Por; Gustavo Pardo
El programa “El Espejo”, que trasmite en su horario nocturno el Canal “América TEVEO”, dedicó su espacio a tratar un tema que resulta una cuestión muy actual y sumamente controvertido para los miembros de dicha fraternidad: la relación de las altas autoridades de la Masonería cubana con el gobierno Castrista.
Para introducir el programa fueron presentadas unas imágenes sobre el desfile efectuado el pasado 7 de diciembre con el propósito de rendir homenaje al General Antonio Maceo y Grajales en el 117 aniversario de su caída en combate en el potrero del Cacahual, en La Habana. La caminata fue efectuada por un numeroso grupo de masones, miembros de la logia “Antonio Maceo” y de otras logias habaneras.
A continuación, Juan Manuel Cao, quien funge como conductor del antes referido Programa; planta “esas imágenes son históricas, porque los masones han vuelto a tomar las calles”. ¿Cuánto de cierto hay en ello? Muy poco en realidad.
En primer término, no es cierto que ésta sea la primera manifestación pública que los masones efectúan la Isla durante el Castrismo. Aunque limitadamente, desde 1995 el régimen había permitido a los masones efectuar actos públicos; tanto en La Habana como en el interior de la Isla.
También es cierto que los permisos para efectuar estos actos públicos, debían ser solicitados con al menos un mes de antelación; requiriéndose que se informara el número estimado de participantes, quien sería el orador del evento, y cuantas otras preguntas estimara pertinente hacer el funcionario gubernamental encargado de extender la autorización. Las fuerzas represivas estaban presentes y muy atentas a todas estas actividades.
En el caso específico del homenaje a Maceo, el mismo se viene produciendo desde hace más de 10 años. Como puede apreciarse, esta política no tiene nada de innovadora. No obstante, cabe preguntarse: ¿Porque de esta “apertura”? Es interesante observer quienes encabezan la marcha; simboklico, verdad?
Es conocido que la Masonería era una de las Instituciones más prestigiosas y potente dentro del contexto de la sociedad civil pre-castrista. El Primer Congreso Nacional de Historia, celebrado en La Habana en octubre de 1942; reconoció a la masonería cubana como la Institución que “más elementos ha aportado a la independencia, la libertad, la cultura y el progreso de Cuba”. Indudablemente, el Castrismo veía a esta Institución como un peligro real a sus propósitos hegemonistas.
Por ello, no es de extrañar que durante más de tres décadas los masones se vieran obligados a practicar una fraternidad de “conservación”, es decir, se limitaban a mantener lo que tenían. Entonces, ¿Por qué en momentos en que el régimen vive una época de crisis político-económica que le ha obligado a implementar ciertos cambios, los masones pueden manifestarse en las calles?
Obsérvense las fechas. En el 1989 se produce el inicio del derrumbe del mal llamado “Campo Socialista”. La Asamblea del Popular realiza ciertas modificaciones en la Constitución del año 1976. Entre las cuales se enunciaba el carácter “laicista” del Castrismo; hecho que explícitamente autorizaba su incorporación a las distintas organizaciones religiosas y asociaciones Fraternales a los militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC) y a los dirigentes gubernamentales de nivel intermedio. Esta nueva política garantizaba al Castrismo la penetración de miles de sus adeptos en estas organizaciones; es decir, se iba más allá de la simple “infiltración” de agentes o informantes encubiertos; ahora contaban con sus adeptos trabajando a “cara descubierta”; inclusive ocupando los cargos más estratégicos dentro de las distintas entidades.
Pero eso apenas era el preámbulo de la nueva política “de tolerancia” hacia los distintos credos religiosos y las asociaciones fraternales; aún quedaba por producirse el “golpe maestro”. En las elecciones efectuadas en marzo de 2000 en la Gran Logia de Cuba, resulta elegido Gran Maestro un despreciable personaje: José Manuel Collera Vento. De inmediato la política “aperturista” hacia la Masonería tomó un nuevo y creciente impulso.
Durante el mandato de Collera Vento, la Masonería cubana efectuó las más masivas manifestaciones públicas; comenzando por la ocurrida el 28 de enero de 2001 en el Parque Central de La Habana. En dicho acto se contó con una tribuna, altoparlantes; la asistencia de cientos de masones capitalinos y de numerosos dirigentes del Castrismo, entre ellos el Historiador de La Habana, Eusebio Leal, así como la representación de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC.
Pero hay más, tras más cuatro décadas sin que el gobierno Castrista permitiera abrir una nueva logia, en el año 2003 se autorizó a Collera Vento la apertura de dos nuevas logias; una en Pinar del Rio y otra en Sancti Spiritu. De la misma forma, se multiplicaron los permisos para que los miembros del ejecutivo de la Gran Logia viajaran al exterior. También se permitieron la realización de numerosos eventos masónicos internacionales de Cuba.
Collera Vento dejó el cargo de Gran Maestro en el año 2003, para asumir el de Gran Secretario. En ese año resultó elegido Gran Maestro Arnaldo González Padrón (2003-06). Le sucedieron Osmundo Cabrera Pérez (2006-09); José Ramón González Díaz (2009-12) y Evaristo Rubén Gutiérrez Torres (2012-15). Todos, absolutamente todos ellos pueden considerarse una clonación de Collera Vento.
¿Cabe alguna duda del por qué el gobierno castrista autoriza a los masones a “tomar las calles”? La respuesta es simple: ya no les teme porque ellos han dejado de constituir un riesgo para el sistema.
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