El Canal de Panamá Ampliado fue inaugurado el 26 de junio de 2016. Se trata del proyecto de expansión de la vital vía de navegación con un tercer juego de esclusas.
Acontecimiento
histórico fue la puesta en vigencia del Tratado de 1936 entre Panamá y Estados
Unidos, reconocido y suscrito por medio de acto internacional en la década de
los setenta por los Presidentes Torrijos y Carter. La soberanía del canal
interoceánico por la República de Panamá entró en vigencia el 31 de diciembre
de 1999 a las doce de la noche. Del Canal de Panamá mucho se escribe y habla a
partir del inicio de la magna obra por Fernando de Lesseps y de su conclusión
por los Estados Unidos a principios del siglo XX. Poco o nada se dice de la
etapa española y la contribución venezolana a esta maravilla del mundo.
Antecedentes que son como prehistoria que la prensa y los discursos omiten. La
historia es oportuna para el Tercer Milenio, cuando se hace efectiva la
transmisión de una época a otra. Acerquémonos al tema.
Encuentro
en El Paraíso
Vasco
Núñez de Balboa descubre el Istmo de Panamá el 25 de septiembre de 1513. Abre
el tiempo especulativo, de lo divino y de lo terreno. Pascual de Andagoya,
súbdito del Carlos V, informa de la inconveniencia de abrir un paso interoceánico,
mientras López de Gómara califica la idea de “obra de tan alto príncipe”.
Consejeros y teólogos aplicaron Matrimonio, XIX, 3-9:
“Lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre”. Y salvar el alma
era el mejor negocio que tenía el hombre en aquella época.
En
tiempo de Felipe II se ordena el I Plan de Defensa de las Indias Occidentales,
iniciándose las obras de fortificación en 1595. Panamá y su istmo entraban en
las consideraciones de los ingenieros militares. Siglo y medio después, con
Felipe de Anjou se toman nuevas providencias defensivas, al quedar franca y
abierta la rivalidad con Inglaterra.
La
idea de hacer un canal de navegación interoceánico en Centroamérica no pasó del
ejercicio académico y de la conversación entre esa elite de hombres que fueron los
ingenieros militares en España y en el
Nuevo Mundo. “Toda civilización tiene un código oculto, un conjunto de
reglas y principios que presiden todas las actividades y las impregnan de un
repetido diseño”. (Alvin Toffler)
Prometeo y el
Americanismo
Fue
don Francisco de Miranda (1750-1816), el Protolíder de la Independencia
Americana, el primer talento comprometido con la empresa de cambio. Él vio en
la magna obra del Canal de Panamá la pieza fundamental de las negociaciones
entre las potencias que apoyen la emancipación y el punto que va a transformar
el equilibrio de las fuerzas del mundo.
En
su Diario de Viajes en
1788 al pasar por el Ducado de Schleswig-Holstein comenta: “Dicho canal se había concluido hace tres años con el
trabajo solamente de un mil hasta dos mil hombres... Que reflexión para quien
ha visto y considerado el que podría hacerse en el Istmo de Panamá!” (Primera cita de Miranda).
Los
Mapas eran material confidencial en el ámbito hispano. Los americanos vivían en
un limbo, desconociendo su medio físico geográfico. Miranda tenía conocimientos
amplios sobre este y otros temas, que mueven un “affaire” de los servicios de
inteligencia españoles por “los planos hechos
aquí por el oficial Miranda para el reconocimiento del Istmo de Panamá por
parte de Mandinga”.
Vale
recordar que Miranda fue quien hizo imprimir al editor británico William Faden
el Mapa Geográfico de América Meridional de Cano y Olmedilla. Tal previsión
salva de la censura y de la destrucción el extraordinario trabajo cartográfico,
que se conoce en el mundo a partir de la edición inglesa del 1º de enero de
1799. En ese año inician su viaje hacia el asombro Humboldt y Bonpland.
A
fines del siglo XVIII, Miranda en todos sus proyectos y planes de
independencia, así como en el Acta de París, incluye en la agenda el tema del
canal, dando “por cierto número de años del uno al otro lado las
condiciones que por ser favorables, no serían exclusivas”. “La
ciudad Federal será construida en el punto central (quizás en el Istmo) y
llevará el nombre augusto del Colón a quien el mundo debe el descubrimiento de
esta bella parte de la tierra”.
Londres cuna del
Americanismo
Llega
en 1810 a Londres la Misión diplomática que envía la Junta de Caracas
Conservadora de los Derechos de Fernando VII. Afirma el historiador José Luis
Salcedo Bastardo “En la Casa de Grafton Street,
Miranda hizo para Bolívar y Bello la revelación de América, como causa, objeto
y meta del vivir trascendente”.
A partir de allí se produce la transferencia, la continuidad y la proyección
generacional que tiene su origen e inspiración genuinamente mirandina.
La Anfictionía y
Centroamérica
La
primera referencia de Simón Bolívar (1783-1830) la hace en la Carta de Jamaica en
1819: “¡Que bello sería que el Istmo de Panamá fuese para
nosotros lo que el de Corinto para los griegos!”. La capital de la integración iba a llevar el nombre de
Ciudad de Las Casas, en homenaje a Fray Bartolomé y estaría cerca del Istmo.
Antes del triunfo de Ayacucho (7.12.1824), el Libertador Simón Bolívar piensa
en la convocatoria al Congreso de Panamá con el objeto de propiciar una
confederación de Estados Americanos, capaz de defender la independencia y
soberanía, fomentar las relaciones entre los Estados, servir de cuerpo
consultivo a los conflictos e interpretar los tratados públicos, ser arbitro y
conciliador en disputas internacionales.
El
22 de junio de 1826 tuvo lugar el Magno Congreso con la asistencia de la Gran
Colombia, Perú, México y Centro América. Otros países hispanoamericanos no lo
hicieron por diversas razones. Los Estados Unidos enviaron un delegado bajo la
condición de que Bolívar aplazara su proyectada invasión libertadora a Cuba y
Puerto Rico. La Gran Bretaña y Holanda acreditaron sus observadores.
El
prócer y médico Máximo de Palafox y Alexander von Humboldt aconsejaron, Bolívar
ordena las exploraciones y medidas para trazar un canal de navegación, entre
1826 y 1829. No faltaron las misivas del Francisco de Paula de Santander en el
que sugería al Libertador ir a medias en el negocio del canal.
El geógrafo e
ingeniero
Agustín
Codazzi (1793–1859), un italiano hecho venezolano por sus méritos y
contribución a la gesta emancipadora, fue el eslabón de continuidad. Exiliado
de Venezuela por ser paecista, Codazzi va a culminar sus días en Colombia donde
realiza importante labor y aportes fundamentales para el conocimiento de su
geografía y su desarrollo vial. Sobresalientes fueron sus estudios topográficos
y geográficos para el trazado del Canal de Panamá. Entregado a esas duras
faenas, le sorprende la muerte en el ejercicio de su profesión en Espíritu
Santo. En los círculos intelectuales y sociedades científicas europeas, la obra
de Humboldt y de Codazzi fueron las luces que despertaron la atención en
Hispanoamérica, y entre tantas otras cosas, del tema del Canal de Panamá.
Otro venezolano
Concluye
dos siglos de tradición y energía creadora, en torno al tema de un paso
interoceánico en Centroamérica, el ingeniero venezolano Manuel Cipriano Pérez
(1860-1937). Trabajó en las obras del Canal de Panamá. El Gobierno de Panamá le
nombró ingeniero jefe de la Comisión Panameña de Límites, en 1906.
Panamá en la ficción literaria
El escritor Enrique Bernardo Núñez (1895-1964) con La Galera de Tiberio (1938), hace el papel de escritor y cronista
de la historia del Canal de Panamá y el mundo de seres en su alrededor. Dentro
de la tradición de Rodó, Arguedas, dicha novela es un antecedente de la
vanguardia literaria iberoamericana.
Autor: Carlos Maldonado-Bourgoin
Docente, historiador y crítico de arte venezolano
Gracias, Q.: H.: José Rafael.
ResponderEliminarS.F.U.