sábado, 24 de febrero de 2018

Hablando de...Terrorismo, guerra y diplomacia.



La pesadilla nuclear dejó de ser tal y se convierte en una realidad. Es uno de los aspectos centrales del terrorismo que avanza con paso firme y hace aparecer como inútiles e ineficaces las gestiones diplomáticas, además de las medidas persuasivas que acompañan las decisiones de los organismos internacionales, como el Consejo de Seguridad de la ONU; representadas por las acciones declaratorias de bloqueo internacional y de acciones militares, que solamente han servido para exacerbar y acelerar respuesta bélicas, generándose un panorama tal, una situación tan evidente, que algunos líderes mundiales, rescatando la legitimidad de la institución que representa, ya han proclamado que estamos ante las puertas de una tercera guerra mundial.

La paranoia se contagia. Es transmisible, no solamente por la vía hereditaria genéticamente hablando como una posibilidad entre otras, sino también por la vía de la inoculación mediática. La socialización de una industria del entretenimiento soportada en juegos de guerra y portadora de violencia, además de otros factores, forma parte del expediente que acumulan los gobiernos y representantes de las empresas y de la sociedad civil, que dieron al traste con el acuerdo por la Paz que se firmó al término de la Segunda conflagración.

Quienes se repartieron el mundo, se cuidaron de la posible reedición del Tribunal de Nuremberg, y al crear la Corte Penal Internacional, según el Estatuto de Roma, creado cincuenta años después, optaron por dejar sin definición el delito de agresión. Se constata así: primero, que no todos los caminos conducían a la ciudad italiana; segundo, que fue un saludo a la bandera, es decir al estandarte que simboliza la presencia de cada país en la sede ONU; en contraste con la cantidad de cadáveres y ciudades destruidas localizados en el cementerio global, quesimbolizahasta ahora el triunfo de la guerra sobre la paz.

La diplomacia mundial, de vez en cuando, se despliega en encuentros y resoluciones, junto con declaraciones de sus representantes que cada vez lucen más banales, ante la opinión pública internacional.

Desconcertantes, ambiguas y, sin sentido, pero explicable a la luz de las relaciones y el juego de poder, alrededor de la hegemonía.

Según algunos analistas, la posición de Estados Unidos frente a Corea del Norte nunca había llegado a los extremos de hoy. Preocupante, que luego de finalizada una guerra entre ambos países, sesenta años de por medio, la negativa a firmar un acuerdo para el cese de hostilidades e iniciar un proceso de negociaciones, no se haya producido. Bajo la administración de Bush, se concibió la política exterior que definió el denominado “Eje del Mal”.

La lista incluyó a Pyongyang y otros países. En la práctica, significaba una suerte de “reserva de dominio” o aval para agredir e invadir, en nombre de la defensa contra el terrorismo, a cualquiera de estos países.

Cuando no, en nombre de la libertad o de la democracia, bajo la doctrina de “destino manifiesto”, en su condición de “gendarme del mundo”. Promovió, igualmente, las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sin descontar, el apoyo y la instalación del sistema antimisiles en Corea del Sur. Ante la mirada expectante de China, el discurso de Kim Jong-un, digno heredero de su padre, también exalta la amenaza que significa EEUU para la supervivencia de su país.

Lo que viene ocurriendo en el Oriente Medio causa asombro. “Acontecimientos en pleno desarrollo”. La manera cómo se mueven las piezas en el escenario internacional impresiona.




José Rafael Otazo M; PhD.
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Profesor Universitario.
Miembro de Número de la Academia de la Lengua del Estado Carabobo.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Miembro de la Red Profesional del Instituto Panamericano de Geografía e Historia - O.E.A.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.

domingo, 11 de febrero de 2018

Hablando de...Diplomacia corporativa, estrategia empresarial en el espacio social.



En las relaciones internacionales entre Estados, la diplomacia es una actividad política esencial de poder, puesto que es una habilidad que le permite a las naciones la consecución de sus objetivos en política exterior sin recurrir a propaganda, acciones coercitivas de fuerza militar o leyes. 

Geoff Berridge, define la diplomacia como “la comunicación entre oficiales designados a promover la política exterior ya sea a través de un acuerdo formal o de manera tacita, la cual incluye actividades discretas como la consecución de información, clarificación de intenciones e identificar buenas intenciones”. 

Como muchos de los conceptos asociados al objetivo de ganar legitimidad social como lo son la responsabilidad social empresarial y a la ciudadanía corporativa, el significado de diplomacia corporativa también puede prestarse para múltiples interpretaciones. Ulrich Steger en su libro “Corporate Diplomacy” propone la diplomacia corporativa como la estrategia para el ambiente de los negocios volátil y fragmentado, puesto que esta se presenta como la posibilidad de ampliar la visión corporativa hacia un liderazgo sosteniblemente responsable, el cual es mas sensible a entender las alertas de las agendas públicas, y capaz de interactuar transparentemente hacia la búsqueda de objetivos comunes. 

Pero, ¿que es la diplomacia corporativa y como se aplica? En el artículo publicado por Enric Ordeix-Rigo y Joao Duarte en la revista American Behavioral Scientits se sugiere que la diplomacia corporativa es un proceso complejo de compromiso social (especialmente con las instituciones públicas) mediante el cual “las empresas multinacionales tienen la intención de ser reconocidas como representantes de un concepto, una causa o un país y los valores asociados a este”. Esto supondría para cumplir su objetivo, según su artículo de una adaptación de los valores corporativos a los valores de la sociedad para lograr una relación simbiótica con los stakeholders, y de esta manera la empresa ganaría mayor legitimidad y "licencia" social para operar, lo cual significa en último término, ganar influencia y poder en un sistema social determinado. Es por tal razón que la diplomacia corporativa, no solo es una estrategia empresarial de relaciones públicas para avanzar las agendas políticas y sociales, sino que es una competencia gerencial en los líderes empresariales de hoy. Los ejecutivos senior de las empresas tienen cada vez un papel potencialmente mas influyente en la percepción pública de los intereses corporativos, y en la construcción de regulaciones públicas y políticas gubernamentales que reflejen los intereses que representan. Por esta razón, la competencia gerencial internacional de diplomacia comercial juega un rol importante en las negociaciones y en la creación de alianzas con gobiernos, ONGs, asociaciones gremiales, medios de comunicación, activistas de organizaciones de la sociedad civil, porque de estas negociaciones dependerá que las empresas sean percibidas social y medio ambientalmente responsables manteniendo fidelidad a su misión e intereses corporativos. 

Michael D. Watkins, en su blog del Harvard Business Review, analiza casos de exitosos diplomáticos corporativos, y evidencia que para conseguir ganancias sociales y políticas es necesario construir alianzas de apoyo para ganar cimientos sociales masivos. Watkins da sugerencias específicas en su blog. Según sus observaciones, los diplomáticos corporativos deben estar concentrados en deducir de manera nítida las dinámicas políticas, lo cual supone entender a profundidad las agendas, e identificar los posibles puntos de alineación. Hace una distinción entre alianzas y relaciones, especificando que la diplomacia corporativa se basa en alianzas, ya que las relaciones son interacciones sociales que no tienen una finalidad común como si las tienen las alianzas y las coaliciones, las cuales surgen de un acuerdo explicito implícito de unir esfuerzos para alcanzar un objetivo compartido. 

En un sondeo reciente hecho por Cari Guittard del Centro de Diplomacia Pública de la Universidad de Carolina del Sur a lideres empresariales, fue identificado que las tendencias de las agendas internacionales de diplomacia corporativa para el 2014 y el 2017 están centradas en cuatro puntos y en el siguiente orden: agua, mujeres, emprendedores, y mercados emergentes y desarrollo económico.



José Rafael Otazo M; PhD.
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Profesor Universitario.
Miembro de Número de la Academia de la Lengua del Estado Carabobo.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Miembro de la Red Profesional del Instituto Panamericano de Geografía e Historia - O.E.A.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.