miércoles, 16 de enero de 2013

Masonería Siglo XXI...Reflexiones sobre pensamiento único y masonería




Ya el lúcido Ignacio Ramonet lo escribió un lejano día, y apuntó “ que estábamos atrapados en una viscosa doctrina que de forma omnipresente está en la sociedad, es la mano invisible que corrige las asperezas”.

Concepto que bien puede ser empleado para definir la nueva corriente liberal del capitalismo, como para otras emergencias conceptuales o culturales, que necesitan emplazarse en esa permanente y benéfica modernización societaria, representando diversas caras de un poliedro en el que pesa tanto la derecha como la izquierda, tanto el progresismo como el conservadurismo, ya que reaccionan igual ante una razón “calculadora de la modernidad en donde el hombre aparece por primera vez definido como una red extensa, como una cosa mensurable, “si lo podemos medir, se preguntaron, lo podemos etiquetar y por tanto encorsetar en un modelo único y de validez universal siguiendo el modelo de la mathesis matemática”[1].

En fin, toda esa multidiversa corriente tiene como último fin la intimidación del nomadismo cultural, la exclusión de toda tentativa de reflexión libre y abierta, y por último el anestesiamiento general en base a introducir el peligroso virus del “Pensamiento único” a veces vestido de ortodoxia y a veces trasvestido de pensamiento crítico, cuando no de operativo oportunismo y realpolitik.

Podemos decir que de algún modo la corriente del pensamiento único de carácter conservador es una vieja damisela que acompaña a la masonería desde el mismo momento que Dermott plantea la ruptura con los ·Modernos”, y se establecen las logias “Promulgation y Reconciliation”, rompiendo con la línea progresista y abierta de la masonería que representaba Desaguliers y la tradición de 1717, asentándose de nuevo el conservadurismo de los viejos “Old Charges” que ya esbozara Anderson en sus Constituciones.
Se reforzaba de este modo el "pater family", el neutralismo religioso, los virtuosos y caballerescos conceptos de beneficencia y caridad, negando en parte el resquicio personal y logial necesario para el ejercicio de una reflexión plural y libre, más allá de la simbolatría[2], y cerrando un pequeño ciclo de modernidad que representaba en aquel momento la masonería de los Modernos.

Pero esa corriente ortodoxa que persigue una cierta “uniformación” un férreo control a modo de un fuerte aparato como parte del “stablisment y realpolitik” sobre las bases pensantes es una tentación que estamos observando que quiere estar presente también en la “masonería de prospectiva” (otros la califican de liberal y adogmática), la cual tiene como permanente vocación y objetivo el cuestionamiento de trabajar sobre las herramientas y los materiales simbólicos y filosóficos para un mejora de la humanidad como recogen los rituales.

El masón debiera seguir en toda su dimensión la estela que le marca la estrella flamígera y la profundización del significado de la letra “G”; digamos que el Aprendiz aun no la ve en toda su dimensión, pero la intuye… por lo cual trabaja dentro de una dimensión vertical, explorando la dirección de la perpendicular.. de la plomada; el Compañero ya ha visto la Estrella y la “G” la Gnosis, el Genio, por tanto, explora la horizontalidad según la lógica del nivel, entrando en la atrayente senda del nomadismo que representa el “tour del Compañero” al que virtualmente se le invita, y cuyo sentido se representa muy bien en la exaltación a Compañero en el Rito Francés “Retabli”.

Acción esta del “Tour del Compañero” que ha quedado reducida en muchos rituales de 2º Grado a la mínima expresión, a una sugerencia constructiva en base a la estrella salomónica, pero se ha desgajado del “tour” por el miedo que representa el nomadismo, hasta tal punto llega ese pánico que en algunas Obediencias se le coloca al Compañero un “maestro guardián” para visitar logias, o sea, se busca el control, la “institucionalización” que es una de las pluridiversas caras del pensamiento único.

Cuando en realidad, sí la logia hubiera hecho su trabajo como cámara de reflexión activa y permanente, suscitando como escuela de fraternidad, de conocimiento, y del equitativo ejercicio del poder una importante reflexión durante todo el tiempo en que el Aprendiz ha estado en silencio, éste hubiera obtenido las suficientes claves como para “saber, ser, estar y proyectar” y realizar en solitario el “tour del Compañero” sin más ayuda que las enseñanzas recibidas, que serían directrices más que de sobra para un vagabundeo iniciático y nómada del Compañero por las logias.

Si esa misma progresión se diera en el Maestro, éste como el sabio de la antigüedad estaría instalado en la duda, en el campo en como dice Maffesoli, en el cual este “toleraba zonas de sombra en el conocimiento del mundo” [3] , pero este modelo ha sido reemplazado por los “expertos y burócratas del aparato”, o sea para los maestros de la sublime transparencia opaca, donde nada puede quedar al azar, ni a lo imprevisto, los cuales hacen que la función del Maestro de interrogarse acerca de un universo infinito de cuestionamientos de cara a poder establecer una fecunda prospectiva en permanente reinvención, quede inmóvil y sin substancia en el proceloso recorrido iniciático.

Es en este caso, la logia, es la viva representación de un espacio sedentario, en el cual como decía Platón, los magistrados se asegurarían “de que ninguna especie de extranjeros introduzca alguna novedad”, y que no se tenga con ellos más que las relaciones indispensables “y lo más raramente posible”[4].

Está claro que nos ofrece el marco ideal pues para establecer el modelo de la “institucionalización” más rígida contraria al espíritu masónico.

En parte no deja de ser paradójico que hayamos dejado atrás una masonería en la cual uno era aceptado por el porte de la espada, y si bien tal distinción ha sido abolida para situarnos a todos en un plano de igualdad, en cambio hoy parece que se persigue con mucho hincapié marcar “la diferencia”, haciendo por ejemplo, que el nombramiento de algún Hermano como Gran… sea el non plus ultra…en el mundo de las idea y de los comportamientos individuales y colectivos como es la masonería.

En este sentido habría que seguir en sus reflexiones al viejo Hermano, Ligou o a Kalbach cuando nos hablan de cómo entre ciertos titulares de altos Grados y Dignidades opera una intensa confusión entre sus tareas de la gestión administrativa que les son temporalmente confiadas, y la autoridad filosófica, moral e intelectual de la sabiduría del iniciado que debieran tener del que por regla general están lejos de ese afán reglamentarista… pero esto es harina de un viejo costal…

El Maestro Masón debería en su progreso cuestionar y cuestionarse, tendría que poner en entredicho las falsas verdades, los tópicos al uso, estar abierto a las nuevas propuesta, y a los Hermanos que se adentran en la reflexión errante y crítica, los cuales han de ser un valor a tener en cuenta, y no entes logiales a despreciar o marginar, debería protegerse ese tipo de “diferencias” y no las institucionales en función del cargo o el grado.

El Maestro Masón debe infringir, si es preciso, un orden establecido muchas veces constituido no por una tradición abierta, sino por una construcción arquetípica llena de tópicos proveniente de la tradición oral o literaria, en muchas ocasiones no nacidos de la reflexión crítica, o de la contrastación, sino de leyendas y creencias… la masonería, la nuestra está claro que se nutre en gran parte de muchas de esas tipicidades.
El Maestro Masón desde una perspectiva de desarrollo y progresión abierta, es capaz de renunciar en pro de unir a sus pares ya que ello les construye a todos, y además esa renuncia se hace sobre la base de valores perennes y permanentes. En ese caso el Maestro Masón no tendría complejo ni sentido de culpa, y por tanto extendería la mano, no para hacer un acto de perdón, sino porque entendería que esas partes oscuras de cada sabio, de cada Maestro, es parte de la imperfectibilidad que nos caracteriza.

La progresión en esa escala, y más dentro de nuestro sistema ritual el RITO FRANCÉS, ( sigo las pautas de reflexión de quien ha sido el motivador de estas reflexiones Michel Eynaud) viene de la mano tal vez de las Ordenes de Sabiduría, tras dejar atrás el paso de los viejos conceptos de venganza por el triunfo de la justicia de la mano de los Elegidos, tal y como se da en el 1º Orden; y la Unión de los Hombres y los valores democráticos en el 2º Orden, entramos de lleno en una de las Ordenes más capacitadas para combatir las aptitudes utilitaristas uniformadoras, a través de una cualidad del 3º Orden, el nomadismo del Caballero Masón, cuyo objetivo, no es nada más ni nada menos, que la trasgresión del buscador-soñador que requiere un largo y doloroso trabajo, hasta ser aceptado por la estructura social y logial; por otro lado ese doloroso peregrinar es lo que más molesta más a los “institucionalistas” el hecho de hacer patente la libertad errante del buscador…

Esa encarnación del espíritu del 3º Orden, en suma, no es más que algo que debiera estar en todo masón, sedentario por obligación en tanto que está, tenida tras tenida, en un mismo marco espacio-temporal, pero ello no debe impedirle, es más, debiera ser su obligación constituirse en un errante viajero, un buscador a través de los símbolos y la dialéctica de la prospectiva, constantemnte renovada y por supuesto hija de los tiempos, y como no, encarnada en la realidad en la que vivimos, para que esa masonería de prospectiva tenga futuro.

Por eso la opción de una masonería abierta, liberal y adogmática, (masonería de prospectiva) ha de dar cabida a la incertidumbre de la libertad y a la reflexión no estática de la simbología y la ritualista; debe permitir y hasta asumir el deber de interrogación permanente. El Masón debe ser un transgresor alejado de los gurús, los césares, o los tribunos, y a muchas millas de distancia de los Grandes Inspectores con respuestas secretas ante tanta interrogación. Como dice Michel Eynaud “un masón sin cuestionamientos es un masón alineado”,.

Es una tentación que puede corroer a la masonería actual, y aunque pueda sonar extraña es una cuestión que comprobaba en documentos emanados de algunos estamentos ejecutivos de una Obediencia, en los cuales se planteaba que había que permitir y apoyar varias plataformas de comunicación(webs y blogs), supongo que se refería a los que le eran afines o mercadean en el utilitarismo y la conveniencia con el aparato”; a la vez que paralelamente planteaban dar un escarmiento al resto, no a los antimasónicos, sino a los  propios porque  que eran muy críticos, y to en base a la excusa de que tal proceder de sancionarles era debido a la “infidelidad a la promesa del secreto masónico, o a la ley del silencio que se promete tras el cierre de los trabajos”. Me pregunto si ello no es el silencio del discurso que busca y persigue el pensamiento único.

La verdad es que suena a querer romper una misión que como hombres de prospectiva dentro del Rito Francés hemos de encarnar, el de ser obstinados interrogadores de la realidad que nos circunda, “experimentando, elaborando estrategias, confrontando humildemente opiniones e hipótesis de trabajo” .

Tal actitud es posible que se deba a que quienes desde esa alta potestad y dignidad conferida se creen en el Gran Demiurgo, cuando en realidad la masonería es una vieja escuela que de forma permanente nos recuerda que debemos volver a la puerta de la logia, que debemos de nuevo guardar la entrada, lo cual muchos evocan pero he visto a pocos volver a ese viejo oficio. Vuelve a tener razón el autor de “Les Questions de L´action”: “en ocasiones se desea una “sumisión a una tradición cerrada devenida en ideología, sumisión a un hierofante devenido en salvador”

Es algo que pueda estar afectando a algunas instituciones masónicas, logias, capítulos, u Obediencias…, empeñados muchos de ellos en buscar las explicaciones en el pasado, apegándose a tradiciones cerradas y uniformes haciendo estériles los frutos del debate ya que desposeen de toda capacidad de interrogación y de acción fuera de sus instancias a todo aquel que se atreve a encarnarlo, tal y como muy bien refleja el IV º Orden de Sabiduría del RF “ser un aprendiz eternamente condenado a la introspección” o sea a “la construcción y la desconstrucción activa.

Es probable que toda esa simbiosis del pensamiento único no sea nada más que fruto de nuestro déficit de recepción y trasmisión, en suma de formación, en España esa cadena se ha roto tantas y tantas veces, que la trayectoria nos mantiene reos de nuestros educadores, de los gúrus y de nuestros iniciadores, y a veces esclavos del “aparato” entrando en la égida del pensamiento único más aleccionador y alienante; y por supuesto alejándonos del objetivo primordial del Compañero, auténtico Maestro de la búsqueda de la interrogación.

Tal vez desde esa perspectiva el grado de Compañero debiera ser el culmen de la pirámide masónica como lo fue en su momento, ya que encarna mejor que el grado de Maestro, la interrogación, la búsqueda, el nomadismo como fórmula de conocimiento.

Además para esta búsqueda no parece servir el grado hiramico del Maestro puesto que cuando uno llega a este último grado, la confortabilidad y no la interrogación es lo que parece primar en tal estadio, lo malo es que con la creación del grado de Maestro, se ha vaciado el sentido de interrogación permanente del Compañero.

Es el peor factor el del estancamiento, tanto del individuo como del grupo, tanto del Hermano como de la logia, y ello se debe en parte a la labor del dogmatismo, el sectarismo y la intolerancia que se da tanto en el campo político, social o en el masónico, donde en este último vaso todo está preestablecido, predeterminado por el Reglamento, libro sagrado y ritual por excelencia, garantista “regular”, apoyado en el cooperativismo no de la tradición sino de la confidencia, todo ello “dentro de un sistema de pensamiento elaborado, en donde si uno cuestiona, si uno duda [de la palabra de los grandes Hierofantes] será catalogado de “cómplice” será vilipendiado como inculto, denunciado como “vendido”, condenado como desviacionista, y quemado como herético”.

Olvidan pues estos precursores del pensamiento único de la realpolitik que estamos como hombres, pero más como masones, condenados a la incertidumbre, al debate…al consenso… a emprender como el Compañero el camino de la lucidez y de la libertad, el poder de hacer, de compartir las reflexiones, las historias, y las experiencias partiendo del reconocimiento del otro como “distinto”, teniendo presente además que se tiene el derecho a ser “distinto” con sus afectos y desafectos.

Nos los confirma nuestro guía en este artículo, Michel Eynaud: “El francmasón, particularmente del GODF, está ligado a su libre albedrío, Es un ardiente combatiente de la libertad absoluta de conciencia, pero no está inmunizado contra las infantiles enfermedades iniciáticas. El mismo, en numerosas ocasiones pierde su frágil libertad al quedar atrapado en sutiles dependencias. Y se constatan excepcionalmente en asombrosas sumisiones a muy diversas adicciones que pueden ser a un título, a un collar o aun libro “sagrado” o más comúnmente a un poder, o a uno de sus atributos, las fotos  (entre los principales están el reconocimiento narcisista, el sexo, o cualquier otro…, dependiendo de los deseos y frustraciones de sus víctimas) sin olvidar las delicatesen de la sala húmeda”.

Nos habla el pensador francés en su artículo de  Les questions de l´action[5], de los signos de esa dependencia cuasi patológica que son:
  • · La monopolización del pensamiento (La elección de futuro, el color de collar, blanco o amarillo si es posible, las franjas del collar último).[los equipos, la imposición del reglamentarismo, el narcisismo vital de cada tenida]
  • · Los desórdenes de la regularización de afectos (afectos negativos en la antecámaras y en los pasos “perdidos” marcados por los breves alivios al hilo de los escrutinios y los golpes de mallete –y los triunfos de las estrategias.. todo por la afinidad y la sumisión]
  • · La tolerancia (aquella que hace que se habitúen a sus efectos  y  aumenten sus dosis para mantener sus efectos: más fuerte, más a menudo, más alto, más tiempo en sus grados y en sus funciones hasta la eternidad]
  • · Los signos del destete (en el momento que es privado de su sonajero [mallete] devienen en irritables, en angustiados…-en querer alejar todo aquello que les incomoda-.
  • · La pérdida del control (ya no puede hacer lo mismo, ya ha repetido no puede ser elegido. [ pero puede rodearse de su corte de los Milagros]
  • · Las repetidas tentativas por reducir o controlar los comportamientos…[no se expulsa, se crean estrategias de exclusión o auto exclusión]
  • · Las repercusiones en la vida cotidiana y la salud psíquica y física….
Son las adiciones masónicas que nos encontramos tantas y tantas veces, de una forma pasiva o activa, en la logia, en la tenida, en las estructuras obedienciales de forma seductiva, o fuerte, bien como ukase o como complot, son al final la vía de la conquista del poder para establecer una suerte de pensamiento único, con el fuerte deseo de acabar con la heterodoxia del Compañero nómada que se interroga, que contrasta, que investiga para poner en solfa sus propias conclusiones.

Esto último debería ser un estilo y un talante y un objetivo que debiera ser enseñado en la logia, para erradicar al “individuo economista” de sí mismo y del mundo que le circunda, fiel preconizador del pensamiento único,  y por tanto habría que  exigir ara entrar en Masonería, tal y como dice  Elizabeth Hamilton, desentrenar a nuestro loro.

He dicho
Víctor Guerra MM.:. del Rito Francés . 

[1] Alberto Buela. Filósofo.
[2] http://victorguerra.blogspot.com/2009/03/colgados-de-los-simbolos.html.
[3] Michel Maffesoli. El nomadismo. Vagabundeos iniciáticos. Méjico 2005
[4] Platón. Leyes XII, 952
[5] Michel Eynaud. Les questions de l´action. Paris2010

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