Desde 1790, por iniciativa del
licenciado valenciano Miguel José Sanz y de Francisco Espejo, miembros
fundadores del Colegio de Abogados de Caracas, propusieron traer a Venezuela la
primera imprenta, sin que llegase a materializarse tan importante idea. Nuestro
siempre precursor Francisco “libertad” Miranda compró en Nueva York una imprenta
al señor George Hopkins, cuyo operario era el teniente norteamericano de
treinta años Miles Hall, imprenta que trajo a bordo de la corbeta Leander e
inició su periplo emancipador cuando salió el 2 de febrero de 1806 desde el
puerto de Nueva York. Durante la travesía, Hall y cuatro operarios imprimieron
unas dos mil proclamas que serían distribuidas en Venezuela.
Miranda llegó al puerto haitiano de Jacmel,
donde el 12 de marzo izó en el mástil del Leander la bandera de la redención e
hizo prestar juramento a la tripulación, todos extranjeros, allí se le incorporaron
las goletas Bee y Bachus; partieron el 28 de marzo del puerteo haitiano. El 27
de marzo de 1806, los navíos Bee y Bachus fueron capturados frente a Ocumare de
la Costa, las autoridades españolas ordenaron ejecutar a los oficiales entre
los que se encontraba el teniente Hall, el resto de la tripulación fue enviada
a la prisión Cartagena de Indias.
En el castillo San Felipe de
Puerto Cabello fueron ejecutados el 21 de julio de ese año; en el patíbulo al
lado de los mártires, les colocaron la bandera diseñada por Miranda como muestra de
escarmiento, por cierto el capitán de la nave Bachus, Thomas Dunahue, antes de
ser ajusticiado, dijo proféticamente: “Adiós para siempre, dentro de poco tiempo,
seremos vengados”.
Miranda con mejor suerte,
lanzando al mar mucha carga integrada por armamento y logística para aligerar
la embarcación, pudo enrumbarse hacia la isla de Trinidad, llevando consigo la
imprenta, la cual dejó, para reforzarse con naves y tropa inglesa y expedicionar luego
sobre las costas corianas. Llegó el 3 de agosto de ese año a la Vela de Coro,
donde izó por primera vez en Venezuela su bandera en el fortín San Pedro;
siguió a Coro, donde el día 4, de nuevo colocó la bandera en lo alto de la
iglesia parroquial, hoy Catedral y leyó su proclama a la escasa población que
lo esperó, por cuanto las autoridades españolas ordenaron evacuar la ciudad con
anterioridad. Miranda tuvo que regresar a Trinidad para continuar hacia Inglaterra.
El español Francisco González
Linares, radicado en Caracas, sirvió de mediador entre las autoridades y los
ingleses Mateo Gallager (dueño de la imprenta) y Jaime Lamb, radicados en
Trinidad, quienes trajeron el 23 de septiembre de 1808 a Venezuela la primera
imprenta con cuatro operarios (esclavos expertos), la cual tuvo como primer
redactor de la Gaceta de Caracas a partir de octubre de ese año, al insigne
Andrés Bello.
A Cumaná llegó la imprenta en
1810, y a Valencia en 1812. Nuestra primera Constitución, sancionada el 21 de
diciembre de 1811, estableció la libertad de prensa en su artículo 181. El
Libertador trajo de Haití en su Expedición de los Cayos una imprenta, la cual
cayó en manos de los realistas, cuando desembarcó en Ocumare de la Costa el 14
de julio de 1816, coincidencialmente el mismo día de la muerte de Miranda por
cólera en la prisión de La Carraca en Cádiz.
El 1ro de septiembre de 1817,
Bolívar desde Angostura le escribió al ilustre ciudadano Fernando Peñalver: “Negocie
en Las Antillas una imprenta, porque ella es tan útil como los pertrechos y es
la artillería del pensamiento”.
Gracias a esa negociación,
Peñalver envió desde Trinidad la imprenta con la cual se imprimió a partir del
27 de junio de 1818 el semanario “El
Correo del Orinoco” en español, inglés y francés; recordando esa fecha,
conmemoramos el “Día del Periodista
Venezolano”.
En Puerto Cabello se encuentra
desde el año 1896, un monumento construido durante el gobierno del general
Joaquín Crespo, denominado “El Águila”,
dedicado a la memoria de los diez oficiales que acompañaron a Miranda en su
empresa precursora y fueron ejecutados, entre ellos el teniente Miles Hall, un
mártir de la imprenta en Venezuela, en realidad no es un águila sino un cóndor.
Por;
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
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General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
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General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".
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