La vinculación de los próceres de la Independencia Hispanoamericana con las sociedades secretas tiene su origen en el celo frente a la relación de los súbditos de las colonias con los enemigos del imperio español.
La
existencia de las logias representaba una amenaza para la Monarquía
porque su infraestructura servía de vehículo para las ideas que habían
impulsado la evolución política de Europa desde finales del siglo XVII
en Inglaterra, y finales del siglo XVIII en Francia. Desde el punto de
vista de la historiografía española, es posible percibir el surgimiento
de las nacionalidades hispanoamericanas como consecuencia de la
desmembración del Imperio Español en América.
Los primeros afectados por
esta crisis fueron los intereses de la Corona y la Iglesia, quienes
desde el principio vieron una seria amenaza en las ideas republicanas
provenientes de Francia y el protestantismo de Inglaterra.
De esta
manera se formó una matriz de opinión donde liberalismo, tolerancia
religiosa, masonería, republicanismo, derechos civiles y sociedad civil,
conformaron un polinomio anticlerical que ponía en jaque a la
supraestructura ideológica del Imperio. Para entender con precisión, el
sentido de las sociedades secretas debemos comenzar con aclarar el
concepto de logia, y establecer la diferencia entre la mazonería (con z)
como institución tradicional, y la Masonería del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado, instalado en el año 1808, en Charlestone, Carolina del Norte,
Estados Unidos de Norte América; y de éstas con las sociedades secretas
y clubes político literarios, que utilizaron como forma de organización
y célula fundamental, a la logia; de las cuales en la Francia de
comienzos del siglo XIX, pasaron de un centenar (F.T.B.Clavel: 1848)
Cuando le colocamos la lupa a los primeros movimientos revolucionarios
como el de La Guaira, liderado por Manuel Gual, y José María España,
resaltamos una realidad que delata algo que habían escamoteado políticos
e historiadores tradicionales. Pero que Caracciolo Parra Pérez trató en
su justa medida al reconocer que los mantuanos colocaron el Cuerpo de
Nobles en el Cabildo, al servicio de la represión de este movimiento,
por la sencilla razón - le agrego yo - que atentaba contra la base de la
riqueza mantuana, la esclavitud. Estos mismos mantuanos son los que el
19 de Abril de 1810 salieron a defender los derechos de Fernando VII, y
en el constituyente de 1811 formaron una fuerza de notable influjo, y
donde los pardos, que sí conformaban la mayoría de la población,
encontraron escasa representación.
La Sociedad Patriótica, reflejó la
estructura organizacional de una logia, pero su debate fue abierto.
Lamentablemente, los archivos de esa organización política fueron
arrasados por el huracán revolucionario.
Los detalles de la vida secreta del Libertador reposan en la logia “San Andrés de Escocia” de París donde se desarrolló toda su vida masónica. También es posible vislumbrar la presencia de elementos simbólicos, propios de una tradición iniciática en torno su encuentro con el general Pablo Morillo en la población trujillana de Santa Ana donde acordaron, mediante un armisticio y un tratado de regulación de la guerra que significó el principio del fin de la Guerra a Muerte. Esos serán temas para nuestra próxima entrega.
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