miércoles, 24 de julio de 2013

Discurso pronunciado por el Dr. Ricardo León Celaya, con motivo de la celebración del Natalicio del Libertador, Simón Bolívar y la incorporación de distinguidas personalidades a la Sociedad Bolivariana del Estado Carabobo, en la Casa Páez, Valencia, 24 de julio de 2013



Me permito comenzar mi intervención, expresando mi gratitud personal y de mi amada familia, a la Junta Directiva de la digna Sociedad Bolivariana del Estado Carabobo, al designarme Orador de Orden, en la Celebración del Bicentésimo Trigésimo Aniversario del Nacimiento del más elevado Caraqueño,Venezolano y Americano. No puedo soslayar, el honor de representar a las distinguidas personalidades, todos orgullosos del prestigioso rédito de la solvencia personal, profesional, académica, científica, cultural y ciudadana. Capaces de soportar y disfrutar con entusiasmo, la más exhaustiva, de las auditorias de la vida, de la familia y de la sociedad. Todos, con insondable vocación divulgadora, ingresamos para unir esfuerzos y conocimientos en beneficio de la excelsa misión, que por reglamentos y moral ciudadana, se nos impone.A la Distinguida profesora, Liliam Carrillo, Presidenta de la Sociedad Bolivariana del Estado Carabobo y su eficiente equipo de trabajo, nuestro juramento, de no defraudar la confianza depositada en nosotros. Hoy 24 de julio de 2013, Bolívar y el glorioso pasado, nos congregan en esta casa de Páez, residencia con historia permanente. En el “Parte de la Batalla de Carabobo dirigido al congreso”, el libertador escribe: … “El General Páez, a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente Coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo que en media hora, todo él fue envuelto y cortado… y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido, en el campo de batalla, el empleo de General en Jefe del Ejército”.

El 6 de enero de 1827, procedente de Puerto Cabello en su periplo desde Lima, al llegar a Valencia, Bolívar escribe al Gral. Pedro Briceño Méndez: “A Páez, le tengo la más absoluta confianza, yo respondo con mi vida por su fidelidad”.Modernamente, el “Poeta del Pueblo”, Andrés Eloy Blanco, recita: “A través de Páez se llega inmediatamente a Venezuela, no hay un patriota que se haya parecido más a su Patria y no hay un guerrero que se haya parecido más a su campo de batalla”. En palabras del jefe realista Pablo Morillo, a las autoridades españolas: “Dadme a un Páez y cien mil llaneros y le deposito Europa a sus pies”.

Incuantificable número de Ilustres venezolanos, Ciudadanos y pueblo en general, en cualquier escenario y por indefinido tiempo, disertarían con profundo regocijo acerca de la inigualable e irrepetible Biografía del Libertador y sus acciones. En mi humilde caso, por razones pedagógicas y en complacencia al respeto de la sed, de historiólogos, por la obra de Bolívar, voy a ser puntual y destacar atributos del héroe, en mi exposición. A quién, lo denominaré en lo adelante, EL GRAN VENEZOLANO. En la obra, BOLÍVAR SIEMPRE, del Dr. Rafael Caldera, primera edición, 1994, portada del boceto de Bolívar para el cuadro, Los Causahabientes, de Tito Salas, impreso por Monte Ávila latinoamericana, página 16, el prestigioso autor, nos obsequia un mensaje de José Martí, el cual encaja perfectamente con mi intención. Cito “de Bolívar, no se puede hablar sino con una montaña por tribuna, o entre relámpagos o rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía descabezada a los pies”.


GÉNESIS DEL GRAN VENEZOLANO

Un 24 de julio de 1783, hace doscientos treinta años, en la residencia familiar, ubicada entre las esquinas de Traposos y San Jacinto, producto de la unión de Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios Blanco en la apacible Caracas colonial, disfruta por primera vez, la luz del mundo, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios.

Su llegada, la privilegia la fortuna material con un aporte de su padrino y pariente, el padre Juan Félix Jerez-Aristiguieta y Bolívar, al favorecerle con un rico patrimonio conocido en la historia, como “vinculo Aristiguieta”.

EL SACRAMENTO DE CRISTIANO DEL GRAN VENEZOLANO

Al momento del bautizo en la catedral de Caracas el 30 de julio, a sus seis días de nacido, por el Pbro. Juan Félix Jerez-Aristiguieta, su padre deseaba llamarlo Pedro.Pero, el presbítero propuso el nombre de Simón, por ser Simón su quinto abuelo, el primer Bolívar en llegar a América.

Al tenerlo en sus brazos y antes de derramar agua bendita, sobre su frente, el presbítero exclamo: ¿Quién sabe qué será de este niño cuando crezca? La familia Bolívar, era devota del augusto misterio de la Santísima Trinidad. Una piadosa costumbre, señalaba, que el niño al nacer, debía llevar el nombre del Santo correspondiente el día de su nacimiento, muchos pensaban que había nacido el 28 de octubre, día reservado a San Simón y San Judas Tadeo; de allí, que el Onomástico del Libertador, se celebra por todo lo alto, cada 28 de octubre desde 1817, por disposición del General Carlos Soublette.

En 1919, se elimina como día de fiesta nacional, para evitar confusiones con la verdadera fecha, la cual, es el 24 de julio. Es pertinente resaltar, que la única institución que mantiene el 28 de octubre como fecha Onomástico del Libertador, es la Sociedad Bolivariana del Estado Carabobo,la cual, cumple la noble y afanosa misión de estudiar y divulgar los postulados del elevado Padre de la Patria, cuya vida, estuvo llena de altibajos, signadas por la gloria y la desgracia.

EL GUERRERO, ESTRATEGA Y GRAN VENEZOLANO

El 3 de julio de 1811: son conocidas, las acertadas palabras del guerrero, estratega y gran venezolano en la Sociedad Patriótica. ¿Trescientos años de calma no bastan?... ¡pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad sudamericana!... ¡vacilar es perdernos!

Esta arenga, sirvió para motivar al valenciano Miguel Peña, quien, en misión de la Sociedad Patriótica, se dirigió al Congreso, para disipar con su vehemente discurso, las dudas de los Diputados Constituyentes, quienes, deciden tratar con firmeza, cuando empezar a ser venezolanos.

Con la declaración de la independencia, materializada el glorioso 5 de julio, empezamos a ser venezolanos, antes se nos denominaba, españoles americanos. Destaca como estratega militar, al iniciar sus campañas en el Bajo Magdaleno, en diciembre de 1812, con apenas, setenta voluntarios.

En Cúcuta, inicia el 14 de mayo de 1813, la fulgurante Campaña Admirable, matizada con la proclama de Guerra a Muerte en Trujillo, el 15 de junio de 1813. Llega victorioso a Caracas, el 6 de agosto de 1813; la municipalidad le designa, el 14 de octubre, capitán general de los ejércitos con TITULO DE LIBERTADOR, ante lo cual, agradecido, contesta el día 18: “Libertador de Venezuela, título más glorioso y satisfactorio para mí, que el cetro de todos los imperios de la tierra”. No puedo soslayar lo que escribiría más tarde, su hermana María Antonia. Cito “ese es tu verdadero título, el que te ha elevado sobre los hombres grandes y el que te conservará, las glorias que has adquirido, acosta de tantos sacrificios”. Este bello mensaje epistolar, testimonia fielmente, el sentimiento de respaldo y solidaridad en la familia, por el disfrute de las inagotables acciones patrióticas del héroe. El 2 de enero de 1814, en un discurso, en la iglesia de San Francisco en Caracas, nos dejó un axioma: “Un soldado feliz, no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las leyes ni del Gobierno; es el defensor de su libertad”. En su conocido manifiesto de Carúpano, el 7 de septiembre de 1814 indica: “Yo os juro, o Libertador o muerto”.

A pocos meses de estar desterrado en Jamaica, escribe el 6 de septiembre de 1815 a Henry Cullen, un “Caballero de la isla”, su famosa “Carta”, en la cual expuso, su amplio criterio sobre la situación hispanoamericana, pasada y actual, con definido valor sociológico, político y militar. Una de sus grandes hazañas militares como estratega, fue la Campaña de la Nueva Granada, iniciada el 27 de mayo de 1819, en los llanos apureños. Donde resalta el estoicismo ocurrido en el Páramo de Pisba, a casi cuatro mil metros de altura; aplicando el Principio de la Guerra de la Sorpresa, atraviesa senderos rodeados de barrancos y peñascos, que apenas posibilitaban la marcha. El insoportable frío, la lluvia y granizo, fueron condiciones adversas, que obligó a darles palizas a los soldados, para superar “el mal de páramo”. La caballería llegó sin caballos, sin armas y nada que los molestase, por su peso. Sobre esta odisea, relata Andrés Eloy Blanco: “un soldado preguntó a otro ¿tienes frío?, para que frío si no tengo cobija”.

Así de recios, son nuestros inmortales soldados llaneros, que ante los grandes problemas, anteponían su voluntad de vencer. Ya en Socha, Bolívar, reorganiza su ejército para triunfar en Gámeza, Pantano de Vargas y Boyacá el 7 de agosto. Otra genial estrategia, la Campaña de Carabobo, concluida el 24 de junio de 1821, planificada y ejecutada con tal habilidad, que concentró en San Carlos 6.500 soldados, mientras, varios jefes realizaban misiones de distracción, de las fuerzas realistas en Caracas y San Felipe.

Bolívar, vivió uno de sus momentos más difíciles, el 4 de julio de 1817, rodeado de fuerzas realistas en Casacoima, hacia la desembocadura del Río Orinoco y permanecer varias horas en sus aguas. Rescatado en la noche, en estado febril, dijo a sus compañeros: “todo el territorio donde estamos será liberado, y entonces se salvará Venezuela y la Nueva Granada; yo los conduciré a libertar a Quito, Perú y todo el continente americano”.

Los oficiales presentes, estupefactos, mirándose unos a los otros, comentaban en voz baja: “todo está perdido, lo que era de nuestra confianza, helo aquí, loco y delirando”.

Que equivocados estaban; en Casacoima, Bolívar, visualizaba en 1817, proféticas inspiraciones, el futuro le daría la razón. El memorable 15 de febrero de 1819, el Libertador, presenta ante el soberano Congreso reunido en Santo Tomás de Angostura, su elocuente discurso conocido como el “Mensaje al Congreso de Angostura”, obra de alta factura, por su contenido político, educativo, social, moral y humanístico, donde expuso los fundamentos del proyecto de constitución; aún estudiado en el Derecho.

En el referido mensaje, que forma parte de sus Documentos Fundamentales, aboga de nuevo por la libertad de los esclavos, la organización de los gobiernos y exalta los principios democráticos. Nos dejó, la admirable sentencia del Poder Moral junto a la Educación, por ser los polos de la República, aspectos que mantienen y acrecientan su vigencia.

Sin exagerar, se establece que las enseñanzas del Libertador, constituyen la Biblia política de los pueblos. Bolívar, consideraba que; “La justicia es la reina de las virtudes ciudadanas, porque es la que conserva la república”.

En lo social, nos dejó su visión, “El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.

LA ÉTICA, LA MORAL Y EL GRAN VENEZOLANO.

La violación de los postulados éticos y morales por el flagelo de la corrupción, fue una de las más grandes preocupaciones del “Padre de la Patria”, consideraba que el único medio de erradicar este delito, era mediante la elaboración y la aplicación de severas leyes. El 11 de septiembre de 1813, sitiando al castillo de San Felipe, de Puerto Cabello, firma un Decreto de aplicación a los defraudadores de la renta del tabaco: “todo aquel que conviniere en defraudar, los caudales de la Renta Nacional del tabaco, será pasado por las armas y embargados sus bienes”.

Desde Pativilca-Perú, le escribe el 15 de enero de 1823, al general porteño Bartolomé Salom: “La impunidad de los delitos, hace que estos se cometan con más frecuencia; al fin llega el caso, en que el castigo no basta para reprimirlos”.

El 12 de enero de 1824 en Lima decreta: “Todo funcionario público, a quien se le conviniere en juicio sumario por haber malversado o tomado para sí, los fondos de diez pesos para arriba, queda sujeto a la pena capital. Los jueces, a quienes según la ley, compete este juicio, que en su caso no procediesen conforme a este decreto, serán condenados a la misma pena”

EL HOMBRE UNIVERSAL, DIPLOMÁTICO Y GRAN VENEZOLANO.

Como hábil diplomático, sostuvo que los conflictos internacionales, se debían arreglar a través de la consulta popular, tal como lo realizó en Guayaquil y el Alto Perú.

Colocó sobre el tapete, el principio del Equilibrio del Universo, muy adelantado para la época, mediante el cual, ningún país por poderoso que fuese, podía someter a país más pequeño.Señalaba la autodeterminación de los pueblos y la no intervención. Fue el primero en proclamar el arbitraje, como forma de lograr la paz y la justicia.

El 7 de diciembre de 1824, dos días antes de que se librara la batalla de Ayacucho, cursó una “Invitación a los gobiernos de Colombia, México, Rio de la Plata, Chile y Guatemala, a formar el Congreso de Panamá, para sentar las bases fundamentales de las relaciones, capaces de unir a los países de la América. Bolívar, fue el primero en proponer el principio de territorialidad romano del Utis Possidetis Iuris; es decir, que los nuevos estados, tendrían como fronteras, las que les corresponderían a las colonias españolas en 1810, provisionalmente, hasta la existencia de un tratado.

LA ESCRITURA Y LA MUSA POÉTICA DEL GRAN VENEZOLANO


Quizás, los escritos más conocidos de Bolívar, son sus proclamas y discursos. Pero, el innegable aporte, entre muchos, de Marisol Rey Castillo, publicado en la revista “papeles 2010” volumen dos, número tres, de la Facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad “Antonio Nariño”, Bogotá. Colombia. Cataloga la poesía lírica del Libertador, como sencilla, ligera, con temas de amor, mitologías, bíblicos, fauna y flora. Y en un segundo periodo literario, se inclina hacia la poesía patriótica, en forma de Odas e Himnos sobre las guerras independentistas.

Un sublime poema en prosa es: MI DELIRIO SOBRE EL CHIMBORAZO, donde resalta el ensueño que el protagonista vive, oigamos “llego, como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco al tocar con mi cabeza, la copa del firmamento y tenía a mis pies los umbrales del abismo”. Se aprecia, la figura literaria delirante y ensoñadora, al encuentro con el tiempo. Acá, no hay razón, sino imaginación y fantasía poética.

EL COMUNICADOR SOCIAL Y GRAN VENEZOLANO

Bolívar, obtuvo tiempo para divulgar sus ideas como comunicador social; en carta a Fernando Peñalver, el 1ro de septiembre de 1817: “La imprenta, es tan útil como los pertrechos en la guerra y ella es la artillería del pensamiento”; en Angostura, funda el 27 de junio de 1818 “El Correo del Orinoco”. Fuera de Venezuela fundó siete periódicos y en algunas ocasiones, utilizaba seudónimos, como: Juan Trimiño, Filo Díaz o el llanero Maturinés.

EL DOLOR, LA FRUSTRACIÓN ESPIRITUAL Y POLÍTICA DEL GRAN VENEZOLANO.

Sin llegar a los 10 años, ya era huérfano de padre y madre; sentimiento que le inspiraría en 1825 en Chuquisaca, dictar un decreto para proteger la infancia. 8/11

“… gran parte de los males de que adolece la sociedad, proviene del abandono, en que se crían muchos individuos, por haber perdido en su infancia el apoyo de sus padres”. En Madrid, conoce a María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, con quien se casa prontamente y la trae a Venezuela. Pero, enviudó antes de cumplir un año de matrimonio. Destrozado espiritualmente, regresa a Europa, donde se reencuentra con Simón Rodríguez, su viejo maestro, con quien compartió sueños políticos; sostenía ideas constantes de libertad, haciendo honor a la palabra empeñada en plena juventud.

La tarde del 15 de agosto de 1805, en la eterna Roma, en la colina de Monte Sacro, en presencia de Don Simón Rodríguez y su primo Fernando Rodríguez del Toro, lanza su principal juramento, de no descansar su brazo y su alma hasta ver a la América libre de las cadenas que la oprimían, por voluntad del imperio español. Antes de jurar, preguntó a Don Simón: ¿Si en esta fragua, que es la América, yo arrojara mi alma que es de hierro y oro, ¿Que surgiría maestro?... Robinson le contesta: … ¡la libertad! Igualmente estudiamos que Bolívar realizó y cumplió otros juramentos; el 22 de enero de 1803, jura no volverse a casar. En septiembre de 1812, en Curazao se dejó crecer los bigotes, quitándoselos en Potosí el 26 de octubre de 1825, y el 17 de diciembre de 1823, en el cerro de Santa Apolonia, en Cajamarca, al norte de Perú, ante una Cruz de piedra donde ajusticiaron a Atahualpa en julio de 1533, jura defender la raza indígena. El escritor, Rufino Blanco Fombona, en su obra “Las Mocedades de Bolívar”, apuntó que: “A los príncipes los educan para ser reyes, a Bolívar lo educaron para vivir libremente, él exageró un poco y se convirtió en Libertador”. Nuestro homenajeado y cumpleañero eterno, logra la emancipación donde predominaba la desigualdad y el despotismo.Al Padre de la Patria, le dolió en su alma, ver desmoronarse, cual castillo de azúcar, al humedecer sus bases, la obra más querida de su corazón, la República de Colombia, conocida como “Colombia la Grande o La Gran Colombia”, nacida el 17 de diciembre de 1819, a la que consagró, veinte años de esfuerzos. La herencia recibida del Libertador, fue la de un haz de naciones libres, su preocupación por la conservación del ambiente, la minería y la fauna. 9/11

LA PASIÓN Y UN AMOR, ENTRE AMORES DEL GRAN VENEZOLANO

De las más hermosas cartas de amor, entre Manuela y Simón, aportadas por la fundación editorial el perro y la rana (página 35), podemos apreciar, en una de sus cinco cartas escritas desde la Magdalena, la vehemencia afectiva y pasional del Libertador. “Mi adorada Manuelita, el hincarme la porcelana iridiscente de tu boca, fue el flagelo más sutil demandado por mortal alguna en la expiación de su pecado; tus dedos se adhirieron a mi carne, como en las breñas de la ascensión al Pischa, para darle a este hombre, (tu hombre) un hálito mortal, en la contemplación de tu divinidad, hecha mujer. Perdóname, tuyo, Bolívar”. En la seguridad, de que este humilde orador, no se ubica pesaroso y desgarbado en la cumbre de la exageración. Estoy seguro, que disfrutaría, al verlas, las bellezas de la rubicundez de la cara de Libertad Lamarque y sus Besos brujos (1926) y Carmen Delia Dipini y sus besos de fuego (1948), al leer, lo que, en la nota de los editores, resalta el talento literario, goce expresivo y ensueño amoroso del Libertador, al escribirle a Manuelita: “Mi adorada… Tú quieres verme, siquiera con los ojos. Yo también quiero verte y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mí, por todos los contactos”.

EL TRÁNSITO, EL POST-UMBRA Y EL GRAN VENEZOLANO


Bolívar, “El gran caraqueño”, en sus escritos, discursos y conversaciones, reflejaba su acendrada manifestación de fe cristiana. Encontrándose, en la biblioteca de la hacienda San Pedro Alejandrino, le dijo al respetado español don Joaquín de Mier y Benítez: “Jesucristo, Don Quijote y yo, hemos sido los grandes majaderos de la humanidad”. En sus últimos momentos terrenales, antes de convertirse en el “caballero inmortal andante de la humanidad”. Informa a sus leales acompañantes: “Dios me llama, tengo que prepararme para darle cuenta, y cuan terrible ha sido mi agitada vida, y quiero exhalar mis últimos suspiros en los brazos de mis antiguos compañeros, rodeado de sacerdotes cristianos de mi país y con el crucifijo en la mano”.

Paradójicamente, murió alejado en San Pedro Alejandrino, velado con una camisa prestada del General Laurencio Silva y tras una recolecta de ochenta y dos pesos, para cubrir los gastos mortuorios, fue enterrado en fosa ajena, en la Catedral de Santa Marta, Colombia.

EL PASADO-PRESENTE DEL GRAN VENEZOLANO

La memoria de Nuestro Libertador Simón Bolívar, la apreciamos en pinturas, mármoles y bronce, porque su figura inmortal pertenece y trasciende a los tiempos y a los pueblos, indicándonos, que debemos luchar por mantener la libertad.

Admirados amigos, quienes con su presencia, le han dado majestad y brillo a la celebración de esta efeméride, me permito concluir con una reflexión no sin antes, agradecer el obsequio de su paciencia, más que con una inclinación, una reverencia.

“Percibo que es tiempo, para descender a Bolívar del encumbramiento mítico y de los pedestales. Tenerlo a nuestro ladoo delante, como un gran Ciudadano, en su verdadera dimensión humana. Vivificarlo, sin manipulaciones, a través del atributo de la palabra. Bolívar, es un caudaloso e inagotable río, de orillas definidas, que nos permite conocer el bosque a través de un árbol y que nos invita en cada momento, a concluir su obra, de elevar a Venezuela sobre un plinto de corazones, independencia, justicia, democracia, paz y libertad”.

MUCHAS GRACIAS

Dr. Ricardo León Celaya

  • Miembro de la Sociedad Bolivariana del Estado Carabobo. 
  • Miembro Correspondiente de la Ilustre Academia de Historia del Estado Carabobo.
  • Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.                     

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