Por Iván
Herrera Michel
Tomado de
la revista CULTURA MASÓNICA N° 14. Enero 2013.
(http://www.masonica.es/revista-cultura-masonica/243-revista-cultura-masonica-14-21711968.html)
A pesar
de que los Masones siempre hemos sostenido que se puede ejercer la política
individualmente pero sin implicar la Orden, lo cierto es que lo que conocemos
como “la Masonería” reviste unas características políticas innegables.
Veamos un
poco:
1)
Reclamamos con énfasis nuestra participación en los grandes acontecimientos y
luchas que se han dado en Europa, África, América, y Asia para fortalecer el
papel del individuo frente al absolutismo estatal, para independizar naciones,
para privilegiar el respeto a los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1791,
para la promulgación de los Derechos Humanos de 1948, en la erradicación de la
esclavitud, en la creación de las Naciones Unidas, en la de la Unión Europea,
una implicación social en la Iniciación Masónica, etc. Y a esto, nadie le puede
quitar que ofrece una clara imagen política.
2) Por
otro lado, la enemistad con las confesiones de corte integristas -
especialmente con el cristianismo y el islamismo, por que con el integrismo
sionista occidente ha sido más indulgente - no se ha dado en el campo de las
creencias sino en el de sus alcances políticos y económicos y sus injerencias
indebidas en los asuntos internos de un estado. Nuestra apuesta por la laicidad
y la separación del poder religioso del civil es claramente política y una
tercería en la vieja pugna, que viene de la Europa renacentista hasta nuestros
días, acerca de quien manda a quien entre el Papa y el gobernante local. Y a
esto, nadie le puede quitar que ofrece una clara imagen política.
3) A su
manera, la Great
Queen Street de Londres a la vez que exige a sus Grandes Logias “reconocidas”
que prohíban las discusiones políticas en el seno de sus Talleres, ha utilizado
a las Obediencias de su amistad como vehículo de penetración para nuclear la
clase local colaboracionista en sus colonias y como un instrumento más al
servicio de los intereses del imperio Británico. Así funcionó cuando Latinoamérica
era colonia española en el siglo XVIII, y por eso las primeras Logias de la
región fueron inglesas. El hecho de que su Gran Maestro deba ser
exclusivamente de la Casa Real inglesa le da un toque monárquico difícil de
disimular. Y a esto, nadie le puede quitar que ofrece una clara imagen
política.
4)
Atravesando el Canal de la Mancha, encontramos al Gran Oriente de Francia con
un historial de defensa de la democracia y del sistema republicano que
impresiona por lo activo. La premisa política de la que se enorgullece Francia
desde la Revolución Francesa es la misma de la que hace gala la Masonería: "Libertad, Igualdad y Fraternidad".
Y hasta se dio el lujo de apoyar con un comunicado público las protestas de
Mayo del 68. Y a esto, nadie le puede quitar que ofrece una clara imagen
política.
5) Las
Juntas “de Gobierno”, “Supremas”, “Revolucionarias” y “Provinciales”
americanas y españolas, así como las “Cortes de Cádiz”, creadas entre
1808 y 1812, que siguieron a las abdicaciones de Bayona y la insurrección contra José Bonaparte,
estaban pobladas de Masones que siempre que daban un “Grito de Independencia”
o “asumían la soberanía” no se olvidaban de jurar lealtad al "augusto
y desgraciado Monarca don Fernando VII". Las de América en
México, Montevideo, Chuquisaca, La Paz, Quito, Caracas, Cartagena, Buenos Aires, Santiago de Cali,
Santafé, Dolores, Chile, Asencio, Paraguay, El Salvador y Cuzco, eran promovidas por Masones
"Comisionados Regios" que venían desde las Logias de Cádiz a
cuidar los intereses de los borbones españoles. Y a esto, nadie le puede
quitar que ofrece una clara imagen política.
6)
Posteriormente, y luego del Tratado de Valencay por el que Napoleón devolvió el
trono español, “El Deseado” restauró el absolutismo derogando la
Constitución de Cádiz, que había sido redactada, apoyada y luego restablecida
por Masones y Logias. Esta vez es notoria la participación de amplios
sectores de la Orden en contra del “Rey Felón” Fernando VII
durante la llamada “Década Ominosa”. Y a esto, nadie le puede
quitar que ofrece una clara imagen política.
7).
Hoy la Gran Logia Simbólica Española emite Comunicados públicos “Ante la situación creada en
España tras las últimas medidas políticas y económicas…” y se dice que la segunda
República que aplastó el Generalísimo Franco en 1939 fue Masónica; en Italia se
relaciona la Orden con la unificación de la península y la derrota de los
estados pontificios; en Rusia con gran parte de las reformas liberales de Pedro el Grande; en
Alemania también con las reformas liberales del siglo XVIII; en Turquía con la
modernización tras la caída del imperio Otomano; en Chile se le incluye dentro
las Fuerzas Morales de la nación; en Uruguay se le vincula con el logro de la
educación primaria, secundaria y universitaria gratuita; en Venezuela con
Bolívar, en Colombia con Santander, en Ecuador con Sucre, en Argentina con San
Martín, en Chile con O’Higgins, en Cuba con Martí, en México con Benito Juárez;
en Estados Unidos con Washington: Para nadie es un secreto que la
Masonería tuvo un rol importante en la independencia de las colonias españolas
de 1898, y más recientemente, el 21 de junio de 1965, Salvador Allende se
retira públicamente de las Logias con una carta en la que habla de la
compatibilidad de sus ideas socialistas con la Masonería, y así sucesivamente
en la mayoría de los países del viejo y del nuevo continente. Y a esto, nadie
le puede quitar que ofrece una clara imagen política.
8) En
América, de norte a sur, incluyendo el Caribe, a la Orden se le presenta en
gran medida a partir de referentes ligados a luchas independentistas, los
partidos liberales (de origen jacobino) y a la gestión necesaria para la
consolidación de las libertades públicas y privadas en nuestros pueblos. Los
nombres de los héroes de nuestra independencia y de los presidentes que han
sido Masones son de frecuente mención cuando de presentar la Institución se
trata. Y a esto, nadie le puede quitar que ofrece una clara imagen política.
Entonces,
no es extraño que no nos crean mucho cuando sostenemos que los Masones no nos
ocupamos de temas políticos. La verdad es que si nos ocupamos de ellos. Esta
dicotomía aparente (evidencia y negación) ayuda a soportar el imaginario
conspirativo de que la Orden representa un mundo de poder subterráneo y secreto
que tras bambalinas quita y pone reyes, presidentes y ministros, que los
Masones estarían obligados a negar sistemáticamente.
Hoy la
Masonería enfrenta nuevos retos: la degradación de la tierra, la deforestación,
la excesiva urbanización y la contaminación del aire son los principales
desafíos medioambientales, a los cuales se añade el agotamiento de las fuentes
de agua y la reducción de la biodiversidad.
Y los
Masones tienen el mismo rol político en todos los continentes: muchos de los
habitantes de la ciudad viven en barriadas miserables en donde el narcotráfico,
la prostitución, el sicariato y la delincuencia común son opciones casi únicas
de supervivencia, frente al marginamiento, la falta de educación, de
competitividad social, la ausencia de servicios públicos básicos y de
alimentación, en contraste con la liviandad de una clase alta flemática.
Aún falta
por conseguir la igualdad entre la mujer y el hombre, frente a la salud, la
educación, mejorar la distribución del ingreso y la propiedad privada, definir
una deuda impagable con los países ricos, disminuir la pobreza y un largo etc.
de iniquidades, productoras de violencia, crimen, miseria y degradación humana.
Frente a
esta tarea colosal no es sensato que la Masonería, en contra de su vocación, en
pleno siglo XXI abandone su trabajo político de siempre para encerrarse en sus
Talleres a construir una fraternidad bucólica, por lo que resulta de meridiana
claridad que sigue teniendo la obligación de ocuparse de la política.
Y ¿Por
qué no habría de hacerlo?, si siempre ha sido así.