lunes, 18 de febrero de 2013

Una nota Biográfica y Masónica: Don Pedro Rodríguez, “Ilustre Conde de Campomanes”, un típico representante del tiempo del Despotismo Ilustrado Español; Por Q.·.H.·. Prof. Arquimedes Rivero.





Pedro Rodríguez Campomanes, por muchos años Fiscal y Goberna­dor del Consejo de Castilla, fue también Presidente de la Real Academia de la Historia, fundador de las sociedades económicas de amigos del país, miembro de la Junta de Comercio, Presidente del Consejo de la Mesta, autor de importantes trabajos históricos, jurídicos, educativos y económicos; noble por gracia de Carlos III que reconoció sus insignes servicios a la monarquía ilustrada y Presidente de las Cortes convocadas por Carlos IV para la juramentación del Príncipe de Asturias, futuro Fernando VII.

            No se conoce mucho sobre su proceso de formación, sólo se sabe que nació en Santa Eulalia de Sorribas, del Concejo de Tineo, hacia 1723.

            Apartando la fantasía de algunos biógrafos sobre su precocidad, se asegura que hizo sus primeros estudios bajo la dirección de un tío canó­nico y luego continuó en el convento dominicano de Scala Caeli. Fue estudiante universitario manteísta, se graduó como profesional “golilla”y ello explica su antipatía hacia los Colegiales Mayores. No es casualidad que destacados representantes de los golillas y la abogacía como ­Campomanes, Floridablanca, Macanaz y Roda (que simbolizaban un sector socio-profesional ascendente) despertaran esa suspicacia y oposición de las antiguas elites de poder, usualmente identificadas con el absolutismo.
            Los conocimientos jurídicos de Campomanes eran sólidos, no obs­tante no se conoce en cuál universidad siguió esos estudios.

            Hizo su pasantía en prestigiosos bufetes de abogados de Madrid, y ya hacia 1746, se estableció como abogado en la Corte ganando mucho dinero desde esa época.

            Se casó muy joven y además sorprendió gratamente a los eruditos con su trabajo titulado Disertaciones Históricas del Orden y Caballería de los Templarios, publicada en 1747.

            Esa obra, que le abrió las puertas de la Academia de la Historia, enunciaba su concepto de la Historia como algo subordinado a otros in­tereses como el regalismo.

            El joven Campomanes fue un ilustrado a plenitud antes del ascenso de    Carlos III al trono español. Ya en tiempos del ministerio de Ense­nada, Carvajal y Ravago participó en "expediciones" oficiales y oficiosas a los archivos del país en busca de documentos que justificasen el rega­lismo español; y hacia 1753, tiempo del Concordato, escribe y presenta su tratado sobre la Regalía de la Iglesia en España. Su vida Masónica se inicia temprano y permanece en el Misterio, hacia la década de 1760. Fue el autor del Dictamen Fiscal de Expulsión de los Jesuítas de España (1766-1767). Al término de una Investigación ordenada por Campomanes en el mayor de los Secretos, encontró suficientes pruebas que gestaban una conspiración contra el Rey Carlos III y forzar su abdicación. Era un Movimiento de la Reacción Noble, preocupada por las tendencias de las políticas “Regalistas de Carlos II)”.

Frase suya es; “No basta con extinguir los Jesuitas, es imprescindible extinguir el Jesuitismo”…

Al Presidir el Consejo de Castilla den 1779, hizo cosas que se consideraban Imposibles, Campomanes se fijó dos Objetivos Principales: aumentar la Producción y el Comercio, y poner en cultivo Tierras mediante la distribución de lotes a los campesinos más desfavorecidos. A continuación, su historia. Don Pedro Rodríguez, fue por cierto fundador del Archivo General de Indias en Sevilla.

Se sabe que En 1780, el conde de Aranda fundó el Grande Oriente Nacional de España (primer antecedente del actual Grande Oriente Español) del que fue su primer Gran Maestro. Y que Campomanes entre otros importantes consejeros de Estado, se unió a ese Oriente. Pero ya hacía muchos años antes era masón, muy pocos documentos de la época han llegado a manos de los historiadores por las persecuciones a que dio lugar la inquisición.

El 3 de febrero de 1802, madrugada, a las 4:15 de la mañana, falleció en Madrid, en su casa palacio de la plaza de la villa, el primer conde de Campomanes, siendo enterrado en la iglesia parroquial de San Salvador "sin pompa, ni aparato ninguno”, cuando en 1141 fue demolida esta iglesia, sus restos fueron trasladados al cementerio San Isidro, donde ya sean olvidados.

1.1.1.  La carrera política a partir de 1755:

            A lo largo de actuación política trató siempre en última instancia de rescatar y defender las regalías de la Corona. Sus preocupaciones sociales, sus escritos de economía y todo lo demás estuvo subordinado a la causa final política.

            Su moderación social y económica v la "obsesión regalista" como andamiaje del Despotismo Ilustrado subyacen en políticas como la li­bertad de comercio de granos y el alegato sobre "desamortización" de 1765.

            El antijesuitismo, cuestión relacionada con su dictamen como fiscal después del "motín de Esquilache", dio paso a la expulsión de la "Com­pañía" y a la instauración, bajo el llamado despotismo ministerial, de reformas como la de universidades y colegios, no limitadas solamente a cambiar los planes de estudio, libros de texto, etc. Cuestión fundamental   fue la autonomía universitaria y la imposición a los profesores de jurar defender las regalías de la Corona.

            El protagonismo de Campomanes ya no tuvo barreras. Sus ataques a los abusos de la Mesta  y a los monopolios así como su patrocinio de los planes de colonización de Sierra Morena las sociedades económicas de Amigos del País y otros progresistas proyectos sirven de telón de fondo a su anhelado ascenso a Gobernador del Consejo de Castilla en 1783 y a la Presidencia de las Cortes convocadas en 1789.

1.1.2.  Escritos fundamentales del ilustre Conde de Campomanes:

            Pedro Rodríguez Campomanes, fue un incansable escritor que usó su pluma como la mas temible arma de combate político en favor de las reformas y en contra de los enemigos de la Corona, fueran estos los ran­cios nobles del partido aragonés, los jesuitas, la curia romana o el propio Papa.

            Su estrecha relación con el alto gobierno y la asesoría al monarca expresada en muchos de sus escritos le llevó a convertirse en el mejor exponente de lo que Córdoba Bello denomina el ala despótica (al esti­lo de los philosophes enciclopedistas franceses) de un régimen que gobernaba por el pueblo pero sin la participación de éste. Tal "ala des­pótica" se diferenciaba del grupo reformista liberal-constitucional representado por intelectuales como Feijoo.

            Entre su vasta obra se encuentran “el discurso Sobre al Fomento de la Industria Popular (1774)” y por supuesto, la obra que se citará “BOSQUEJO DE POLÍTICA ESPAÑOLA DELINEADO SOBRE EL ESTADO PRESENTE DE SUS INTERESES” escrita hacia 1750. Éste puede calificarse como el primer aporte de Campomanes como “proyectista”.

1.2.              ORGANIZACIÓN DEL CONTENIDO DEL BOSQUEJO DE POLÍTICA ESPAÑOLA DE CAMPOMANES

            El contenido, a pesar del título que lo encabeza, va más allá de los asuntos estrictamente económicos. En e1 se abordan también asuntos políticos, sociales y el problema de las mentalidades.
           
            El texto, entre realista y utópico, participa de una temática muy en boga para la época: el arbitrismo y el proyectismo.

            Su autor; al igual que muchos otros del siglo XVIII deja ver su admiración por la España anterior a los reyes católicos y su desagrado por la época de los Austrias.

            El "Bosquejo", cuya versión impresa ahora analizaremos, presenta una Introducción de su autor, pasando luego a examinar diversos asuntos tales como: Disciplina, Costumbres, Conservación del pueblo, Celo de la patria, Premios, Distribución de bienes, Agricultura, Crianzas, Pesca, Fábricas, Comercio, Aplicación útil, Población, Obras públicas, Surtimiento y una Conclusión.

            De acuerdo con el criterio de Cejudo, en el Bosquejo está presente una “obsesión populacionista”. Esta aparece en todos los capítulos tal como era característico en los textos de los arbitristas y proyectistas. La tesis de llenar los espacios vacíos del país es la médula del planteamiento.

            Otro asunto tratado ampliamente es el correspondiente a la agricul­tura, ganadería y pesca. Destacando que Campomanes consideraba a la agricultura como "la reina de todos los políticos destinos, nervio de las monarquías y fuente de bienestar de los vasallos".

            Al comentar lo relacionado con la industria lo hace como un alegato mercantilista, tardío y elemental. Así mismo cuando la obra de Campomanes aborda el problema del comercio explaya sus convicciones colbertistas. Finalmente se indica, que aunque económico y reformista el Bosquejo no iba más allá de lo tradicional en cuanto al modelo social con algo de reformista en lo atinente al clero y las clases marginadas e improductivas. En ese sentido su objetivo era “convertir los parásitos gitanos, delincuentes y expósitos en población productiva”(p. 24-25).

            Su pertinente observación sobre al relación entre gobierno, territorio y riquezas; así como el genio, el carácter, las virtudes del español nos anuncian ya desde la propia introducción del Bosquejo -(pp.35-38)- que su autor sabía muy bien a donde se dirigía.

Al respecto escribió:

            "Un sabio y sano gobierno puede hacer feliz en corto tiempo todo un reino, y siendo largo le puede hacer rico, pero siendo duradero y puesto sobre cimientos fijos casi le hará inexpugnable.

            No la multitud de los ejércitos, no la larga extensión de una monar­quía es su más firme consistencia: el gobierno si que es el brazo fuerte que la hace respetable, siendo bueno. Ejemplo es España que nunca estuvo más débil cuando más llena de provincias". (p. 35).

1.2.1.  La disciplina:

            Cuando el proyectista juzga el asunto de la disciplina, cree que la que la religión es fundamental como soporte de ella. Opina que “La perfecta instrucción del pueblo en ella (en la religión), mirándolo por el lado puramente político es el interés esencial de un monarca”. (p.39).

            Acá, y en otras partes del texto, podemos ver una constante del pensamiento del autor que se identifica con la potestad del soberano y supedita a él todo lo demás, configurándose así el postulado esencial de lo que se llamó regalismo.

1.2.2.  La conservación del pueblo:

            El proyectista planteaba que debían atenderse las diferencias  de los pobres miserables de muchos pueblos, los forasteros (del propio reino o del extranjero) que quisieran avecindarse, ofreciéndoles incluso carta de naturaleza, y finalmente, toda la población ociosa de la propia provincia que quiera incorporarse a las nuevas fábricas y otras empresas. (pp. 54-58).

            Cree Campomanes que "El pueblo, ocupado en ejercicios útiles a la república, la hace florecer, puede ayudar a su rey en caso de urgencia, no se ve precisado a desamparar las habitaciones por la pobreza, huye de la ociosidad por adelantar su hacienda, (y por eso) hay menos pleitos cuanto menos necesidad; (por ello, considera que) para ser rico el monarca es necesario que lo sean los vasallos". (subrayado eso último por el autor) -(p. 58).

1.2.3.  Celo de la patria:

     Al respecto agrega el autor: “ese falso amor propio de mi nación es un orgullo nacido de su flojedad y corta aplicación, si hemos de hablar de veras. La causa de esta falta de celo verdadero nace de la falta de comercio y unidad de intereses en el común del pueblo". (p. 61).

            Los ingleses, a pesar de sus divisiones políticas y religiosas; los holandeses, a pesar de ser un conjunto de republiquetas pero donde todos (comerciantes, marinos, cosecheros) ganan mucho dinero y el estado obtiene crecidas rentas: asimismo, en el caso del reino de Francia ya unida comercialmente y en paz interna después de graves conflictos; en todas esas naciones de eso se benefician como no lo hace España desunida y atrasada. (PP. 61-62).

1.2.4.  El comercio:

            Define Campomanes al comercio como el más útil efecto de la so­ciedad, pues permite el trueque o intercambio de cosas expresando su valor en dinero o valor arbitrario que la gente culta ha establecido Los diferentes tipos de comercio son: el sencillo o de trueque, el rea­lizado en las ferias y mercados, y el de carácter nacional (entre las pro­vincias). Este  último tiene en España gran número de obstáculos que lo limitan bastante:

            Altos costos del acarreo a lomo de bestias, elevados derechos de montazgos y portazgos, variadas aduanas y otros tributos, estado deplorable de los ríos que canalizados pudiesen ser aprovechados para la navegación.

            Comparando a España con naciones como Holanda y Francia, se duele de todo lo que éstas han hecho. Propone canalizar los ríos españo­les, construir caminos a los lados para así ayudar a remontarlos con ayuda de bestias, etc.

            Se esperaba que los fletes serían moderados y de esa manera el rey vería aumentados sus ingresos en las aduanas del país.

            Después de pasar revista a todos los detalles sobre las obras de in­fraestructura necesarias para el aumento del comercio interno, pasa Cam­pomanes al análisis del problema del comercio externo.

            Sobre esta materia dice que para que éste sea ventajoso debíase “no introducir nada de lo que en la nación se pueda excusar y no ex­traer nada que le sea necesario y hasta que lo haya acabado de benefi­ciar. Esta es la suma del comercio exterior". (p.119). Tales ideas, re­flejan el más abierto mercantilismo colbertista. Obviamente el autor arrastraba la vieja tradición que todavía entusiasmaba a los estadistas europeos.

            Continuando con el análisis, dice Campomanes, que una de las cau­sas del menor precio de algunas mercancías extranjeras es su gran demanda que les permite abaratar los costos. Este factor y otros corno el comprar directamente muchas materias primas permiten al fabricante y comerciante extranjero competir en forma eficaz, mientras que los españoles deben pagar precios muy altos pues la mayor parte de los bienes pasa por muchos intermediarios.

            Deben enviarse  “factores" españoles a los puertos del extranjero, tal como las naciones extranjeras hacen en España donde se  comportan como verdaderos espías económicos que todo lo averiguan para sus negocios con ventaja. Una de las prácticas que también debiera evitarse es la de recibir adelantos de los comerciantes extranjeros a los cosecheros españoles que comprometen así su futuro, gastando por ade­lantado los bienes entregados a precios elevados y teniendo después que entregar sus cosechas a bajos precios. Esto, sostiene Campomanes, nos hace representar en Europa el mismo papel de los indios americanos”.

            Debe entonces aprenderse la lección de los vecinos, maestros en el arte de comerciar, dejar la pereza, la falta de aplicación y el desmedido orgullo y dedicarnos más bien a organizar grandes compañías comercia­les para desarrollar actividades al por mayor.

            Los nobles deben abandonar sus prejuicios hacia el comercio, toda la nación debe comerciar para así avanzar en el camino de la civilización y para ello deben fundarse escuelas para formar los expertos en esa área donde se necesita junto a la formación mercantil, el conocimiento de idiomas extranjeros, náutica y otros saberes. (pp. 108-143).

1.2.5.  La población:
           
            De acuerdo con el criterio de Campomanes, "el número de eclesiás­ticos es excesivo, ruinoso para el mismo Estado. Los que se ordenan sin renta y sin ciencia son inútiles a la Iglesia y dañosos al Estado, son los que se ordenan sólo para comerse crecidas rentas. El remedio sería señalar estudios necesarios para el sacerdocio. . ."  (p. 153).

            Formando mejores sacerdotes, se podría prescindir de más de las tres cuartas partes de los que estaban ordenados, conservando sólo los de mejor calidad (un sexto del total, unos 41.000); así se ofrecería una Superior enseñanza al pueblo y los que se retiraran del sacerdocio se aplicarían a los oficios útiles, contraerían matrimonio v aumentarían de esa forma la población nacional.

            Después de examinar las cifras correspondientes al número de clérigos y de conventos, gastos de mantenimiento de tal masa de religiosos (250.000 religiosos que consumen más de 37 millones de pesos), el monto de los variados diezmos y cargas que pagan los campesinos: así como el papel jugado por la cantidad de ociosos: eclesiásticos, plumistas, ministros de rentas que viven del pobre trabajador; llega el autor a la conclusión que más de la mitad de la gente del reino permanece ociosa recostada de los miserables trabajadores, no permitiendo tal miseria el aumento de la población.
  
1.2.6.  Originalidad del bosquejo de política económica:
          
  Considerando, que no fue sino hasta 1776 cuando aparece la obra de Adam Smith "investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones” y surge la ciencia económica y tomando en cuenta que en España no se había desarrollado una ordenación similar del conocimiento teórico pero sí la publicación de gran cantidad de textos, casi todos heredados de la concepción mercantilista; puede afirmarse, que sólo la tradición de los "arbitristas y arreglamundos" representaba genuinamente el quehacer de los escritores economistas españoles, para la época en que Campomanes prepara su Bosquejo.

    Así mismo, tiene que recordarse que hacia 1750 sólo existía en Es­paña el embrión de las futuras y generalizadas sociedades económicas de amigos del país (desde 1748, veníase formando solo la vascongada, véase el programa de Peñaflorida) y que será en ellas después de 1774 cuando se organice seriamente el estudio de la ciencia económica. En la de Zaragoza (fundada en 1776) Normante  enseñara un curso de economía durante muchos años a pesar de su enfrentamiento con el Padre Cádiz que lo denuncia al tribunal de la Inquisición.

            Sabemos que cuando Campomanes publicó su célebre discurso sobre la “Educación Popular" hizo reimprimir (1775) junto con propio texto un apéndice formado por las reflexiones del arbitrista Alvarez de Oso­rio que escribió en 1686 seis memoriales al rey. En ellos, Alvarez hacía observaciones sobre las cargas fiscales excesivas, los fraudes de los agen­tes recaudadores, la ociosidad forzada de los habitantes del reino y otras materias parecidas.

                        Tenemos entonces que admitir que buena parte de los más importantes trabajos de los economistas españoles tales como José Campillo y Cosío, Uztariz, Normante, Sempere Guarinos, Capmany, Jovellanos y Cosío, no iban mucho más lejos que esos celebrados arbitristas muy buenos para enumerar los males nacionales y sus supuestas causas y remedios, pero todos también sin el sentido holístico que les permitiese comprender en profundidad las limitaciones de sus análisis.

            En tal sentido podríamos decir, que el texto que resumimos y analizamos responde a esa tradición arbitrista y proyectista, que asume como propia y aceptable. Tales ideas formarán el núcleo de las políticas de Carlos III, quien como monarca y junto con sus ministros, Campoma­nes entre ellos, trató de llevar a la práctica algunos de esos sueños de grandeza nacional.



BIBLIOGRAFÍA


NAPOLÉON FRANCESCHI . (1989). Pedro Rodríguez, “Conde de Campomanes”, ilustrado español del tiempo de la Revolución Francesa,  TIEMPO Y ESPACIO (Revista historiográfica No. 11) (pp. 69-90). Caracas: C. E. H Mario Briceño Iragorry.

JACOBO CASIJ PALENCIA en el Prólogo de La Masonería en la Independencia de América. Del Q\H\ Américo Carnicelli (Libro de 1901 e:.v:.), cita exacta:

CARNICELLI, Américo, 1901 La masonería en la Independencia de América. (1810 1830)Secretos de la Historia. Bogotá, 1970, 2 vols.

Joseph Pérez. (1931). Historia de España. España: Crítica  (reimpresión en 1999).

José María Vallejo García- Hevia (1996). Campomanes, la Biografía de un Jurista e Historiador (1723-1802). España: Universidad de Zaragoza. 


 
Q:. H:. Arquímedes Rivero .M:. M:.
R:.L:. Sol de América Nº 37.
Caracas-Venezuela


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