Por: Giovanni Venegoni
A inicios de 1698, el gobierno francés promovió la creación de una
compañía comercial, la Compagnie de Saint-Domingue, con el fin de
mejorar la situación económica y demográfica de dicha colonia caribeña.
Sin embargo Saint-Domingue, y en especial la costa sur (llamada entonces
“banda del sur”), no solo albergaba a la Hermandad de la Costa, sino
que también era un punto de paso y de encuentro de piratas y
contrabandistas holandeses, ingleses y franceses.
Desde allí,
tripulaciones transnacionales atacaban las costas y navíos españoles,
construían puestos de avanzada en el Darién y hacían contacto con la
población local indígena (los llamados Sambres o Kunas). La creación del
gobierno colonial francés en Saint-Domingue, que data de 1664, no
significó una amenaza a la existencia de estos grupos –los cuales
participaron activamente en la toma de Cartagena en 1697- hasta el
establecimiento oficial de la compañía en 1699.
La Compagnie de Saint-Domingue, creada por el gobierno francés y apoyada
por mercaderes y financistas con el fin de poner bajo control una
región donde la autoridad gubernamental tenía poco respaldo, copió las
inusuales estrategias de sus belicosos habitantes para su expansión
comercial. En el primer estatuto, la colonización de la banda del sur
era secundaria respecto a la ocupación del Darién y la penetración en el
mercado clandestino español. La superposición de los objetivos de la
Compagnie con los de los bucaneros era uno de los principales problemas
que el gobierno colonial tuvo que confrontar.
Este artículo tiene como objetivo investigar las relaciones entre la
Compagnie y los filibusteros en la costa sur de Saint-Domingue a fin de
explorar las conexiones entre ambos, entendidas como dos formas opuestas
de “servir al imperio”. Asimismo, nos interesa analizar el rol que el
gobierno colonial desempeñó en apoyo de las acciones piratas sobre los
de la Compagnie y el gobierno de la metrópoli.
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