Por; VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
Para alcanzar la felicidad nuestro comportamiento debe tener
un cambio trascendental, eliminado lo negativo e introduciendo actitudes
positivos. Para ello hay que tener determinación, acción y esfuerzo y así
iremos desarrollando nuestra convicción. Para ello es fundamental el
aprendizaje y la educación porque nos ayudan a desarrollar el convencimiento de
que necesitamos cambiar y aumentar nuestro compromiso con este proceso interno.
La convicción ha de cultivarse para convertirla en
determinación. Y a continuación, la determinación se transforma en acción; una
determinación firme nos permite realizar un esfuerzo continuado para poner en
marcha los verdaderos cambios. Este factor es decisivo.
Así por ejemplo, si se quiere dejar de fumar, lo primero es
ser consciente de que fumar es nocivo para el cuerpo. Por tanto, tenemos que
educarnos sobre los efectos nocivos del tabaco que ha permitido modificar los
comportamientos de mucha gente. Pero esta educación no es suficiente si no
vamos incrementando nuestra consciencia hasta que lleve a una firme convicción
sobre lo perjudicial que es para la
salud del adicto y del entorno. Esto fortalece a su vez su determinación de
cambiar. Finalmente, hay que realizar un esfuerzo para establecer nuevos
hábitos. Ese es el proceso de cambio, cualquiera que sea el objetivo.
Al margen del comportamiento que intentemos cambiar, del
objetivo hacia el que se dirija los esfuerzos, necesitamos desarrollar una
fuerte voluntad o deseo de hacerlo. Necesitamos gran entusiasmo. En este
aspecto el sentido de la urgencia es un factor clave que ayuda a superar los
problemas. Por ejemplo, el conocimiento que se posee sobre los grandes efectos
del sida ha creado en muchas personas la necesidad perentoria de modificar el
comportamiento sexual. Con frecuencia,
una vez que se ha obtenido la información adecuada, surge la seriedad y el
compromiso.
Así pues, la urgencia puede impulsar enérgicamente el
cambio. En un movimiento político el afán de ganar una elección puede llegar hasta un punto de que sus
seguidores en el entusiasmo de
desarrollar acciones se olviden del hambre y el cansancio en la búsqueda de sus
objetivos de llegar al poder. El sentido de lo perentorio no sólo ayuda a superar
los problemas personales, sino también los comunitarios.
Para desarrollar el entusiasmo, lo primero es estimular la
consciencia, de modo que cuando se en todos los preciosos momentos de nuestra
vida. Para ello hay que dejar a un lado la apatía para cambiar nuestros estilo
de vida, así por ejemplo, dormir lo suficiente, seguir una dieta saludable, abstenerse
de tomar alcohol, drogas, cigarrillos ayuda a mantener la mente clara y en
alerta. Para superar la apatía y generar compromiso y entusiasmo que nos
permita cambiar nuestros comportamientos o estados mentales negativos, creo que
el método más efectivo y la única solución es ser siempre consciente de los
efectos destructivos del comportamiento negativo. Claro que es difícil porque
algunos comportamientos negativos y formas de pensar están fuertemente
arraigados, así como lo difícil que resulta cambar a la gente, porque hay
resistencia al cambio, pese a que la gente desea introducir cambios positivos
en su vida, tener comportamientos más sanos, pero allí interviene la inercia o
resistencia. Para ello hay que tratar de superar cualquier
condicionamiento negativo y efectuar
cambios positivos, teniendo en cuenta que estos cambios no se producen de la
noche a la mañana, sino que viene a través de la familiarización gradual del
proceso. Solo los que tienen una
voluntad férrea pueden hacerlo de inmediato y lo eliminan de su vida en un solo
acto.
conjuga con la comprensión surge en nosotros
la urgente necesidad de utilizarla provechosamente
Por tanto es fundamental para el cambio y alcanzar los
objetivos generar decisiones y entusiasmo como factores determinantes en el
arte de alcanzar la libertad. Tengamos en cuenta que el impulso y la decisión
no se utilizan únicamente para buscar el éxito mundano, sino que se desarrollan
a medida que se obtiene una comprensión más clara de los factores que conducen
a la verdadera felicidad y se utilizan en la búsqueda de objetivos superiores,
como es el crecimiento personal.
El esfuerzo es un factor decisivo para establecer nuevos
condicionamientos. La idea de que podemos cambiar nuestros comportamientos y
pensamientos negativos mediante un nuevo condicionamiento constituye un
fundamento hoy en la psicología conductiva ya que las personas han aprendido a
ser como son, de modo que adoptando nuevos condicionamientos se puede resolver
una amplia gama de problemas.
Aunque la ciencia ha revelado recientemente que la
predisposición genética de la persona tiene un papel muy claro en las
respuestas del individuo ante el mundo, muchos psicólogos creen que buena parte
de nuestra forma de comportarnos, de pensar y de sentir viene determinada en el
aprendizaje y el condicionamiento, es decir, por la educación y las fuerzas
sociales y culturales. Y puesto que los comportamientos son reforzados por el
hábito, se nos abre la posibilidad, de erradicar el condicionamiento nocivo y
restituirlo por uno útil, la vida.
Realizar un esfuerzo continuado para cambiar el
comportamiento no sólo es útil para superar los
malos hábitos, sino también
para cambiar nuestros sentimientos fundamentales. Los experimentos han
demostrado que así como nuestras actitudes determinan nuestro comportamiento,
idea comúnmente aceptada, el comportamiento también puede cambiar nuestras
actitudes y esto se puede apreciar en los gestos inducidos como fruncir el
entrecejo o sonreír, tienden a producir las correspondientes emociones de
cólera o felicidad, lo que sugiere que el simple hecho de hacer puede producir
un verdadero cambio interno.
Con un simple acto de ayudar regularmente a los demás
podemos desarrollar genuinos sentimientos de una verdadera transformación solo
precisa realizar este esfuerzo en forma continua ya que con estas afirmaciones
positivas vamos descubriendo nuestro niño interior.
Al emprender el camino del cambio, es importante establecer
expectativas razonables, ya que si son demasiado elevadas nos estaríamos
encaminando a una desilusión y si son demasiadas bajas puede desalentar nuestra
voluntad de enfrentarnos a las limitaciones y condicionamientos y no podremos
desarrollar nuestros potenciales, por lo que es importante nunca perder de
vista la importancia de mantener una actitud realista, de ser sensible y
respetuoso ante la realidad de la situación a medida que se avanza por el
camino de la transformación. Hay que conocer las dificultades que nos encontramos y que quizá se necesite
tiempo y esfuerzo coherente para superarlo. Por lo que es fundamental
establecer una clara distinción entre los propios ideales y los métodos mediante
los que se juzga el progreso, por lo que siempre buscaremos el equilibrio entre
la expectativa y la esperanza y así iremos modificando los comportamientos y
actitudes negativas hasta llegar a erradicar sin esfuerzo lo que es nocivo para
nuestra vida para irnos acercando de esta manera a una felicidad duradera.
Fuente:lapuertamagica.com
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