domingo, 5 de enero de 2014

AFEHC... Presencia francesa y acción diplomática de Francia en Colombia durante el siglo XIX.





 Jean-Jacques Goineau

Francia, durante el siglo XIX, ha sido un importante modelo intelectual y cultural para la elite y las clases dirigentes de Colombia. La cultura solicitada era la que se producía en Europa durante la misma época. Por lo tanto, Colombia no ha sido una tierra de inmigración masiva de franceses, en comparación con otros países de América del Sur, como Argentina. Sin embargo esta ha tenido un impacto importante en la construcción del país. Venida del viejo continente, la inmigración fue el objeto de varias medidas legislativas con el objetivo de una instalación duradera de colonos para poner en valor un vasto territorio virgen y provocar lo que muchos ideólogos de este período han llamado un “efecto civilizador “.


Algunos puntos de historiografía


2 Los historiadores que trabajan sobre Colombia percibieron el papel desempeñado por los europeos en su desarrollo, yendo mucho más lejos de una historia académica que más bien había buscado centrarse en los lazos que la unían a la cultura francesa y europea. 


3 Los extranjeros, y particularmente los franceses, se encuentran ampliamente presentes en la historia política del país relacionada con la guerra de la Independencia. Pero de igual manera, en el siglo XIX y XX fueron el centro de amplias publicaciones que hacían parte de una historia nacional, sostenida por el estado, por los departamentos o por ciertas fundaciones de sociedades sabias. La mayoría de estas obras o artículos tienen como objetivo estudiar los extranjeros en tanto que “héroes de la civilización y del progreso” y esto es cierto para los primeros estudios sobre la presencia extranjera en la región de Antioquia durante el período que nos interesa. En esta corriente encontramos las publicaciones de Luis Latorre Mendoza, y especialmente su libro “Historia e Historias de Medellín” que apareció en 1972. Enrique Echavarría también hace publicar en la revista “el progreso” una serie de biografías en una cantidad mucho más grande y que concernían a los extranjeros en la región de Antioquia. Esta publicación y también la de Mendoza se inscriben perfectamente en esta historia de los extranjeros como “promovedores de la civilización y del progreso”. Más ampliamente, lo que siguen es una ideología dominante en los medios intelectuales colombianos del fin del siglo XIX, que buscan elevar la figura del europeo como ejemplo. Los  trabajospublicados por la Academia Antioqueña de Historia sobre ciertos extranjeros al fin del siglo XIX y al principio del siglo XX son de sobra el reflejo de esta elección. Juan Camilo Escobar Villegas, en una reciente tesis, explica que las elites latinoamericanas, de las cuales los más famosos representantes antioqueños eran miembros, intentaron introducir en su sociedad una “dinámica cultural” que pasaba igualmente por el aprendizaje del latín, del inglés y del francés. De esta manera se podían encontrar en Francia los fundamentos de la “civilización” y en la “rica, liberal, e industrial Inglaterra” las claves del progreso.


4 Después de la aparición de  trabajos de historiadores como Roger Brew6, diferentes publicaciones como las de Franck Safford y Malcom Deas permitieron situar a los extranjeros y su papel en el desarrollo económico del país durante el siglo XIX. Por el momento, la tesis de Rodrigo García Estrada, es, desde nuestro punto de vista, la síntesis más completa e importante sobre los extranjeros en Antioquia. En su tesis de Magíster, Garcia Estrada hace un trabajo innovador con el objetivo inicial de “analizar la presencia de inmigrantes extranjeros, principalmente europeos y norteamericanos, en el proceso de modernización de la región de Antioquia, durante el siglo XIX y el principio del siglo XX “. En esta tesis se retoman ciertas pistas seguidas por Roger Brew. Una de las principales es el papel decisivo jugado por los extranjeros en el desarrollo de la minería y la difusión de innovaciones tecnológicas en ingeniería y metalurgia. García Estrada utiliza también la historia empresarial, que desde su punto de vista ha permitido un nuevo enfoque de las diferentes actividades económicas en las que los extranjeros han tenido un papel importante, teniendo en cuenta sus relaciones con los empresarios locales y el estado colombiano.


5 Si los estudios sobre los extranjeros en Colombia son el objeto de varios  trabajos de historiadores colombianos, las publicaciones y las investigaciones sobre los franceses que se fueron de su país, no son de mucha actualidad en Francia. De hecho, la historia nacional francesa ha descuidado el estudio de los franceses que dejaron el país. François Weil, durante un coloquio en diciembre 2002 sobre los franceses en las Américas presentó diferentes razones para este problema.


6 La más importante es el hecho que la historia de la emigración francesa tiene problemas con su inscripción en una concepción de la historia nacional que no le presta atención a las personas que, dejando el suelo patrio, abandonaron los deseos de figurar en su historia. No obstante, los emigrantes vinculados con la historia colonial de Francia benefician de un tratamiento diferente. Él recalca también la falta de tomar en cuenta los trabajo hechos desde hace muchos años en la creación de una historia social de Francia.

7 Las estrategias y las lógicas migratorias según Weil no han tenido análisis sintéticos globales. La historiografía francesa busca la manera de demostrar que las migraciones de franceses responden a lógicas socio-económicas, con una realización que pasaba por las redes familiares y sociales. Hoy se están buscando lógicas políticas en los fenómenos migratorios.


La política exterior francesa en el siglo XIX y América hispánica.


8 La actitud de las autoridades francesas respecto a la emigración de miembros de la comunidad nacional hasta América del Sur representa para ese entonces un gran interrogante. El número total de emigrantes que se fueron para el nuevo mundo durante el siglo XIX no era muy importante. Magnus Morner evalúa a 2.8% la importancia cuantitativa de los franceses en el total de europeos que habían emigrado hacia América del Sur entre 1854 y 1924. 


9 De ese 2,8% de franceses, Colombia absorbió sólo una pequeña cantidad. No poseemos cifras para el total del país. No obstante, tenemos datos en el departamento de Antioquia. Hay muy pocos franceses. Entre otros se censaron tres franceses en 1843, quince en 1851, catorce en 1881, veintidós en 1884, cuarenta y ocho en 1918. 


10 La presencia francesa en la región que nos interesa no se debe inscribir en el estudio de una inmigración masiva de personas. Se trata más bien de estudiar los múltiples aspectos (entre los cuales una inmigración ínfima) que han participado a la instalación de ésta en Colombia. El estudio de la acción diplomática francesa es una de las numerosas claves de entendimiento de la acción de Francia en la región durante el siglo XIX


Tenemos que subrayar la carencia de estudios sobre la política exterior de Francia durante la primera mitad del siglo XIX. Después de 1850 se trata de lo contrario. Sobretodo durante el Segundo Imperio y Napoleón III. A partir de 1850, las autoridades instalan herramientas jurídicas para la partida de franceses. El interés por la emigración de franceses hacia América hispánica se vuelve a encontrar en el nivel más alto del Estado. El ejemplo más importante es la expedición y colonización francesa en México que hace parte de una visión de los concejales de Napoleón III quienes veían en esos nuevos espacios el medio de aliviar a Francia de una parte de su expansión demográfica La emigración podría ser provechosa para Francia gracias a las fortunas privadas constituidas por los emigrantes. Napoleón III buscó también el medio de competir con Gran Bretaña y los Estados Unidos en América. Durante todo el siglo XIX, desde la formulación, por parte del presidente Monroe, de los nuevos principios de política extranjera llamada más comúnmente como la “doctrina Monroe”, estos dos países no pararon de intentar establecer una zona de influencia sobre el continente americano, incluyendo a Colombia. El emperador francés era un observador interesado en las relaciones de fuerza internacionales en esa época. J.F. Lecaillon nota que en el plano estratégico, Napoleón III percibió lo que estaría en juego en el futuro. Él temía el desarrollo de los Estados Unidos en espacios más grandes. El poder montante de los Estados Unidos amenazaba la supremacía europea, y había que oponer un contrapeso a la supremacía anglo-sajona. En el proyecto “pan-latin”, él imaginaba el despertar en América de las razas latinas de su sueño. 


11 Como lo señala Raoul Girardet, la segunda mitad del siglo XIX ve converger las preocupaciones de los geografos y de los economistas que llevaban el desarrollo de una nueva doctrina militante de la colonización. En su libro “ Colonización en los pueblos modernos” escrito en 1874, Paul Leroy Beaulieu, yerno del economista Saint Simonien Michel Chevalier, desarrolla una teoría general de la colonización que según él puede tomar dos formas : una, unida a la emigración de personas y una segunda relacionada con la emigración de capitales. Esta última es, de acuerdo con él, un elemento esencial para el progreso económico, social, intelectual y moral de las sociedades modernas a las que les abre nuevas posibilidades. Durante los años 1880, después de una década de pausa en la expansión colonial consecuencia de la caída del II Imperio, el desarrollo de los intereses políticos, comerciales y financieros de los franceses por todo el mundo está de nuevo en vigencia. Según Ortiz, para muchos en esa época, la influencia y el poder adquirido en el exterior podría compensar los efectos de 1870 y permitir a Francia restaurar su nivel de influencia en el mundo. Este autor nota que esas ideas, si no tienen unanimidad, fueron sostenidas por el Ministerio de Asuntos Exteriores y los medios económicos. Ivonne Suarez Pinzón nota en su tesis que la búsqueda de nuevos mercados, y de nuevas fuentes de aprovisionamiento correspondía a la “misión civilizadora laica” que se habían fijado los demócratas franceses de la época, dirigidos por Jules Ferry, promovidos por las Sociedades de Geografía. Esta concepción de “la grandeza nacional” se encontraba en perfecta concordancia con la investigación de las condiciones necesarias para la construcción del canal de Panamá, que con México, es uno de los más bellos ejemplos de la tentativa de instalación de una presencia durable en América Latina. Esa política exterior de expansión se persigue durante la última década del siglo XIX, y le permite a Francia afirmar su primacía frente a las otras potencias europeas. 


12 Es entonces teniendo en cuenta el conjunto de estos datos que puede escribirse la historia de la presencia francesa en Colombia, aportando así nuevos elementos necesarios para la construcción de una historia de esta presencia en el continente entero.


La diplomacia francesa en Colombia


13 Para Colombia, las correspondencias entre los representantes diplomáticos franceses en este país y su ministro de tutela, nos revelan más elementos sobre los objetivos y la historia de la presencia francesa en Colombia. Los fondos a nuestra disposición se encuentran en París, en el Ministerio de Asuntos Exteriores.


14 Como lo subraya Luis Carlos Ortiz, la correspondencia está llena de ideas preconcebidas y de opiniones cargadas de prejuicios, y de informaciones rutinarias. Tenemos que notar también el carácter “racista” de muchas reflexiones que hicieron muchos diplomáticos en esos textos. La instalación de una agencia francesa superior de comercio en Bogotá en 1826, es la prueba del interés que el país tenía desde muy temprano para Colombia. Desde el principio, el agente superior francés de comercio en Bogotá defiende los intereses de los franceses presentes en el país, sobretodo frente a la inestabilidad política de Colombia. En un reporte del 29 de agosto de 1826, el agente de la época, Claude Henri Buchet Martigny señaló al gobierno francés que los problemas políticos del país no favorecían la implantación económica de franceses. En este mismo reporte, le informa al ministro de la existencia de un decreto del gobierno de Bogotá en que el precise que no es responsable de la seguridad de las personas, ni de las propiedades de los extranjeros que siguieron viviendo en el país. No obstante, en diferentes reportes, el representante diplomático señala el potencial del país al ministro. Esos reportes tienen una inspiración ideológica racista muy fuerte como se nota en estas frases:


15 El colombiano es generalmente el enemigo del trabajo (...). Son los blancos lo que necesita Colombia (y no los negros). No tanto en las regiones calientes, pero Colombia ofrece climas variados. Se pueden cultivar numerosas tierras para los blancos, sin peligro y sin más cansancio que en Europa. 

Él identifica una zona favorable: la región de Santa Marta donde se puede cultivar plantas tropicales, y caña de azúcar.


16 Esas ideas colonialistas y racistas están presentes en los escritos de Buchet Martigny. Su colonialismo es económico, y el busca el medio de facilitar la instalación de franceses en el país para explotar sus riquezas. Tenemos que subrayar que los agentes consulares en la primera mitad del siglo XIX le apuestan sobre todo a la agricultura.


17Las entradas provenientes de las minas no tienen hasta este momento una real importancia para Colombia. Su verdadero tesoro es la agricultura que será una fuente inagotable de riquezas.


18 Durante esa época, la idea de competir con los Estados Unidos, Gran Bretaña y los Países Bajos está presente. De hecho, el representante de la diplomacia francesa buscó la ejecución de un tratado de comercio con el gobierno colombiano. Esa negociación parece haber tomado tiempo como lo subraya en diferentes cartas el señor Buchet Martigny. En un decreto del 10 de agosto de 1831, el gobierno colombiano acuerda finalmente las mismos ventajas concedidas a los residentes de los Estados Unidos, de Gran Bretaña y de los Países Bajos a los franceses. El interés en Colombia se refuerza en 1836 con la instalación de un cónsul de Francia en Cartagena de Indias, puerto particularmente importante para el comercio entre Colombia y Francia. En octubre de 1844, un convenio acuerda a Francia el tratamiento de “nación más favorizada “.


19 Luis Ortiz explica que los diplomáticos tenían un papel activo de contacto y de negociaciones con el gobierno colombiano y un papel pasivo como simples observadores de la situación política colombiana. En la última parte del siglo XIX, los agentes consulares en Riohacha, en David (hoy ciudad panameña) y en Medellín, se dirigen a París por el intermedio de los representantes diplomáticos de Ciudad de Panamá (Riohacha y David) y Bogotá (Medellín). Las relaciones esenciales entre los dos países son el comercio. Los puestos diplomáticos de Bogotá, Panamá y Colón estaban ocupados por funcionarios del Ministerio de los asuntos exteriores. Al contrario, los otros puestos estaban ocupados por el cuerpo auxiliar, o sea comerciantes franceses. El país estaba dividido en dos jurisdicciones: la legación o Consulado general de Bogotá para el interior del país, el consulado de Panamá para la costa atlántica y la costa pacifica.


20 Luis Carlos Ortiz desarrolla el concepto del “negociante-diplomático”, para hablar de los diplomáticos franceses durante la segunda parte del siglo XIX. Ortiz se basa sobre el hecho que una parte importante del cuerpo diplomático francés o de otros países, instalado en Colombia estaba ligada con ciertas actividades económicas y sociales del país. Él precisa que este concepto tiene una significación más fuerte con el cuerpo diplomático a nivel consular: cónsules, vicecónsules, o agentes consulares. En realidad los extranjeros instalados en Colombia como comerciantes o negociantes ocuparon también el cargo de agentes consulares. Esos hombres conocían muy bien el país y tenían relaciones muy estrechas con la población además de una cierta influencia. Ortiz nota que la integración en la sociedad del país pudo ser perjudicial a las relaciones diplomáticas, como también la inexperiencia en la carga diplomática, y el problema de los intereses personales. 


El caso de la presencia francesa en Antioquia


21 Nuestras investigaciones confirmaron lo que escribía en 1999 Ivonne Suarez Pinzón: la presencia francesa en Antioquia se concentró ampliamente en la explotación de las minas de oro. Los ingenieros y las empresas francesas introdujeron en la región nuevas máquinas y nuevas técnicas para el desarrollo de las minas en las zonas que hasta ese momento no habían sido valoradas. Como otros europeos, los franceses introdujeron diversos procesos permitiendo la instalación de la metalurgia, absolutamente indispensable para el crecimiento y el desarrollo de la agricultura y de los ferrocarriles. 


22 Después del período de independencia, se abre en Colombia el desarrollo de la mina de veta. Una de las primeras empresas es la sociedad de minas de Antioquia que comienza a explotar el yacimiento de “El Zancudo” en Titiribí. Francisco Antonio Zea se dio cuenta que era necesario abrir la mina a inversores extranjeros, como única manera de atraer el capital y el interés diplomático al el país. En 1822, Zea fue nombrado ministro plenipotenciario en Europa y el presidente de la época, el General Santander le encargó de reunir un grupo de científicos europeos para facilitar la creación de una Escuela de Minas en Bogotá[34]. Siguiendo la recomendación de Alexandre Von Humbold, esta misión científica se le confió al francés Jean-Baptiste Boussingault, acompañado del médico y Zoólogo François Désiré Roulin. Los intereses científicos de estos franceses van rápidamente a mezclarse a los intereses económicos. Boussingault, en 1826 adquiere por cuenta de la “Asociación Colombiana de Minas”, seis minas de oro y de plata en Marmato, cinco minas de oro en Quiebralomo, y una de aluvión en Supía. Según Poveda Ramos, los ingenieros de minas europeas, venidos con la llegada de las compañías inglesas, introdujeron en Antioquia la mineralogía, la geología, la hidráulica, la mecánica aplicada, la teoría del calor, la química orgánica, la geofísica, el sismógrafo, la construcción de vías. De esta forma, Bousingault introdujo el proceso de amalgamiento de arenas auríferas en Marmato en 1828, así como la trituradora de metales.


23 En los años 1850, se encuentra un movimiento mas amplio de emigración de franceses hacia Antioquia. Si uno se refiere a los archivos históricos del departamento, se cuenta por ejemplo trece actas entre 1839 y 1849 que conciernen a los franceses, contra doce por solo el año de 1856. Este crecimiento no se trata de un hecho aislado, y concierne también las otras nacionalidad de extranjeros, y se pueden encontrar las razones en el nuevo contexto político de Antioquia de este período. En efecto, el gobierno de Bogotá comienza unas reformas que traen como consecuencia la reducción de la intervención del estado en la vida económica, el desmantelamiento de los monopolios de Aguardiente y del tabaco, y una disminución de las tasas sobre las importaciones. Leyes de descentralización fueron promulgadas en 1850 y 1851, bajo la impulso del ministro Manuel Murillo Toro, que conlleva a la cesión del el gobierno central de las provincias de la gestión de ciertos impuestos. Es así como se declara el comercio de exportación de oro lo que permite a los antioqueños a lanzarse libremente en la búsqueda de mejores mercados. Los comerciantes se ponen en relación directa con Inglaterra y con Francia.Rodrigo García Estrada subraya que se puede hablar de un verdadero auge de la inmigración en Antioquia.


24 De este modo, en 1855 llegan a Colombia un grupo de franceses que marcaron ampliamente la historia de la explotación minera de la región, durante la segunda mitad del siglo XIX. Estas personas son el Conde Adolfo de Gaisne de Bourmont, Adolphe y Paul de Bedout, Augustin de Colleville, Henri Brèche y Eugène Lutz. La mayoría de los autores nos dicen que esos hombres habían llegado juntos a Colombia. Es el caso de Luis Latorre Mendoza., retomado por Ivonne Suarez Pinzón.. Es difícil para nosotros de confirmar esas informaciones, puesto que por el momento no hemos encontrado documentos que prueben la venida de un solo y mismo grupo en la región. Así, Rodrigo García Estrada sitúa la llegada de Adolphe de Bourmont en la región en 1863, incluso si él ya había invertido en Antioquia. Podemos afirmar que de 1854 a 1856, aparecen las primeras actas notariadas que tienen que ver con los franceses. Ciertos miembros de ese grupo se dirigen hacia la transformación de minerías, e invierten en la fundidora más conocida con el nombre de “Hacienda de Fundición”, situada en Titiribí que ocupa un lugar importante en la historia de la explotación minera en Antioquia. Es el caso de la “Hacienda de fundición” de Titiribí, o de la fundición de Amagá. Estos establecimientos sirvieron de igual manera como escuelas de aplicación para los primeros alumnos de las escuelas técnicas de Medellín, como la Escuela de Artes y Oficios, o la Escuela de Minas. Además, los ingenieros franceses que allí trabajaban fueron o habían sido ingenieros en los sitios de producción..


25 Una de las grandes particularidades de la presencia francesa en Antioquia es que está ampliamente unida a la élite local. Se debe principalmente al lugar que esta última ha ocupado en la historia política y social de la región, el período federalista habiendo consolidado la implantación y la influencia de un grupo de notables, tanto liberares como conservadores. De esta manera es habitual encontrar colombianos y franceses asociados por contratos para el desarrollo o la explotación de una mina, la creación de una empresa o la instalación de una escuela técnica. La existencia de las redes uniendo estos antioqueños, así como los que de entre ellos de viaje por Europa, es de considerar.Las fuentes han claramente indicado que la instalación de ciertas sociedades francesas, sobretodo la Compañía francesa de Segovia (la Compagnie Française de Ségovie), se concretizó gracias al trabajode los colombianos en París, y gracias la insistencia de la casa “ Ospina Hermanos “. La historia de la compañía Francesa de Segovia ilustra perfectamente los lazos que unían los emprendedores franceses a la élite de Medellín (y sobretodo el francés León de Coincy, y la familia Ospina). Este tipo de asociación entra en lo que se llama “Free-Standing Companies ” termino que nos viene del inglés y que se utiliza para las organizaciones de empresas en las que el presidente, sus colaboradores próximos, se encuentran en el país de origen, y un gerente y sus empleados en el país donde se encuentras los yacimientos. Si ella concede el derecho de explotación de estas minas, la casa “Ospina Hermanos” obtiene una parte de sus rentas. De esta manera, en lo que concierne la mina “El Aporreado”, cuyo contrato de explotación se firmó el 14 de septiembre de 1888, en este se precisa que los Ospina cedieron a León de Coincy la mitad de la propiedad de la mina, pero que contrapartida, la compañía francesa tenía que pagar una suma de cien mil francos a los Ospinas, y financiar la instalación de los equipos y materiales diversos (motores, wagones, etc.) necesarias para la explotación. Las dos partes se tienen mucha confianza, ya que León de Coincy nombra a Tulio Ospina como el agente de la compañía Francesa de Segovia en Medellín De otro lado, el estudio de los archivos de correos diplomáticos colombianos en Francia (consulados generales de El Havre y de Burdeos particularmente) nos indica que los representantes del gobierno colombiano en Francia durante la segunda mitad del siglo XIX realizaron una publicidad activa para el país (en especial en la prensa local), alabando el potencial en el campo agrícola o minero para interesar los eventuales inversores. Esta activa propaganda que buscaba seducir los empresarios emprendedores y a los financieros, y no a los aventureros sin capital, fue relevado por la aparición de revistas en París, haciendo una exposición precisa de la situación del país y sus recursos naturales.


26 Sin embargo, no hay que limitar la presencia francesa al solo campo minero. Los censos muestran que algunos franceses eran comerciantes o artesanos Entre ellos, unos cuantos conocieron cierto éxito y se integraron en la sociedad Antioqueña, como la familia de Paul de Bedout, que se volvió célebre gracias a la “Editorial de Bedout”. Por otra parte, los empresarios emprendedores franceses fueron muy ofensivos para intentar obtener ciertos buenos contratos de equipamiento como la construcción del ferrocarril de Antioquia, o del tranvía de Medellín Finalmente no podemos olvidar el lugar ocupado por las congregaciones religiosas francesas en la creación de la institución de asistencia en Medellín, o la creación de escuelasEl papel educativo de las religiosas al final del siglo XIX es supremamente importante, sobretodo durante el período de la “Regeneración”. 


27 Es a partir de los años 1850 que, de manera extraña, las autoridades francesas se preocupan, verdaderamente por el interés que representan las minas en Colombia, sobretodo las de Antioquia, y a los franceses que están instalados en esa región. El 21 de octubre de 1859, el encargado de asuntos en Bogotá envía una carta a París en la que precisa que recibió una solicitud para la instalación de una agencia consular en la capital del estado de Antioquia El interés de la Delegación de Francia en Bogotá para los recursos mineros de Antioquia fue tardío. Durante la primera mitad del siglo XIX, los diplomáticos franceses se interesaron en las potencialidades de la agricultura y al comercio, y es solamente después de 1850 que la explotación minera parece interesar a los funcionarios franceses. En una carta del “Legado Francés” en Bogotá al ministro de asuntos exteriores, de 21 de marzo de 1858 se señala la introducción de nuevos procesos que animaron la producción de oro en las minas del Estado de Antioquia. Es después, desde París y del ministro en persona, que se manifestó el interés para la región. En realidad, la solicitud de instalación de un agente diplomático en Medellín para los franceses instalados en Antioquia había sido rechazada por la delegación de Bogotá[55]. En una carta del 28 de marzo de 1861, el ministro escribe:


28 Señor Barón, la asociación establecida en las paredes de la cámara sindical de comercio de exportación acaba de hacerme pensar en la utilidad que presentaría la creación de una agencia consular en Medellín para las casas francesas que despachan productos [ilegible]. En esta carta, de la cual encontrará una copia anexada, esta sociedad da a conocer los recursos agrícolas y mineros de la Provincia de Antioquia donde se encuentra Medellín, los establecimientos metalúrgicos numerosos que ella contiene y que pertenecen en gran parte a franceses, en fin las salidas que ofrece a nuestras mercancías cuya importación se elevaría desde ya anualmente a más de cuatro millones. Parece que una petición con el mismo objetivo ya le había sido formulada a usted por los franceses establecidos en Medellín y que usted había juzgado poco pertinente darle una continuación, considerado la medida que solicitaban como realmente inútil (…). Pero consideraciones de otro orden que hoy hacemos valorar y que se unen al desarrollo de nuestro comercio de exportación en este país serían tal vez de naturaleza a motivar la creación de una agencia en Medellín. Creo deber, en consecuencia, señor Barón, rogarle que examine de nuevo esta cuestión y que me cuente su opinión 


29 Primero que todo algunas dificultades van a impedir la creación de la agencia consular en Medellín, porque esa ciudad no hacía parte de las ciudades autorizadas por el gobierno colombiano para la instalación de un representante consular. En una carta del 31 de mayo de 1864, el ministro precisa que “la creación de la agencia de Medellín sería de un gran interés para nuestro comercio, contribuyendo a la regularidad de las correspondencias y la seguridad de las entregas en lingote de las materias “. En una carta del 2 de junio de 1865, el gobierno colombiano reconoce Henri Breche como vicecónsul de Francia en Medellín Breche era el director de la hacienda de fundición de Titiribí[59], en los años 1850, o sea que se había instalado desde hace varios años en la región. Se trata de un conocedor de Antioquia, acostumbrado a tener relaciones industriales y comerciales con las grandes familias de la región. Teniendo una relación muy cercana con el Conde de Bourmont, este lo escoge en varias ocasiones como su representante durante ciertas transacciones. El 1 de enero de 1876, una carta precisa la lista del personal consular francés en Colombia. En Medellín el agente consular de la época es Eugène Bonnet, nombrado el 2 de diciembre de 1872. Bonnet no parece cumplir su función correctamente, porque en una carta del 26 de agosto de 1876, el cónsul general escribe al ministro su descontento, explicando que el señor Bonnet abandonó su puesto en Medellín desde hace algunas semanas, lo que provocó las denuncias de siete comerciantes franceses de la ciudad: Paul de Bedout, Pierre Bouhot, Emile Boyne, el conde Adolfo de Bourmont, Henri Lebrun, Louis Lebrun et Joséphine Berlire.


30 En 1879, el archivo contiene la mención de un nuevo agente consular en Medellín, en la persona de Eugène Lutz que fue profesor de matemáticas en la Escuela de artes y oficios en compañía de Enrique Haeusler, Por el momento no hemos encontrado los apellidos de los otros agentes que ocuparon esa función hasta el final del siglo XIX.


31 La creación de la agencia en Medellín coincide con el aumento de las referencias en los archivos a las actividades industriales y económicas de la región de Antioquia. El archivo de París presenta muchas páginas con detalles interesantes. A partir de los años 1850 hay un cambio de punto de vista con el desarrollo económico de la región. En un reporte del 25 de agosto 1872, el representante en Bogotá subraya que Antioquia es “un Estado inmenso, rico en minas y aislado de los otros y su comercio con los estados de Boyacá, de Cundinamarca y de Santander es insignificante debido a la falta de vías de comunicaciones (…). La población de Antioquia es enérgica, emprendedora y laboriosa, y a pesar de su aislamiento, es rica”.


32  En otro reporte del 29 de mayo de 1875, el diplomático censó, en 1874, 206 minas de veta y 355 minas de aluvión en Antioquia que empleaban 16.000 obreros. En este reporte, el funcionario precisa:

33 Entre los establecimientos de extracción del oro, en el estado de Antioquia, en primera línea, está la mina llamada del “Zancudo” en el distrito de Titiribí. Su producción anual es de 1´250.000 francos. Ella emplea 500  obreros


34 El documento más interesante es un anexo a un despacho del 27 de octubre de 1881, intitulado “ Minas de oro y de plata del Estado de Antioquia y de los estados limítrofes “. El funcionario explica que “ El conde de Bourmont ha formado una sociedad para desviar el Río Nus, secar una parte de este y explotar metales preciosos “. Él sigue con la presentación de una compañía en París, llamada “Gustave LEHMAN et cie.”, con el objetivo de utilizar en Colombia las dragas del ingeniero Bazin. Esas dragas suben con pompeo la arena del río en el barco. La primera draga empezó su  trabajo en el río Nechí en diciembre 1880. Estas maquinas valen 200.000 francos y necesitan un barco a vapor.El diplomático sigue su reporte con la presentación de los bocartes, implantados por Tyrell Moore en Antioquia, que muelen las arenas auríferas. Explica también que el número de filones de oro en Antioquia es muy importante y que “ cada día, el diario oficial del Estado publica concesiones de nuevos filones descubiertos.” El sitúa el mejor centro minero de Antioquia en Remedios y sus afueras, donde está implantada la compañía inglesa “Bolivia y Frontino”.


35 Respecto a las minas de plata, el funcionario presenta los establecimientos de Titiribí, y la asociación entre Tyrell Moore y el conde de Bourmont para construir la Hacienda de Fundición de Titiribí, que según él, costó como 1 millón de francos.


36 También explica que explotaron las minas superficialmente y de manera muy primitiva. De acuerdo con él, la razón es que muchas minas son explotadas por lo que el llama “ las pequeñas asociaciones minera de Antioquia “, constituidas de “ obreros e ingenieros mal formados y sin capital suficiente “:


37 Comprendemos perfectamente que una compañía dueña de un fuerte capital trabajará de otra forma que las pequeñas asociaciones mineras de Antioquia. La compañía será capaz de procesar de 8 a diez filones a la vez. Si uno de los filones se empobrece podrá seguir la explotación del filón hasta que alcance otra parte abundante. (…) Además, la extracción en grande le permite tener a su servicio un ingeniero o un practicante instruido (…) Todas estas causas explican el éxito que ha obtenido la compañía inglesa de Bolivia y de Frontino (…) Entonces, es de desear, me parece, que nuestras compañías se afanen por hacer estudiar estas minas si no quieren que los estadounidenses y los ingleses se les adelanten.


38  En los primeros años del siglo XX, en perpetua competencia con los Estados-Unidos, con Alemania, y con Inglaterra, Francia estaba perdiendo el impulso. El último reporte cuantitativo y cualitativo que tenemos sobre «la colonia francesa» en Antioquia se encuentra en una carta del legado francés en Bogotá del 18 de septiembre de 1913 . Ese documento nos da una visión general de la situación de la influencia francesa en esa región y sobretodo en Medellín :


39 Si sacamos a la comunidad religiosa que forma un gran grupo, la colonia francesa en Antioquia consta de muy poca gente. Los Franceses que he tenido la ocasión de conocer ocupan muy buenos puestos. Unos son ingenieros del ferrocarril del Estado de Antioquia, otros hacen comercio (...). Lamentamo solamente que el número de franceses sea tan reducido, unos veinte a lo máximo, mientras que la colonia alemana es tan importante que los alemanes de origen ocupan situaciones muy visibles en la vida social de Medellin. El idioma inglés se encuentra muy difundido en esa región que mantiene relaciones comerciales con los Estados Unidos y Inglaterra , pero el uso del francés se conserva gracias a la enseñanza impartida en los colegios sostenidos por hermanos cuya mayoría son franceses.


Conclusión 


40 Aunque en términos cuantitativos la presencia francesa en Antioquia y más globalmente en Colombia fue débil, esta tuvo un impacto para nada despreciable. El estudio de este fenómeno en efecto traspasa los límites de esta provincia colombiana ya que puso en evidencia los aspectos políticos y diplomáticos de la cuestión, siguiendo al mismo tiempo las fluctuaciones de la política de emigración de Francia hacia esta región del globo y la evolución de la política de inmigración deseada por el poder de la joven república colombiana a partir de su independencia. El caso de Antioquia, muestra la manera como los diplomáticos promovieron las inversiones francesas en la minería en Antioquia, y corresponden muy bien al concepto de «negociante-diplomático» inventado por Luis Carlos Ortiz en su tesis. De una manera más amplia, el estudio del  trabajo de la diplomacia en Antioquia y Colombia contribuye a la historia de las relaciones económicas y diplomáticas entre Francia y los países de América del Sur. De otro lado, el estudio de este tema nos permite conocer más la comunidad francesa en Colombia y, por supuesto en Antioquia. Así, los archivos nos permiten avanzar la idea que esos Franceses, que implantaron aquí establecimientos comerciales, o de minería, establecieron una forma de colonia, y que se organizaron para defender sus intereses, como lo demuestra la implantación de una representación diplomática y comercial en Medellín, creada después de una solicitud de nacionales instalados en Antioquia. Por fin, los archivos diplomáticos y la historia diplomática donde aparecen los apellidos y nombres de esos franceses que han tenido un papel importante en Antioquia son el único medio que los une a la historia nacional de Francia, la cual, como lo hemos dicho en la primera parte, los tenía olvidados.

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