Así como el aula no
trasmite ni garantiza por sí misma la formación de un buen profesional, el
ritual no trasmite ni garantiza por sí mismo la iniciación. En ambos casos
hablamos del ser humano, a quien va destinados tanto la configuración y el
contenido del aula como el ritual específico de cada caso.
Y corresponde a ese
iniciando pasar de la etapa de mirar a la etapa de ver, que aunque parecen lo
mismo no lo son en absoluto. Ya que mirar se dirige a la pregunta y ver al
conocimiento. Mirar corresponde a la etapa infantil y ver a la adulta.
Existen seres muy
esclarecidos en apariencia, que siguen empeñados en mirar sin ver, en darle mas
importancia al rito que a las consecuencias del rito. Pretenden quizá que el
rito actúa como el bálsamo de fierabrás, realizando por sí mismo milagrosas
elaboraciones, que no son sino espejismos.
Esa mirada atenta al rito,
incluso obsesiva no lleva a ninguna parte, hasta que gracias a su esfuerzo el
iniciando consigue por fin ver, simbólicamente se ilumina. Situación que no
corresponde al Rito, sino a su propio esfuerzo. Vivimos una época donde se
cultiva hasta la extenuación ese mirar sin ver mas allá de una apariencia
estética donde no hay esfuerzo dialéctico ni análisis serio que se precie. Una
especie de infantilismo colectivo y alienante que solo entrará en crisis cuando
nos empeñemos en ver, repitiendo una vez más el proceso doloroso de crecimiento
hacia una nueva claridad.
Entonces, ¿ que sentido
tiene el Rito, entre nosotros.?.- Diría
que el rito, es una fórmula empírica, elaborada en base a la sabiduría
ancestral de generaciones de seres humanos, que preguntan y se preguntan, en
definitiva que buscan y se buscan. Fórmula que situada en el atanor de cada uno
de los masones empeñados en tal búsqueda, decanta o no, según la capacidad de
cada cual. En definitiva a cada uno de nosotros nos corresponde inevitablemente
por el azar inescrutable de la existencia, un lugar en el templo de la
humanidad, desde la piedra mas modesta en el nadir del edificio, hasta la
piedra que situada en el cenit pretende cerrar una obra siempre en construcción
y siempre inconclusa. Cada Hermano debería conocer el puesto que le
corresponde, en dicho templo teórico, sin olvidar que como se trata de una
construcción siempre en evolución, su lugar será aquél que alcance gracias a su
esfuerzo y a su capacidad de ver.
Es preciso para ello
analizar de forma escrupulosa el sentido y el contenido del rito que se nos
alcanza en masonería, y sobre todo cultivar la reflexión y el análisis, pues
para ver es preciso comparar, aprender, criticar, y una vez más reiniciar el
camino, reinicio que tiene que ver con un proceso de iniciación constante. De
ahí que en masonería decimos que somos eternos aprendices...
Fuente:http://explorandosenderos.blogspot.com/2014/04/el-ritual-como-trasmisor-iniciatico.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario