Iván Herrera Michel. 33º
Es un hecho incontrovertible el
que la Masonería es un fenómeno plural que ha abarcado - y abarca -
diferentes respuestas a la actitud interrogativa que define el accionar
filosófico. Y aunque el tema es muy complejo podemos intentar una
primera aproximación para iniciar el debate de la siguiente manera.
Cada
época se refiere a sus propios paradigmas, y estos, a su vez, surgen de
la evolución de los correspondientes a la anterior fase. Es decir,
para no salirnos del tema, que ni en la Masonería ni en la filosofía
existe la generación espontánea.
La Masonería moderna se inició
como un fenómeno sociológico del siglo XVIII, netamente europeo, en el
que, por lo tanto, brillaron por su ausencia las filosofías amerindias,
la filosofía árabe preislámica, las filosofías del África subsahariana,
la filosofía mística del Tibet, y la filosofía japonesa, para citar tan
solo unos cuantos ejemplos.
Aunque debe aclararse, en honor a la
verdad, que desde entonces algunas concepciones Masónicas han ido
incorporando estas formas de pensamiento tradicional a su quehacer
Logial, junto con la Cábala, los discursos dionisíacos, los de la
herencia de los Misterios de Isis y Osiris del antiguo Egipto, los de
Orfeo y Eleusis de Grecia, los de los alquimistas, los de los
pitagóricos, los de los Rosacruces, los de los teósofos, los de los
espiritistas, los de la Nueva Era, etcétera.
En este orden de
ideas, los diferentes linajes ideológicos en que se divide la Orden
discrepan en que algunos ofrecen respuestas dogmáticas a las preguntas
filosóficas, otros consideran más importante las respuestas racionales, y
algunos más poseen un marco conceptual en el que conviven dogmas
cristianos y raciocinios aristotélicos.
De cualquier manera,
cuando la Masonería moderna nace, lo hace inmersa en el ambiente burgués
del Reino Unido, en el cual las afirmaciones que se hacían desde las
ciencias experimentales desafiaban los discursos religiosos dominantes
en los que la filosofía y la teología marchaban de la mano, y las
religiones cristianas legitimaban el derecho a gobernar.
En este
escenario, la táctica inicial de los Masones precursores consistió en
utilizar los privilegios de las antiguas Logias Operativas para amparar
el estudio de los "principios fundamentales de la naturaleza",
prohibiendo al mismo tiempo las discusiones sobre teología y asuntos de
estado, lo cual, en esos momentos, era una decisión políticamente
correcta.
Pero como la Masonería surge a lomo de caballo de la
Modernidad, los rasgos fuertes de la filosofía del humanismo, tales como
la secularización del conocimiento, el fortalecimiento de la ciencia y
el impulso del librepensamiento también la afectaron en gran medida,
resultando en consecuencia que una rama de la Masonería puso el acento
de sus reflexiones en la dignidad intrínseca del hombre y en su valor
social.
También es un hecho innegable, el que la Masonería emana
de un ambiente cristiano que gravitaba sustancialmente sobre el legado
de las dos más importantes escuelas filosóficas y teológicas de la edad
media, a saber:
1) La Patrística: Esta escuela de pensamiento se
da entre los siglos IV y VIII de nuestra era. En ella los pensadores -
San Agustín de Hipona entre otros - concilian la idea de la existencia
de un alma planteada por Platón con los dogmas cristianos; y
2) La
Escolástica: Que es un movimiento que se presenta del siglo XI al XV de
nuestra era, y tiene como eje central las tesis de Santo Tomás de
Aquino, quien retoma el pensamiento racional aristotélico y lo incorpora
a la teología cristiana abriendo la discusión entre fe y razón como
manifestaciones de un mismo dios, conceptos que en caso de contradecirse
deben priorizar lo que predique la fe.
De ahí, que cuando se
designa a un Pastor anglicano, y a otro presbiteriano, para redactar la
base normativa de la Orden, el ascendiente cristiano se volvió un
imperativo categórico que ha llegado hasta nuestros días, aunque con el
tiempo también perdió influencia en algunas ramas de la Masonería. En
especial, las que pasaron por el tamiz de la filosofía del humanismo en
Francia.
Es decir, que la base sociológica europea del siglo
XVIII unida a la nueva libertad para pensar del humanismo, común en la
Filosofía y en la Masonería, propicia la pluralidad de inclinaciones
filosóficas que observamos en la actualidad.
Por ejemplo:
Algunas Grandes Logias exigen a sus miembros que deben creer en la
inmortalidad del alma, y esto es una clara herencia de la filosofía
"Dualista" de Platón que divide al hombre en cuerpo y alma.
Otras
Obediencias precisan la creencia en un ser supremo o en un creador del
universo, que es, a su vez, una herencia común del judaísmo, el
islamismo y el cristianismo. Y otras no lo hacen, separando la
filosofía de la teología en sus Logias.
Y el tema no es lineal, ya
que podemos encontrar en nuestros Talleres elementos provenientes de
diferentes fuentes. Por ejemplo, Grandes Logias fuertemente
racionalistas dan un significado cualitativo a los números tres, cinco,
siete, etc., lo cual no es ni más ni menos que una concepción Pitagórica
alejada de toda racionalidad empírica o experimental, pero que entre
nosotros son símbolos que poseen una función constructiva.
Por
otra parte, algunas Masonerías consideran que temas como los de la
moral, la ética, etc., son relativos al observador y solo toman con
firmeza aquellos conocimientos que han sido sometidos al tamiz de la
experiencia verificable. Otras Masonerías basan sus sistemas de valores
en asuntos como los de la fe, las creencias, las percepciones
extrasensoriales, el misticismo, los conceptos metafísicos, la
espiritualidad, las tradiciones hebreas, etc.
Podemos encontrar en
nuestros discursos Masónicos coincidencias con los trabajos de Kant,
Hegel, Marx, Krausser, entre otros pensadores del siglo XIX; inclusive,
los textos de Darwin y los antropólogos aportan nuevas direcciones a las
discusiones sobre las cosas que estamos dispuestos a aceptar.
Ocuparnos de cada tópico en particular excedería los limites de este
escrito que solo intenta una aproximación a las principales escuelas
filosóficas que han influido a la Orden.
De todos modos, en cuanto
se refiere al siglo XX, y al margen de aquellas Masonerías que buscan
una experiencia mística en sus miembros o mantienen una posición
filosófica derivada de la conciliación del mundo griego con los
contenidos bíblicos, un observador desprevenido notaría con facilidad
que el discurso Masónico liberal de hoy comparte especulaciones con por
lo menos las siguientes escuelas filosóficas, por su preocupación por
temas tales como la libertad, la voluntad, el pensamiento crítico y la
filosofía de la ciencia, etc., que son conceptos básicos bastantes
trajinados en amplios sectores de la Orden Masónica desde el siglo
XVIII:
1) Existencialismo: Resalta el rol decisivo de la
existencia, la libertad y la elección individual basado en el
pensamiento del filosofo francés del siglo XVII Blas Pascal, en cuanto
afirmaba que "una filosofía sistemática que se considera capaz de
explicar a Dios y la humanidad representa una forma de orgullo". Sus
principales cultores en el siglo XX fueron Søren Kierkegaard, Federico
Nietzsche, Martín Heidegger y Jean-Paul Sartre;
2) Estructuralismo:
en este movimiento filosófico el lenguaje es clave. Surgió en Francia
en el año 1955 cuando el antropólogo Claude Lévi-Strauss publicó un
articulo con el título de "El estudio estructural del mito: Un mito", en
donde afirmaba que el mito "como el resto del lenguaje, está formado
por unidades constituyentes que deben ser identificadas, aisladas y
relacionadas con una amplia red de significados".
Entre los
principales pensadores de esta escuela se destaca el historiador Michel
Foucault, quien se propuso resaltar el que las ideas básicas que la
gente considera verdades permanentes sobre la naturaleza humana y la
sociedad cambian de acuerdo al momento histórico y a la cultura.
Foucault propone que el hombre desarrolle una ética individual en la que
cada uno lleve su vida de tal forma que los demás puedan respetarla y
admirarla;
Por su parte, y dentro de la escuela estructuralista el
sicoanalista Jacques Lacan, sostuvo con énfasis que "el dominio del
lenguaje de los otros es el núcleo de la alienación psicológica";
3) Posmodernidad:
Esta corriente filosófica se acostumbra a datar a partir de 1970, y
cuenta entre sus pensadores a nombres de la talla del español Fernando
Savater, el francés Jean- François Lyotard, el rumano Emil Cioran, el
italiano Gianni Vattimo, etc. Ellos estiman que esta última versión de
la filosofía, con todo y su carga de desencanto y revisión de la
modernidad y el humanismo, no es sino es una reedición actualizada de
los viejos sofistas griegos que sostenían puntos de vista filosóficos
mucho más amplios que los de una escuela en particular, y desestimaban
con un gran sentido crítico a quienes sostenían verdades absolutas y/o
oficiales; y
4) Otros Filósofos: Vale la pena también, mencionar
los trabajos relacionados con el estudio de la voluntad adelantados por
Arthur Schopenhauer, los de la crítica al idealismo de Bertrand Russell,
y los de la filosofía de la ciencia de Karl Popper, ya que de sus ideas
se encuentran claras referencias entre los Masones.
CONCLUSIÓNES PERSONALES:
A
grandes rasgos, la Masonería es una construcción humanista levantada
sobre el terreno cristiano de la Europa renacentista, con el fin inicial
de separar la filosofía y la ciencia de la teología.
En su
expansión, la Masonería, dada su virtud de punto de encuentro de
personas de diferentes opiniones, puso en contacto a las más variadas
escuelas del pensar filosófico en distintas medidas y de acuerdo a la
inclinación personal de los miembros de cada Gran Logia.
La
relación entre la Masonería y la filosofía siempre ha sido la de un
compartir ideológico y es incuestionable que desde el siglo XVIII muchas
Logias han servido de caja de resonancia para el éxito social de muchas
ideas filosóficas. Y en la actualidad, la calidad de Taller de opinión
y/o de centro de reflexión de la Masonería progresista sigue llevando a
la Orden la influencia de las nuevas especulaciones filosóficas.
No
obstante, la perdida actual de vigencia del Humanismo y de la moral
basada en dogmas está haciendo languidecer a muchas Grandes Logias que
en el pasado fueron muy activas y tuvieron una gran membresía. Mientras
tanto, otras Masonerías están apareciendo o fortaleciéndose con una
lectura no prejuiciada de las tradiciones, la doctrina, el simbolismo y
los grandes documentos de la Orden.
De ahí, que el reto actual de
la Masonería con miras a su supervivencia sea el de mantener la
competitividad ideológica en el mundo de hoy.
Fuente: http://masones.blogia.com/2006/092801-masoner-a-y-filosof-a-una-aproximaci-n-al-tema.php
Pierre Cubique.·.