Por; VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
Es un conjunto de prácticas y comportamientos que llevan al
individuo a experimentar la existencia de una dimensión elevada y espiritual
que está más allá de la percepción común del mundo. En sus formas más avanzadas
puede comportar un estado alterado de conciencia que permite a la persona
sentir una experiencia directa de la presencia sobrenatural.
El misticismo adquiere diferentes formas según la cultura y
la tradición de sus dogmas, pero tiene puntos en común en todas las creencias.
Se redimensiona profundamente en los valores racionales y filosóficos de la
especulación humana.
La experiencia mística se caracteriza por un aspecto
individual y experimental que comparte pocas cosas con pensamiento
lógico-deductivo. Cuando el místico tiene una experiencia directa de lo divino,
no tiene ninguna posibilidad de comunicarla a otros que no hayan tenido ya
alguna. Cualquier intento de describir el camino recorrido está siempre
limitado y es poco significativo.
TIPOS DE EXPERIENCIAS MISTICAS
La experiencia mística puede ser de varios tipos, y siempre
se encuentran en las diferentes creencias. La primera y fundamental, a la que
ya nos hemos referido, consiste en la imposibilidad de describir con palabras y
conceptos una experiencia íntima vivida casi en un estado de trance.
Místicos de las tradiciones más diversas topan con la misma imposibilidad
comunicativa. En el misticismo católico, por ejemplo Santa Teresa de Jesús está
obligada a construir una estructura arquitectónica inventada para comunicar a
los otros las distintas fases o secuencias del recorrido místico. Siempre en la
misma tradición, San Juan de la Cruz presenta el camino seguido como un
recorrido material que debe realizarse, con toda una serie de experiencias de
presencia/ ausencia de la divinidad, algunas de las cuales son particularmente
dramáticas.
Los místicos musulmanes como Ibn Ata Allah o Rabia, quedan
perturbados por la experiencia totalizadora de la presencia divina en sus
almas, hasta el punto de parecer locos de dios, satisfechos de sus vidas
simples y privadas de cualquier lujo, pero rica en presencia divina.
En muchos casos, la presencia divina experimentada en la
psique del humano produce tanta alteración de sus capacidades comunicativas que
los místicos acaban confundiendo y siendo considerados herejes. La formula
censurada con más frecuencia es la expresión “soy dios” que no se comprende en
su sentido real de fusión con lo divino y se considera una locura.
MISTICISMO ORIENTAL Y OCCIDENTAL
Las experiencias místicas descritas por los monjes
orientales y por los místicos occidentales son en parte parecidas, pero se
diferencian por el tipo de divinidad experimentada. Los orientales
especialmente los budistas, durante las meditaciones experimentan una dimensión
religiosa que precede a la presencia de la divinidad. En cambio para los
occidentales y entre ellos los místicos musulmanes que se encuentran en una
tradición común de sello judeocristiano
suelen experimentar una dimensión que se caracteriza por la presencia
apremiante de una divinidad personal. Sin lugar a dudas los condicionantes
culturales ejercen una influencia, sin embargo, este planteamiento es esencial
para definir las diferencias entre las distintas tradiciones.
Normalmente la experiencia mística no se produce sin una
compleja fase de preparación de la persona que la vive. Incluso cuando parece
inesperada, siempre es consecuencia de distintos acontecimientos en el místico.
TECNICAS DE MEDITACION MISTICA
Eicasmo
Es
un movimiento surgido en los primeros siglos de la era
cristiana que se desarrolló sobre todo en el seno de la iglesia
cristiana ortodoxa. Se trata de alcanzar un estado de tranquilidad del
alma mediante la repetición de
la oración. Normalmente se recita en dos fases. En un primer momento que
corresponde cuando la persona para expresar la oración aspira el aire
hasta alcanzar la abertura máxima del tórax
o también se utiliza la respiración abdominal hasta la máxima expansión
del
abdomen. Sigue un momento de pausa, en la que se retiene el aire, y
seguidamente se expele, que viene a constituir en un segundo momento. Es
decir
la primera parte es expansión, elevación y reconoce la divinidad y la
grandeza;
y la segunda, es contracción o descenso mostrando la insignificancia
como
pecadores con la petición del perdón. Mientras recita la oración, el
orador
baja el mentón hacia el pecho, dirige la mirada hacia el abdomen y
piensa en su
propia existencia y muerte.
El rezo esicático ha tenido su confirmación definitiva con
la obra fundamental de Gregorio Palamas. Este teólogo bizantino, que vivió en
el siglo XV, defendió esta forma de misticismo iniciada por los grandes padres
en los primeros siglos del cristianismo y que obtuvo el reconocimiento oficial
de sus posiciones por parte de la iglesia ortodoxa.
Budismo
Las técnicas de meditación en el budismo son de varios
tipos. Una muy importante es la que en la tradición zen puede realizarse
sentado, de pie o en movimiento. Para meditar con eficacia son necesarias una
posición, una respiración y una disposición mental correctas.
La posición sentada o de loto es muy importante en la práctica zen en la tradición sotho. Pese a
que la lectura cantada de los textos clásicos del budismo es siempre
importante, en parte porque condiciona de manera significativa la respiración,
el practicante encuentra el camino para la meditación por medio del equilibrio
entre actitud mental, posición y respiración.
Durante la meditación aparecen pensamientos, preocupaciones,
obsesiones que se forman ante los ojos de la mente como si de una película se
tratase. En este momento, se interviene con una atención renovada por la
respiración y la postura. De este modo, una intemperancia de la mente se
corrige con el efecto directo del cuerpo (posición y respiración). Entonces los
pensamientos se convierten en una secuencia a la que se asiste sin atención,
sin apego: todo transcurre y fluye ante nuestra impasibilidad.
Es fundamental que el cuerpo puede intervenir en la mente y
la utilización
continua de esta técnica
crea las premisas para una transformación de carácter de la persona, que, poco
a poco, consigue vivir lo cotidiano con el mismo desapego con el que vive la
aparición de los pensamientos durante la meditación. Con el tiempo este trabajo
acaba forjando un carácter de acero que permite afrontar la vida sin ninguna
violencia, dando a los acontecimientos su justa importancia. Basándose en esta
técnica se han formado generaciones de samuráis y monjes que han ejercitado el
cuerpo y la mente mediante una disciplina psicofísica muy valiosa.
En cambio la meditación de pie, que los japoneses llaman
kinin, se realiza manteniendo el tronco erguido, poniendo un pie delante del
otro, siguiendo la secuencia talón-planta-punta, con el puño izquierdo dentro
de la mano derecha, a la altura de la boca del estómago, y respirando con el
abdomen. Normalmente se utiliza en los momentos de pausa de la meditación
sentada. Durante la meditación se leen sutras budistas, algunos de
ellos cantados, que provocan un efecto beneficioso en la respiración.
En el zen Rizai se da mucha importancia a la resolución por
vía intuitiva, de problemas irresolubles lógicamente, presentado en forma de
breves preguntas, que tienen la función de hacer reaccionar al pensamiento
lógico-deductivo y favorecer a la intuición y la meditación.
Sufismo
El misticismo sufí, la corriente principal de la mística
islámica, ha tenido siempre un papel marginal en el islam, incluso en los
momentos de mayor difusión ha sido considerado frecuentemente un movimiento herético.
La forma más conocida de meditación sufí es la danza de los
derviches. Estos monjes llevan a cabo un movimiento rotatorio que les hace
girar cada vez más rápido sobre sí mismos, hasta perder la conciencia de su
propia persona. Es un baile relacionado directamente con el movimiento
giratorio de los planetas y la conexión con el ser supremo.
El sufismo es el movimiento religioso islámico que
representa la vía esotérica hacia dios. Esta fraternidad se compara a menudo
con el misticismo cristiano y con las formas de meditación zen, aunque las
diferencias siguen siendo notables: la experiencia última es la capacidad de
captar intuitiva e intelectualmente la existencia de dios como única realidad
verdadera, reduciendo al máximo la individualidad, lo asemejan a otras
experiencias religiosas similares.
La enseñanza sufí pretende alcanzar un nivel elevado de
conocimiento del humano,
del cosmos, dando al individuo más objetividad y
mejorando su trayectoria evolutiva, así como el redescubrimiento de una
sabiduría antigua cuyos fragmentos se encuentran en todas las culturas. Con
este objetivo se utilizan varias técnicas, desde la danza de los derviches a
las narraciones y las anécdotas, que recuerdan en parte a las del budismo.
El elemento fundamental es la interacción maestro-discípulo.
El primero que no aspira a una posición dominante o de prestigio. Personajes
como Gurgani y Rumi eran respetados por su gran modestia, ya que en el sufismo
está prohibido el culto a la personalidad, como demuestra el hecho de que la
mayor parte de los sufíes más importantes han quedado en el anonimato.
En conclusión la vida
espiritual -mística muestra que la unión con una expresión suprema exige llevar una vida íntimamente relacionada con el
fundamento que sostenga toda su existencia. El misticismo clama porque en lo
más profundo del corazón se haga sitio a las riquezas del orden espiritual. Al
mismo tiempo nos ofrecen un remedio para los daños principales de nuestra
época: la mentalidad materialista y una entrega sin límites al mundo exterior
del consumo y la degradación por los excesos.
Simultáneamente la mística ha producido seres con una
profunda vinculación con los destinos del mundo y que influyen en la moral del ser humano con interioridad
armónica, que contribuye al esclarecimiento y reconciliación de los espíritus,
mostrándonos el camino hacia una época
regida por sus normas, llena de inspiración en el bien que sirvan de modelo y guía.
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