Como en el día,
donde todo tiene su tiempo, Como en la regla graduada de 12 puntos,
circunstancia obligada del vivir masónico, también deberíamos tomar en cuenta
otras reglas donde de seguro nos ilustraríamos otras actitudes de carácter gerencial,
que bien podriamos aplicar a nuestro día a día y de esto como resultado tendríamos una
mejor relación con nuestros iguales, superiores y subordinados.
Cuando se habla de
gestión de personas, una de las cuestiones más delicadas que pueden tratarse
hace referencia a la condición de jefe, de responsable o de directivo.
Es muy habitual
derrochar abundante prosopopeya sobre los líderes, sobre el liderazgo, sobre
los estilos de mando o sobre mil cuestiones teóricas más, que tienen que ver
con la dirección de equipos o de proyectos, pero muy pocas veces encontramos
qué es lo que hay detrás de un ‘buen jefe’ o de quiénes no merecen tal
calificación.
Es obvio que
cualquier persona que esté leyendo este artículo nos dirá que un "buen
jefe" es aquel que consigue cumplir los objetivos de la organización
dentro de unos plazos asignados. Pero esta definición resulta muy poco
informativa, ya que no distingue a un jefe autoritario de otro que base su
acción en la participación. Y mucho menos aún nos permitirá efectuar una
valoración diferencial entre los jefes tradicionales y los líderes dos punto
cero.
Todo ello sin entrar a considerar que los valores de la empresa
también cuentan, y se puede alcanzar la condición y el reconocimiento
corporativo de "buen jefe" dejando tedio, frustración e
insatisfacción en nuestro camino. Está claro que hay unos objetivos a alcanzar,
pero un modelo de innovación siempre nos obligará a perseguir la
participación, la satisfacción y la acción colaborativa del equipo de trabajo.
En una formulación
más o menos reciente, Robert Sutton identificó una docena de creencias o
características que suelen estar presentes en los considerados "buenos
jefes", y acostumbran a estar ausentes del perfil, de la actitud y de la
acción de los ‘malos jefes’ (perdón por este último eufemismo, en este caso son
más usuales y coloquiales otro tipo de epítetos):
1.
Un "buen jefe" nunca piensa que conoce totalmente lo que sienten o
piensan los integrantes de su equipo. Busca feedback, recaba
información e investiga al respecto. Intenta averiguar las sensaciones
y el nivel de satisfacción de quienes trabajan con él.
2.
El éxito del jefe y de su equipo depende en gran parte de ser capaz de actuar
como maestro y guía de lo obvio y de lo mundano. No se motiva a las
personas ni se consigue buena comunicación con formulaciones complejas o con
"ideas magistrales".
3.
Hay que centrarse prioritariamente en los pequeños triunfos de cada día,
y no en las grandes metas a medio y largo plazo.
4.
El jefe debe buscar el equilibrio necesario, la síntesis armoniosa entre actuar
con asertividad, con dudas constructivas y con empatía ante la gente de su
equipo. Es necesario buscar una mezcla sutil entre la seguridad y la
inseguridad o las dudas que nos empujan a buscar soluciones, mejoras e
innovación.
5.
El jefe debe proteger a su equipo de las intrusiones externas,
de la distracción y del dogmatismo.
6.
El jefe debe mostrarse seguro a la hora de convencer a su
equipo, pero también mostrarse humilde ante los posibles
errores que siempre es probable cometer, sobre todo en un entorno de
innovación. Este equilibrio entre orgullo y seguridad ayuda a ganar
credibilidad.
7.
Es necesario mantener una actitud continua de acción firme y de escucha
activa permanente cuando se guía el trabajo del equipo en un contexto
de innovación.
8.
El "buen jefe" convierte los errores de su equipo en algo
útil, en materia prima para logros posteriores. Además, transmite a su
gente que es necesario cometer errores para crear valor con base en nuevas
ideas.
9.
Hay que empujar al equipo a producir ideas y a saber
discriminar qué ideas pueden ser útiles para la organización y qué ideas no van
a aportar valor a los procesos, productos o servicios.
10.
El "buen jefe" debe intentar concentrar su mayor atención en eliminar
aspectos o efectos negativos que se registren en la dinámica de
trabajo del equipo.
11.
Los métodos, el procedimiento utilizado para hacer el trabajo,
es tan importante como el propio trabajo en sí. El cómo es tan importante como
el qué.
12.
Por último, destacar que el "buen jefe" es consciente de que posee un
gran poder respecto de su equipo y debe moderar sus acciones y siempre tomar en
consideración posibles efectos negativos sobre las personas. La sensibilidad
debe ser una cualidad y una actitud preeminente.
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