los ámbitos de la acción cotidiana. Así, las mujeres se desempeñaron como enfermeras, maestras alfabetizadoras, instructoras en materia militar, organizadoras y protectoras de las cooperativas agrícolas que garantizaban la producción, protegiendo además los cultivos, de los ataques de los grupos armados de RENAMO.

El 07 de abril de 1971 (día en que se conmemora la partida física de Josina Machel, heroína de la independencia y primera esposa de Samora Machel) el FRELIMO creó la Organización de Mujeres Mozambicanas (OMM) que funcionó como brazo social del partido hasta el año 1990. A pesar de desaparecer, trayectoria y reconocimiento de esta organización ha permeado al país en cuanto a la organización y participación de la mujer en los asuntos políticos hasta el presente.

Mozambiqueños y mozambiqueñas avanzaron en la apropiación de una consciencia política que los llevó a entenderse como agentes de cambio -en palabras de Dussel- como sujetos históricos corresponsables de las trasformaciones necesarias para el bienestar de su población. En ese contexto, la emancipación de la mujer se vislumbró como el proceso y resultado de una serie de medidas políticas y económicas a partir de su incorporación al trabajo formal, el acceso a recursos económicos, el control de los mismos y la movilización política como banderas de los cambios.

Hoy, a treinta y nueve años de la independencia de Mozambique, su pueblo celebra en la Plaza de los Héroes de Maputo, donde reposan los restos inmortales de Samora Machel y Eduardo Mondlane, recordando el legado libertario de sus fundadores. Recordando también a Josina, mujer de la dignidad africana quien partió de manera temprana el día 07 de abril de 1971. Desde entonces, en esta fecha se conmemora el día nacional de la mujer mozambiqueña.

Vaya nuestro reconocimiento al hermano pueblo de Mozambique en este nuevo aniversario de su nacimiento como República y a su aguerrido pueblo.


martes, 24 de junio de 2014

Hablando de...Los masones en el Panteón Nacional de Venezuela.

Vista exterior
El Panteón Nacional es el edificio considerado como el más elevado altar de la Patria venezolana, donde se conservan los restos de personajes destacados de la historia de Venezuela. Está ubicado en la parroquia Altagracia de Caracas en el terreno donde se encontraba la Iglesia de la Santísima Trinidad, construida en 1744 por Juan Domingo del Sacramento Infante, inaugurada el 15 de julio de 1780 y destruida en 1812 por el terremoto que afectó a la Ciudad de Caracas.

Como testimonio de la entrega masónica a la vida nacional, los restos de 37 masones se encuentran hoy en el Panteón Nacional, el templo en el cual el país ha querido inmortalizar a sus más importantes servidores:

Lisandro Alvarado, Raimundo Andueza Palacio, Francisco Aranda, Juan Bautista Arismendi, Francisco de Paula Avendaño, Andrés Bello; hay un cenotafio en su honor, José Francisco Bermúdez, Andrés Eloy Blanco, Rufino Blanco Fombona, José Félix Blanco, Simón Bolívar; al cual se le construyó un Mausoleo en el lateral izquierdo, Luis Brión, Manuel Ezequiel Bruzual, Juan José Conde, Lino de Clemente, Manuel María Echeandía, Juan Crisóstomo Falcón, Antonio Leocadio Guzmán, Tomás Lander, Francisco Linares Alcántara, Mariño, Francisco de Miranda; tiene para él hay un cenotafio en su honor,asi como la esperanza de que algún día encuentren sus restos, José Gregorio y José Tadeo Monagas, Juan de Dios Monzón, Daniel Florencio O'Leary, José Antonio Páez, Juan Antonio Pérez Bonalde, Judas Tadeo Piñango, Luis Razetti, Simón Rodríguez, José Tomás Sanabria, José Laurencio Silva, Carlos Soublette, Antonio José de Sucre; tambien tiene para él hay un cenotafio en su honor , Diego Bautista Urbaneja y José María Vargas. 


Vista interior

Falta que se cumplan los decretos Presidenciales de 1875 y 1899 de repatriar y trasladar al Panteón Nacional a los Presidentes de Venezuela Manuel Felipe Tovar y Tovar y Antonio Guzmán Blanco, cuyos restos se encuentran en los cementerios de Epinay y Passy de París, respectivamente, y quienes fueron grandes servidores de Venezuela y distinguidos miembros de la Masonería.


 José Rafael Otazo M.
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Profesor Universitario.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.
Director de la Publicación Internacional, "Ni vestido ni desnud
o

lunes, 23 de junio de 2014

Talento Masónico...Hace 91 años nuestro poeta Q.·.H.·. Andrés Eloy Blanco es galardonado en España por su obra inmortal “Canto a España”


 
CANTO A ESPAÑA
Andrés Eloy Blanco
I

Yo me hundí hasta los hombros en el mar de Occidente,
yo me hundí hasta los hombros en el mar de Colón,
frente al Sol las pupilas, contra el viento la frente
y en la arena sin mancha sepultado el talón.
Trajo hasta mí la brisa su cascabel de plata,
me acribilló los nervios la descarga solar,
mis pulmones cobraron un aliento pirata
y corrió por mis venas toda el agua del mar.
Alcé los brazos húmedos a la celeste flama,
y cuando cayó en ellos el tropical fulgor
cada brazo creció, como una rama,
cada mano se abrió como una flor.

Súbitamente el agua gibóse en un profundo
desbordamiento de maternidad...
Me sentí grande, inmenso, sin cabida en el mundo,
infinito y molécula, multitud y unidad.
Volví los ojos hacia mí: yo mismo
me oí sonoro, como el caracol,
¡y el ave de mi grito voló sobre el abismo,
bebiendo espuma y respirando sol!

Sentí crecer raíces en los pies, y por ellos
una savia ascendente renovaba mi ser;
hubo un afán de brote del torso a los cabellos,
cual si toda la carne me fuera a florecer.

Sombrado allí, bajo la azul rotonda,
integre la metáfora ancestral:
árbol en cuyo tronco se parte en dos la onda
y en cuya copa se hace trizas el vendaval...
¡Noble encina española de los Conquistadores,
que en mitad del Océano perfumas el ciclón,
bajo el mar las raíces, junto al cielo las flores
y perdida a los cuatro vientos la ramazón!
¡Cuando yo florecía, con los brazos tendidos,
eras tú quien estaba floreciéndome así,
y fui sonoro porque tuve nidos
cuando tus ruiseñores anidaron en mí!

¡Árbol del Romancero, Tronco de la Conquista,
Raza donde Dios puso su parte más artista.
follaje donde vino la paloma a empollar!
Surja a tu sombra el canto que incendie la ribera,
mientras te cubre con su enredadera
la reverberación crepuscular...


II

No son para la Lira manos que odian la calma;
¡para cantarte me he pulsado el alma!

Con un temblor de novia que se inicia,
con un azoramiento de novicia,
el candor de las páginas, rebaño de gacelas,
aguarda ante mis ojos la llegada del Cántico,
virgen como la espuma del Atlántico
antes del paso de las carabelas...


III

¡La Partida! Cacique, alza la frente
y cuéntame de nuevo lo que has visto;
tres naves que llegaron del Oriente,
como los Reyes Magos al pesebre de Cristo.

Desprendida del texto, sobre la mar caía
de Balaam la vieja profecía.
Con un fulgor total de luna llena,
marcando el derrotero,
parecía colgada de una antena
la mirada de Dios en el lucero.
¡Estrella que defines sobre la frágil onda
la ruta del bajel,
en ti sintetizaron su mirada más honda
los ojos de Isabel.

Tú recuerdas al nauta en su camino
que es Dios quien fija el rumbo y da el destino
y el marino es apenas la expresión de un anhelo,
pues para andar sobre el azul marino
hay que mirar hacia el azul del cielo!
Melchor, Gaspar y Baltasar de España,
siempre en el aire inédito al bauprés,
¡y tú, Mar de los Indios, a su paso te abrías
como el Jordán herido por el manto de Elías
y el mar de los milagros al grito de Moisés!

Traen los Reyes el oro de las joyas reales,
la mirra de la luz
y el incienso que luego subirá en espirales

del alma de los indios al árbol de la Cruz.

¡Qué sorpresa oceánica, que abismal armonía
la de aquellas auroras sin tormenta ni bruma,
mientras en los costados de la «Santa María»
derribaban las olas sus jinetes de espuma!

¡Qué prodigio de azul!
Las carabelas
tienen azul arriba y abajo y adelante.
Sólo un blanco: las velas:
Y un verdor de esperanza: el Almirante.

¡Quiero volver a España! -clamó la algarabía-,
porque no presentía en esa hora
que estando atrás España, su barca dirigía
hacia España la proa.
Y cuando al fin la Anunciación de Triana
fue de grímpola en prímpola, de mesana en mesana,
y en pleno mar la Isla irguió su flor,
para los Reyes Magos que buscaban su nido,
aquel mundo, del mar recién nacido,
fue como el de Belén, el Salvador.


IV

Y el Cacique de carne, desde el vecino cerro,
vio salir de las aguas unos hombres de hierro...

Mis caciques son ágiles, escalan las montañas
y sus pies son pezuñas y sus uñas guadañas.

La sierpe del Origen
cubrió los rudimentos de la casta aborigen;
de ella sacó el abuelo su astucia recogida
y en las Evas indianas multiplicó su vida.

Fue su cuna un nidal; la hoja de parra
no llega hasta el secreto de su sapiencia suma;
ave fue, porque sólo del huevo, luz y bruma
que las carnes desgarra,
se engendra al mismo tiempo el pie de garra
y el arco iris de la sien de pluma.

Marcan la eternidad de sus dolores
en piedra de Epopeya diez Cuzcos, diez Tlaxcalas;
abajo las cenizas de los Emperadores,
y arriba, el cuerno errante, que es el dolor con alas.

No piden a su Dios la buena suerte,
ni vana holganza, ni alegría estrecha;
dejan a lo divino lo que sigue a la muerte,
y el resto lo confían al tino de su flecha.

Y es su Pascua, La Pascua Matutina,
más clara que la Pascua jovial de Palestina,
porque si en los católicos rebaños
el Pastor galileo nace todos los años,
cada aurora del Indio florece epifanías
porque el Sol, Dios supremo, nace todos los días...


Esa era América. ¡Nadie te dio nada!
De ti lo esperó todo, tú fuiste el Dios y el Hada;
su palma estaba sola bajo el celeste azul,
su luz no era reflejo, sino lumbre de estrella;
presintiendo tus cruces, ya había visto Ella
cien calvarios sangrando bajo la Cruz del Sur.


Y hubo sangre en mis montes y no en mis llanos,
y tú fuiste hacia el Mundo con un mundo en las manos.
América, desnuda, dormía frente al mar,
y la tomaste en brazos y la enseñaste a hablar.
Y toda la excelencia
de tu sagrada estirpe -valor, trabajo, ciencia-
floreció por los siglos en el hombre injertado;
indio, cerebro virgen, español, alma en vuelo...
así en el campo nuevo, cuando pasa el arado,
la primera cosecha no deja ver el cielo...


V

Para cantar a España, traigan a nuestro coro
unos, su voz de bronce, y otros su voz de oro.

Poeta, labrador, soldado, todos,
en diversos altares y por distintos modos.
¡Poetas, por el numen vital del optimismo!
¡Canten sus églogas los labradores,

entone el jardinero su madrigal de flores
y agite el navegante su poema de abismo!

Y canten por la España de siempre, por la vieja
y por la nueva: por la de Pelayo
y por la que suspira tras la reja,
por la de Uclés y la del dos de Mayo;
por la del mar y por la de Pavía
y por la del torero... ¡España mía!,
pues siendo personal eres más grande;
¡por la de Goya y por la de Berceo
por el Pirineo,
que ansiando más azul subió hasta el Ande!
Por toda España, torreón de piedra
con un Cristo tallado, bajo talar de yedra.

Por la que da una mano del Quijote en Lepanto
y en Calderón descifra, como Daniel, la Vida,
y por la que saluda y tira el manto
cuando la cigarrera va a la corrida...
Por Gerona sin Francia, por Numancia sin Roma,
por Galicia emigrante, por Valencia huertana;
por la que se sonroja cuando asoma
el estilete de Villamediana;
por un Alfonso diez, que hace las leyes;
por un Alfonso trece, que es la ley de los Reyes,
por la que, mientras ruge Gonzalo en Ceriñola,
toma una espina al huerto de Loyola,
toma una flor al huerto de Teresa;
por Aragón, donde la Pilarica
dijo que no quería ser francesa...
por León y Asturias, Aventino de España;
por Guipúzcoa, dormida en la montaña;
por los tres lotos de las Baleares.
y por Andalucía que va a Sierra Morena
y Andalucía de la Macarena
y Andalucía de los olivares.

Por Canarias del Teide, que es un fanal y un grito
-canario de Canarias-. ¡Oh, dulce Don Benito!...
por Cataluña, cuerno de abundancia;
por Navarra, que dijo: -¡Mala la hubiste, Francia!
Por las lanzas de Diego velando una Menina;
por la tierra que ríos de maravilla riegan
y por Castilla, a cuyos pies doblegan
Saúl la espada y Débora la encina.
Castilla, hembra de acero de forja toledana,
cuyo canto en la vía requebró Santillana,
Castilla, que en las armas de Santander gobierna
su nave con las velas hinchadas de galerna;
Castilla del Imperio y de Padilla,
Castilla, que en sus Reinos es la Madre Castilla
para los goces y los desamparos,
desde Isabel, que forma la Escuadrilla,
hasta Victoria de los ojos claros...

Y canten por la España ultramarina,
la que dirá a los siglos con su voz colombina
que el Imperio Español, no tiene fin,
¡porque aquí, Madre mía, son barro de tu barro,
lobeznos de Bolívar, cachorros de Pizarro,
nietos de Moctezuma, hijos de San Martín!

... Y una vez que refleje la exaltación suprema,
por el prodigio vasco sintetice el Poema;
¡por el prodigio vasco! Tierra de Rentería,
donde el primer Bolívar, mirando al mar un día
pudo decir: -¡También Vizcaya es ancha!
¡Por ti, cántabra piedra, que me diste la gloria
de Aquel que va gritando por Historia,
caballero al galope de un rocín de la Mancha!


VI

¡Madre! Europa está toda florecida de espinos...
Ven... Aquí verás musgo en los senderos,
porque para tus lanzas no tenemos molinos
y para tus escudos no tenemos cabreros.
-¡Madre mía!- te digo, y se diría
que mi voz va creciendo si dice «¡Madre mía»!...
Ven, que por ti somos mercado y jubileo,
ven con la cruz y con el caduceo,
con tu enseña de sangre, donde flota una espiga;
¡sé tú, Ximena y Carmen, laurel entre claveles;
sé la España que tiene los ojos de Cibeles
y la España que lleva la navaja en la liga!...
De ese huerto en que fundes barros americanos,
América florida se te dará en olor;
así Dios, aquel día, tomó el barro en sus manos,
y el barro tuvo lágrimas y floreció de amor...

¡Hazte a la mar, España! Eres su dueño,
porque tus carabelas le arrancaron al Sueño,
y desde que, angustiado de trinos españoles,
el turpial de «Goyescas» se abatió en las arenas,
hay más gemidos en los caracoles
y son más armoniosas las sirenas.
¡Hazte a la mar, Quijote! Nave de la Esperanza,
una adarga la vela y el bauprés una lanza;
cierra contra el rebaño que en las olas bloquea,
cobra al futuro el secular reposo,
que hay en estas riberas del Toboso
lecho de palmas para Dulcinea.

¡Todo el mar de Occidente rebota de murmullos!;
¡el Árbol de la lengua se arrebuje en capullos!;
haya en España mimos y en América arrullos;
¡el mismo vuelo tiendan al porvenir las dos,
y el Mundo, estupefacto, verá las maravillas
de una Raza que tiene por pedestal tres quillas
y crece como un árbol, hacia el Cielo, hacia Dios!...

Pierre Cubique.·.