Por: Carlos Maldonado-Bourgoin
Escritor, historiador y crítico de arte
Los sucesos de España, con
la invasión napoleónica y la usurpación del trono, dieron pie en toda América a
la crisis que trajo el vacío de poder y la transferencia del mismo. Los
Cabildos y Ayuntamientos serían los llamados establecer formas para suplantar
la ausencia del monarca legítimo, según del Derecho Divino y según las teorías
pactistas, como la máxima de Francisco Suárez (1548-1617): “toda potestad viene de Dios a través del
pueblo”.
De los Ediles y Prefectos de la Roma
antigua vino el origen en España de gobierno municipal. Estas corporaciones en
América florecieron con pujanza y como sus antepasadas en la península lucharán
encarnizadamente para defender sus prerrogativas. Dijo el historiador peruano
Víctor Andrés Berlaunde: “España sembró
Cabildos y cosechó Naciones”.
La ausencia de la cabeza Real, fue
la que propició que la Patria en su balbuceo se hiciera adulta. Los intentos
precedentes de las tentativas de independencia del siglo XVIII y principios del
XIX, dicen de manera diáfana que la gente en general no quería ni estaba
preparada para aventuras independentistas.
Francisco
de Miranda a su regreso a Londres, después de la decepción de 1806 (Ocumare de
la Costa y La Vela de Coro), pierde la oferta inglesa de volver a América
Meridional con un fuerte contingente de tropas. Los americanos en la
consecución de su libertad debían buscarla por sus propios medios, las cosas en
Europa no estaban para distraer esfuerzos.
Miranda
abre un rico capítulo en su obra de oportuno adelantado de la libertad. Él es
quien teje la tesis política por los sucesos de España: “Que reuniéndose en cuerpo municipal representativo tomen a su cargo el
gobierno de la provincia...” Las notas a través de las logias masónicas
operativas y agentes difunden la tesis por América Española. Hace periodismo
político para que Europa vea con simpatía la causa, además funda después en
Londres el primer órgano a favor de la independencia, El Colombiano, en 1810.
Se abrió un compás para que América
saliera de su moisés político. Lo que hasta justo años atrás fue impensable,
sería en adelante años de calenturas conspirativas. Pero, los hacedores de esos
primeros pasos buscan mantener el esquema jerarquizado de sus privilegios.
Prueba meridiana es que Miranda fue delatado por el Marqués del Toro ante el
Gobernador y Capitán General cuando recibe la circular antes referida. El
Protolíder de la Independencia continuaba siendo un blanco de orilla para el mantuanaje
provincial, era el hombre que iba a contaminar los “bien intencionados procederes criollos” y además peligroso a
ultranza porque tenía relaciones con gente y gobiernos extranjeros.
Después
de varios intentos, con saldo de deportaciones, prisiones y otras sanciones, la
tesis mirandina, aupada en distintos puntos de la geografía americana a través
de distintos sectores de la sociedad, triunfa años más tarde. Una red de
agentes había logrado penetrar los muros de la reacción. “En el altar de esta logia inglesa juran ser leales a los principios de
la institución el chileno ardoroso de vibrante palabra que fue José Cortés de
Madariaga...”, escribe Julio Hoeningsberg en su libro Influencia Revolucionaria de la Masonería en Europa y América,
Bogotá, 1944.
En
Caracas, luego de la conspiración encabezada por Manuel de Matos Monserrate,
Diego Melo e Ignacio Manrique de Lara, vino otro movimiento. Un documento
suscrito por cuarenta y cinco sirve para llevarlos a la Cárcel Real de Caracas
(donde está Casa Amarilla), otros fueron al destierro. Antes del 19 de Abril,
por dos veces se intentó destituir al Gobernador y Capitán General y formar una
junta, el 14 de diciembre de 1809 y el 2 de abril de 1810.
Mejor
organizados los conspiradores (algunos pocos de los viejos y muchos nuevos), se
da un golpe de estado a Vicente Emparán y Orbe, Gobernador y Capitán General
para ser sustituido por una Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII,
el Jueves Santo. La Junta de Caracas consigue la adhesión de El Hatillo, el
mismo día 19 de Abril de 1810, Barcelona, el día 27, Cumaná el 30, Margarita,
el 4 de mayo, Barinas, el día 5, Guayana el día 11, Mérida, el 16 de septiembre
y Trujillo, el 6 de octubre. La excepción fueron Coro y Maracaibo que no se
pliegan.
El
19 de Abril de 1810 es el primer paso que conduce a la Declaración de
Independencia de la Provincia de Venezuela el 5 de Julio de 1811, donde también
Miranda ejerce un papel decisivo. El Precursor derrumba con su verbo y su
cultura los siglos de vasallaje que había en Diputados a la Asamblea,
concluyendo en esas fechas su papel dramático, ejercido por décadas con genio y
esfuerzo ciclópeo. Ese primer paso abrileño en Caracas respondió a una cadena
de acontecimientos internacionales, iniciados en Quito y otras pequeñas
ciudades de la serranía andina, seguidos Venezuela, luego por Bogotá y Buenos
Aires.
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