Lealtad… tan fácil
que es pronunciarla y ofrecerla, pero que difícil es cumplirla, es un
compromiso moral de honda significación, está asociada a la fidelidad,
confianza y rectitud recíproca; coloquialmente se dice que la lealtad, es como
el embarazo, no admite término medio, es decir se está o no se está embarazada,
se es o no se es leal; debe ser de un cien por ciento de aceptación y de
cumplimiento.
Se aplica en todas las actividades y
circunstancias del ser humano. En las organizaciones piramidales, la lealtad
debe profesarse en ambos sentidos, es decir de subalterno a superior y
viceversa. La lealtad, es más que un compromiso ineludible, es una obligación
de carácter moral; es el cumplimiento de
la palabra ofrecida, sin llegar a la sumisión ni a la adoración del superior;
ella, debe mantenerse con firmeza y constancia, porque no busca más beneficios
que el orgullo y satisfacción de quien la profesa dignamente, sin importar las
consecuencias futuras.
Lealtad es estar al lado del amigo, del jefe o
superior, de la familia en las buenas y en las malas. La lealtad no se
improvisa, ni se impone con abusos de autoridad, ni amenazas ni mucho menos con
actos deshonestos, es ser y no parecer.
La persona leal, no
espera el éxito a primera mano, ni
perdona a quien se aleja por conveniencia, ese acto se denomina
deslealtad. La lealtad se presenta como un comportamiento responsable y hasta
sagrado; existen países que han institucionalizado “El Día de la Lealtad”; en la población de Chihuahua en México, se
encuentra el Museo de la Lealtad. Cuantas personas han fallecido defendiendo la
lealtad a sus principios por los que cree y lo motivan, sin esperar a cambio
otra retribución que el deber cumplido y la satisfacción personal.
Nuestro Libertador en carta al Presidente de
las Provincias Unidas de la Nueva Granada el 10 de julio de 1815 dijo: “El que abandona todo por ser útil a su
patria, no pierde nada y gana cuanto le
consagra”.
Desempolvando los
libros conseguimos una carta, que por su
contenido viene como anillo al dedo al tema en cuestión.
Puerto Cabello 18 de julio de 1892
Señor general S.L
El Palito.
“Extraño me ha sido
recibir en estos momentos su carta que contesto, y que con el título de amigo
me dirige, toda vez que entre nosotros no ha habido relaciones de ningún
género, ni nos hemos cruzado jamás un saludo, y más extraño me ha sido en el
sentido que usted lo hace.
A hombres de mi condición, que sirven con
absoluta lealtad a una causa, no se le hacen semejantes proposiciones, que
llenan de vergüenza a quienes la aceptan, y de infamias a quien la dirige.
Usted general, se ha equivocado conmigo, yo no soy de esos pusilánimes, que sin
fe en el corazón y criterio en la mente, abdican de sus deberes en los momentos
de prueba y de conflictos.
Yo no soy como esos
hombres que en la política hacen como los jugadores de oficio, jugar con las
barajas. Si usted y sus compañeros de armas para mayor triunfo y mayor gloria,
les hace falta que un traidor más vaya a engrosar sus filas, no es a mí a quien
deben buscar, porque sostenedor de un gobierno que me honra de su confianza,
sería más digno caer con él, vencido,
que asistir al festín de sus vencedores lleno de envilecimiento y vergüenza.
…Guardo su carta
para enviársela envuelta en los tacos de un cañón”.
Firmado
Coronel J.C.F
Por: QH.·. Eumenes Fuget Borregales
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