Al lado de Miranda y Bolívar, representa, la trilogía de nuestros grandes embajadores ante el mundo y la historia; todos ellos, fallecidos lejos de la patria que los vio nacer...
El 29 de noviembre de 1781, nace en Caracas, Andrés de Jesús María y José Bello López, poeta, escritor, maestro, filólogo, sociólogo, filósofo, periodista, jurista, legislador, astrónomo, experto lingüístico, autodidacta y humanista. Egregio paisano de una vida ejemplar al servicio de la América, que forja permanentemente su destino.
Hijo de Don Bartolomé Bello, conocido abogado y músico de la Colonia y Doña Ana Antonia López, hija del conocido pintor Juan Pedro López. Desde niño mostró su pasión por el estudio y el aprendizaje de idiomas. A los quince años hablaba y traducía el latín. A pesar de llevarle apenas dos años de edad al niño Simón Bolívar, Bello, su compañero de infancia, le impartió clases de geografía. Egresa bachiller de Artes en junio de 1800, de la Real y Pontificia Universidad de Caracas. En esos años juveniles, Bello fue apreciado como poeta, dentro de los cánones del neoclasicismo en boga. Destacan en su producción una "Oda a la Vacuna", que escribió como homenaje a la extensión de la vacunación por toda América, y el soneto "A la Victoria de Bailén"; Por ese tiempo inició también sus trabajos de investigación lingüística y filológica. Concluyó la primera versión de su "Análisis Ideológico de los Tiempos de la Conjugación Castellana", que se publicaría mucho después, en Valparaíso, en 1841.
Los conocimientos de inglés y francés, le permitieron, ocupar cargos públicos, y con la llegada de la imprenta en 1808, procedente de Trinidad, es designado redactor de la Gaceta de Caracas. En 1810, la Junta Suprema, nacida el 19 de abril, lo designa en la Secretaría de Relaciones Exteriores y junto a Luís López Méndez y el coronel Simón Bolívar, se dirigen comisionados a Londres ante las autoridades inglesas, para exponer lo relacionado con el nuevo gobierno caraqueño, surgido con el derrocamiento del capitán general Vicente Emparan; aprovechan para saludar y lograr el regreso de Francisco Miranda, nuestro “Siempre Precursor”. Bello permaneció en Londres diecinueve años, con pocos recursos económicos.
A pesar de sus penurias, pero gracias a sus vastos conocimientos, pudo dedicarse a la docencia y a la superación académica y lingüística; aprovechó la fabulosa biblioteca de Miranda, de las más completas en Europa. En 1814 contrae matrimonio con María Boyland, con quien procrea tres hijos. Al quedar viudo en 1821, Bello se casó en segundas nupcias, en febrero de 1824, con Elizabeth Antonia Dunn, también de 20 años, quien le acompañaría hasta el fin de sus días. Este matrimonio tuvo 12 hijos; 3 de ellos nacidos en Londres y los demás, en Chile.
En su estada londinense escribió en 1823, sus conocidas obras: “Silva a la Alocución de la Poesía”, donde le dedica un fragmento a Miranda, y “Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida” en 1826. Bello trabajó, además, en las magníficas bibliotecas públicas de la capital británica: la del British Museum y la London Library. Allí leyó los clásicos griegos y latinos, y dispuso de impresos y manuscritos de extraordinario valor para sus estudios filológicos.
El movimiento romántico lo influyó directamente. Dentro de éste desarrolló su línea de investigación sobre las literaturas medievales. En Londres trabajó en la reconstrucción del Poema del Cid. El valor de esta obra fue reconocido por Menéndez Pidal, autor de los estudios más modernos de reconstitución del célebre poema épico.
Don Andrés Bello llegó a ser uno de los más eminentes juristas de América. Para su formación en este campo fueron fundamentales sus años londinenses. Allí profundizó en el Derecho Internacional, agregando a los conocimientos tradicionales las novedades producidas por los grandes acontecimientos de la época: las guerras napoleónicas, la Independencia de América y el Congreso de Viena.
Decisiva para su formación jurídica fue su adhesión a la escuela utilitaria de Jeremías Bentham. Las ideas de éste sobre codificación influyeron poderosamente en la monumental tarea de preparación del Código Civil de la República de Chile, que se considera uno de los más grandes aportes del sabio caraqueño.
Sus “Silvas” o cantos, le recuerdan los majestuosos ríos, las selvas y el calor tropical. Escribe el Resumen de Historia, un verdadero culto a la epopeya emancipadora y un elogio a los próceres civiles y militares, que describe con diáfana emoción, y por el afecto a Venezuela. Las autoridades de la Gran Colombia, le asignan cargo diplomático en Londres. Junto a su familia se dirige a Chile en 1829, llegando a Valparaíso junto a su familia el 25 de junio de 1829. En esos momentos se vivían los últimos meses del período que los historiadores han llamado "la anarquía".
En 1830 se inicia el llamado "régimen portaliano", que comprende, durante la vida de Bello, los gobiernos de Prieto, Bulnes, Montt y Pérez. Entonces se consolidó una organización institucional estable. El 13 de julio de 1829, el presidente Francisco Antonio Pinto nombra a Bello oficial mayor del Ministerio de Hacienda, con un sueldo de 2 mil pesos anuales. No ejerció en ese ministerio, sino en el de Relaciones Exteriores, ocupando el cargo que correspondería hoy al de subsecretario.
En 1830 se fundó el periódico oficial "El Araucano". Se encargó a Bello la redacción de las secciones extranjera y cultural. En 1832 se le otorgó por ley la nacionalidad chilena. Ese mismo año pasó a integrar la Junta de Educación que debía proponer los planes y programas de todos los colegios del país.
En 1837 fue elegido senador de la República, y reelegido en dos períodos sucesivos hasta el año anterior al de su muerte, 1864. En 1840 se nombró por ley una comisión de parlamentarios para la elaboración del Código Civil. Bello y Egaña fueron los senadores nombrados. Este último muere en 1846. Bello continuó trabajando hasta completar la que fue una de sus más grandes obras.
En 1842 se fundó la Universidad de Chile, tras la aprobación de su nueva ley orgánica. Bello fue designado rector, y reelegido mientras vivió. Además, se le nombró miembro de las Facultades de Leyes y de Humanidades.
Como escribe el profesor Alamiro de Avila: "Hacia 1850, a los 70 años de edad, Bello desempeñaba al mismo tiempo las funciones de rector, subsecretario de relaciones exteriores y de consultor de gobierno, de senador, de redactor de "El Araucano" y, además, trabajaba intensamente en la elaboración del Código Civil y en sus obras de derecho, de filología y sus producciones literarias".
En resumen...
El Congreso Nacional de Chile, le otorgó la nacionalidad por gracia el 15 de octubre de 1832. Presenta ese año el proyecto de la Constitución de Chile, promulgada al siguiente año. Su prolífica obra le mereció los cognomentos de: “El primer Humanista de Venezuela con proyección universal” y de “Patriarca de las letras hispanoamericanas”. Emite la “Cláusula Bello”, basada en la justicia y en la unidad de los pueblos., escribe el Principio del Derecho de Gentes, de un alto contenido humanista, muy adelantado para la época. Entre 1837 y 1864, es Senador por Santiago. En 1841 redacta el Código Civil de Chile, referencia en diez países entre ellos Venezuela. Su gran legado, la Gramática de la Lengua Castellana al Uso de los Americanos, lo promueve como el precursor en preservar el idioma. En 1843, es el promotor, fundador y Primer Rector de la Universidad de Chile hasta sus últimos días, la cual lleva su preclaro nombre. En 1851 es designado Miembro Honorario de la Real Academia Española y en 1852, Miembro Correspondiente.
Fallece en Santiago de Chile el 15 de octubre de 1865. El 25 de mayo de 1825, el Libertador lo denominó “Nuestro famoso Bello”. En 1927, Chile instituyó en su fecha natal, el “Día del Libro”; Los escritores venezolanos lo honran conmemorando el “Día del Escritor”
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