Pudiera decirse que el Baile de la Tura, es de las
pocas tradiciones indígenas, que se ha mantenido vigente en la América hispana;
se realiza al Sur del estado Falcón, en
el municipio Federación y en el municipio Urdaneta del estado Lara.
Es un baile
ancestral, sin externa, es una pura
expresión musical indígena. Tura en vocablo Ayamán o Estercuye en Jirajara, se
realiza en honor a la madre naturaleza, por los alimentos recibidos, a la
fecundidad,al agua y la caza, tal como lo hacían los Ayamanes y los Jirajaras,
verdaderos dueños y señores de esas tierras y de su destino, hasta que llegaron
los conquistadores.
La larga ceremonia
del baile, se lleva a cabo en la época de la cosecha del maíz, por cuanto ese
grano, es la única criatura vegetal que guarda en su semilla al hombre. Algunos
historiadores, refieren el nombre de Tura, al maíz, cuando está listo para
recogerlo y preparar la chicha, que una vez fermentada, se utilizará en la gran
celebración para agradecer a lo sobre natural. Existen dos tipos de Tura, la
Menor y la Mayor; la Menor se inicia el 23 de septiembre a las seis de la tarde
en algunas poblaciones de los municipios mencionados, mencionamos a: Mapararí,
Siquisique, San Pedro y el Tural; concluye al otro día a las ocho de la mañana,
coincidiendo con el santoral del día de Nuestra Señora de las Mercedes, Patrona
de algunos pueblos de la región.
El Baile de la Tura Mayor o Grande,la realizan
únicamente los descendientes de con caña
de azúcar, palmas, hojas de plátano, mazorcas de maíz y coloridas flores colgadas, en cuyo centro
se coloca una cruz de madera y cinco velas, que representan los espíritus de
los antepasados, que en los Ayamanes y Jirajaras, montaña adentro, con una
duración aproximada de una semana. En el baile participan hombres y mujeres,
con instrumentos elaborados por los pobladores; el “cacho” elaborado con cráneos de venado a los cuales sellan los orificios con cera de
abeja, dejando el lado del occipital para soplar; preparan flautas con
carrizos; la larga con cuatro huecos, recibe el nombre de “tura macho” y la corta con tres perforaciones, “tura hembra”; cada una con diferentes
sonidos, además de la maraca elaborada con taparos y capachos, a las cuales le
dibujan tres cruces.
Previo al baile, se
prepara el “palacio”, especie de arco ornado con caña de
azúcar, palmas, hojas de plátano, mazorcas de maíz y coloridas flores colgadas
en cuyo centro se coloca una cruz de madera y cinco velas que representan los
espíritus de los antepasados, que en su oportunidad bailaron esta ceremonia. En
el “palacio”, se encontrará la “reina”, cuya designación, recae en una
matrona del pueblo, casada, apegada a la tradición precolombina, responsable de
organizar la celebración, de la preparación
de la chicha fermentada o mazamorra que consumirán los asistentes; ella
debe confeccionar la “corona” con
vainas de frijoles y plumas de aves. El Capataz,
cargo también conocido como “mayordomo”,
“capitán” director” o “maestro”,
utiliza un látigo de un metro con siete nudos, preparado con hilos de mecate
encerado con cera negra de abejas; el
capataz se coloca una corona elaborada de plumas de aves. Los cazadores, en número de trece son
seleccionados para buscar los animales para la gran comida en el monte cercano y los Músicos, integrados por los
cacheros y los tureros.
Durante el baile se realizan siete sones: el de la cacería,
el de las aves, el de la ceremonia, el de la lluvia, el del murciélago, el de
la paloma y el de la hormiga.
Los músicos tocan y danzan en círculo alrededor
del altar el tiempo que dure el
prolongado baile. Durante la danza los participantes, se entrelazan los brazos
por la espalda, moviéndose de izquierda a derecha y viceversa, para al baile el
ingreso de los malos espíritus.
Quien se duerma será tomado de brazos y piernas
para un bamboleo durante el son del murciélago.
Al final de la ceremonia, la
reina derrama chicha al pie de un frondoso árbol cercano, además coloca la
comida y los adornos sobrantes para devolver a la sabia naturaleza, lo que
habían prestado; igualmente recoge del árbol unas hojas como recuerdo de la
emotiva como extenuante y tradicional ceremonia de agradecimiento por la
cosecha, el agua y la cacería. El árbol normalmente es el copey, denominado “Árbol o madre de la Abundancia”. Esta ancestral ceremonia es patrimonio
Cultural de estado Falcón.
Por;
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
-----------------------
General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
-----------------------
General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".
No hay comentarios:
Publicar un comentario