Por; Dr. Ricardo León Celaya.
"Horacio Biord Castillo ocupa el Sillón Letra “I” de la
Academia Venezolana de la Lengua (AVL), fue electo como Presidente para el
período 2015-2017."
Biord es
investigador y jefe del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (Ivic), donde además creó y dirige el Laboratorio
de Etnohistoria y Oralidad. También es Individuo de Número de la Academia de la
Historia del Estado Miranda y miembro fundador de la Asociación Venezolana de
Historia Oral.
Desde acá nuestro
saludo y felicitación al asumir tan importante y digno cargo, de lo cual
estamos seguros hará brillar con todo el esplendor de la lengua castellana.
MI EPÍSTOLA
A UN BARDO AMIGO, HORACIO BIORD CASTILLO, LUEGO DE LEER SU POEMARIO RetaZos
Por;
Dr. Ricardo león Celaya
Horacio, he decidido incorporar
al gozo del 24 de diciembre de 2012, la lectura y opinión acerca de una de tus
obras. El Retazo, es una parte de, es un proviene de, sin
importar su tamaño, forma, textura, color y su luz. Pero, lo embelesante de un retazo,
es su utilidad para completar o complementar donde quien posee el retazo, lo
considere necesario, para incursionar en la búsqueda del borde del paisaje. El
retazo es sublime, como lo es el principio de la complementariedad: Nuestro
amado Jesús, es feliz porque tiene su cruz y nuestra Cruz, es feliz porque
tiene a Jesús. Por ello, en tu obra aprecio la belleza del contemplativo
cielo de la tarde, agotado por la incansable vigilia del día. Tú maravilloso
esfuerzo, porque de noche se ve algo más, utilizando Horacio, la
preciosa figura del silencioso cielo, de las estrellas sin dormir y sollozante.
Pero, acompañado, lo cual, te deslastra de egoísmos. Magnificas la luz del Dr.
Zhivago, cuando comprendió, que por la contrariante postura a la convivencia, hermandad
y afecto por la búsqueda incesante de oligarcas, mantuanos, ricos, apátridas
y contrarrevolucionarios, hubo de
continuar con su Apostolado Médico, llamado por el campo, lejos de una ciudad, donde
se desplegaba una sociedad incomprensible. Entre voy a inventar una
palabra y voy a inventar la palabra, hay una gran diferencia y
distancia. Nuestro amado Dios, nos otorgó el atributo de la palabra para la
Confesión, la Liturgia y la Homilía. Pero tú, con ese maravilloso talento e
inteligencia, decides inventar una palabra para decírsela al viento y
nombre la vida. Probablemente Horacio, con tu intento, logres que el inquieto y
acariciante viento se detenga y decida
conversar contigo, allí desearíamos estar todos los que te queremos, para
disfrutar ese acontecimiento y confirmar que el viento habla y que no ocurra, como
el hombre que fue varias veces a la montaña a solicitar hablar con nuestro
Dios, sin darse cuenta que solo al subir a pie de cuesta, Dios nos abraza. Tu
voz, es la palabra hecha canto, armonía, tonos, ritmo y por ello, el Athos,
el estado de ánimo, el susurro al cercano oído del mundo, capaz de arañar el
grito, elevado por encima de las cumbres, para solicitar la presencia del
hombre bueno y justo.
Una
rosa, delicia del jardín, conociendo, que toda rosa es una
flor, pero no toda flor es rosa y en tu Retazos, me trasladé al disfrute
de la melodía de ese famoso guitarrista y cantautor español, Alfredo Molina, quien
con su voz, nos regala: Una rosa y un jazmín/se enamoraron un día/pero
agotaron sus vidas/para irse del jardín, donde presos, los tenían. Horacio,
te acompaño en decir lo indecible, no hacerlo es cobardía, y la cobardía
nació para arrodillarse ante el talento y la fundamentación. La única premisa, es
ser dueño de la prudencia y la razón. En tu ruego de la montaña de Acércame
a Dios, es el ruego del hombre humilde, sin egoísmo, que ruega con la
fragancia del Romeo, y yo te presto la Menta y la Artemisa, quien por cierto, demuestra
su rubor ante el roce de la mano amiga, entrando en un corto pero sereno
letardo, privilegiando así, esta hermana de Apolo, acompañante de Ciro, el
Centurión y salvadora de Hipócrates de Apoloronis, la hermosura de la condición
humana. Así tenemos las testimoniales plantas aromáticas desde el inicio del
mundo. Lo hermoso es, que Dios, al que damos trabajo por la frecuencia de
nuestros pecados, con suavidad transita y aparta las montañas para estar con
nosotros. Admirado Horacio, Gracias por tu tesoro, que has colocado en mis
manos y además, por el gratificante obsequio de tener a este humilde campesino de las Bondadosas
Sabanas de San Jerónimo de Guayabal, en un rincón de tu abrillantado cofre de
los amigos.
Con mi afecto, al hermano
San Jerónimo de Guayabal, 24 de diciembre de
2012.
Dr. Ricardo León Celaya |
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