"Jamás conducta ha sido más infame que la de los
americanos con nosotros: ya ven decidida la suerte de las cosas y con
protestas y ofertas, quien sabe si falsas, nos quieren lisonjear para
intimidar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses"
Carta de Bolivar a J.R. Revenga
Mayo de 1820
En 1818, la ambición de Estados Unidos por forjarse un espacio
preponderante entre las naciones que emergían independientes era
acelerada y constante. El 12 de julio de ese año arribó a Angostura el
agente diplomático estadounidense Juan Bautista Irvine.
En el papel, tres eran las tareas encomendadas a Irvine por el
Secretario de Estado John Quincy Adams: 1. Manifestar la simpatía de su
país hacia las nuevas repúblicas que nacían en América del Sur. 2.
Protestar por los dos barcos capturados (Tigre y Libertad) por las
fuerzas patriotas en el Orinoco y 3. Esclarecer el curso que tomarían
las relaciones entre su país y Venezuela Los acontecimientos futuros
mostrarían otro derrotero respecto de las prioridades de la misión del
agente estadounidense.
Las goletas estadounidenses Tigre y Libertad habían sido capturadas
por la flota republicana comandadas por el Almirante Brion cuando
intentaban burlar el bloqueo del Orinoco a fin de evitar el
abastecimiento de los españoles sitiados en Angostura y en los Castillos
de Guayana La Vieja y habían sido contratadas por el gobernador español
de Guayana, Lorenzo Fitzgerald.
Las naves fueron apresadas en fechas distintas. La Tigre salió del
Orinoco con la misión de traer armas, municiones y tabaco que habían
sido comprados por Fitzgerald al comerciante británico Lamson. El 17 de
marzo izó velas en Salem, puerto del estado de Massachusetts en Estados
Unidos y entró en puerto en el Orinoco el mes de abril. Posteriormente,
saldría llevando otro cargamento cuando fue capturada el 4 de julio de
1817. Por otro lado, la goleta Libertad había salido de Martinica en
junio, cargando municiones. Ya navegando por el río se encontró con los
buques patriotas que lo bloqueaban y, no obstante le advirtieron que
estaba violando el bloqueo y le dieron órdenes de devolverse, intentó
regresar de manera furtiva para remontar el Orinoco, cuando fue apresada
por la escuadrilla del Capitán de Navío Antonio Díaz.
Bolívar recibió a Irvine en medio de grandes expectativas acerca de
su misión. El 13 de julio había escrito al General Páez anunciándole la
llegada del agente diplomático estadounidense e informándole que al día
siguiente presentaría sus cartas credenciales con lo cual podría
comenzar a realizar sus funciones.
Irvine escribió diez notas a Bolívar entre el 25 de julio y el 8 de octubre. El Libertador acusó recibo y respondió en otras tantas ocasiones, la última de las cuales fue el 12 de octubre. El tenor de la primera carta de respuesta da cuenta que el tema único de la misiva de Irvine es el de las goletas Tigre y Libertad, es decir uno solo de los objetivos de su misión a Venezuela.
El Jefe Supremo explicó a Irvine que la contestación a su mensaje del
25 de julio, debía esperar por la consulta del proceso seguido a los
dueños de los barcos. Así mismo, con respecto a su nota del 27 de ese
mismo mes, le informó que los mismos recibirían las indemnizaciones del
caso, siempre que fuera aceptada la justicia con la cual actuaron las
armas de Venezuela. Repite su opinión de alta valía respecto de la
misión del estadounidense en Venezuela, pero advierte que los barcos
norteamericanos "...olvidando lo que se debe a la fraternidad, a la
amistad y a los principios liberales que seguimos, han intentado y
ejecutado burlar el bloqueo (...) para dar armas unos verdugos y para
alimentar unos tigres que por tres siglos han derramado la mayor parte
de la sangre americana..."
El 29 de septiembre, después de un largo debate epistolar en el que
el Libertador desplegó sus extraordinarias dotes de estadista, manejando
con habilidad y experticia los ámbitos político, jurídico, económico y
los de la diplomacia, redactó una nueva nota en la que reitera las
evidencias expuestas el 25 ese mismo mes a Irvine, lamentando que éste
en su carta del 26 las haya rechazado. Por enésima vez, expone las
razones de Venezuela, pero ahora dice tajante que dadas las
circunstancias se ve obligado "a resolver de una vez la cuestión".
Esta situación conlleva una carta de Irvine de 1° de octubre en la
que éste da por finalizado el debate por el tema de las goletas,
juzgando que Venezuela actuó ilegalmente. Bolívar contesta el día 7 sin
dejar pasar la oportunidad de decirle que se va a desentender del
penúltimo párrafo de su carta por considerarla "en extremo chocante e
injurioso al gobierno de Venezuela" y que para contestarlo sería preciso
usar el mismo lenguaje de Irvine "contrario a la modestia y el decoro
con que por mi parte he conducido la cuestión".
Le dice que no va a forzarlo a reciprocar los insultos, pero que
aunque no lo hará, no va a permitir que Irvine, "ultraje ni desprecie
al Gobierno y a los derechos de Venezuela". Finaliza contundente: "Lo
mismo es para Venezuela combatir contra España que contra todo el mundo
entero, si todo el mundo la ofende".
No obstante todo eso, se despide con los usos protocolares de su
elevada investidura, el respeto, la decencia y la alta responsabilidad
que tiene al regir los destinos de Venezuela y su representación en el
escenario internacional. A pesar que Venezuela no había consolidado su
independencia y el gobierno aún no tenía autoridad sobre todo el
territorio de la república, Bolívar actuó como un avezado Jefe de Estado
en términos del manejo de la diplomacia, con honor, dignidad y firmeza,
entendiendo la valía de establecer –en ese contexto- sólidas
relaciones de amistad con Estados Unidos, sin dejar de salvaguardar los
intereses soberanos de la naciente República, sembrando con ello
parámetros insoslayables de comportamiento republicano, independiente y
soberano en los manejos de la política exterior de la Nación.
Todavía, vuelve a escribir a Irvine el 12 de octubre como respuesta a
una nota de éste del 8 del mismo mes. En ella el agente diplomático
manifiesta su extrañeza por la respuesta de 7 de octubre del
Libertador. Bolívar le dice que así habría sido, si Irvine se hubiera
limitado a dar por cerrado el asunto, pero que el tenor de la misma le
obligaba a responder para no dar por ciertos ninguno de los argumentos
expuestos en la carta y que no son sino la reiteración de los
anteriores, refutados uno a uno y en su momento. De esa manera, el
Jefe Supremo cerraba toda posibilidad a dejar asuntos abiertos con la
posibilidad de ser usados contra la República.
Con esto, Bolívar da por finalizada su comunicación con Irvine, no
recibe ni envía ninguna nueva correspondencia al representante del
gobierno de Estados Unidos. Lo que había comenzado con grandes augurios y
esperanzas 4 meses antes, había resultado un fiasco, ante la
desatención de Irvine a la propuesta amistosa y apegada a derecho de
Bolívar y el posterior escalamiento del discurso agresivo, incluso
amenazante del estadounidense.
Juan Bautista Irvine no regresó de inmediato a su país. Incluso
participó como invitado especial en la instalación del Congreso de
Angostura el 15 de febrero de 1819. Irvine informó de su misión al
Secretario de Estado John Adams, en los que destilaba rencor por su
fracaso, tildando a Bolívar de dictador y tirano, así como iluso y
quijotesco. El 27 de febrero de 1819, abandonó la ciudad, frustrado por
la ruina de su gestión. En su país se consagró a escribir artículos
periodísticos en los que calificó a Bolívar de "'general charlatán y
político truhán´".
Unos meses después de la partida de Irvine, el gobierno de Estados
Unidos envió a Venezuela al Comodoro Oliver H. Perry quien arribó a
Angostura el 25 de julio de 1819. Su misión era dar y recibir
explicaciones sobre el fracaso de la misión de Irvine.
Bolívar había abandonado Angostura el 23 de mayo en dirección a los
llanos occidentales donde habría de reunir a los más destacados jefes
del ejército a fin de convencerlos de la necesidad de trasladar las
operaciones bélicas a Nueva Granada. La jefatura del gobierno había
sido asumida por el vicepresidente Francisco Antonio Zea, quien tuvo una
desacertada gestión en el manejo de los asuntos gubernamentales. Perry
logró de Zea lo que Irvine no pudo conseguir de Bolívar: la devolución
de las goletas Tigre y Libertad en lo que Manuel Alfredo Rodríguez
considera el primer revés de la diplomacia venezolana. Según Francisco
Pividal cuando el Libertador tuvo conocimiento del hecho, "consideró
humillante tal proceder".
El 25 de mayo de 1820, en carta a José Rafael Revenga, ministro de
Relaciones Exteriores y de Hacienda, El Libertador le había manifestado
con contundencia sus aprehensiones respecto a la política de Estados
Unidos. Le dice "Jamás conducta ha sido más infame que la de los
americanos con nosotros: ya ven decidida la suerte de las cosas y con
protestas y ofertas, quien sabe si falsas, nos quieren lisonjear para
intimidar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses", y agrega
a continuación "Yo no sé lo que deba pensar de esta extraordinaria
franqueza con que ahora se muestran los norteamericanos: por una parte
dudo, por otra me afirmo en la confianza de que habiendo llegado nuestra
causa a su máximo, ya es tiempo de reparar los antiguos agravios (...)
Ya que por su anti-neutralidad la América del Norte nos ha vejado
tanto, exijámosle servicios que nos compensen sus humillaciones y
fratricidios. Pidamos mucho y mostrémonos circunspectos para valer más o
hacernos valer". Seguramente, estaba pensando en su nefasta experiencia
con Irvine de dos años atrás.
José Rafael Otazo M.
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Profesor Universitario.
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Profesor Universitario.
Miembro Correspondiente de la Academia de la Lengua, capitulo Carabobo.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.
saludos Q:. H:. nos hemos visto en algunas opirtunidades en carabobo y portuguesa tengo mucha aficcion por nuestra historia republicana logre ser cronista en guacara ahora estoy en portuguesa mi correo para que estemos en contacto milleriuris@gmail.com tengo varios trabajos de historia terminados para publicar me encuentro Resp:. Log:. Concordia N° 36 Or:. de Guanare unete al proyecto de la academia de Historia del Estado Portuguesa S:.F:.U:.
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