Esta importante
actividad de nuestro Libertador poco conocida y difundida por la historia, nos
da a conocer de nuevo la visión profética de Bolívar, iniciada el 15 de agosto
de 1805 en Roma en la colina de Monte Sacro, cumplida con la magistral Batalla
de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824 y que al correr de los tiempos define su
concepción de una América unida.
Bolívar cual
predestinado para la redención de los pueblos de hispano América, frente a la
Roma eterna prometió romper las cadenas de la opresión, cuando en presencia de
su maestro Don Simón Rodríguez y su pariente Don Fernando Rodríguez del Toro y
en Cajamarca se propuso reivindicar el derecho de una raza a la libertad que
perdió con la prisión y sacrificio de Atahualpa su último monarca. Retrocediendo
las páginas de oro de la independencia americana, escrita con la tinta del
sacrificio y del honor, leemos que Bolívar desde Quito, una vez organizado el
gobierno después del brillante triunfo del general de brigada Antonio José de
Sucre en Pichincha 24 de mayo de 1822, se traslada hasta el Perú, llegando al
puerto de El Callao el 10 de septiembre de 1823, a partir de ese momento se
dedica incansablemente a organizar, equipar y adiestrar al nuevo Ejército;
paralelamente coordinaba las actividades políticas para la dura tarea de
libertar esa importante región.
En su recorrido por el Norte del Perú pasó por
Cajamarca, a 2.750 metros de altura, capital del Departamento del mismo nombre
los días 13, 14, 15, 16 y 17 de diciembre de 1823 donde tres siglos atrás, el
29 de agosto de 1533 fue ejecutado Atahualpa, Rey de Quito hijo de HuaynaCápac,
quien pagaba con su vida el hecho de ser el monarca de un imperio cuyas
riquezas rayaban en el mito y en la leyenda. A Bolívar le vino a la mente su
juramento de Monte Sacro y ante sus lugartenientes y amigos que lo acompañaban,
el día 17 al frente de una antigua
"Cruz de piedra", que aún se conserva, al pie del cerro de Santa
Apolonia, antes de despedirse pronunció proféticamente una vibrante oración
jurando vengar ante esa cruz la muerte de Atahualpa y de una raza bravía a
manos del conquistador Francisco Pizarro.
Bolívar a través del
general de división Antonio José de Sucre, vencedor en la Batalla de Ayacucho, cumplió su juramento de Cajamarca como una de
las mayores expresiones de unión americana, en beneficio del trato, asignación
de tierras y mejoras socio económicas para los más relegados.
Este sería el
tercer juramento de nuestro Libertador, considerando que el primer juramento lo
realizó el 22 de enero de 1803 a la muerte de su esposa María Teresa Rodríguez
del Toro y Alayza en Caracas, donde prometió no volver a casarse. El segundo lo
realiza en Monte Sacro en 1805. Bolívar, es hoy y siempre un mensaje desde la
eternidad, con visión y alma de poeta y voluntad de guerrero, con suficiente
humildad para no perder el sentido del equilibrio y de la realidad del
continente. Razón tenía el doctor peruano José Domingo Choquehuanca, cuando
exteriorizó en lengua quechua a la vecindad reunida en la población de Pucará a
Bolívar el 2 de agosto de 1825: "Con los siglos crecerá vuestra gloria
como crece la sombra cuando el sol declina".
Bolívar soñó y
realizó... porque quien no sueña no realiza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario