Hoy, hablando con mi hijo Aaron, soñaba y a la vez jugaba con él en el tema de las profesiones y de que hacer cuando fuese grande....Desde nuestra más tierna infancia siempre se nos ha
preguntado “que quieres ser de mayor”. Ahora, pasado un largo de tiempo
lo piensas y te preguntas “¿dónde están aquellos deseos que tenía de
pequeño?”. Los niños médicos o bomberos y las niñas maestras o
enfermeras. Hombre, había más profesiones, pero estas eran las
preferidas por los infantes de hace 30 años.
Pensábamos que eran profesiones dignas, de ayudar al
prójimo, idolatradas desde las creencias adquiridas desde nuestra tierna
infancia. Iban unidas a una serie de valores morales que te hacían
sentir orgullosos cuando te preguntaban a que te querías dedicar de
mayor.
Han cambiado los tiempos. Ahora preguntas a cualquier
niñ@ de corta edad, y fácilmente recibirás contestaciones de los niños
del estilo de “quiero ser futbolista, cantante,…., aunque también sigue
existiendo el bombero” y de las niñas del estilo “modelo, cantante,
presentadora de televisión….”. Tampoco es de extrañar el encontrar algún
niñ@ que quiere ser político viendo lo bien que viven sin trabajar,
pero gracias a Dios no abundan.
¿Qué diferencia de criterio han experimentado los infantes a lo largo de este tiempo?
Si partimos de que los niños adquieren los valores en que fundamentan sus creencias
del entorno que les rodea, dígase familia, dígase amigos, dígase
escuela y mucho ahora dígase televisión, Internet,…, debemos de decir
que algo en su entorno ha cambiado.
Todas estas nuevas profesiones a las que los niños
aspiran, a diferencia de las que aspiraban hace 30 años, están más
ligadas al éxito personal e individual y sobre todo al reconocimiento
público, es decir, frente a la aspiración de antes de servir al bien de
la comunidad y en su mayor parte desde el anonimato ahora prima más el
reconocimiento y el prestigio social individual. Es decir, el ser famoso
es lo importante.
Han cambiado por lo tanto los valores o creencias que sustentan nuestro sistema inicial de “perfección”.
¿Es que la perfección que adquiríamos desde nuestras creencias
desde la infancia antes ha cambiado con la idea de perfección que los
infantes actuales pueden adquirir? ¿Qué ha ocurrido para que suceda este
cambio?
Partiendo de la idea de que nuestras primeras
creencias de la infancia sientan las bases de nuestros sistemas de
creencias desde donde luego aparecen nuestros sistemas de valoración de
la perfección y de la inperfección, entiendo que los actuales padres
tienen (tenemos) un sistema de creencias que les da una idea de la
perfección que posteriormente choca con el sistema de creencias e ideas
de perfección que poseen sus hijos. ¿Es un conflicto generacional?
Si hacemos la misma reflexión, con las generaciones de padres e hijos
de mediados del siglo pasado, vemos que los problemas generacionales no
se producían con tanta intensidad y/o frecuencia, ¿qué ocurre entonces?
A mi modo de ver las cosas, los valores inculcados
por los padres de los años 50 del siglo pasado suponían un % sobre las
creencias de los hijos elevadísimo, al no existir mucho factores
externos que condicionen el citado sistema de crencias (no medios de
comunicación, no libertades,…) por eso al crecer, el sistema de valores y
por lo tanto las ideas de perfección e imperfección motivaba que
existieran menos conflictos intergeneracionales.
Pero a medida que los valores inculcados en las
creencias de los hijos por los padres, disminuyen en %, dado que entran
en el sistema de creencias más partes del entorno (mayor libertad,
mayores medios de comunicación,…) el distanciamiento entre la idea de lo
perfecto y lo imperfecto, de lo bueno y lo malo, se va distanciando
entre padres e hijos.
Los sistemas de creencias se sustentan
fuertemente en los valores adquiridos en las etapas iniciales de vida de
cada uno. La falta de este apoyo, que sea defectuoso o pernicioso, o
simplemente que al niño no le queden claro los conceptos, es lo que a mi
modo de ver hace que los adultos posteriormente tengan muchísimos
problemas de comunicación, relación y que cada vez más la sociedad se
considere más individualista.
En ningún momento digo que las creencias de hace 30
ó 60 años sean ni mejores ni peores que las adquiridas hoy. Lo que
ocurre es que las bases en que se sustentan han variado y diversificado
muchísimo, y los padres de hoy se aferran a su idea de perfección
adquirida desde niño, la cual difiere enormemente de la idea de
perfección que poseen los hijos actualmente.
Pierre Cubique.
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