Cuando observamos la famosa obra "Miranda en La
Carraca" del eximio pintor valenciano Arturo Michelena (1863-1868),
evocamos los días finales del "más universal de los venezolanos" en
la prisión de las Cuatro Torres del Arsenal de La Carraca en Cádiz.
Regresando las páginas de nuestra incomparable
historia, estudiamos que luego de capitular ante Monteverde el 25 de julio de
1812, Miranda llega a Caracas el día 30 en horas de la mañana, continuando a La
Guaira, donde pernoctaría para embarcarse en el "Saphire" hacia
Curazao, con la idea de seguir a Cartagena, plan que conocía Manuel Gual;
intento impedido a las tres de la mañana del 31 al ser despertado y apresado
por el comandante militar, el coronel Manuel María de la Casas ( designado por
Miranda), acompañado de los oficiales Carlos Soublette (ayudante del
generalísimo), Simón Bolívar, Tomás Montilla y el Dr. Miguel Peña (Gobernador
civil también designado por Miranda); ellos consideraban inoportuna la
capitulación. En las bóvedas del castillo San Carlos de La Guaira permaneció
encadenado dos meses y medio, antes de ser enviado al castillo San Felipe de
Puerto Cabello.
Debido al
avance exitoso de Bolívar en la Campaña Admirable, Monteverde ordenó el
traslado a Puerto Rico, realizado el 3 de junio de 1813 en el navío
"Alerta"; el trato recibido por parte del gobernador y capitán
general Meléndez, fue más humano; le quitaron las cadenas y le permitieron
enviar comunicaciones a las autoridades españolas explicando su situación en
procura de su libertad. Las respuestas nunca llegaron; actitud que lo obliga
solicitar su traslado a España para asumir la defensa ante el incumplimiento de
la capitulación de Monteverde. Zarpa de Puerto Rico en diciembre de 1813 en el
bergantín "Alerta";
desembarcado en Cádiz el 5 de enero de 1814 y trasladado por órdenes del
capitán general Cayetano Valdés al castillo de las Cuatro Torres en calidad de
"Reo de Estado".
El recordado
sacerdote e historiador, el francés Hermano Nectario María (1888-1986), cuyo
verdadero nombre es Luís Alfredo Pratlong Bonicel, luego de sus profundos
estudios, recopilaciones tomadas del Archivo General de Indias de Sevilla,
Archivo General del Departamento Marítimo de Cádiz , del Archivo del Arsenal de
La Carraca y del Archivo Eclesiástico de la Iglesia del Arsenal, y visita al
penal, publicó en 1964 su valiosa obra "La Verdad sobre Miranda en La
Carraca", patrocinado por el Instituto Venezolano de Cultura Hispánica de
Caracas, del cual hemos tomado importantes datos. La Carraca es una construcción
de dos pisos de forma cuadrada de cincuenta metros por lado, data de 1763;
sobre cada una de las esquinas de la amplia azotea se encuentran cuatro grandes
salas con una extensión cada una de 9 x 7 metros, destinadas a: zapatería,
depósito de ropa, barbería y depósito de camas; a Miranda por su condición
especial, le asignaron la de ropa. Disponía de dos ventanales de un metro por
treinta centímetros cada una, lo que le permitían iluminación, ventilación y
visibilidad; en la planta baja se encontraban la totalidad de los internos la
mayoría militares. A nuestro ilustre paisano el capitán general Valdés le
asignó diez reales diarios y dos sirvientes, uno de ellos Pedro José Morán
actuó con dedicación y lealtad hasta el último momento. Miranda pudo escribir
veintidós cartas, la primera de ellas dirigida a su amigo Nicolás Vansittar el
21 de mayo de 1814. El 30 de junio le escribe al rey Fernando VII, pidiendo la
excarcelación para dirigirse a Rusia; le escribe igualmente a varias
autoridades españolas, sin respuesta alguna.
Su viejo
amigo el inglés John Turnbull le enviaba recursos financieros y libros para
minimizarle su difícil estada carcelaria. En su idea por escaparse escribía en
clave con el seudónimo de José Amindra. Nunca le abrieron juicio por no tener
las autoridades los documentos probatorios. El 25 de mayo tuvo un Accidente
Cerebro Vascular, siendo remitido a la enfermería del penal, donde permaneció
hasta su muerte, acaecida a la una y cinco de la mañana del 14 de julio de
1816. Había recibido el sacramento de la extremaunción por parte del presbítero
Juan Francisco de Paula Vergara, Capellán del penal.
Se dice que Miranda se negó, o no recibió el
sacramento argumentando: "Déjenme morir en paz"; esta falsedad fue
transmitida por el marino peruano Manuel Saurio a Ricardo Becerra. El deceso de
Miranda fue registrado en el Libro 5 de difuntos correspondiente a los años
1802 a 1819, Folio 4, Nros.159 y 160. En vista de que sus restos no fueron
reclamados, y con la intención de construir un nuevo cementerio en un área
seca, se procedió a clausurar el existente en 1870, colocando las cenizas en
una fosa común donde actualmente se encuentra una cruz monumental de hierro con
la inscripción "Osario 1875".
La Academia
Nacional de la Historia y la Real Academia Hispano Americana de España,
colocaron el 14 de julio de 1963, placas conmemorativas en la Casa de las
Cuatro Torres en Cádiz, frente a la Plaza Arguelles, residencia que tuvo
Miranda en 1771. En el Panteón Nacional un cenotafio, espera algún día la
llegada de las cenizas del "Caballero andante de la Historia
universal".
Por; QH.·. , Gral. Eumenes Fuguet Borregales
No hay comentarios:
Publicar un comentario