Photo of
the members of the commission of the League of Nations
created by the Plenary Session of the Preliminary Peace
Conference, Paris, France 1919:
Standing
(left to right): Constantine Diamandy (Rumania);
Unidentified; Col. Edward M. House (United States);
Unidentified; Roman Dmowski (Poland); Milenko R. Vesnitch
(Serbia); Unidentified; Jan Smuts (British Empire); Woodrow
Wilson (United States); Karal Kramar (Czechoslovakia); Paul
Hymans (Belgium); V.K. Wellington Koo (China); Jaime Batalha-Reis
(Portugal); Vittorio Scialoja (Italy); Unidentified
Seated (left to right): Sutemi Chinda (Japan); Nobuaki
Makino (Japan); Leon Bourgeois (France); Robert Cecil
(British Empire);
Vittorio Emanuele Orlando
(Italy); Epitacio Pessoa (Brazil); Eleftherios Venizelos
(Greece)
Otro de los asuntos que ocupó la atención de los masones europeos como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, fue la creación de una Sociedad Internacional que garantizara la paz entre las naciones. En este sentido tuvo lugar en París, del 14 al 16 de enero de 1917 —en plena guerra— la primera Conferencia masónica interaliada o “Conferencia de las Masonerías de las Naciones Aliadas” organizada por las dos obediencias más importantes: la Gran Logia de Francia y el Grande Oriente de Francia. Esta primera Conferencia masónica interaliada tenía como finalidad establecer un programa de acción común que permitiera a la masonería hacer oír su voz humanitaria en el conflicto que desolaba a Europa y al mundo entero.
En el siguiente Congreso Masónico de las Naciones Aliadas y Neutrales celebrado en París, del 28 al 30 de junio de 1917, aparte de los anfitriones franceses, hubo representaciones de Italia, España, Suiza, Portugal, Bélgica, Servia, Argentina, Brasil y Estados Unidos. Por parte española, la Gran Logia Regional Catalano-Balear estuvo representada por el Venerable Jorge Vinaixa, y el Grande Oriente Español por los Venerables Maestros masones Luis Simarro y Nicolás Salmerón.
La finalidad primordial de este Congreso fue «crear una autoridad supranacional que tenga como fin, no suprimir las causas de los conflictos, sino resolver pacíficamente las diferencias entre las naciones. La Francmasonería obrera de la Paz, se propone estudiar este nuevo organismo: la Sociedad de Naciones. Ella será el agente de propaganda de esta concepción de paz y de bienestar universales».
A finales de agosto de 1917, la Liga francesa para la defensa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, invitaba al Dr. Simarro a formar parte de la Comisión que debía preparar y elaborar los textos para el próximo Congreso (a celebrar el 1º de noviembre) que iba a debatir también la cuestión de la organización de la Sociedad de Naciones.
La masonería por una parte, y la Liga de los Derechos del Hombres por otra, se habían propuesto la creación de un organismo internacional capaz de garantizar la paz mundial. En este ambicioso proyecto, al igual que en otros de carácter supranacional, como el de la Cruz Roja, fue también la masonería la que llevó la iniciativa, no sólo de su formación, sino de su consolidación. A este efecto se constituyó al Federación Internacional Masónica para la Sociedad de Naciones, a la que fu invitado a adherirse el Hermano Luis Simarro, Gran Maestre del Grande Oriente Español, a fin de que se constituyera la correspondiente sección en España. En mayo de 1918, efectuaba la siguiente declaración:
“Creemos que la actuación de la
masonería español debe ser en el orden internacional:
1.
Afianzar y estrechar sólidamente los lazos de unión que
existen entre la masonería española y la de aquellos pueblos que
luchan por la causa de la libertad y la justicia.
2.
Ratificar la simpatía y el interés vivísimo con que todo el
Gran Oriente Español sigue los admirables esfuerzos de los países
aliados en defensa de su existencia amenazada y la fe
inquebrantable de la masonería española en el triunfo definitivo
de la razón y el derecho contra la barbarie imperialista.
3.
Laborar con tesón para que, como punto de la horrible
contienda que asola al mundo, se forme la Sociedad de Naciones tal
como la ha propuesto el Presidente Wilson.
4.
Mientras llega la hora de ver constituida la Sociedad de
Naciones, procurar por todos los medios que se constituya un
organismo, integrado por representaciones de todos los países
democráticos y que, con el nombre de Gran Oriente Universal, pueda
intervenir activamente cerca de los Gobiernos para obtener que los
conflictos entre Naciones se resuelvan por medio del arbitraje.
|
5. Que la masonería española procure ser lazo de unión entre la alemana y la de otros países con quienes lucha el imperio central, cuando, terminada la guerra, vuelva la masonería teutona a los principios fundamentales de nuestra Orden” (Boletín Oficial del Grande Oriente Español, año XXVI, núm. 314, Madrid, 30 de junio de 1918, p. 55).
Uno de los promotores de la Sociedad de Naciones fue León Bourgeois (1851-1925), miembro de varias logias del Grande Oriente de Francia, premio Nóbel de la Paz en 1920, presidente del Consejo de Ministros de Francia y miembro permanente del Consejo de la Paz de La Haya.
En España la creación de la Sociedad de Naciones provocó una corriente de simpatía en determinados círculos intelectuales y políticos. Así, en noviembre de 1918, un grupo de escritores, entre los que figuraban Unamuno, Menéndez Pidal, Marañón, Pérez de Ayala y Azaña, lanzó un manifiesto a la opinión pública y constituyó la Unión Democrática Española para la Liga de la Sociedad de Naciones Libres.
Extractado de: José Antonio Ferrer Benimeli y Manuel A. de Paz Sánchez, Masonería y pacifismo en la España contemporánea, Zaragoza, 1991, pp. 107-119.
LA SOCIEDAD DE NACIONES
La Sociedad de Naciones (SDN) fue un organismo internacional creado por el Tratado de Versalles, el 28 de junio de 1919, con la finalidad de establecer las bases para la paz y la reorganización de las relaciones internacionales una vez finalizada la Primera Guerra Mundial. El 15 de noviembre de 1920 se celebró en Ginebra la primera asamblea de la sociedad, con la participación de 42 países. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial la SDN fue disuelta el 18 de abril de 1946, siendo sucedida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Sociedad de Naciones pretendía impedir una repetición de los hechos que dieron lugar a la I GM, como la falta de cooperación, la existencia de pactos secretos entre estados o la ignorancia de los pactos internacionales. Los Estados Unidos de norteamérica nunca se incorporaron a la Sociedad, debido a la negativa del Congreso estadounidense a participar en ella, aunque sí perteneció a sus organismos afiliados.
La Sociedad de Naciones pretendía impedir una repetición de los hechos que dieron lugar a la I GM, como la falta de cooperación, la existencia de pactos secretos entre estados o la ignorancia de los pactos internacionales. Los Estados Unidos de norteamérica nunca se incorporaron a la Sociedad, debido a la negativa del Congreso estadounidense a participar en ella, aunque sí perteneció a sus organismos afiliados.
La Sociedad de Naciones logró una
solución pacífica de los siguientes conflictos:
* 1920 —
Suecia y Finlandia disputaban la soberanía de las Islas Aaland. La
Sociedad decide a favor de Finlandia.
* 1921 — Disputa
entre Alemania y Polonia por la Alta Silesia, sobre todo la zona
industrial. La Sociedad decide el reparto entre Alemania y Polonia
de la Alta Silesia.
* 1925 —
Conflicto fronterizo en el cual tropas griegas invaden territorio
búlgaro después de incidentes fronterizos. La Sociedad interviene
rápidamente produciéndose la retirada de las tropas griegas y el
pago de indemnizaciones a Bulgaria.
— Turquía reclama la soberanía de la provincia de Mosul, que
formaba parte del mandato británico de Irak. La Sociedad resuelve
a favor del Reino Unido.
* 1932 —
Arbitraje en la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay.
* 1938 —
Arbitraje fronterizo entre Perú y Colombia por la zona de Leticia.
Sin embargo, éstos fueron de menor importancia frente a conflictos
en los cuales las grandes potencias o grupos de países tenían
intereses ya declarados, lo cual se dio en los siguientes casos
decisivos:
* 1922 —
Reclamaciones por la posesión de Vilna entre Polonia y Lituania.
La Conferencia de Embajadores en París resolvió el conflicto,
instalándose como instancia para resolver problemas que
involucrasen o tuviesen su origen en el Tratado de Versalles.
* 1935 —
Invasión italiana de Abisinia. En un intento por expandir sus
colonias africanas, Italia invade Abisinia en octubre de 1935. El
Emperador de Abisinia Haile Selassie, quien encabezaba la
resistencia, describió en una sesión de la Asamblea los terribles
métodos de invasión y pidió la intervención de la Sociedad. La
Sociedad condena dicha acción e impone sanciones económicas, pero
que no incluyen las exportaciones de carbón, petróleo y acero a
Italia. Dichas sanciones -que no afectaron la capacidad productiva
de Italia- no impidieron la conquista completa de Abisinia en mayo
de 1936 y al poco tiempo Italia abandonó la Sociedad.
La SDN tuvo una serie de problemas desde sus comienzos. El primero fue la negativa del Senado de los Estados Unidos a aprobar el Tratado, lo que hizo que el gobierno estadounidense se autoexcluyera de participar en la SDN. El segundo fue la exclusión de Alemania y Turquía, debido a su condición de países derrotados en la Primera Guerra Mundial, además de haberse determinado oficialmente la responsabilidad exclusiva de Alemania por el estallido de dicha contienda. También fue excluida la Unión Soviética, dado el carácter comunista de su régimen (lo que fomentó la creación de un cordón sanitario de estados anticomunistas para evitar la propagación de la revolución bolchevique) y por el tardío reconocimiento diplomático de los vencedores de la Primera Guerra Mundial hacia el gobierno de Moscú (reconocimiento que sólo llegó poco antes de 1930). Ya en 1923 se evidenció la debilidad de la organización cuando Francia ocupó la región alemana del Ruhr para exigir reparaciones de guerra, sin que este hecho pudiera ser evitado o condenado a pesar de haberse prohibido oficialmente cobrar deudas de guerra mediante esta clase de ocupaciones militares. La invasión de Manchuria por parte de Japón en 1931 fue el segundo gran golpe que recibió la SDN. Condenado por la agresión, Japón abandonó la organización en 1933 sin haber recibido sanciones efectivas de los miembros de la SDN y sin haber restaurado a China el territorio de Manchuria. Alemania había sido admitida en 1926 como miembro de la SDN en calidad de estado amante de la paz, pero el régimen nazi siguió en 1933 el mismo camino de Japón y se retiró de la SDN.
La Sociedad de las Naciones nunca consiguió la autoridad suficiente para imponer a sus miembros sus resoluciones en forma obligatoria. Esto se repitió en 1934 cuando la Asamblea General dicta una resolución referente a la Guerra del Chaco, la cual se desarrolló entre 1932 y 1935, teniendo como Estados beligerantes a la República del Paraguay y a la República de Bolivia. El fallo definitivo de la Asamblea General fijó posición en la disputa territorial favoreciendo a Bolivia, pero la República del Paraguay desafió la autoridad de este organismo y se retiró de la Sociedad de las Naciones, para luego resultar vencedor de la citada contienda. Las invasión de Abisinia por Italia en 1935 reveló que la SDN carecía de autoridad efectiva para guiar una acción internacional contra las agresiones entre Estados, siendo completamente impotente para asegurar un mínimo de respeto a la paz mundial. Pese a que se aprobaron sanciones contra la Italia fascista en 1935, estas no fueron apoyadas por muchos países, y tampoco privaban a Italia de obtener materias primas indispensables para su campaña militar. Finalmente, los principales miembros de la SDN (Francia y Gran Bretaña) se negaron a tomar acciones más severas tratando de evitar (en vano) que Mussolini retirara a Italia de la SDN y se aliase con Hitler
El estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 mostró el fracaso final de la SDN al ocurrir el principal evento que se deseaba impedir con la creación de la Sociedad: una nueva guerra a gran escala en Europa. El último gran acto oficial de la SDN fue expulsar a la URSS cuando tropas soviéticas invadieron Finlandia en diciembre de 1939.
La SDN tuvo una serie de problemas desde sus comienzos. El primero fue la negativa del Senado de los Estados Unidos a aprobar el Tratado, lo que hizo que el gobierno estadounidense se autoexcluyera de participar en la SDN. El segundo fue la exclusión de Alemania y Turquía, debido a su condición de países derrotados en la Primera Guerra Mundial, además de haberse determinado oficialmente la responsabilidad exclusiva de Alemania por el estallido de dicha contienda. También fue excluida la Unión Soviética, dado el carácter comunista de su régimen (lo que fomentó la creación de un cordón sanitario de estados anticomunistas para evitar la propagación de la revolución bolchevique) y por el tardío reconocimiento diplomático de los vencedores de la Primera Guerra Mundial hacia el gobierno de Moscú (reconocimiento que sólo llegó poco antes de 1930). Ya en 1923 se evidenció la debilidad de la organización cuando Francia ocupó la región alemana del Ruhr para exigir reparaciones de guerra, sin que este hecho pudiera ser evitado o condenado a pesar de haberse prohibido oficialmente cobrar deudas de guerra mediante esta clase de ocupaciones militares. La invasión de Manchuria por parte de Japón en 1931 fue el segundo gran golpe que recibió la SDN. Condenado por la agresión, Japón abandonó la organización en 1933 sin haber recibido sanciones efectivas de los miembros de la SDN y sin haber restaurado a China el territorio de Manchuria. Alemania había sido admitida en 1926 como miembro de la SDN en calidad de estado amante de la paz, pero el régimen nazi siguió en 1933 el mismo camino de Japón y se retiró de la SDN.
La Sociedad de las Naciones nunca consiguió la autoridad suficiente para imponer a sus miembros sus resoluciones en forma obligatoria. Esto se repitió en 1934 cuando la Asamblea General dicta una resolución referente a la Guerra del Chaco, la cual se desarrolló entre 1932 y 1935, teniendo como Estados beligerantes a la República del Paraguay y a la República de Bolivia. El fallo definitivo de la Asamblea General fijó posición en la disputa territorial favoreciendo a Bolivia, pero la República del Paraguay desafió la autoridad de este organismo y se retiró de la Sociedad de las Naciones, para luego resultar vencedor de la citada contienda. Las invasión de Abisinia por Italia en 1935 reveló que la SDN carecía de autoridad efectiva para guiar una acción internacional contra las agresiones entre Estados, siendo completamente impotente para asegurar un mínimo de respeto a la paz mundial. Pese a que se aprobaron sanciones contra la Italia fascista en 1935, estas no fueron apoyadas por muchos países, y tampoco privaban a Italia de obtener materias primas indispensables para su campaña militar. Finalmente, los principales miembros de la SDN (Francia y Gran Bretaña) se negaron a tomar acciones más severas tratando de evitar (en vano) que Mussolini retirara a Italia de la SDN y se aliase con Hitler
El estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 mostró el fracaso final de la SDN al ocurrir el principal evento que se deseaba impedir con la creación de la Sociedad: una nueva guerra a gran escala en Europa. El último gran acto oficial de la SDN fue expulsar a la URSS cuando tropas soviéticas invadieron Finlandia en diciembre de 1939.
Fuente; Museo de la Masonería http://www.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/8fraternidad_masonica/M%20y%20Sociedad%20Naciones%201918.htm
José Rafael Otazo M.
---------------------
Profesor Universitario.
Miembro Correspondiente de la Academia de la Lengua del Estado Carabobo.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.
La masonería y la
creación de la Sociedad de Naciones
Otro de los asuntos que ocupó la atención de los masones europeos como
consecuencia de la Primera Guerra Mundial, fue la creación de una
Sociedad Internacional que garantizara la paz entre las naciones.
En este sentido tuvo lugar en París, del 14 al 16 de enero de 1917 —en
plena guerra— la primera Conferencia masónica interaliada o “Conferencia
de las Masonerías de las Naciones Aliadas” organizada por las dos
obediencias más importantes: la Gran Logia de Francia y el Grande
Oriente de Francia. Esta primera Conferencia masónica interaliada tenía
como finalidad establecer un programa de acción común que permitiera a
la masonería hacer oír su voz humanitaria en el conflicto que desolaba a
Europa y al mundo entero.
En el siguiente Congreso Masónico de las Naciones Aliadas y Neutrales
celebrado en París, del 28 al 30 de junio de 1917, aparte de los
anfitriones franceses, hubo representaciones de Italia, España, Suiza,
Portugal, Bélgica, Servia, Argentina, Brasil y Estados Unidos. Por parte
española, la Gran Logia Regional Catalano-Balear estuvo representada
por el Venerable Jorge Vinaixa, y el Grande Oriente Español por los
Venerables Maestros masones Luis Simarro y Nicolás Salmerón.
A finales de agosto de 1917, la Liga francesa para la defensa de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, invitaba al Dr. Simarro a formar
parte de la Comisión que debía preparar y elaborar los textos para el
próximo Congreso (a celebrar el 1º de noviembre) que iba a debatir
también la cuestión de la organización de la Sociedad de Naciones.
La masonería por una parte, y la Liga de los Derechos del Hombres por
otra, se habían propuesto la creación de un organismo internacional
capaz de garantizar la paz mundial. En este ambicioso proyecto, al igual
que en otros de carácter supranacional, como el de la Cruz Roja, fue
también la masonería la que llevó la iniciativa, no sólo de su
formación, sino de su consolidación. A este efecto se constituyó al
Federación Internacional Masónica para la Sociedad de Naciones, a la que
fu invitado a adherirse el Hermano Luis Simarro, Gran Maestre del
Grande Oriente Español, a fin de que se constituyera la correspondiente
sección en España. En mayo de 1918, efectuaba la siguiente declaración:
“Creemos que la actuación de la masonería española debe ser en el orden
internacional:
1. Afianzar y estrechar sólidamente los lazos de unión que existen entre
la masonería española y la de aquellos pueblos que luchan por la causa
de la libertad y la justicia.
2.Ratificar la simpatía y el interés vivísimo con que todo el Gran
Oriente Español sigue los admirables esfuerzos de los países aliados en
defensa de su existencia amenazada y la fe inquebrantable de la
masonería española en el triunfo definitivo de la razón y el derecho
contra la barbarie imperialista.
3.Laborar con tesón para que, como punto de la horrible contienda que
asola al mundo, se forme la Sociedad de Naciones tal como la ha
propuesto el Presidente Wilson.
4.Mientras llega la hora de ver constituida la Sociedad de Naciones,
procurar por todos los medios que se constituya un organismo, integrado
por representaciones de todos los países democráticos y que, con el
nombre de Gran Oriente Universal, pueda intervenir activamente cerca de
los Gobiernos para obtener que los conflictos entre Naciones se
resuelvan por medio del arbitraje.
5.Uno de los promotores de la Sociedad de Naciones fue León Bourgeois
(1851-1925), miembro de varias logias del Grande Oriente de Francia,
premio Nóbel de la Paz en 1920, presidente del Consejo de Ministros de
Francia y miembro permanente del Consejo de la Paz de La Haya.Que la
masonería española procure ser lazo de unión entre la alemana y la de
otros países con quienes lucha el imperio central, cuando, terminada la
guerra, vuelva la masonería teutona a los principios fundamentales de
nuestra Orden”. (Boletín Oficial del Grande Oriente Español, año XXVI,
núm. 314, Madrid, 30 de junio de 1918, p. 55).
En España la creación de la Sociedad de Naciones provocó una corriente
de simpatía en determinados círculos intelectuales y políticos. Así, en
noviembre de 1918, un grupo de escritores, entre los que figuraban
Unamuno, Menéndez Pidal, Marañón, Pérez de Ayala y Azaña, lanzó un
manifiesto a la opinión pública y constituyó la Unión Democrática
Española para la Liga de la Sociedad de Naciones Libres.
Extractado de: José Antonio Ferrer Benimeli y Manuel A. de Paz Sánchez,
Masonería y pacifismo en la España contemporánea, Zaragoza, 1991, pp.
107-119.
LA SOCIEDAD DE NACIONES
La Sociedad de Naciones (SDN) fue un organismo internacional creado por
el Tratado de Versalles, el 28 de junio de 1919, con la finalidad de
establecer las bases para la paz y la reorganización de las relaciones
internacionales una vez finalizada la Primera Guerra Mundial.
El 15 de noviembre de 1920 se celebró en Ginebra la primera asamblea de
la sociedad, con la participación de 42 países. Tras el final de la
Segunda Guerra Mundial la SDN fue disuelta el 18 de abril de 1946,
siendo sucedida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Sociedad de Naciones pretendía impedir una repetición de los hechos
que dieron lugar a la I GM, como la falta de cooperación, la existencia
de pactos secretos entre estados o la ignorancia de los pactos
internacionales. Los Estados Unidos de Norteamérica nunca se
incorporaron a la Sociedad, debido a la negativa del Congreso
estadounidense a participar en ella, aunque sí perteneció a sus
organismos afiliados.
La Sociedad de Naciones logró una solución pacífica de los siguientes
conflictos:
* 1920 — Suecia y Finlandia disputaban la soberanía de las Islas
Aaland. La Sociedad decide a favor de Finlandia.
* 1921 — Disputa entre Alemania y Polonia por la Alta Silesia, sobre
todo la zona industrial. La Sociedad decide el reparto entre Alemania y
Polonia de la Alta Silesia.
* 1925 — Conflicto fronterizo en el cual tropas griegas invaden
territorio búlgaro después de incidentes fronterizos. La Sociedad
interviene rápidamente produciéndose la retirada de las tropas griegas y
el pago de indemnizaciones a Bulgaria.
— Turquía reclama la soberanía de la provincia de Mosul,
que formaba parte del mandato británico de Irak. La Sociedad resuelve a
favor del Reino Unido.
* 1932 — Arbitraje en la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay.
* 1938 — Arbitraje fronterizo entre Perú y Colombia por la zona de
Leticia.
Sin embargo, éstos fueron de menor importancia frente a
conflictos en los cuales las grandes potencias o grupos de países
tenían intereses ya declarados, lo cual se dio en los siguientes casos
decisivos:
* 1922 — Reclamaciones por la posesión de Vilna entre Polonia y
Lituania. La Conferencia de Embajadores en París resolvió el conflicto,
instalándose como instancia para resolver problemas que involucrasen o
tuviesen su origen en el Tratado de Versalles.
* 1935 — Invasión italiana de Abisinia. En un intento por expandir
sus colonias africanas, Italia invade Abisinia en octubre de 1935. El
Emperador de Abisinia Haile Selassie, quien encabezaba la resistencia,
describió en una sesión de la Asamblea los terribles métodos de invasión
y pidió la intervención de la Sociedad. La Sociedad condena dicha
acción e impone sanciones económicas, pero que no incluyen las
exportaciones de carbón, petróleo y acero a Italia. Dichas sanciones
-que no afectaron la capacidad productiva de Italia- no impidieron la
conquista completa de Abisinia en mayo de 1936 y al poco tiempo Italia
abandonó la Sociedad.
La SDN tuvo una serie de problemas desde sus comienzos. El primero fue
la negativa del Senado de los Estados Unidos a aprobar el Tratado, lo
que hizo que el gobierno estadounidense se autoexcluyera de participar
en la SDN. El segundo fue la exclusión de Alemania y Turquía, debido a
su condición de países derrotados en la Primera Guerra Mundial, además
de haberse determinado oficialmente la responsabilidad exclusiva de
Alemania por el estallido de dicha contienda. También fue excluida la
Unión Soviética, dado el carácter comunista de su régimen (lo que
fomentó la creación de un cordón sanitario de estados anticomunistas
para evitar la propagación de la revolución bolchevique) y por el tardío
reconocimiento diplomático de los vencedores de la Primera Guerra
Mundial hacia el gobierno de Moscú (reconocimiento que sólo llegó poco
antes de 1930). Ya en 1923 se evidenció la debilidad de la organización
cuando Francia ocupó la región alemana del Ruhr para exigir reparaciones
de guerra, sin que este hecho pudiera ser evitado o condenado a pesar
de haberse prohibido oficialmente cobrar deudas de guerra mediante esta
clase de ocupaciones militares. La invasión de Manchuria por parte de
Japón en 1931 fue el segundo gran golpe que recibió la SDN. Condenado
por la agresión, Japón abandonó la organización en 1933 sin haber
recibido sanciones efectivas de los miembros de la SDN y sin haber
restaurado a China el territorio de Manchuria. Alemania había sido
admitida en 1926 como miembro de la SDN en calidad de estado amante de
la paz, pero el régimen nazi siguió en 1933 el mismo camino de Japón y
se retiró de la SDN.
La Sociedad de las Naciones nunca consiguió la autoridad suficiente para
imponer a sus miembros sus resoluciones en forma obligatoria. Esto se
repitió en 1934 cuando la Asamblea General dicta una resolución
referente a la Guerra del Chaco, la cual se desarrolló entre 1932 y
1935, teniendo como Estados beligerantes a la República del Paraguay y a
la República de Bolivia. El fallo definitivo de la Asamblea General
fijó posición en la disputa territorial favoreciendo a Bolivia, pero la
República del Paraguay desafió la autoridad de este organismo y se
retiró de la Sociedad de las Naciones, para luego resultar vencedor de
la citada contienda. Las invasión de Abisinia por Italia en 1935 reveló
que la SDN carecía de autoridad efectiva para guiar una acción
internacional contra las agresiones entre Estados, siendo completamente
impotente para asegurar un mínimo de respeto a la paz mundial. Pese a
que se aprobaron sanciones contra la Italia fascista en 1935, estas no
fueron apoyadas por muchos países, y tampoco privaban a Italia de
obtener materias primas indispensables para su campaña militar.
Finalmente, los principales miembros de la SDN (Francia y Gran Bretaña)
se negaron a tomar acciones más severas tratando de evitar (en vano) que
Mussolini retirara a Italia de la SDN y se aliase con Hitler.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 mostró
el fracaso final de la SDN al ocurrir el principal evento que se deseaba
impedir con la creación de la Sociedad: una nueva guerra a gran escala
en Europa. El último gran acto oficial de la SDN fue expulsar a la URSS
cuando tropas soviéticas invadieron Finlandia en diciembre de 1939.
Copy and WIN : http://ow.ly/KNICZ
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La masonería y la
creación de la Sociedad de Naciones
Otro de los asuntos que ocupó la atención de los masones europeos como
consecuencia de la Primera Guerra Mundial, fue la creación de una
Sociedad Internacional que garantizara la paz entre las naciones.
En este sentido tuvo lugar en París, del 14 al 16 de enero de 1917 —en
plena guerra— la primera Conferencia masónica interaliada o “Conferencia
de las Masonerías de las Naciones Aliadas” organizada por las dos
obediencias más importantes: la Gran Logia de Francia y el Grande
Oriente de Francia. Esta primera Conferencia masónica interaliada tenía
como finalidad establecer un programa de acción común que permitiera a
la masonería hacer oír su voz humanitaria en el conflicto que desolaba a
Europa y al mundo entero.
En el siguiente Congreso Masónico de las Naciones Aliadas y Neutrales
celebrado en París, del 28 al 30 de junio de 1917, aparte de los
anfitriones franceses, hubo representaciones de Italia, España, Suiza,
Portugal, Bélgica, Servia, Argentina, Brasil y Estados Unidos. Por parte
española, la Gran Logia Regional Catalano-Balear estuvo representada
por el Venerable Jorge Vinaixa, y el Grande Oriente Español por los
Venerables Maestros masones Luis Simarro y Nicolás Salmerón.
A finales de agosto de 1917, la Liga francesa para la defensa de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, invitaba al Dr. Simarro a formar
parte de la Comisión que debía preparar y elaborar los textos para el
próximo Congreso (a celebrar el 1º de noviembre) que iba a debatir
también la cuestión de la organización de la Sociedad de Naciones.
La masonería por una parte, y la Liga de los Derechos del Hombres por
otra, se habían propuesto la creación de un organismo internacional
capaz de garantizar la paz mundial. En este ambicioso proyecto, al igual
que en otros de carácter supranacional, como el de la Cruz Roja, fue
también la masonería la que llevó la iniciativa, no sólo de su
formación, sino de su consolidación. A este efecto se constituyó al
Federación Internacional Masónica para la Sociedad de Naciones, a la que
fu invitado a adherirse el Hermano Luis Simarro, Gran Maestre del
Grande Oriente Español, a fin de que se constituyera la correspondiente
sección en España. En mayo de 1918, efectuaba la siguiente declaración:
“Creemos que la actuación de la masonería española debe ser en el orden
internacional:
1. Afianzar y estrechar sólidamente los lazos de unión que existen entre
la masonería española y la de aquellos pueblos que luchan por la causa
de la libertad y la justicia.
2.Ratificar la simpatía y el interés vivísimo con que todo el Gran
Oriente Español sigue los admirables esfuerzos de los países aliados en
defensa de su existencia amenazada y la fe inquebrantable de la
masonería española en el triunfo definitivo de la razón y el derecho
contra la barbarie imperialista.
3.Laborar con tesón para que, como punto de la horrible contienda que
asola al mundo, se forme la Sociedad de Naciones tal como la ha
propuesto el Presidente Wilson.
4.Mientras llega la hora de ver constituida la Sociedad de Naciones,
procurar por todos los medios que se constituya un organismo, integrado
por representaciones de todos los países democráticos y que, con el
nombre de Gran Oriente Universal, pueda intervenir activamente cerca de
los Gobiernos para obtener que los conflictos entre Naciones se
resuelvan por medio del arbitraje.
5.Uno de los promotores de la Sociedad de Naciones fue León Bourgeois
(1851-1925), miembro de varias logias del Grande Oriente de Francia,
premio Nóbel de la Paz en 1920, presidente del Consejo de Ministros de
Francia y miembro permanente del Consejo de la Paz de La Haya.Que la
masonería española procure ser lazo de unión entre la alemana y la de
otros países con quienes lucha el imperio central, cuando, terminada la
guerra, vuelva la masonería teutona a los principios fundamentales de
nuestra Orden”. (Boletín Oficial del Grande Oriente Español, año XXVI,
núm. 314, Madrid, 30 de junio de 1918, p. 55).
En España la creación de la Sociedad de Naciones provocó una corriente
de simpatía en determinados círculos intelectuales y políticos. Así, en
noviembre de 1918, un grupo de escritores, entre los que figuraban
Unamuno, Menéndez Pidal, Marañón, Pérez de Ayala y Azaña, lanzó un
manifiesto a la opinión pública y constituyó la Unión Democrática
Española para la Liga de la Sociedad de Naciones Libres.
Extractado de: José Antonio Ferrer Benimeli y Manuel A. de Paz Sánchez,
Masonería y pacifismo en la España contemporánea, Zaragoza, 1991, pp.
107-119.
LA SOCIEDAD DE NACIONES
La Sociedad de Naciones (SDN) fue un organismo internacional creado por
el Tratado de Versalles, el 28 de junio de 1919, con la finalidad de
establecer las bases para la paz y la reorganización de las relaciones
internacionales una vez finalizada la Primera Guerra Mundial.
El 15 de noviembre de 1920 se celebró en Ginebra la primera asamblea de
la sociedad, con la participación de 42 países. Tras el final de la
Segunda Guerra Mundial la SDN fue disuelta el 18 de abril de 1946,
siendo sucedida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La Sociedad de Naciones pretendía impedir una repetición de los hechos
que dieron lugar a la I GM, como la falta de cooperación, la existencia
de pactos secretos entre estados o la ignorancia de los pactos
internacionales. Los Estados Unidos de Norteamérica nunca se
incorporaron a la Sociedad, debido a la negativa del Congreso
estadounidense a participar en ella, aunque sí perteneció a sus
organismos afiliados.
La Sociedad de Naciones logró una solución pacífica de los siguientes
conflictos:
* 1920 — Suecia y Finlandia disputaban la soberanía de las Islas
Aaland. La Sociedad decide a favor de Finlandia.
* 1921 — Disputa entre Alemania y Polonia por la Alta Silesia, sobre
todo la zona industrial. La Sociedad decide el reparto entre Alemania y
Polonia de la Alta Silesia.
* 1925 — Conflicto fronterizo en el cual tropas griegas invaden
territorio búlgaro después de incidentes fronterizos. La Sociedad
interviene rápidamente produciéndose la retirada de las tropas griegas y
el pago de indemnizaciones a Bulgaria.
— Turquía reclama la soberanía de la provincia de Mosul,
que formaba parte del mandato británico de Irak. La Sociedad resuelve a
favor del Reino Unido.
* 1932 — Arbitraje en la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay.
* 1938 — Arbitraje fronterizo entre Perú y Colombia por la zona de
Leticia.
Sin embargo, éstos fueron de menor importancia frente a
conflictos en los cuales las grandes potencias o grupos de países
tenían intereses ya declarados, lo cual se dio en los siguientes casos
decisivos:
* 1922 — Reclamaciones por la posesión de Vilna entre Polonia y
Lituania. La Conferencia de Embajadores en París resolvió el conflicto,
instalándose como instancia para resolver problemas que involucrasen o
tuviesen su origen en el Tratado de Versalles.
* 1935 — Invasión italiana de Abisinia. En un intento por expandir
sus colonias africanas, Italia invade Abisinia en octubre de 1935. El
Emperador de Abisinia Haile Selassie, quien encabezaba la resistencia,
describió en una sesión de la Asamblea los terribles métodos de invasión
y pidió la intervención de la Sociedad. La Sociedad condena dicha
acción e impone sanciones económicas, pero que no incluyen las
exportaciones de carbón, petróleo y acero a Italia. Dichas sanciones
-que no afectaron la capacidad productiva de Italia- no impidieron la
conquista completa de Abisinia en mayo de 1936 y al poco tiempo Italia
abandonó la Sociedad.
La SDN tuvo una serie de problemas desde sus comienzos. El primero fue
la negativa del Senado de los Estados Unidos a aprobar el Tratado, lo
que hizo que el gobierno estadounidense se autoexcluyera de participar
en la SDN. El segundo fue la exclusión de Alemania y Turquía, debido a
su condición de países derrotados en la Primera Guerra Mundial, además
de haberse determinado oficialmente la responsabilidad exclusiva de
Alemania por el estallido de dicha contienda. También fue excluida la
Unión Soviética, dado el carácter comunista de su régimen (lo que
fomentó la creación de un cordón sanitario de estados anticomunistas
para evitar la propagación de la revolución bolchevique) y por el tardío
reconocimiento diplomático de los vencedores de la Primera Guerra
Mundial hacia el gobierno de Moscú (reconocimiento que sólo llegó poco
antes de 1930). Ya en 1923 se evidenció la debilidad de la organización
cuando Francia ocupó la región alemana del Ruhr para exigir reparaciones
de guerra, sin que este hecho pudiera ser evitado o condenado a pesar
de haberse prohibido oficialmente cobrar deudas de guerra mediante esta
clase de ocupaciones militares. La invasión de Manchuria por parte de
Japón en 1931 fue el segundo gran golpe que recibió la SDN. Condenado
por la agresión, Japón abandonó la organización en 1933 sin haber
recibido sanciones efectivas de los miembros de la SDN y sin haber
restaurado a China el territorio de Manchuria. Alemania había sido
admitida en 1926 como miembro de la SDN en calidad de estado amante de
la paz, pero el régimen nazi siguió en 1933 el mismo camino de Japón y
se retiró de la SDN.
La Sociedad de las Naciones nunca consiguió la autoridad suficiente para
imponer a sus miembros sus resoluciones en forma obligatoria. Esto se
repitió en 1934 cuando la Asamblea General dicta una resolución
referente a la Guerra del Chaco, la cual se desarrolló entre 1932 y
1935, teniendo como Estados beligerantes a la República del Paraguay y a
la República de Bolivia. El fallo definitivo de la Asamblea General
fijó posición en la disputa territorial favoreciendo a Bolivia, pero la
República del Paraguay desafió la autoridad de este organismo y se
retiró de la Sociedad de las Naciones, para luego resultar vencedor de
la citada contienda. Las invasión de Abisinia por Italia en 1935 reveló
que la SDN carecía de autoridad efectiva para guiar una acción
internacional contra las agresiones entre Estados, siendo completamente
impotente para asegurar un mínimo de respeto a la paz mundial. Pese a
que se aprobaron sanciones contra la Italia fascista en 1935, estas no
fueron apoyadas por muchos países, y tampoco privaban a Italia de
obtener materias primas indispensables para su campaña militar.
Finalmente, los principales miembros de la SDN (Francia y Gran Bretaña)
se negaron a tomar acciones más severas tratando de evitar (en vano) que
Mussolini retirara a Italia de la SDN y se aliase con Hitler.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 mostró
el fracaso final de la SDN al ocurrir el principal evento que se deseaba
impedir con la creación de la Sociedad: una nueva guerra a gran escala
en Europa. El último gran acto oficial de la SDN fue expulsar a la URSS
cuando tropas soviéticas invadieron Finlandia en diciembre de 1939.
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