En tiempos de coyuntura como la actual se exige del directivo, así como de la empresa, la capacidad de reinventarse y adaptarse a las circunstancias.
“los
líderes deben mostrar una visión clara, optimista y vital que impulse la
organización para detectar y aprovechar las oportunidades que aparecen en el
nuevo contexto”.
Resiliencia. Capacidad de estar
bien incluso cuando las cosas van mal. “frente a la adversidad y la tentación
de parálisis de muchas organizaciones es precisa una actitud positiva de
superación, sobre todo por parte de sus directivos”.
La actitud y el estado de ánimo afectan
directamente a la percepción de la realidad, y consecuentemente a la producción
y la efectividad. Hace falta creatividad e innovación, “ninguna de estas habilidades se puede
desarrollar en un entorno empresarial de miedo, amenaza o desorientación”. El
directivo ha de promover una actitud positiva que permita a los trabajadores
desarrollar sus capacidades y los aliente a resistir lo que quiera que se venga
encima.
Adaptación. Necesitamos un
cambio, pero, ¿en qué dirección? Cambiar exige ser capaz de diagnosticar los
problemas con objetividad, analizar en qué nos hemos equivocado y qué
dificultades provienen de la realidad exterior. Si somos capaces de definir qué
debemos descartar, qué preservar y qué características necesitamos incorporar,
el desafío se convertirá en una oportunidad de cambio y transformación.
“la crisis es una excelente excusa para volver a
pensar qué somos como organización y a qué nos queremos dedicar”. “el liderazgo
en estas circunstancias de crisis tiene que ser adaptativo y estar focalizado a
objetivos muy concretos y más priorizados y controlados”.
Anticipación. Anticiparse
consiste en que, una vez analizados todos los signos, seamos capaces de
adelantarnos a las oportunidades. Es una actitud emprendedora que apuesta y se
arriesga, siempre guiados por un impulso innovador y por el análisis previo. Si
hay algo en lo que prácticamente todos los participantes del estudio han
coincidido, es en que la internacionalización fue un salvavidas para sus empresas
en cuanto comenzó la crisis.
“la internacionalización nos ha proporcionado
oxígeno, al permitirnos aprovechar cualquier oportunidad que surja en los
mercados globales.” un matiz necesario a la estrategia de internacionalización:
“no se trata sólo de exportar más para compensar un mercado doméstico deprimido
de manera oportunista, sino de considerar que nuestro mercado es global y que
debemos analizar nuestras estrategias en ese contexto”. Las empresas que
supieron adelantarse a lo que se avecinaba, aprovecharon a tiempo la
oportunidad y apostaron exitosamente por la internacionalización.
Transformación. El último de los
cuatro enfoques plantea el tipo liderazgo más proactivo. Conviene ser capaz de
cazar al vuelo las oportunidades. Sin embargo, éstas no siempre aparecen por sí
solas. Solo una actitud ‘transformacional’ nos permite modificar el contexto y
crear nosotros mismos las oportunidades. Más que nunca en época de adversidad,
el automatismo y la pasividad están condenados al fracaso.
“Si reflexionamos un momento, veremos que los
problemas graves para las empresas, aquellos que pueden poner en dificultad su
supervivencia, rara vez provienen de factores externos o que estén fuera de
control de la propia organización”. Por último, “debe estar embebida en la
estrategia de la compañía, generando valor tanto para la sociedad como para la
empresa.
Pierre Cubique.·.
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