Jean-Jacques Goineau
Francia, durante el
siglo XIX, ha sido un importante modelo intelectual y cultural para la elite y
las clases dirigentes de Colombia. La cultura solicitada era la que se producía
en Europa durante la misma época. Por lo tanto, Colombia no ha sido una tierra
de inmigración masiva de franceses, en comparación con otros países de América
del Sur, como Argentina. Sin embargo esta ha tenido un impacto importante en la
construcción del país. Venida del viejo continente, la inmigración fue el
objeto de varias medidas legislativas con el objetivo de una instalación
duradera de colonos para poner en valor un vasto territorio virgen y provocar
lo que muchos ideólogos de este período han llamado un “efecto civilizador “.
Algunos
puntos de historiografía
2 Los historiadores que
trabajan sobre Colombia percibieron el papel desempeñado por los europeos en su
desarrollo, yendo mucho más lejos de una historia académica que más bien había
buscado centrarse en los lazos que la unían a la cultura francesa y europea.
3 Los extranjeros, y
particularmente los franceses, se encuentran ampliamente presentes en la
historia política del país relacionada con la guerra de la Independencia. Pero
de igual manera, en el siglo XIX y XX fueron el centro de amplias publicaciones
que hacían parte de una historia nacional, sostenida por el estado, por los
departamentos o por ciertas fundaciones de sociedades sabias. La mayoría de
estas obras o artículos tienen como objetivo estudiar los extranjeros en tanto
que “héroes de la civilización y del progreso” y esto es cierto para los
primeros estudios sobre la presencia extranjera en la región de Antioquia
durante el período que nos interesa. En esta corriente encontramos las
publicaciones de Luis Latorre Mendoza, y especialmente su libro “Historia e
Historias de Medellín” que apareció en 1972. Enrique Echavarría también
hace publicar en la revista “el progreso” una serie de biografías en una
cantidad mucho más grande y que concernían a los extranjeros en la región de
Antioquia. Esta publicación y también la de Mendoza se inscriben perfectamente
en esta historia de los extranjeros como “promovedores de la civilización y del
progreso”. Más ampliamente, lo que siguen es una ideología dominante en los
medios intelectuales colombianos del fin del siglo XIX, que buscan elevar la
figura del europeo como ejemplo. Los trabajospublicados por la Academia Antioqueña
de Historia sobre ciertos extranjeros al fin del siglo XIX y al principio del
siglo XX son de sobra el reflejo de esta elección. Juan Camilo Escobar
Villegas, en una reciente tesis, explica que las elites latinoamericanas,
de las cuales los más famosos representantes antioqueños eran miembros,
intentaron introducir en su sociedad una “dinámica cultural” que pasaba
igualmente por el aprendizaje del latín, del inglés y del francés. De esta
manera se podían encontrar en Francia los fundamentos de la “civilización” y en
la “rica, liberal, e industrial Inglaterra” las claves del progreso.
4 Después de la
aparición de trabajos de historiadores
como Roger Brew6, diferentes publicaciones como las de
Franck Safford y Malcom Deas permitieron situar a los
extranjeros y su papel en el desarrollo económico del país durante el siglo XIX.
Por el momento, la tesis de Rodrigo García Estrada, es, desde nuestro punto de
vista, la síntesis más completa e importante sobre los extranjeros en
Antioquia. En su tesis de Magíster, Garcia Estrada hace un trabajo innovador
con el objetivo inicial de “analizar la presencia de inmigrantes
extranjeros, principalmente europeos y norteamericanos, en el proceso de
modernización de la región de Antioquia, durante el siglo XIX y el principio
del siglo XX “. En esta tesis se retoman ciertas pistas seguidas por Roger
Brew. Una de las principales es el papel decisivo jugado por los extranjeros en
el desarrollo de la minería y la difusión de innovaciones tecnológicas en
ingeniería y metalurgia. García Estrada utiliza también la historia
empresarial, que desde su punto de vista ha permitido un nuevo enfoque de las
diferentes actividades económicas en las que los extranjeros han tenido un
papel importante, teniendo en cuenta sus relaciones con los empresarios locales
y el estado colombiano.
5 Si los estudios sobre
los extranjeros en Colombia son el objeto de varios trabajos de historiadores colombianos, las
publicaciones y las investigaciones sobre los franceses que se fueron de su
país, no son de mucha actualidad en Francia. De hecho, la historia nacional
francesa ha descuidado el estudio de los franceses que dejaron el país.
François Weil, durante un coloquio en diciembre 2002 sobre los franceses en las
Américas presentó diferentes razones para este problema.
6 La más importante es
el hecho que la historia de la emigración francesa tiene problemas con su
inscripción en una concepción de la historia nacional que no le presta atención
a las personas que, dejando el suelo patrio, abandonaron los deseos de figurar
en su historia. No obstante, los emigrantes vinculados con la historia colonial
de Francia benefician de un tratamiento diferente. Él recalca también la falta
de tomar en cuenta los trabajo hechos desde hace muchos años en la creación de
una historia social de Francia.
7 Las estrategias y las
lógicas migratorias según Weil no han tenido análisis sintéticos
globales. La historiografía francesa busca la manera de demostrar que las
migraciones de franceses responden a lógicas socio-económicas, con una
realización que pasaba por las redes familiares y sociales. Hoy se están
buscando lógicas políticas en los fenómenos migratorios.
La
política exterior francesa en el siglo XIX y América hispánica.
8 La actitud de las
autoridades francesas respecto a la emigración de miembros de la comunidad
nacional hasta América del Sur representa para ese entonces un gran
interrogante. El número total de emigrantes que se fueron para el nuevo mundo
durante el siglo XIX no era muy importante. Magnus Morner evalúa a 2.8% la
importancia cuantitativa de los franceses en el total de europeos que habían
emigrado hacia América del Sur entre 1854 y 1924.
9 De ese 2,8% de
franceses, Colombia absorbió sólo una pequeña cantidad. No poseemos cifras para
el total del país. No obstante, tenemos datos en el departamento de Antioquia.
Hay muy pocos franceses. Entre otros se censaron tres franceses en 1843, quince
en 1851, catorce en 1881, veintidós en 1884, cuarenta y ocho en 1918.
10 La presencia
francesa en la región que nos interesa no se debe inscribir en el estudio de
una inmigración masiva de personas. Se trata más bien de estudiar los múltiples
aspectos (entre los cuales una inmigración ínfima) que han participado a la
instalación de ésta en Colombia. El estudio de la acción diplomática francesa
es una de las numerosas claves de entendimiento de la acción de Francia en la
región durante el siglo XIX
Tenemos que subrayar la carencia de estudios sobre la política
exterior de Francia durante la primera mitad del siglo XIX. Después de 1850 se
trata de lo contrario. Sobretodo durante el Segundo Imperio y Napoleón III. A
partir de 1850, las autoridades instalan herramientas jurídicas para la partida
de franceses. El interés por la emigración de franceses hacia América hispánica
se vuelve a encontrar en el nivel más alto del Estado. El ejemplo más importante
es la expedición y colonización francesa en México que hace parte de una visión
de los concejales de Napoleón III quienes veían en esos nuevos espacios el
medio de aliviar a Francia de una parte de su expansión demográfica La
emigración podría ser provechosa para Francia gracias a las fortunas privadas
constituidas por los emigrantes. Napoleón III buscó también el medio de competir
con Gran Bretaña y los Estados Unidos en América. Durante todo el siglo XIX,
desde la formulación, por parte del presidente Monroe, de los nuevos principios
de política extranjera llamada más comúnmente como la “doctrina Monroe”, estos
dos países no pararon de intentar establecer una zona de influencia sobre el
continente americano, incluyendo a Colombia. El emperador francés era un
observador interesado en las relaciones de fuerza internacionales en esa época.
J.F. Lecaillon nota que en el plano estratégico, Napoleón III percibió lo que
estaría en juego en el futuro. Él temía el desarrollo de los Estados Unidos en
espacios más grandes. El poder montante de los Estados Unidos amenazaba la
supremacía europea, y había que oponer un contrapeso a la supremacía
anglo-sajona. En el proyecto “pan-latin”, él imaginaba el despertar en América
de las razas latinas de su sueño.
11 Como lo señala Raoul
Girardet, la segunda mitad del siglo XIX ve converger las preocupaciones de los
geografos y de los economistas que llevaban el desarrollo de una nueva doctrina
militante de la colonización. En su libro “ Colonización en los pueblos
modernos” escrito en 1874, Paul Leroy Beaulieu, yerno del economista Saint
Simonien Michel Chevalier, desarrolla una teoría general de la colonización que
según él puede tomar dos formas : una, unida a la emigración de personas y una
segunda relacionada con la emigración de capitales. Esta última es, de acuerdo
con él, un elemento esencial para el progreso económico, social, intelectual y
moral de las sociedades modernas a las que les abre nuevas posibilidades.
Durante los años 1880, después de una década de pausa en la expansión colonial
consecuencia de la caída del II Imperio, el desarrollo de los intereses
políticos, comerciales y financieros de los franceses por todo el mundo está de
nuevo en vigencia. Según Ortiz, para muchos en esa época, la influencia y el
poder adquirido en el exterior podría compensar los efectos de 1870 y permitir
a Francia restaurar su nivel de influencia en el mundo. Este autor nota que
esas ideas, si no tienen unanimidad, fueron sostenidas por el Ministerio de
Asuntos Exteriores y los medios económicos. Ivonne Suarez Pinzón nota en su
tesis que la búsqueda de nuevos mercados, y de nuevas fuentes de
aprovisionamiento correspondía a la “misión civilizadora laica” que se habían
fijado los demócratas franceses de la época, dirigidos por Jules Ferry,
promovidos por las Sociedades de Geografía. Esta concepción de “la grandeza
nacional” se encontraba en perfecta concordancia con la investigación de las
condiciones necesarias para la construcción del canal de Panamá, que con
México, es uno de los más bellos ejemplos de la tentativa de instalación de una
presencia durable en América Latina. Esa política exterior de expansión se
persigue durante la última década del siglo XIX, y le permite a Francia afirmar
su primacía frente a las otras potencias europeas.
12 Es entonces teniendo
en cuenta el conjunto de estos datos que puede escribirse la historia de la
presencia francesa en Colombia, aportando así nuevos elementos necesarios para
la construcción de una historia de esta presencia en el continente entero.
La
diplomacia francesa en Colombia
13 Para Colombia, las
correspondencias entre los representantes diplomáticos franceses en este país y
su ministro de tutela, nos revelan más elementos sobre los objetivos y la
historia de la presencia francesa en Colombia. Los fondos a nuestra disposición
se encuentran en París, en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
14 Como lo subraya Luis
Carlos Ortiz, la correspondencia está llena de ideas preconcebidas y de
opiniones cargadas de prejuicios, y de informaciones rutinarias. Tenemos que
notar también el carácter “racista” de muchas reflexiones que hicieron muchos
diplomáticos en esos textos. La instalación de una agencia francesa superior de
comercio en Bogotá en 1826, es la prueba del interés que el país tenía desde
muy temprano para Colombia. Desde el principio, el agente superior francés de
comercio en Bogotá defiende los intereses de los franceses presentes en el
país, sobretodo frente a la inestabilidad política de Colombia. En un reporte
del 29 de agosto de 1826, el agente de la época, Claude Henri Buchet Martigny
señaló al gobierno francés que los problemas políticos del país no favorecían
la implantación económica de franceses. En este mismo reporte, le
informa al ministro de la existencia de un decreto del gobierno de Bogotá en
que el precise que no es responsable de la seguridad de las personas, ni de las
propiedades de los extranjeros que siguieron viviendo en el país. No obstante,
en diferentes reportes, el representante diplomático señala el potencial del
país al ministro. Esos reportes tienen una inspiración ideológica racista muy
fuerte como se nota en estas frases:
15 El colombiano es
generalmente el enemigo del trabajo (...). Son los blancos lo que necesita
Colombia (y no los negros). No tanto en las regiones calientes, pero Colombia
ofrece climas variados. Se pueden cultivar numerosas tierras para los blancos,
sin peligro y sin más cansancio que en Europa.
Él identifica una zona favorable: la región de Santa Marta donde se puede cultivar plantas tropicales, y caña de azúcar.
16 Esas ideas
colonialistas y racistas están presentes en los escritos de Buchet Martigny. Su
colonialismo es económico, y el busca el medio de facilitar la instalación de franceses
en el país para explotar sus riquezas. Tenemos que subrayar que los agentes
consulares en la primera mitad del siglo XIX le apuestan sobre todo a la
agricultura.
17Las entradas
provenientes de las minas no tienen hasta este momento una real importancia
para Colombia. Su verdadero tesoro es la agricultura que será una fuente
inagotable de riquezas.
18 Durante esa época,
la idea de competir con los Estados Unidos, Gran Bretaña y los Países Bajos
está presente. De hecho, el representante de la diplomacia francesa buscó la
ejecución de un tratado de comercio con el gobierno colombiano. Esa negociación
parece haber tomado tiempo como lo subraya en diferentes cartas el señor Buchet
Martigny. En un decreto del 10 de agosto de 1831, el gobierno colombiano
acuerda finalmente las mismos ventajas concedidas a los residentes de los
Estados Unidos, de Gran Bretaña y de los Países Bajos a los franceses. El
interés en Colombia se refuerza en 1836 con la instalación de un cónsul de
Francia en Cartagena de Indias, puerto particularmente importante para el
comercio entre Colombia y Francia. En octubre de 1844, un convenio acuerda a
Francia el tratamiento de “nación más favorizada “.
19 Luis Ortiz explica
que los diplomáticos tenían un papel activo de contacto y de negociaciones con
el gobierno colombiano y un papel pasivo como simples observadores de la
situación política colombiana. En la última parte del siglo XIX, los agentes
consulares en Riohacha, en David (hoy ciudad panameña) y en Medellín, se
dirigen a París por el intermedio de los representantes diplomáticos de Ciudad
de Panamá (Riohacha y David) y Bogotá (Medellín). Las relaciones esenciales
entre los dos países son el comercio. Los puestos diplomáticos de Bogotá,
Panamá y Colón estaban ocupados por funcionarios del Ministerio de los asuntos
exteriores. Al contrario, los otros puestos estaban ocupados por el cuerpo
auxiliar, o sea comerciantes franceses. El país estaba dividido en dos
jurisdicciones: la legación o Consulado general de Bogotá para el interior del
país, el consulado de Panamá para la costa atlántica y la costa pacifica.
20 Luis Carlos Ortiz
desarrolla el concepto del “negociante-diplomático”, para hablar de los
diplomáticos franceses durante la segunda parte del siglo XIX. Ortiz se basa
sobre el hecho que una parte importante del cuerpo diplomático francés o de
otros países, instalado en Colombia estaba ligada con ciertas actividades
económicas y sociales del país. Él precisa que este concepto tiene una
significación más fuerte con el cuerpo diplomático a nivel consular: cónsules,
vicecónsules, o agentes consulares. En realidad los extranjeros instalados en
Colombia como comerciantes o negociantes ocuparon también el cargo de agentes
consulares. Esos hombres conocían muy bien el país y tenían relaciones muy
estrechas con la población además de una cierta influencia. Ortiz nota que la
integración en la sociedad del país pudo ser perjudicial a las relaciones
diplomáticas, como también la inexperiencia en la carga diplomática, y el
problema de los intereses personales.
El
caso de la presencia francesa en Antioquia
21 Nuestras
investigaciones confirmaron lo que escribía en 1999 Ivonne Suarez Pinzón: la
presencia francesa en Antioquia se concentró ampliamente en la explotación de
las minas de oro. Los ingenieros y las empresas francesas introdujeron en la
región nuevas máquinas y nuevas técnicas para el desarrollo de las minas en las
zonas que hasta ese momento no habían sido valoradas. Como otros europeos, los
franceses introdujeron diversos procesos permitiendo la instalación de la
metalurgia, absolutamente indispensable para el crecimiento y el desarrollo de
la agricultura y de los ferrocarriles.
22 Después del período
de independencia, se abre en Colombia el desarrollo de la mina de veta. Una de
las primeras empresas es la sociedad de minas de Antioquia que comienza a
explotar el yacimiento de “El Zancudo” en Titiribí. Francisco Antonio Zea se
dio cuenta que era necesario abrir la mina a inversores extranjeros, como única
manera de atraer el capital y el interés diplomático al el país. En 1822, Zea
fue nombrado ministro plenipotenciario en Europa y el presidente de la época,
el General Santander le encargó de reunir un grupo de científicos europeos para
facilitar la creación de una Escuela de Minas en Bogotá[34]. Siguiendo la
recomendación de Alexandre Von Humbold, esta misión científica se le confió al
francés Jean-Baptiste Boussingault, acompañado del médico y Zoólogo François
Désiré Roulin. Los intereses científicos de estos franceses van rápidamente a
mezclarse a los intereses económicos. Boussingault, en 1826 adquiere por cuenta
de la “Asociación Colombiana de Minas”, seis minas de oro y de plata en
Marmato, cinco minas de oro en Quiebralomo, y una de aluvión en Supía. Según
Poveda Ramos, los ingenieros de minas europeas, venidos con la llegada de las
compañías inglesas, introdujeron en Antioquia la mineralogía, la geología, la
hidráulica, la mecánica aplicada, la teoría del calor, la química orgánica, la
geofísica, el sismógrafo, la construcción de vías. De esta forma, Bousingault
introdujo el proceso de amalgamiento de arenas auríferas en Marmato en 1828,
así como la trituradora de metales.
23 En los años 1850, se
encuentra un movimiento mas amplio de emigración de franceses hacia Antioquia.
Si uno se refiere a los archivos históricos del departamento, se cuenta por
ejemplo trece actas entre 1839 y 1849 que conciernen a los franceses, contra
doce por solo el año de 1856. Este crecimiento no se trata de un hecho aislado,
y concierne también las otras nacionalidad de extranjeros, y se pueden
encontrar las razones en el nuevo contexto político de Antioquia de este
período. En efecto, el gobierno de Bogotá comienza unas reformas que traen como
consecuencia la reducción de la intervención del estado en la vida económica,
el desmantelamiento de los monopolios de Aguardiente y del tabaco, y una
disminución de las tasas sobre las importaciones. Leyes de descentralización
fueron promulgadas en 1850 y 1851, bajo la impulso del ministro Manuel Murillo
Toro, que conlleva a la cesión del el gobierno central de las provincias de la
gestión de ciertos impuestos. Es así como se declara el comercio de exportación
de oro lo que permite a los antioqueños a lanzarse libremente en la búsqueda de
mejores mercados. Los comerciantes se ponen en relación directa con Inglaterra
y con Francia.Rodrigo García Estrada subraya que se puede hablar de
un verdadero auge de la inmigración en Antioquia.
24 De este modo, en
1855 llegan a Colombia un grupo de franceses que marcaron ampliamente la
historia de la explotación minera de la región, durante la segunda mitad del
siglo XIX. Estas personas son el Conde Adolfo de Gaisne de Bourmont, Adolphe y
Paul de Bedout, Augustin de Colleville, Henri Brèche y Eugène Lutz. La mayoría
de los autores nos dicen que esos hombres habían llegado juntos a Colombia. Es
el caso de Luis Latorre Mendoza., retomado por Ivonne Suarez Pinzón..
Es difícil para nosotros de confirmar esas informaciones, puesto que por el
momento no hemos encontrado documentos que prueben la venida de un solo y mismo
grupo en la región. Así, Rodrigo García Estrada sitúa la llegada de Adolphe de
Bourmont en la región en 1863, incluso si él ya había invertido en Antioquia.
Podemos afirmar que de 1854 a 1856, aparecen las primeras actas notariadas que
tienen que ver con los franceses. Ciertos miembros de ese grupo se dirigen
hacia la transformación de minerías, e invierten en la fundidora más conocida
con el nombre de “Hacienda de Fundición”, situada en Titiribí que ocupa un
lugar importante en la historia de la explotación minera en Antioquia. Es el
caso de la “Hacienda de fundición” de Titiribí, o de la fundición de Amagá.
Estos establecimientos sirvieron de igual manera como escuelas de aplicación
para los primeros alumnos de las escuelas técnicas de Medellín, como la Escuela
de Artes y Oficios, o la Escuela de Minas. Además, los ingenieros franceses que
allí trabajaban fueron o habían sido ingenieros en los sitios de producción..
25 Una de las grandes
particularidades de la presencia francesa en Antioquia es que está ampliamente
unida a la élite local. Se debe principalmente al lugar que esta
última ha ocupado en la historia política y social de la región, el período
federalista habiendo consolidado la implantación y la influencia de un grupo de
notables, tanto liberares como conservadores. De esta manera es habitual
encontrar colombianos y franceses asociados por contratos para el desarrollo o
la explotación de una mina, la creación de una empresa o la instalación de una
escuela técnica. La existencia de las redes uniendo estos antioqueños, así como
los que de entre ellos de viaje por Europa, es de considerar.Las
fuentes han claramente indicado que la instalación de ciertas sociedades
francesas, sobretodo la Compañía francesa de Segovia (la Compagnie Française de
Ségovie), se concretizó gracias al trabajode los colombianos en París, y
gracias la insistencia de la casa “ Ospina Hermanos “. La historia de la
compañía Francesa de Segovia ilustra perfectamente los lazos que unían los emprendedores
franceses a la élite de Medellín (y sobretodo el francés León de Coincy, y la
familia Ospina). Este tipo de asociación entra en lo que se llama
“Free-Standing Companies ” termino que nos viene del inglés y que se utiliza
para las organizaciones de empresas en las que el presidente, sus colaboradores
próximos, se encuentran en el país de origen, y un gerente y sus empleados en
el país donde se encuentras los yacimientos. Si ella concede el derecho de
explotación de estas minas, la casa “Ospina Hermanos” obtiene una parte de sus
rentas. De esta manera, en lo que concierne la mina “El Aporreado”, cuyo
contrato de explotación se firmó el 14 de septiembre de 1888, en este se
precisa que los Ospina cedieron a León de Coincy la mitad de la propiedad de la
mina, pero que contrapartida, la compañía francesa tenía que pagar una suma de
cien mil francos a los Ospinas, y financiar la instalación de los equipos y
materiales diversos (motores, wagones, etc.) necesarias para la explotación.
Las dos partes se tienen mucha confianza, ya que León de Coincy nombra a Tulio
Ospina como el agente de la compañía Francesa de Segovia en Medellín De otro
lado, el estudio de los archivos de correos diplomáticos colombianos en Francia
(consulados generales de El Havre y de Burdeos particularmente) nos indica que
los representantes del gobierno colombiano en Francia durante la segunda mitad
del siglo XIX realizaron una publicidad activa para el país (en especial en la
prensa local), alabando el potencial en el campo agrícola o minero para
interesar los eventuales inversores. Esta activa propaganda que buscaba seducir
los empresarios emprendedores y a los financieros, y no a los aventureros sin
capital, fue relevado por la aparición de revistas en París, haciendo una
exposición precisa de la situación del país y sus recursos naturales.
26 Sin embargo, no hay
que limitar la presencia francesa al solo campo minero. Los censos muestran que
algunos franceses eran comerciantes o artesanos Entre ellos, unos cuantos
conocieron cierto éxito y se integraron en la sociedad Antioqueña, como la
familia de Paul de Bedout, que se volvió célebre gracias a la “Editorial de
Bedout”. Por otra parte, los empresarios emprendedores franceses fueron muy
ofensivos para intentar obtener ciertos buenos contratos de equipamiento como
la construcción del ferrocarril de Antioquia, o del tranvía de Medellín
Finalmente no podemos olvidar el lugar ocupado por las congregaciones
religiosas francesas en la creación de la institución de asistencia en
Medellín, o la creación de escuelasEl papel educativo de las religiosas al
final del siglo XIX es supremamente importante, sobretodo durante el período de
la “Regeneración”.
27 Es a partir de los
años 1850 que, de manera extraña, las autoridades francesas se preocupan,
verdaderamente por el interés que representan las minas en Colombia, sobretodo
las de Antioquia, y a los franceses que están instalados en esa región. El 21
de octubre de 1859, el encargado de asuntos en Bogotá envía una carta a París
en la que precisa que recibió una solicitud para la instalación de una agencia
consular en la capital del estado de Antioquia El interés de la Delegación de
Francia en Bogotá para los recursos mineros de Antioquia fue tardío. Durante la
primera mitad del siglo XIX, los diplomáticos franceses se interesaron en las
potencialidades de la agricultura y al comercio, y es solamente después de 1850
que la explotación minera parece interesar a los funcionarios franceses. En una
carta del “Legado Francés” en Bogotá al ministro de asuntos exteriores, de 21
de marzo de 1858 se señala la introducción de nuevos procesos que animaron la
producción de oro en las minas del Estado de Antioquia. Es después, desde París
y del ministro en persona, que se manifestó el interés para la región. En
realidad, la solicitud de instalación de un agente diplomático en Medellín para
los franceses instalados en Antioquia había sido rechazada por la delegación de
Bogotá[55]. En una carta del 28 de marzo de 1861, el ministro escribe:
28 Señor Barón, la
asociación establecida en las paredes de la cámara sindical de comercio de
exportación acaba de hacerme pensar en la utilidad que presentaría la creación
de una agencia consular en Medellín para las casas francesas que despachan
productos [ilegible]. En esta carta, de la cual encontrará una copia anexada,
esta sociedad da a conocer los recursos agrícolas y mineros de la Provincia de
Antioquia donde se encuentra Medellín, los establecimientos metalúrgicos
numerosos que ella contiene y que pertenecen en gran parte a franceses, en fin
las salidas que ofrece a nuestras mercancías cuya importación se elevaría desde
ya anualmente a más de cuatro millones. Parece que una petición con el mismo
objetivo ya le había sido formulada a usted por los franceses establecidos en
Medellín y que usted había juzgado poco pertinente darle una continuación,
considerado la medida que solicitaban como realmente inútil (…). Pero
consideraciones de otro orden que hoy hacemos valorar y que se unen al
desarrollo de nuestro comercio de exportación en este país serían tal vez de
naturaleza a motivar la creación de una agencia en Medellín. Creo deber, en
consecuencia, señor Barón, rogarle que examine de nuevo esta cuestión y que me
cuente su opinión
29 Primero que todo
algunas dificultades van a impedir la creación de la agencia consular en
Medellín, porque esa ciudad no hacía parte de las ciudades autorizadas por el
gobierno colombiano para la instalación de un representante consular. En una
carta del 31 de mayo de 1864, el ministro precisa que “la creación de la
agencia de Medellín sería de un gran interés para nuestro comercio,
contribuyendo a la regularidad de las correspondencias y la seguridad de las
entregas en lingote de las materias “. En una carta del 2 de junio de 1865,
el gobierno colombiano reconoce Henri Breche como vicecónsul de Francia en
Medellín Breche era el director de la hacienda de fundición de Titiribí[59], en
los años 1850, o sea que se había instalado desde hace varios años en la
región. Se trata de un conocedor de Antioquia, acostumbrado a tener relaciones
industriales y comerciales con las grandes familias de la región. Teniendo una
relación muy cercana con el Conde de Bourmont, este lo escoge en varias
ocasiones como su representante durante ciertas transacciones. El 1 de enero de 1876, una carta precisa
la lista del personal consular francés en Colombia. En Medellín el agente consular
de la época es Eugène Bonnet, nombrado el 2 de diciembre de 1872. Bonnet no
parece cumplir su función correctamente, porque en una carta del 26 de agosto
de 1876, el cónsul general escribe al ministro su descontento, explicando que
el señor Bonnet abandonó su puesto en Medellín desde hace algunas semanas, lo
que provocó las denuncias de siete comerciantes franceses de la ciudad: Paul de
Bedout, Pierre Bouhot, Emile Boyne, el conde Adolfo de Bourmont, Henri Lebrun,
Louis Lebrun et Joséphine Berlire.
30 En 1879, el archivo
contiene la mención de un nuevo agente consular en Medellín, en la persona de
Eugène Lutz que fue profesor de matemáticas en la Escuela de artes y oficios en
compañía de Enrique Haeusler,
Por el momento no hemos encontrado los apellidos de los otros agentes que
ocuparon esa función hasta el final del siglo XIX.
31 La creación de la
agencia en Medellín coincide con el aumento de las referencias en los archivos
a las actividades industriales y económicas de la región de Antioquia. El
archivo de París presenta muchas páginas con detalles interesantes. A partir de
los años 1850 hay un cambio de punto de vista con el desarrollo económico de la
región. En un reporte del 25 de agosto 1872, el representante en Bogotá subraya
que Antioquia es “un Estado inmenso, rico en minas y aislado de los otros y su
comercio con los estados de Boyacá, de Cundinamarca y de Santander es
insignificante debido a la falta de vías de comunicaciones (…). La población de
Antioquia es enérgica, emprendedora y laboriosa, y a pesar de su aislamiento,
es rica”.
32 En otro reporte del 29 de mayo de 1875, el
diplomático censó, en 1874, 206 minas de veta y 355 minas de aluvión en
Antioquia que empleaban 16.000 obreros. En este reporte, el funcionario
precisa:
33 Entre los
establecimientos de extracción del oro, en el estado de Antioquia, en primera
línea, está la mina llamada del “Zancudo” en el distrito de Titiribí. Su
producción anual es de 1´250.000 francos. Ella emplea 500 obreros
34 El documento más
interesante es un anexo a un despacho del 27 de octubre de 1881, intitulado “ Minas
de oro y de plata del Estado de Antioquia y de los estados limítrofes “. El
funcionario explica que “ El conde de Bourmont ha formado una sociedad para
desviar el Río Nus, secar una parte de este y explotar metales preciosos “.
Él sigue con la presentación de una compañía en París, llamada “Gustave LEHMAN
et cie.”, con el objetivo de utilizar en Colombia las dragas del ingeniero
Bazin. Esas dragas suben con pompeo la arena del río en el barco. La primera
draga empezó su trabajo en el río Nechí
en diciembre 1880. Estas maquinas valen 200.000 francos y necesitan un barco a
vapor.El diplomático sigue su reporte con la presentación de los bocartes,
implantados por Tyrell Moore en Antioquia, que muelen las arenas auríferas.
Explica también que el número de filones de oro en Antioquia es muy importante
y que “ cada día, el diario oficial del Estado publica concesiones de nuevos
filones descubiertos.” El sitúa el mejor centro minero de Antioquia en
Remedios y sus afueras, donde está implantada la compañía inglesa “Bolivia y
Frontino”.
35 Respecto a las minas
de plata, el funcionario presenta los establecimientos de Titiribí, y la
asociación entre Tyrell Moore y el conde de Bourmont para construir la Hacienda
de Fundición de Titiribí, que según él, costó como 1 millón de francos.
36 También explica que
explotaron las minas superficialmente y de manera muy primitiva. De acuerdo con
él, la razón es que muchas minas son explotadas por lo que el llama “ las
pequeñas asociaciones minera de Antioquia “, constituidas de “ obreros e
ingenieros mal formados y sin capital suficiente “:
37 Comprendemos
perfectamente que una compañía dueña de un fuerte capital trabajará de otra
forma que las pequeñas asociaciones mineras de Antioquia. La compañía será
capaz de procesar de 8 a diez filones a la vez. Si uno de los filones se
empobrece podrá seguir la explotación del filón hasta que alcance otra parte
abundante. (…) Además, la extracción en grande le permite tener a su servicio
un ingeniero o un practicante instruido (…) Todas estas causas explican el
éxito que ha obtenido la compañía inglesa de Bolivia y de Frontino (…)
Entonces, es de desear, me parece, que nuestras compañías se afanen por hacer
estudiar estas minas si no quieren que los estadounidenses y los ingleses se
les adelanten.
38 En los primeros años del siglo XX, en perpetua
competencia con los Estados-Unidos, con Alemania, y con Inglaterra, Francia
estaba perdiendo el impulso. El último reporte cuantitativo y cualitativo que
tenemos sobre «la colonia francesa» en Antioquia se encuentra en una carta del
legado francés en Bogotá del 18 de septiembre de 1913 . Ese documento nos da
una visión general de la situación de la influencia francesa en esa región y
sobretodo en Medellín :
39 Si sacamos a la
comunidad religiosa que forma un gran grupo, la colonia francesa en Antioquia
consta de muy poca gente. Los Franceses que he tenido la ocasión de conocer
ocupan muy buenos puestos. Unos son ingenieros del ferrocarril del Estado de
Antioquia, otros hacen comercio (...). Lamentamo solamente que el número de
franceses sea tan reducido, unos veinte a lo máximo, mientras que la colonia
alemana es tan importante que los alemanes de origen ocupan situaciones muy
visibles en la vida social de Medellin. El idioma inglés se encuentra muy
difundido en esa región que mantiene relaciones comerciales con los Estados
Unidos y Inglaterra , pero el uso del francés se conserva gracias a la
enseñanza impartida en los colegios sostenidos por hermanos cuya mayoría son franceses.
Conclusión
40 Aunque en términos
cuantitativos la presencia francesa en Antioquia y más globalmente en Colombia
fue débil, esta tuvo un impacto para nada despreciable. El estudio de este
fenómeno en efecto traspasa los límites de esta provincia colombiana ya que
puso en evidencia los aspectos políticos y diplomáticos de la cuestión,
siguiendo al mismo tiempo las fluctuaciones de la política de emigración de
Francia hacia esta región del globo y la evolución de la política de
inmigración deseada por el poder de la joven república colombiana a partir de
su independencia. El caso de Antioquia, muestra la manera como los diplomáticos
promovieron las inversiones francesas en la minería en Antioquia, y
corresponden muy bien al concepto de «negociante-diplomático» inventado por
Luis Carlos Ortiz en su tesis. De una manera más amplia, el estudio del trabajo de la diplomacia en Antioquia y
Colombia contribuye a la historia de las relaciones económicas y diplomáticas
entre Francia y los países de América del Sur. De otro lado, el estudio de este
tema nos permite conocer más la comunidad francesa en Colombia y, por supuesto
en Antioquia. Así, los archivos nos permiten avanzar la idea que esos
Franceses, que implantaron aquí establecimientos comerciales, o de minería,
establecieron una forma de colonia, y que se organizaron para defender sus
intereses, como lo demuestra la implantación de una representación diplomática
y comercial en Medellín, creada después de una solicitud de nacionales
instalados en Antioquia. Por fin, los archivos diplomáticos y la historia
diplomática donde aparecen los apellidos y nombres de esos franceses que han
tenido un papel importante en Antioquia son el único medio que los une a la
historia nacional de Francia, la cual, como lo hemos dicho en la primera parte,
los tenía olvidados.
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