La diplomacia es la técnica y el arte de las relaciones
internacionales. Se define según la Corte Internacional de Justicia "como
un instrumento esencial de cooperación eficaz en la comunidad internacional,
que permite a los estados a pesar de las diferencias de sus sistemas constitucionales
y sociales, llegar a la comprensión mutua y a la solución de sus divergencias
por medios pacíficos".
El rol fundamental lo desempeñan los diplomáticos quienes actúan por los gobiernos en función del dilema, la guerra-paz entre los estados y de la cooperación internacional. El jefe del Estado o del Gobierno, tiene un papel esencial en la relación entre los países. La diplomacia desarrolla los vínculos entre las naciones con el establecimiento de relaciones permanentes, en lo político, económico, social y cultural.
En el siglo XXI, se ha venido conformando una diplomacia multipolar y de cumbres, además de la diplomacia de grandes espacios geopolíticos o geoeconómicos, más allá del Estado nacional como el grupo de los países industrializados, de los No Alineados, de la Unión Europea, de la OEA, de la Unión Africana. En nuestro continente más allá de la OEA, que existe desde 1948, se han desarrollado varios sistemas de organización, entre ellos la CAN, el Mercosur, El Caricom, El SICA para América Central, la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) y la comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). El presidente Chávez impulsó dentro del socialismo del siglo XXI, el ALBA, con un alto nivel político e ideológico. Ahora, estamos contemplando el crecimiento y la fortaleza de una nueva organización, eminentemente económica y con sentido pragmático de la cooperación entre estados, como es la Alianza del Pacífico con la participación de México, Colombia, Perú y Chile. En la reciente cumbre se incorporó la República de Costa Rica y pronto lo hará Panamá.
La globalización y la multiplicación de estados con nuevas potencias emergentes como India, Brasil, Japón, China desvalorizaron la diplomacia de la ONU y han obligado a reformular todo el sistema de Naciones Unidas. Hoy lo que observamos es una diplomacia basada en la multipolaridad y en la cooperación conjunta, con relaciones más equilibradas entre los grandes centros de poder mundial y entre los diferentes organismos de integración del planeta, cuyo modelo sigue siendo la Unión Europea.
La variable económica, es fundamental en la globalización y en la mundialización, con el desarrollo una diplomacia comercial cuya mejor expresión la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Hoy la diplomacia como técnica de las relaciones internacionales y fundamentada en el Derecho Internacional, presenta múltiple facetas, manteniendo su importancia la diplomacia bilateral tradicional pero dándole mucha importancia a la diplomacia multilateral y diferenciada cuando se trata de aspectos económicos, culturales y científicos. Hay una nueva diplomacia de injerencia, cuando se trata de amenazas a la paz o a la violación de los derechos o al Derecho Internacional Humanitario.
Podemos señalar que para la diplomacia del siglo XXI los grandes desafíos son los siguientes:
El terrorismo, el armamentismo nuclear, las nuevas expresiones de la guerra, el calentamiento global, las confrontaciones religiosas, los estados fallidos, el control del espacio ultraterrestre, las ciberguerras, el retorno de la piratería, el islámico político, el tema del hambre y la pobreza, y la ecología.
Entre las principales crisis del siglo XXI donde la negociación diplomática es fundamental están:
El conflicto Israel y Palestina, el caso de Irán, la situación de Afganistán, el conflicto India-Pakistán, China y Taiwán, las dos Corea, la República Democrática del Congo, Sudán, el Tíbet, el Estado Polisario.
Las diez tendencias estructurales en el sistema internacional del siglo XXI, donde la diplomacia puede jugar un papel muy importante:
El fin de la hiperpotencia americana, el término del monopolio occidental del poder, el surgimiento del Pacífico y el nuevo rumbo norteamericano pacífico, la multiplicación de los estados, China hacia la prepotencia mundial, el poder de la opinión publica del hard power al soft power, la importancia de la economía y la integración, la justicia internacional, la defensa de los derechos humanos y la extensión de la democracia.
Es tiempo de fortalecer y profesionalizar la función diplomática, incluyendo la nueva diplomacia de la sociedad civil.
El rol fundamental lo desempeñan los diplomáticos quienes actúan por los gobiernos en función del dilema, la guerra-paz entre los estados y de la cooperación internacional. El jefe del Estado o del Gobierno, tiene un papel esencial en la relación entre los países. La diplomacia desarrolla los vínculos entre las naciones con el establecimiento de relaciones permanentes, en lo político, económico, social y cultural.
En el siglo XXI, se ha venido conformando una diplomacia multipolar y de cumbres, además de la diplomacia de grandes espacios geopolíticos o geoeconómicos, más allá del Estado nacional como el grupo de los países industrializados, de los No Alineados, de la Unión Europea, de la OEA, de la Unión Africana. En nuestro continente más allá de la OEA, que existe desde 1948, se han desarrollado varios sistemas de organización, entre ellos la CAN, el Mercosur, El Caricom, El SICA para América Central, la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) y la comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). El presidente Chávez impulsó dentro del socialismo del siglo XXI, el ALBA, con un alto nivel político e ideológico. Ahora, estamos contemplando el crecimiento y la fortaleza de una nueva organización, eminentemente económica y con sentido pragmático de la cooperación entre estados, como es la Alianza del Pacífico con la participación de México, Colombia, Perú y Chile. En la reciente cumbre se incorporó la República de Costa Rica y pronto lo hará Panamá.
La globalización y la multiplicación de estados con nuevas potencias emergentes como India, Brasil, Japón, China desvalorizaron la diplomacia de la ONU y han obligado a reformular todo el sistema de Naciones Unidas. Hoy lo que observamos es una diplomacia basada en la multipolaridad y en la cooperación conjunta, con relaciones más equilibradas entre los grandes centros de poder mundial y entre los diferentes organismos de integración del planeta, cuyo modelo sigue siendo la Unión Europea.
La variable económica, es fundamental en la globalización y en la mundialización, con el desarrollo una diplomacia comercial cuya mejor expresión la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Hoy la diplomacia como técnica de las relaciones internacionales y fundamentada en el Derecho Internacional, presenta múltiple facetas, manteniendo su importancia la diplomacia bilateral tradicional pero dándole mucha importancia a la diplomacia multilateral y diferenciada cuando se trata de aspectos económicos, culturales y científicos. Hay una nueva diplomacia de injerencia, cuando se trata de amenazas a la paz o a la violación de los derechos o al Derecho Internacional Humanitario.
Podemos señalar que para la diplomacia del siglo XXI los grandes desafíos son los siguientes:
El terrorismo, el armamentismo nuclear, las nuevas expresiones de la guerra, el calentamiento global, las confrontaciones religiosas, los estados fallidos, el control del espacio ultraterrestre, las ciberguerras, el retorno de la piratería, el islámico político, el tema del hambre y la pobreza, y la ecología.
Entre las principales crisis del siglo XXI donde la negociación diplomática es fundamental están:
El conflicto Israel y Palestina, el caso de Irán, la situación de Afganistán, el conflicto India-Pakistán, China y Taiwán, las dos Corea, la República Democrática del Congo, Sudán, el Tíbet, el Estado Polisario.
Las diez tendencias estructurales en el sistema internacional del siglo XXI, donde la diplomacia puede jugar un papel muy importante:
El fin de la hiperpotencia americana, el término del monopolio occidental del poder, el surgimiento del Pacífico y el nuevo rumbo norteamericano pacífico, la multiplicación de los estados, China hacia la prepotencia mundial, el poder de la opinión publica del hard power al soft power, la importancia de la economía y la integración, la justicia internacional, la defensa de los derechos humanos y la extensión de la democracia.
Es tiempo de fortalecer y profesionalizar la función diplomática, incluyendo la nueva diplomacia de la sociedad civil.
Fuente;
http://www.eluniversal.com
Compilación
José Rafael Otazo M.
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Profesor Universitario.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.
Director de la Publicación Internacional, "Ni vestido ni desnudo"
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