En
realidad la masonería es sólo masonería, que no puede ser otra cosa que
regular y adogmática. Si pierde su regularidad, es decir, si la correa
de su transmisión iniciática es quebrada, deja de ser masonería, si es
dogmática, es decir, si deja de basarse en los principios
constitucionales de respeto absoluto a la libertad de conciencia y deja
de buscar unir lo que está disperso, deja también de ser masonería.
Dicho esto, puesto que hay organizaciones que se dicen masónicas pero a
las que no se le reconoce una transmisión iniciática regular de los
ritos que practican. Como existen también organizaciones masónicas cuyos
principios vulneran claramente los principios constitucionales de la
francmasonería moderna, basándose en el dogma y la exclusión; debemos
añadir estos dos adjetivos de regular y adogmática para explicar dos
características esenciales y propias de cualquier masonería que se
precie y distinguirla de las anteriores.
dogma. (Del lat. dogma, y este del gr. δόγμα).
1. m. Proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia.
dogmático, ca. (Del lat. dogmatĭcus, y este del gr. δογματικός).
4. adj. Inflexible, que mantiene sus opiniones como verdades inconcusas.
Como
decía, la masonería es, en si misma y debería ser siempre una
institución adogmática, porque tiene en su misma constitución original
un "ethos" del que bebe el pensamiento científico. En la antiguedad la
ciencia se definía como Geometría que viene a ser un sinónimo de
Masonería. Hablamos obviamente de categorías clásicas y no de ciencia o
geometría en un sentido moderno.
Efectivamente,
los primeros masones, constructores operativos, manejaban claves de
funcionamiento basadas en la falsabilidad (si el arco estaba mal medido
éste se caía). Eso le hizo ir adquiriendo una concepción de la realidad
muy a menudo opuesta a los dogmas establecidos y, como consecuencia,
conciencia de la injusticia y el valor del "saber" como medio
transformador. Este "conocer" convertía a los masones en potenciales
amenazas para le poder establecido. De ahí el secreto y también el
pragmatismo de guardar las apariencias.
Este
pragmatismo puede observarse muy bien en el contexto de 1723 en la
primera Constitución de la francmasonería moderna, denominada
“Constitución de Anderson” que después de hacer afirmación de rechazo
del ateísmo, viene a decir que, si bien antiguamente se exigía a los
masones seguir la religión del país en el que se encontraran, hoy se les
exige sólo ser conformes a la religión en la que todos los hombres
están de acuerdo, es decir, ser hombres probos y honestos"...
Sin
embargo, como sabemos, años después, sobre 1760 un movimiento de
reacción dentro de la Gran Logia Unida de Inglaterra, supuso una
vulneración de este principio de adogmaticismo al establecer que "la
masonería tiene su fundamento en la creencia en Dios, el Gran Arquitecto
del Universo, en su verdad revelada y en la inmortalidad del alma".
Los
criterios que impone en la actualidad la Gran Logia Unida de Inglaterra
a aquellas otras Grandes Logias que desean verse reconocidas por ella
incluyen entre otros como puntos fundamentales:
- Los masones bajo su jurisdicción deben ser hombres, tanto ella como sus Logias no deben tener ningún contacto masónico con Logias que admiten a mujeres a la iniciación.
- Los masones bajo su jurisdicción deben creer en un Ser Supremo.
- Todos los francmasones bajo su jurisdicción deben tomar sus obligaciones sobre o a plena vista del volumen de la ley sagrada (es decir, La Biblia) o el libro considerado sagrado por el varón concernido.
- Las tres "Grandes luces" de la Masonería, (es decir, El volumen de la ley sagrada, la escuadra y el compás) deben estar visibles cuando la Gran Logia o sus logias subordinadas están abiertas.
- La discusión de religión y política dentro de sus logias debe ser prohibida.
Todo
ello configura un espacio de regularidad que, desde el punto de vista
de la Masonería Adogmática, entran en franca colisión con los grandes
principios de tolerancia y universalidad establecidos desde la primera
Constitución.
La Masonería Adogmática, por
su parte, no impone ningún criterio de relación que se base en este
tipo de imposiciones. Sus principios, si tomamos como ejemplo la
declaración de uno de sus principales exponentes, el Gran Oriente de
Francia, además de aceptar la regularidad de la iniciación femenina,
reconocen a la Francmasonería como una:
"Institución
esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, la francmasonería
tiene por divisa la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la
práctica de la solidaridad, trabaja por el mejoramiento material y
moral, y el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad.
Tiene por principios la tolerancia mutua, el respeto al prójimo y a uno
mismo y la libertad absoluta de conciencia. Considerando las
concepciones metafísicas como del dominio exclusivo de la apreciación
individual de sus miembros, rehúsa de toda afirmación dogmática”. (art. 1
Constitución del GODF)
En
relación a todo ello, podemos hablar de un primer modelo de Masonería
Adogmática que considera que, en el camino del conocimiento de sí mismo y
de la verdad filosófica, no deben establecerse límites a la conciencia
del masón, respetando tanto las estrategias fundamentadas en una
concepción espiritualista como las que se basan en la utilización
exclusiva de la razón, y dentro de cada una de ellas y respectivamente,
tanto las que adoptan la forma de un credo religioso como las de enfoque
materialista. Dentro del marco descrito, que se corresponde con las
Obediencias masónicas adogmáticas, el principio que mejor sirve al
objetivo de la búsqueda filosófica es, por tanto, aquél que propugna la
libertad absoluta de conciencia.
Al
rechazar establecerse sobre ningún dogma previo, tienen en él cabida
todas las concepciones, incluso las más extremas (las teístas y las
ateas) con la condición de que acepten como válido el marco de la
libertad absoluta de conciencia que propugna dicho modelo. Es muy
importante subrayar que hablamos aquí de marcos de organización y no de
posicionamiento doctrinario de las Obediencias. De forma que, cuando una
Obediencia del modelo adogmático declara admitir en su seno a los
ateos, no está ella misma como organización haciendo ninguna declaración
de ateísmo, sino de respeto y valoración moral hacia todas las fórmulas
de estudio de la realidad, se basen o no en una creencia metafísica.
En
el extremo diametralmente opuesto encontramos el modelo que, poniendo
como centro de la búsqueda de la verdad una doctrina religiosa
específica, define las demás concepciones como imperfectas o erróneas y,
por supuesto, mucho más si éstas se basan en una estrategia puramente
racionalista. Este tipo de masonería se configura como un modelo de
Masonería dogmática que en sus versiones más abiertas mantiene una
posición ecuménica respecto a otras doctrinas religiosas afines, - por
ejemplo validando las distintas corrientes cristianas - configurado como
un espacio lineal en el que la búsqueda de la verdad es sólo posible a
través de la asunción de un fideísmo religioso.
El
modelo suave de esta concepción teísta, tiene como elemento clave el de
la tolerancia religiosa. Dicho modelo establece como punto central de
su estrategia la creencia en un Ser Supremo con el título simbólico de
Gran Arquitecto del Universo. El modelo teísta no excluye desde luego el
uso de la razón, aunque si le impone un límite, exigiendo a sus
miembros la aceptación explícita de un principio trascendental o
espiritual en su búsqueda filosófica.
Las
estrategias exclusivamente racionalistas y, por supuesto, la de aquellos
que se consideran ateos quedan excluidas del marco establecido por este
modelo. Al contrario que en el caso de la Masonería adogmática, no
hablamos aquí ya sólo del establecimiento de un marco organizativo sino
también de un posicionamiento doctrinario que exige la creencia en un
principio espiritual y rechaza toda corriente exclusivamente positivista
como vía para la búsqueda de la verdad. Existe pues una masonería
dogmática en el sentido:
- Que da por firme y cierta la existencia en un principio trascendente, Ser Supremo o Dios, en el cual exige creer a sus miembros.
- Que se manifiesta inflexible respecto a esta verdad que considera inconcusa, negando la condición de masonería regular e incluso el contacto masónico, con todos aquellos cuerpos que no den por cierta y exijan dicha creencia.Ilustracion y Graphic: Jens RuschFuente: http://franc-masoneria.blogspot.comCelta.·.
Realmente este tema es y ha sido muy polémico por la misma legalidad que implica sobre la masonería en general, las logias y los mismos masónes. Comparto totalmente el postulado de una masonería adogmática pese a que solo los requisitos básicos para formar parte de la Orden es ser un hombre libre y de buenas costumbres, todo lo vamos aprendiendo es que no hay en ninguna otra asociación o fraternidad tantas leyes y códigos morales que nos guían en nuestro andar y modulan nuestros actos. Excelente artículo y muy propicio para nuestro presente.
ResponderEliminar