Como
lección histórica, la Constitución Republicana de 1891 confirmó la primacía
del paradigma liberal en lo que se refiere a las instituciones y al derecho,
pero no ofreció los medios para que el país real pudiese reconocerse y
construir su identidad, como un país
legalizado.
La
herencia del patrimonialismo ibérico y colonial, originária de processos
societales derivados del exclusivismo agrário, significaba una república de
pocos – oligarquía que se tornaba más anacrónica mientras más se
modernizaba y se tornaba compleja la estructura social del país. Se completaba,
al fin, la matríz civilizatória de las antiguas élites socializadas en el Império,
y el órden racional y legal se torna una dimensión sin sentido, con el derecho
instalándose con el manerismo y formalismo de los nuevos abogados.
Prisioneira
de la hipoteca al patrimonialismo, el ordem racional y legal, al concebir una
República sin democracia e sin incorporación social, cristalizó el
liberalismo como ideología de élites, sin desarrollar sus potencialidades
universalistas, en términos de derechos civiles. Y fue en esa negativa a la
innovación, que se mantuvo indiferente a las presiones de los novos sectores
emergentes, como los empresários, militares, clases médias y operariado
urbanos, que el ideário liberal, fuerza subterranea que presidió el largo
proceso de transformaciones moleculares, a lo largo del período anterior, perdió
substancia, frustrando las expectativas de una plena pasada del país a un órden
social competitivo.
En
ese contexto, la masonería ejerció un papel cada vez creciente en Brasil, de
1800 hasta los años 30. Alvanzó su ápice a mediados del Segundo Império y en
la Proclamación de la República.
En
el período de la Proclamación de la República, al lado de la masonería, como
paño de fondo se deve tomar en cuenta el positivismo como doctrina, los
militares como estamento social, la clase rural como clase dominante y el
liberalismo como ideología que terminó por prevalecer. El conflicto ideológico,
entre el positivismo (y sus sucesores) y el liberalismo, será una constante en
los diversos períodos republicanos.
Otro
ingrediente que se encontraba en todo ministério de esa República Vieja, o República
de las Oligarquias, era una sociedad secreta proveniente de los cursos de
derecho de la Província de S. Paulo: la Burschenschaft,
más conocida popularmente como Bucha. Sociedade secreta universitária de
influencia alemana, masónica, republicana e iluminista que ejerció su poder
durante todo el período de esa Primeira República brasileña (1889-1930).
La
influencia de la masonería brasileña, pues, atraviesa toda la história del país,
desde la colonia, pasando por el império y chegando hasta la república. Hija
espiritual de la masonería francesa, encuentra en el liberalismo su más
robusta columna de sustentación. La vertiente republicana cresce, a través de
los tiempos, influenciada por los ejemplos de la Revolución Francesa y de la
Revolución Norte Americana.
A
partir de la implantación de la República, las Fuerzar Armadas, principalmente
el Ejército Brasileño, pasa a funcionar como una espécie de Poder Moderador,
antes ejercido por el Emperador, en el complejo engranaje institucional de la
República.
Así,
mientras que el Ejército gana ascendencia institucional, la masonería va
perdiendo su papel de actor político, principalmente a partir de la Revolución
de 1930, ganando, en contrapartida, ascendencia moral sobre la agenda
substantiva del país en las áreas cultural y social. Finalizada la consolidación
del Estado brasileño, la masonería deve ahora ajudar a la sociedad nacional a
implementar las instituciones indispensáveis al pleno ejercício de la cidadanía.
La vertiente cultural deverá ser, de aqui para frente, uno de los espacios de
reflexión y de atuação masónica en Brasil. La construcción cultural y la
lucha contra las desigualdades gritantes tomarán cuenta del espíritu masónico
en los próximos años.
El
desafio masónico, ahora, no es más la construcción de la nacionalidad, mas el
trabajo intelectual y de formación de nuestros preciosos recursos humanos.
Tareas como la inmersão de la ideología y de las propuestas masónicas en el
medio universitário, que se tornó una tierra no
masónica; el desarrollo de investigaciones historiográficas sobre el
papel de la masonería, desde el Brasil independiente hasta los dias atuales; el
rescate, a una vuelta a las fuentes primitivas, de nuestros rituales, que
pecam por el sincretismo ritualístico; la mejoría en el padrón de
reclutamiento de los nuevos masones, buscando los elementos que seam líderes en
sus diversos campos, son medidas que deberán ser prioritárias en estos próximos
años.
El
desafio es grande, que tienen es la esperanza que la masonería brasileña sabrá
adquirir su plenitud cultural en
este tercer milénio, ayudando al País y su sofrido pueblo a hacer el descuento
histórico tan deseado.
Debemos ayudar al Brasil a reencontrar sus raíces judaico-cristianas y
renacentistas, estimulándo a nuestros nietos a adquirir la habilidad de
recriar, en sus mentes y en sus corazones,
las grandes descobiertas de las generaciones anteriores, en las ciencias y en
las artes, evocando la llama divina que habita en cada uno de nosostros. Un niño
que tenga acceso a la música clásica, que pueda estudiar y apreciar los
grandes pintores del mundo, saborear las verdades de los grandes descubrimientos
científicos, nunca será un drogadicto, pues estará ejercitando su creatividad
en el más alto grado que la espécie humana podrá proporcionarle.
El mundo que deseamos para nuestros pósteros no será un mundo dominado
por las epidemias, por las máfias locales, por los bandos armados, por la barbárie,
por el caos, por la anarquía. El lema masónico de la liberdad, de la igualdad
y de la fraternidad, ya tuvo, por la ideología de mercado, la hipertrófia de
la liberdad, con sus distorciones del capitalismo salvaje; ya tuvo también, por
las ideologías del comunismo, la hipertróofia de la igualdad generando
despotismos execrábles. Falta testar el último pilar de la tríade masónica:
la fraternidad. En este momento, la masonería tendrá mucho a decir y a enseñar.
El
gran desafío del siglo XXI será incorporar a ese liberalismo un cuño social y
democrático. La masonería brasileña no es más la fuerza social e ideológica
dominante, como fue en el pasado. Otros actores sociales y políticos entraron en la
cena social.
desde aca nuestras felicitaciones..!
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