"A partir de 1950, Miranda fue reconocido oficialmente como masón por el
doctor José Tomás Uzcátegui desde su cargo de Gran Maestro en el año
Bicentenario del natalicio de Miranda. Con el traslado del día masónico
para la fecha de su nacimiento dieron inicio a una masonería mirandina
que le rinde culto a su memoria y lo tiene como héroe prototipo masón.
Las estatuas de la Fuerza y la Belleza que estaban en los nichos
externos de la fachada del Gran Templo Masónico fueron sustituidas por
las de Miranda y Guzmán. Las logias que en el siglo XIX habían ostentado
nombres de virtudes teologales, como Esperanza, Fe, Caridad; o virtudes
civiles como la Libertad, Fraternidad, Porvenir, comenzaron a tener
nombres de héroes."
Eloy Reveron, Profesor e Historiador UCV- Caracas, Venezuela.
Sebastián Francisco Párvulo de Miranda Rodríguez.
Nacido en Caracas el 28 de marzo de 1750.Francisco
Miranda, el padre intelectual de la masonería latinoamericana, comprometida en
la lucha por lograr la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Hombre universal, soñador y ejecutor de grandes
proyectos libertarios en su tiempo. Su mayor proyecto “Ver libre a
todo el continente Hispanoamericano”. Y lograr la integración
política, cultural y económica desde el Mississippi hasta el cabo de
hornos.
Sintió una inquietud planteada como necesidad de
ver a Hispanoamérica como una gran nación, el cual forma un aporte que ha
trascendido en el tiempo y que si se hubiese seguido con sus ideas se habría
cambiado el curso de la historia de la América y su
relación con los pueblos del mundo.
Hombre hábil que recurría a diferentes
personalidades del mundo para obtener recursos y utilizarlo para liberar del
dominio español a los pueblos hispanoamericanos.
Poliglota, además del español hablaba francés,
alemán, ingles, ruso conocía el árabe y el italiano, y traducía del
latín y el griego.
Después de algunas incidencias, en 1780 fue
enviado a la guarnición de Cuba, como ayudante del coronel De Cajigal. Destacó
rápidamente por su excelente preparación militar y su afición a la lectura.
Pero las intrigas y la envidia política le hicieron caer en desgracia. Lo
acusaron por su actuación en Jamaica, donde dicen que pronunció discursos para
incitar a la libertad de las colonias españolas.
Cargado de grillos, en 1782, fue enviado a la cárcel de La Habana, pero gracias a la mediación y ayuda del comandante de la guarnición y amigo personal, el coronel De Cajigal, logra salir airoso de esta situación, partiendo inmediatamente hacia los Estados Unidos de Norteamérica.
Varios historiadores masónicos norteamericanos y franceses aportan valiosa información sobre la actividad masónica del caraqueño Francisco de Miranda, de quien aseguran que se inició en 1783, en una loFiladelfia, muy frecuentada por el famoso general francés Lafayette.
No hay datos sobre el día y el mes. Por las contingencias derivadas de la guerra, al parecer se perdieron los archivos de la logia donde Miranda recibió la luz masónica. De lo que se sabe es que Lafayette fue su padrino de iniciación. Existen muchas referencias sobre la asistencia de Miranda a logias de Nueva York y de sus tertulias con George Washington en locales masónicos.
Por esa vaguedad en la fecha de iniciación de Miranda, en Filadelfia, algunos historiadores demasiado ortodoxos, han puesto en duda la iniciación del precursor en los Estados Unidos. No faltan quienes inclusive la rechazan de plano.
Sin embargo, investigaciones posteriores a la publicación de los dos volúmenes de Américo Carniccelli, arrojan bastantes evidencias sobre los contactos de Miranda con Lafayette, que culminaron en su iniciación en una logia de Filadelfia, en 1783.
Otros investigadores aseguran que Miranda se inició en la masonería en París, Francia, en 1797, meses antes de su regreso a Londres. Pero esas teorías se desmoronan solas con las referencias publicadas por diarios ingleses en 1785, donde hablan de las reuniones masónicas de Miranda con intelectuales y personajes de la nobleza.
Al citar esas evidencias, un historiador británico, llegó a la conclusión de que Miranda se inició en Filadelfia, Estados Unidos, en 1783; recibió el grado de compañero en Londres, en 1785; y el grado de Maestro, en París, en 1797. Esa cronología parece la más ajustada a la verdad, ya que guarda relación con el periplo del precursor por esos países.
Una vez vencidos los ingleses, y luego de haber reconocido la independencia de sus colonias en Norteamérica, decide seguir su camino, partiendo de nuevo a Europa en donde hizo derroche de valor y de sus dotes de gran estratega militar, en todas las campañas en las que participó.
En 1785, la presencia de Miranda en Londres fue resaltada por la prensa británica. Se lo presentó como infatigable campeón de la libertad. Su nombre adquirió prestigio. Frecuentaba los salones de la realeza y se codeaba con los más brillantes intelectuales.
Con ansias de glorias y deseoso de acumular experiencia y conocimientos, visitó Holanda, Alemania, Italia, Grecia, Francia, Dinamarca y Polonia. En 1787 llegó a San Petersburgo, la fastuosa ciudad de la nobleza rusa. Allí fue presentado a su Majestad Imperial, Catalina II.
El porte gallardo y los modales refinados del militar venezolano, llamaron la atención de la poderosa Catalina, quien se enamoró de él, llenándolo de halagos y condecoraciones. Miranda vistió el uniforme de oficial del ejército zarista, disfrutó del esplendor de la corte y recibió el grado de Coronel del Ejército de Coraceros de San Petersburgo.
Pero ávido de nuevas aventuras y con el deseo de organizar la lucha por la independencia de Venezuela, volvió a Londres en 1790. Sus gestiones para conseguir la ayuda de la Corona Británica, fueron infructuosas. El gobierno inglés debido al Tratado firmado en el Escorial, evitaba a toda costa la posibilidad de un conflicto con España.
En 1791, Miranda tomó parte activa en la Revolución Francesa. En París, él se hizo amigo de los girondistas Jacques Pierre Brissot y Jérôme Pétion de Villeneuve, y sirvió brevemente como general en la una sección del Ejército revolucionario francés que lucho en la campaña de 1792 para conquistar los Países Bajos llegando al grado de Mariscal de Francia, bajo el mando de Charles François Dumouriez.
Arrestado varias veces durante el reinado del terror, Miranda fue amenazado con ser deportado después una medida del Directorio de la Monarquía y los Girondistas. A pesar de todo, su nombre permanece grabado en el Arco de Triunfo que fue construido durante el primer imperio.
En 1798, regresó a Londres, donde fundó la logia la Gran Reunión Americana. Febrilmente trabajó para preparar la expedición libertadora de Venezuela. Esta logia es cuestionada por algunos historiadores masones, porque se salía de los rituales, para dar preponderancia a los ideales de la causa republicana.
Miranda otorgaba grados de Maestros a los que destacaban por sus dotes intelectuales y por su amor a la libertad y la causa de la independencia americana. Les tomaba un juramento especial, que siempre terminaba con "el repudio a todos los tiranos y las tiranías".
Los trabajos en la "Gran Reunión Americana", no versaban tanto sobre simbología o el catecismo masónico, como sobre las ideas de la Revolución Francesa y la necesidad de libertar a las colonias españolas en América.
Esto critican los ortodoxos a Miranda. Afirman que se olvidaba de los rituales, para hacer foros sobre la importancia del sistema republicano y la reforma de las estructuras sociales en las colonias que deseaba libertar.
Lo que no dicen los críticos de Miranda, es que todos los próceres de la independencia americana, daban prioridad en las logias, a discusiones sobre táctica y estrategia de la lucha que libraban, porque de ello dependía en gran parte del destino de los países donde actuaban.
El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, según refiere en un libro el historiador masón boliviano, Ángel Salas, en la logia de Chuquisaca que visitaba, discutía sus planes de gobierno. Por ese motivo, que se sepa, nadie nunca puso en duda la identidad masónica del extraordinario cumanés.
En las reuniones de la logia Miranda tuvo la oportunidad, de conocer al joven chileno, Bernardo O’Higgins, con el cual entabló una especial amistad, siendo entre otras cosas su maestro de matemáticas.
Luego de más de un año de cordial amistad, Miranda le expone a O’Higgins, con detalle, todos los planes libertarios que por tanto tiempo había estado madurando. Sorprendido por la afinidad de criterios y opiniones sobre el tema, el joven chileno le narra a Miranda, la historia y hazañas de Lautaro, el gran cacique Araucano, que defendió y reconquisto el suelo de Arauca, venciendo al propio conquistador de Chile, Don Pedro Valdivia, batalla en donde Lautaro pierde la vida en defensa de la libertad de sus hermanos de raza.
Nació entonces la idea en Miranda, que luego llevaría a los hechos de homenajear al héroe Araucano, fundando la logia Lautaro, teniendo con el tiempo filiales en varias ciudades europeas, siendo la de mayor importancia, la de la ciudad de Cádiz, en la cual fueron muchos los sudamericanos que allí se iniciaron como Masones.
Todos de la mano de Francisco de Miranda, abrazaron y juraron con devoción y entusiasmo patriótico, cumplir con los preceptos, que promulga la Masonería: la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, para luego partir, cada uno a su patria, a emprender sus respectivas gestas que culminaron con la liberación e independencia de toda la América.
De no haber sido porque Miranda sembró en los corazones de todos estos jóvenes la semilla de libertad y los preceptos de la augusta orden, difícilmente se hubiese podido realizar una empresa en pro de la libertad de esa magnitud.
Desde este blog, su prpiwetario, colaboradores y afines, les enviamos a todos los masones Venezolanos un caluros triple abrazo fraternal, esperando en el G.·.A.·.D.·.U.·. sigan recibiendo luz y sabiduría, para continuar esculpiendo un mundo mejor.
Pierre Cubique.·.
Buen día. Solo lo escrito entre comillas es de mi pluma. El resto es opinión del blog
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