Presentación
Tengo el honor de presentar un artículo que marca un hito en la
historiografía masónica venezolana porque resume de manera magistral,
una serie de afirmaciones que podrán servir de guía a los estudiantes en
el proceso de levantamiento bibliográfico y los respectivos
seguimientos de fuentes . Este artículo que se puede clasificar como una
clase magistral, fue solicitado por el nunca bien ponderado profesor
Manuel Pérez Vila (1922 1991N) para el Diccionario de historia de Venezuela,
publicado en 1988. No pudo escoger mejor investigador que el doctor
José Antonio Ferrer Benimelli, primera autoridad en historia de la
masonería en habla hispana.
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Dr José Antonio Ferrer Benimelli
Foto E Reverón México D.F. 2010 |
Antes de dejar de estar con nosotros, don Manuel había publicado algunos
artículos sobre la historia de la masonería en Venezuela donde mostraba
su preocupación por la negativa de los masones venezolanos de aquel
entonces, a permitir acceso a los documentos históricos del archivo de
la Gran Logia en el Templo Masónico de Caracas ubicado entre las
esquinas de Jesuitas y Maturín.
La lectura de este artículo ha sido seleccionada para los estudiantes
que inician el próximo seminario de investigación histórica que tendrá
lugar en el semestre impar de la Escuela de Historia de la U.C.V.. Nos
hemos tomado la licencia de agregarle, entre ( ), algunos datos para
fines didácticos.
Eloy Reverón
Sin más preámbulos: La Masonería por JAFB.
Sus orígenes en
Venezuela están ligados a la
emancipación y a los libertadores, siendo un tema complejo, oscuro y todavía (en
1988) falto de una investigación seria y desapasionada. Por lo que respecta a
Simón Bolívar sabemos que perteneció, en 1805-1806, a la logia San Alejandro de Escocia de París; sin embargo, su nombre no aparece después en ninguna logia de
la Gran Colombia, ni de Venezuela. Por otro lado, según el historiador Américo
Carnicelli, encontramos masones no sólo en las tropas libertadoras, sino
también en el ejército realista. De las llamadas logias Lautaro, Reunión
Española, Caballeros Racionales (ninguna de las cuales funcionó en Venezuela)
hay que decir que no eran logias masónicas, sino sociedades políticas
patrióticas. No está de ningún modo
comprobado que Francisco de Miranda estuviese directamente relacionado con
alguna de esas asociaciones políticas; se ha escrito también que él,
personalmente, se afilió a una logia masónica regular en Filadelfia en 1783,
según unos autores, o en París en 1797, según otros, pero no se han encontrado
pruebas de que haya pertenecido a la masonería. En Venezuela, una de las
primeras logias que existió tuvo su sede en Puerto Cabello hacia 1804-1806; así
lo afirman los testimonios, algo posteriores, del arzobispo Narciso Coll y Prat
y del abogado Juan Germán Roscio; uno de
los miembros de esa logia era el letrado José Gutiérrez de Rivero, y a ella
concurrían oficiales del apostadero naval de aquella población. Por esa misma
época se intentaba fundar en la isla de Margarita otra logia, que según Roscio
era promovida por un fraile franciscano «pero fue delatada y se frustró»; tal
vez era la logia San Juan de la Margarita, que según el historiador Helio
Castellón fue fundada allí en 1808.
Ya iniciada en América
la Guerra de Independencia, varios hispanoamericanos residentes en Cádiz y en Londres fundaron en 1811 asociaciones
secretas para contribuir a la emancipación, las cuales han sido confundidas con
logias masónicas, pues adoptaron aspectos de su ritual. En Londres, entre
otros, participaron Andrés Bello y Luis López Méndez; en Cádiz, Rafael Diego Mérida, miembro de la Sociedad
de Caballeros Racionales, quien regresó luego a Venezuela, vía Filadelfia, con
el encargo de fundar en Caracas una sociedad filial; no se sabe si llegó a
hacerlo, pero en 1813 el padre Manuel Vicente de Maya lo acusaba de haber
intentado durante la Primera República «...establecer aquí una logia de
Francmasones...» No hay pruebas seguras de las actividades de otras logias,
como la Patria, que se dice fue fundada en Carúpano en 1814, y la Colón, que
habría existido en Caracas entre 1811 y 1815. En cambio, con la llegada a
Venezuela ese último año del ejército expedicionario cuyo jefe era el general
Pablo Morillo, vinieron varios jefes españoles afiliados a la masonería; entre
ellos Salvador de Moxó, Miguel de la Torre, Juan Bautista Pardo; la Inquisición
caraqueña recibió la denuncia de que Morillo era grado 33.
Entre 1817 y 1818
existían en Caracas 2 logias, una de las cuales tenía su sede en la casa del
comerciante Francisco González de
Linares, cuyo hermano Manuel era también un prominente masón; el inglés John
King, de paso entonces por Caracas, realizaba proselitismo masónico. Al mismo
tiempo, y sin que hubiera forzosamente relación entre estas actividades, en el
territorio guayanés dominado por los republicanos, un comerciante inglés, James
Hamilton, crea en 1818 en Angostura la Concordia Venezolana, bajo la autoridad
de la Gran Logia Provincial de Kingston (Jamaica). Entre los militares
británicos que se alistaron en el
ejército republicano había varios masones, que fundaron la logia Columbiana, ya
activa en diciembre de 1820, y que en febrero de 1821 celebró una sesión en
Achaguas, donde estaba acantonada la Legión Británica.
En 1821, en Caracas, aparece el taller La
Unión, y en Valencia la logia Concordia, ambas dependientes de la Gran Logia de
Pensylvania. A partir de 1821, tras la batalla de Carabobo, se organiza la
masonería venezolana instalándose en
1822 las logias Protectora de las Virtudes en Barcelona, Perfecta Armonía en
Cumaná, Fraternidad Colombiana en
Caracas, Valor y Constancia en Valencia, Unanimidad de Cartago y Bolívar, en La
Guaira, todas ellas con cartas patentes de la Gran Logia de Maryland
(Baltimore); en 1823 lo hacen Regeneradores en Maracaibo y Aurora en La Guaira,
ésta con carta patente de la Gran Logia de Nueva York; al inicio de 1824
existen en Angostura las logias The Eastern Star of Colombia número 379 con
carta patente de la Gran Logia de Escocia, y La Concordia número 792, con carta
patente de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Uno de los más antiguos libros masónicos que se publicaron
en Venezuela, posiblemente el primero, fue el titulado Espíritu de los Estatutos
y Reglamentos del Orden Frac-Masónico [sic] y Diccionario de todos los términos
y expresiones que están en uso para los
trabajos de las Logias, impreso en Cumaná
en 1823 y redactado por Manuel José Ribas, de la logia Perfecta Armonía.
El 16 de mayo de
1824 se funda en Caracas la Gran Logia de Colombia y se instala solemnemente el
24 de junio de ese mismo año, siendo Diego Bautista Urbaneja su primer gran maestre; su territorio, la
República de Colombia de entonces, abarcaba los departamentos de Venezuela,
Nueva Granada y Quito. Las logias venezolanas que de inmediato pasaron a formar
parte de la obediencia de esta Gran Logia, fueron Protectora de las Virtudes
(Barcelona), Perfecta Armonía (Cumaná),
Unanimidad de Cartago (La Guaira), Concordia (Valencia), Unión
(Caracas), Fraternidad Colombiana (Caracas), Virtud Premiada (Carúpano),
Regeneradores (Maracaibo), Libertad (Puerto Cabello), Valor y Constancia
(Valencia), Bolívar (La Guaira), Guaira (La Guaira) y Concordia Colombiana
(Caracas); a éstas se añadieron pronto otras como Concordia Venezolana
(Angostura), Unión Filantrópica (Coro), Amistad (Barquisimeto), Aurora (San
Felipe), San Juan de la Constancia (Guanare) e Hijos de Colón (El Tocuyo).
Paralelamente, el Supremo Consejo de Nueva York, presidido por José Cernau,
envió en 1823 patentes a 3 capítulos de Cumaná,
Barcelona y La Guaira. A mediados de la década de 1820 la actividad
masónica se hizo muy conspicua en Caracas. El Cabildo Eclesiástico de la catedral observaba con alarma que
durante un entierro celebrado en diciembre de 1824 en la iglesia de San Pablo
se habían visto insignias masónicas.
En 1825, el masón brasileño José de la
Natividad Saldanha 1795-1830), residente en Caracas,
publicaba un folleto anticatólico dedicado al masón venezolano Juan de
Escalona, e incluía en la dedicatoria símbolos de esa asociación (publicado en Caracas : Imprenta de Tomás Antero, 1826.
- 15 p. ; 20 cm. ).
Después de la crisis política debida a La Cosiata y del atentado contra su vida
en Bogotá, el Libertador Simón Bolívar,
por decreto dado en esa ciudad el 8 de noviembre de 1828, prohíbe las
asociaciones y confraternidades secretas (…sea cual fuere su denominación),
clausurándose inmediatamente todas las
logias masónicas existentes en las diferentes ciudades de la República. Poco
después, al separarse Venezuela de la Gran Colombia, el 22 de septiembre de
1830, los masones venezolanos se reorganizaron en Caracas, de forma
independiente, fundando la Gran Logia de Venezuela (1838), bajo la Gran
Maestría de Diego Bautista Urbaneja; año y medio después los masones
venezolanos, que se encontraban investidos del grado 33 de la masonería
escocesa, resolvieron constituir el Supremo Consejo del Grado 33 para la
República de Venezuela, y a tal efecto se reunieron en Caracas el 4 de mayo de
1840, siendo elegido como soberano gran comendador José Antonio Páez, entonces presidente de la República. El
Supremo Consejo de Venezuela, unido a la Gran Logia de Venezuela, constituyeron
en Caracas, el 31 de enero de 1841, el Gran Oriente Nacional de Venezuela; el
general Carlos Soublette fue su primer gran maestre. El 11 de julio de 1841 se
procedió a la instalación, en la Gran Logia de Caracas (Funcionaba en el n 12
de la esquina de Traposos, propiedad de don Manuel Felipe Tovar), de las nuevas
autoridades masónicas; encabezaba la lista impresa el gran maestre Carlos
Soublette, acompañado de Diego Bautista Urbaneja y Tomás J. Sanabria; seguían el secretario, José
Ignacio Chaquert, el gran orador, Pedro Núñez de Cáceres, el vigilante José María Lovera, el tesorero
J. Theodor, el guardasellos Felipe Esteves,
los maestros de ceremonias Roberto Basalo y José de Austria, el
hospitalario José Manuel Morales y los expertos Juan José Conde, Esteban Escobar, Gerónimo Pompa y José María
de las Llamozas; el impresor, también masón, era George Corser. En 1843, la
Gran Logia de Venezuela reagrupaba los talleres Perfecta Armonía número 2
(Cumaná), Unanimidad número 3 (La
Guaira), La Unión número 5 (Caracas), Concordia número 6 (Caracas), Libertad
número 11 (Puerto Cabello), Unión Filantrópica número 12 (Coro), Concordia
número 13 (Valencia), Regeneración número 15 (Maracaibo), América número 17
(Caracas), Restauración número 23 (Río Chico), Caracas Madre número 24 (San
Fernando de Apure), Tolerancia número 25 (San Felipe), Aurora de Petare número
26 (Petare), La Paz número 27 (Valencia), Unión de Baúl número 28 (El Baúl),
Independencia número 30 (Puerto Cabello) y Victoria número 31 (Nirgua).
En 1847
se produjo una escisión en la masonería venezolana, al ser creado un Gran
Oriente disidente. Puesto que muchos miembros de la élite pertenecían a la
masonería, los enfrentamientos políticos repercutían en el seno de esa
institución; además de Páez y Soublette, fueron también masones el
general Santiago Mariño(Cargo de Gran Comendador 1849 1850) y los presidentes José Tadeo y
José Gregorio Monagas. Por otra parte, desde mediados del siglo XIX el
progresivo debilitamiento en Venezuela del poder temporal de la Iglesia
católica y la creciente, aunque no muy intensa, secularización de la sociedad
venezolana permitieron un mayor desarrollo de las actividades públicas de la
masonería, si bien las sesiones o «tenidas» de las logias conservaban su
carácter secreto, reservadas a los
iniciados. Empezaron a ser edificados templos masónicos que ostentaban en la
fachada los símbolos de la orden, como el de La Guaira, inaugurado en 1853. El
joven Antonio Guzmán Blanco pronunció
uno de sus primeros discursos en las exequias masónicas del general Santiago Mariño,
fallecido en 1854. En 1861 se reimprimió en Caracas el Diccionario masónico
razonado. Todo esto no significaba que la oposición de la Iglesia hubiese
cesado: en 1863, cuando José Félix Blanco (Ocupó el cargo de Gran Comendador
1850 1851 obtuvo del papa Pío IX la rehabilitación como sacerdote, una de las
condiciones que se le impusieron fue la de abjurar públicamente de la
masonería. Después de terminada la Guerra Federal se produjo la reunificación
de los 2 grandes sectores de la masonería (cuando gobernaba otro presidente
perteneciente a ésta, el mariscal Juan Crisóstomo Falcón), el 30 de abril de
1865, adoptando el nombre de Gran Oriente Nacional de Venezuela y bajo la Gran
Maestría de Ramón Díaz; este Gran Oriente comprendía una Gran Logia, un Gran
Capítulo, un Gran Consistorio y un Supremo Consejo. Desde 1863, un grupo de
masones de la logia Esperanza de Caracas, entre quienes figuraban Isaac Pardo y
Casiano(Casimiro) Hernández, había
constituido la Sociedad del Templo Masónico y empezaron a recabar dinero y a
adquirir lotes de terreno, a fin de edificarlo, entre las esquinas de Jesuitas
y Maturín; la primera piedra fue colocada en septiembre de 1864, con discursos
de Fernando Arvelo (Ocupó el cargo de Gran Maestro para el período 1869 1873) y
de Pardo( Isaac J. ocupó el cargo de Venerable Maestro durante el primer período
de la fundación de la logia Esperanza N 37 de Caracas 1853 1854) ; como el acto
fue público, el segundo de esos oradores se valió de la oportunidad para
exponer los postulados y objetivos de la institución a la cual pertenecía; los
trabajos se prosiguieron durante los años siguientes. Durante el régimen de
Antonio Guzmán Blanco (1870-1887), la
masonería se fortaleció y se extendió en Venezuela; con el apoyo decisivo de
ese presidente fue concluida la construcción del templo masónico de Caracas,
inaugurado por él el 27 de abril de 1876. Las logias lo declararon «Gran
Protector de la Institución Masónica en Venezuela», y como tal tuvo que
enfrentar el cisma que se produjo en 1882 y que quedó resuelto en 1884. A fines
de 1882 componían la masonería venezolana, según las denominaciones de la
época, un Superior Consejo del Grado 33, con 48 miembros; un Gran Consistorio
con 54 príncipes; un Consejo de Caballeros Kadosch con 88 miembros; un Soberano
Consejo con 40 príncipes rosacruces; una Gran Logia con 60 hermanos; y 750
masones regulares pertenecientes a 19 logias simbólicas. Varios de los
presidentes de la República que sucedieron a Guzmán Blanco hasta fines del siglo, como Raimundo
Andueza Palacio(Ocupó el cargo de Gran Comendador 1885 1888) y Joaquín Crespo
(Ocupó el Cargo de Gran Comendador 1894 1898), pertenecían también a la
masonería. Con la llegada de Cipriano Castro al poder en 1899 ésta perdió gran
parte de su influencia en las altas esferas del Estado, aunque el presidente
hizo restaurar en 1904 el templo de Caracas, que había sido afectado por el terremoto
de 1900. «Las logias, -escribe el historiador Hello Castellón-, dejaron de ser
puntos de atracción social y política». La misma situación prevaleció durante
el régimen de Juan Vicente Gómez quien, sin perseguir a la masonería como
institución, tampoco la favoreció. El 18 de agosto de 1916 el Gran Oriente
Nacional de Venezuela se disolvió dando nacimiento a dos organizaciones
diferentes: el Supremo Consejo 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y la Gran
Logia de los Estados Unidos de Venezuela. Todavía hubo nuevas escisiones; en
1919 una Gran Logia Soberana de Puerto Cabello se constituía a partir de 7
logias de las regiones al norte del Orinoco; este cuerpo que todavía subsiste,
se dividió a su vez en 1920, al crearse la Gran Logia Simbólica de Oriente, que
se ubicó en Ciudad Bolívar y duró hasta 1923, controlando las zonas sur del
Orinoco y los estados orientales. Finalmente, aquellos masones que no habían
aceptado la disolución del Gran Oriente Nacional de Venezuela lo
reconstituyeron alrededor de 8 talleres, entre ellos Regeneradores de
Maracaibo.
La Gran Logia de los Estados Unidos de Venezuela contaba 32 logias
en 1932, y 37 en 1947; en 1952 reagrupaba 77 logias y 5 triángulos, de las que 15 logias estaban en Caracas. Por
su parte 2 logias tenían sus sedes en las Antillas Holandesas: La Acacia número
68 (Curazao) e Hiram (Aruba). En agosto de 1956, una convención celebrada en el
templo de Caracas, con representantes de 72 logias, aprobó una constitución
destinada a promover la unidad, a la cual se adhirieron luego otras 28; pero en
octubre de 1957 surgieron nuevas discrepancias que impidieron un total acuerdo.
En septiembre de 1984, según datos de Hello Castellón «...la confederación
masónica venezolana llegó [...] a la cifra de 107 logias activas...» La Gran
Logia de la República de Venezuela sostiene relaciones con todos las Grandes
Logias regulares del mundo y es miembro de la Confederación Masónica. El único
presidente de la República durante el siglo XX de quien se sabe que perteneció
a la masonería fue Raúl Leoni. J.A.F.B.
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la masonería en Carúpano desde 1814 hasta 1918. México: Editorial Menphis,
1962; AZANCOT, MOISÉS H. Polémica masónica-religiosa. Maracaibo: Imprenta
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Un saludo fraterno de Eloy Reverón.