Un año más, la Navidad nos recuerda un hecho histórico que cambió la vida del mundo, con independencia de las creencias de cada cual, y supuso la aparición de un cultura vinculada profundamente al cristianismo, en terrenos como el pensamiento, filosofía, artes, arquitectura, costumbres, nombres, celebraciones, etc.
Las raíces de Europa se asientan sobre la cultura cristiana, algo que constituye un hecho que nos identifica, de la misma forma que otras culturas aparecen vinculadas a otros movimientos religiosos como el judaísmo, islamismo, budismo, etc., pues la historia nos pone de manifiesto la íntima necesidad del ser humano de creer en “alguien”.
Se percibe en la sociedad actual un deseo de despojarse de estos orígenes que nos identifican y nos definen, de renunciar a ellos. Simultáneamente, paradójicamente, aceptamos resignadamente que seres humanos de otros orígenes, invadan pacíficamente Europa en busca de trabajo y una vida mejor, y que traigan con ellos costumbres, tradiciones, cultura, religión y descendencia.
En una ciudad española se anuncia la Navidad en seis idiomas, entre ellos el árabe, pero no en castellano. Padres islámicos de alumnos de un colegio han pedido la retirada del tradicional Nacimiento. En las iluminaciones de calles se han ido desterrando los signos de la Navidad. Felicitamos “navidades” y “fiestas”, y no La Navidad. Vds. podrán ir añadiendo otros ejemplos que suelen pasar desapercibidos para ojos que miran pero no ven.
El Comité de empresa del Instituto Cervantes gestionó una recogida de firmas entre los trabajadores, para pedir la supresión de la tradicional copa de Navidad, no por razón de ahorro, sino por convicciones laicas.
Tal vez los María, Jesús, José, Santiago, Magdalena, Pedro,..., firmantes, no han reparado en el origen de sus nombres, en otras celebraciones festivas vinculadas al cristianismo, en la cruz que llevan en el cuello como adorno, la cruz que figura en los escudos de la mayor parte de las comunidades autónomas, los ritos funerarios rendidos a sus mayores,...
Respetar y compartir no son sinónimos; se puede no compartir una idea y respetarla cuando preside la vida de otros y ha empapado a lo largo de los siglos cada una de nuestras historias personales, creyentes y no creyentes.
¡Feliz Navidad!
Celta.·.
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