Entre Hermanos la fraternidad no admite lisonjas, pues se robustece a sí misma con las auténticas relaciones de respeto y de correspondencia; especialmente con los principios y valores que nos identifican en Francmasonería Universal.
Permítaseme agradecer al I:.H:. Juan Ubaldo Jiménez Silva, Muy Respetable Gran Maestro de la Gran Logia de la República de Venezuela, el haberme honrado y comprometido para hacer uso de la palabra en este magno evento, donde intervienen los dignos representantes de la Confederación Masónica Bolivariana, así como hermanos que provienen de distintas Naciones, que al reunirnos en esta feliz oportunidad, nos sentimos sin distingos profanos, realmente de una misma Nación; pues nos une la magnífica causa de la unidad, que al decir del Q:.H:. Adrian Cerda en su obra “Proyección de la Masonería hacia el siglo XXI, expresa: “…continuar la inmensa tarea que no ha podido cumplirse y que espera la vitalización masónica, para que la sociedad alcance los niveles de equidad y justicia que aspira la orden.
Hoy, en este lugar colmado de energías positivas, donde se respira una autentica y verdadera amistad, una fraternidad colmada de amor tolerante y comprensivo, en un ambiente donde hombres libres y de buenas costumbres acudimos, como en un reencuentro de nuestras almas y espíritus y también donde podemos destacar la reflexión, de que la masonería es en esencia, la búsqueda inquebrantable del progreso del hombre y del desarrollo de sus habilidades en cuanto a las ciencias y a las artes se refiere, para hacer de él, un ser que ambicione el poder compartir sus conocimientos y su sabiduría, siempre basado en los Principios fundamentales de la Orden, interactuando de manera vigorosa y constante en todos los acontecimientos de la sociedad donde vive, actúa y se desenvuelve.
Por todo ello, cuando se confirma esta invitación, para estar hoy presente ante vosotros en este importante evento, donde intervienen los dignos representantes de la Confederación Masónica Bolivariana en su XVII Asamblea, así como Hermanos provenientes de otros países, participantes en el Primer Congreso Internacional Masónico, les puedo asegurar que, por sobre mis principios más modestos, me sentí sanamente empinado.
Realmente orgulloso de haber sido distinguido para acompañarles en esta extraordinaria reunión y sobre todo, por tratarse de un tema de tanta trascendencia como lo es el que se refiere a la Integración Masónica según el pensamiento del Libertador Simón Bolívar, a quien recordamos cuando, en su célebre Carta de Jamaica expresó: "Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande Nación del Mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria".
De manera que, al participar y hacer uso de la palabra en este tan fraternal, como importante acto entre hermanos, entre amigos, mi voz, quiere ser más que una remembranza de otros tiempos, una oportunidad para fijar posición en cuanto a la importancia de la Masonería en el presente y sobre todo en el tiempo por venir, y la necesidad de poder actuar unidos, verdaderamente integrados.
El Sumo Creador nos ha permitido confraternizar, en estos tiempos, cuando arribamos felizmente con vitalidad a este nuevo siglo y recordamos que la ilusión y las expectativas que esperábamos, - especialmente en la década de los años 90 con respecto al devenir del año 2000 y más, impulsados por demás por un pensamiento ontológico, - nuevos tiempos que auguraban que todo debía cambiar en positivo, aprendiendo inclusive de los errores del pasado, nos esperanzamos que la humanidad tomaría un mejor derrotero, producto de las graves experiencias vividas de las dos grandes conflagraciones del siglo XX y por los múltiples conflictos y momentos de crisis de todo tipo, que obligó al desplazamiento enorme y tortuoso de masas humanas de todas las edades.
En ocasiones nuestra capacidad de asombro se extravía ante la aparición de inimaginables y detestables armas de destrucción masivas; sin embargo, los hechos evidencian que las heridas de la humanidad aun no han sanado y sobre ellas laceran con mayor crueldad quienes actúan, exacerbando injusticias de nuevo cuño, a veces en nombre de la democracia y de la libertad, otras veces utilizando y profanando el nombre de Dios.
Hoy estamos adentrados en los catorce años, diez meses y un día del siglo XXI, pero como siempre, no es hora de claudicar, pues tenemos una gran responsabilidad con nuestra proyección generacional, con los que han de venir.
Con los hijos de los hijos de los nuestros y de hermanos que viven en otras latitudes.
Porque son los niños quienes más sufren por las injusticias y por la violencia, que al decir del insigne poeta Venezolano Andrés Eloy Blanco, nuestro Hermano, en su poema “Los hijos infinitos":
De manera que, al participar y hacer uso de la palabra en este tan fraternal, como importante acto entre hermanos, entre amigos, mi voz, quiere ser más que una remembranza de otros tiempos, una oportunidad para fijar posición en cuanto a la importancia de la Masonería en el presente y sobre todo en el tiempo por venir, y la necesidad de poder actuar unidos, verdaderamente integrados.
El Sumo Creador nos ha permitido confraternizar, en estos tiempos, cuando arribamos felizmente con vitalidad a este nuevo siglo y recordamos que la ilusión y las expectativas que esperábamos, - especialmente en la década de los años 90 con respecto al devenir del año 2000 y más, impulsados por demás por un pensamiento ontológico, - nuevos tiempos que auguraban que todo debía cambiar en positivo, aprendiendo inclusive de los errores del pasado, nos esperanzamos que la humanidad tomaría un mejor derrotero, producto de las graves experiencias vividas de las dos grandes conflagraciones del siglo XX y por los múltiples conflictos y momentos de crisis de todo tipo, que obligó al desplazamiento enorme y tortuoso de masas humanas de todas las edades.
En ocasiones nuestra capacidad de asombro se extravía ante la aparición de inimaginables y detestables armas de destrucción masivas; sin embargo, los hechos evidencian que las heridas de la humanidad aun no han sanado y sobre ellas laceran con mayor crueldad quienes actúan, exacerbando injusticias de nuevo cuño, a veces en nombre de la democracia y de la libertad, otras veces utilizando y profanando el nombre de Dios.
Hoy estamos adentrados en los catorce años, diez meses y un día del siglo XXI, pero como siempre, no es hora de claudicar, pues tenemos una gran responsabilidad con nuestra proyección generacional, con los que han de venir.
Con los hijos de los hijos de los nuestros y de hermanos que viven en otras latitudes.
Porque son los niños quienes más sufren por las injusticias y por la violencia, que al decir del insigne poeta Venezolano Andrés Eloy Blanco, nuestro Hermano, en su poema “Los hijos infinitos":
“Cuando se tiene un hijo,
- se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga,
- y al del coche que empuja la institutriz inglesa
- y al niño griego que carga la criolla,
- y al niño blanco que carga la negra,
- y al niño indio que carga la india,
- y al niño negro que carga la tierra”.
La excelsa metáfora que plasmó nuestro ya citado poeta Andrés Eloy Blanco, en su poema “La renuncia”, en su inicio y en su término expresa elocuentemente:
“He renunciado a ti. No era posible Fueron vapores de la fantasía; son ficciones que a veces dan a lo inaccesible una proximidad de lejanía. Yo me quedé mirando como el rio se iba poniendo encinta de la estrella.., hundí mis manos locas hacia ella y supe que la estrella estaba arriba...”
y termina expresando:
“... ya voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo. Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño; desbaratando encajes, regresaré hasta el hilo. La renuncia es el viaje del regreso del sueño.”
Ciertamente, hoy nosotros renunciamos a tantas cosas del pasado y el tiempo nos ha fortalecido el espíritu y curtida nuestra piel, blindándonos con las cuatro virtudes capitales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, para proseguir adelante y ejercer con vehemencia los principios de la Francmasonería.
No podemos olvidar mis QQ:. HH:. que, la Masonería siempre ha sido, es y seguirá siendo, el farol de la añoranza. Guía que fue de quienes nos precedieron en sus filas, nuestros más ilustres y queridos hermanos y que seguirá siéndolo de aquellos que seguramente han de venir. A quienes observamos su esplendente luz venida de Oriente, confundida entre la difusa línea de la sabana que parece infinita y el amplio cielo a las alturas de la Cordillera de los Andes y la mole del Roraima.
En este complejo mundo globalizado con nuevos ingredientes perturbadores, en cierta forma distinta a hechos belicistas anteriores o a los propios conflictos sociales, propiciados por las circunstancias relativas a intereses foráneos, además con el uso de nuevas tecnologías bélicas y de la información globalizada, con la cual se tergiversan causas y hasta los propios efectos.
En ocasiones se desinforma a los habitantes del planeta, hasta el punto que, el tan publicitado “terrorismo”, surgido como amenaza luego del fin de la Guerra Fría, o lo que suponemos fue el fin, pues en honor a la verdad, los especialistas en la materia todavía caen en contradicciones para precisar si realmente aquello fue su verdadero fin.
El gran problema, con muchas aristas lacerantes y perjudiciales a la humanidad, está allí a la vista de todos, un alevoso y continuado ataque a la dignidad humana, a la verdad; esto constituye un reto para la Orden, además de un compromiso, pues el principio primogénito y filosófico de la Francmasonería se fundamenta como sabemos en el advenimiento de la justicia, la solidaridad y la paz en la humanidad.
Hacia allá encaminamos los esfuerzos, el trabajo creador que hoy nos congrega, para revitalizar nuestro compromiso en la búsqueda de la verdad.
Si bien, somos todos personas adultas, con el debido respeto a todos ustedes, especialmente a nuestros Queridos Hermanos visitantes, hoy más que nunca debemos evitar los antagonismos que lamentablemente pululan por doquier, pues hacen ruido en nuestro accionar, cual piedras que nos encontramos en el camino y desvían el esfuerzo, incluso a veces al más conspicuo de nuestros hermanos.
Por ello para fortalecernos a nosotros mismos, pido al Gran Arquitecto del Universo que haga efectiva la estrofa de nuestro himno universal
“Que se estrechen nuestras manos y que el título de hermanos eternice nuestra unión”.
Latinoamérica es aún terreno fértil, sin embargo, hemos superado muchos escollos, conflictos internos en cada una de nuestras naciones, neutralizado también intervencionismos. Hoy en día son cada vez menos los conventículos y conciliábulos entre gobernantes de países en confabulación contra otros.
Ahora tenemos organismos internacionales propios; los problemas y las diferencias se dirimen en reuniones francas, abiertas al dialogo; y lo más novedoso, la participación de la ciudadanía, como una verdadera ventana de la democracia para dirimir controversias de todo tipo y avanzar hacia la integración y el desarrollo social de nuestro llamado "Nuevo Mundo". De eso se trata, de la unión, de la integración de Latinoamérica, conforme a principios Bolivarianos.
Conviene destacar en este momento, la gran importancia que para nuestra Orden representa la Confederación Masónica Bolivariana, como organización que agrupa todas las Grandes Logias Masónicas de los países bolivarianos, integradas por hombres plenamente identificados con el ideal universalista de la Francmasonería y con la declaración de los principios de la Confederación Masónica Interamericana (CMI), de cuyos postulados en relación con la integración me permito citar: “La Francmasonería, reafirmado su carácter universal y universalista, considera que es realizable y necesaria la paz y la comprensión como presupuestos fundamentales para la interacción de los Estados Latinoamericanos.
Las grandes Potencias Simbólicas adherentes a la Confederación expresan su anhelo por la consagración de este ideal como un proceso de liberación en esta parte del mundo para afianzar su dignidad, en una sociedad más justa. Menciona el Q.·.H.·. Edgar Perramon en su opúsculo, Pensamiento Masónico de Bolívar, que “en el Manifiesto de Cartagena, La Carta de Jamaica y El Discurso al Congreso de Angostura, se encuentran los principios progresistas de la Masonería, con los cuales Bolívar se identificó como reformador social e hizo suyos desde su ingreso, particularmente en lo que dice en relación con la liberación política, económica y espiritual de los pueblos, el rechazo moral a la discriminación basada en las diferencias de origen y color, la eliminación de las barreras religiosas y raciales, la lucha contra la explotación del hombre por el hombre y el combate a los privilegios y la intolerancia”.
La Gran Logia de la República de Venezuela en la actualidad fundamenta sus actividades en el Proyecto denominado Masonería en Acción y Evolución, en el cual la integración constituye un componente de fundamental importancia, cimentada en toda circunstancia sobre la base de los principios Morales y Éticos, que nos son conocidos, dada su honda trascendencia espiritual en los retos que como indiqué, nos presenta el siglo XXI en que vivimos, intentando para ello dedicar muchos de sus esfuerzos y orientar sus trabajos, teniendo en mente la inspiración del Genio de América, el Libertador Simón Bolívar, en constituir en Suramérica una Gran Nación, esa gran Nación única por su trascendencia y ejemplo para las demás naciones del mundo, de lo cual tanto habló él y nuestro Precursor, el Generalísimo Don Francisco de Miranda.
Para ello, sin lugar a dudas, es necesaria nuestra constante dedicación, la que por siempre nos ha de hacer felices a los francmasones, humildes e infatigables artesanos, apegados invariablemente con sensibilizada conciencia, al orden de los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad, unidos siempre en Logia, tal cadena de eslabones calibrados.
Imaginemos por un instante mis QQ:. HH:., lo interesante que sería ver nuestros países verdaderamente integrados, no solo en la palabra, sino también en la acción, sin que fuese como aquellos proyectos del siglo XIX, que, aun cuando constituyen las columnas fundamentales y que además los tiempos no son iguales, se hace necesario tomar sus modelos en la construcción de sociedades libres de toda dominación; pareciera apenas una visión, sin embargo, son tantas las cosas que nos unen, qué razón asistía a nuestro Libertador Simón Bolívar cuando en septiembre de 1815, en su Carta de Jamaica expresó, cito: "Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un sólo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tienen un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente tener un sólo gobierno que confederase a los diferentes estados que hayan de formarse; mas, no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos dividen a la América”. (Fin de la cita).
Recordemos cuando en su primera misión diplomática, en Londres, ya Simón Bolívar se refería a los propósitos de los revolucionarios de Caracas de “no descuidar de invitar a todos los pueblos de América a que se unieran en Confederación”.
De igual manera, en el informe del Secretario de Relaciones Exteriores, Antonio Muñoz Tébar, en el año 1813, se encuentra muy bien definido el pensamiento de El Libertador sobre “la reunión de toda la América Meridional, bajo un mismo Cuerpo de la Nación, para que un solo Gobierno Central pueda aplicar sus grandes recursos a un solo fin, que es el de resistir con todos ellos las tentativas exteriores, en tanto interiormente, multiplicándose la mutua cooperación de todos ellos, nos elevarán a la cumbre del poder y prosperidad, y se logre el equilibrio del universo”
Sin lugar a dudas, el mayor deseo de nuestro Libertador fue la organización de América bajo un solo gobierno, recordemos en noviembre de 1814 cuando proclamó: “Para nosotros, la patria es América”.
En carta a Juan Martín Pueyrredón, Supremo director de las provincias unidas del Río de la Plata, en junio de 1818 manifiesta: “una sola debe ser la patria de todos los americanos, ya que todos hemos tenido una perfecta unidad” y en carta al General Bernardo O’Higgins, como tantas otras manifestaciones en este sentido, El Libertador le señala: ”Pero el gran día de la América no ha llegado. Hemos expulsado a nuestros opresores, roto las tablas de sus leyes tiránicas y fundado instituciones legitimas, mas, todavía nos falta el fundamento del Pacto Social, que debe formar en este mundo una Nación de Repúblicas”. En fin, es innegable que su gran pasión y propósito fue la consolidación y transformación de los países, para la creación de una Patria Grande.
Como suele acontecer, nadie está exento de intrigas, él, nuestro Libertador, fue uno de los mortales que más las padeció y con él también sus allegados; como ejemplo triste y doloroso, el vil asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, insigne cumanés, quien ante las confabulaciones contra Bolívar en Bogotá, como Presidente de la Gran Colombia, y luego de su forzada dimisión al poder, los traidores decidieron su muerte, el 4 de junio de 1830, día gris de nuestra historia, que enlutó aun mas a la América toda, después de la desunión de la nueva República que integraba a Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador y de habérsele dado también la libertad e independencia al Perú y a Bolivia.
Bolívar recibe la noticia en el barrio La Popa de Cartagena, cuando bajo una pertinaz llovizna, aquel 30 de junio de 1830, el General Mariano Montilla le manifiesta apesadumbrado: “General, el Mariscal de Ayacucho ha sido vilmente asesinado en la montaña de Berruecos”…
El grito de dolor fue profundo, la frase por él pronunciada la ha guardado la historia: “¡Dios mío! Han asesinado al Abel de Colombia”.
Al día siguiente escribe perturbado aun, al General venezolano Juan José Flores, gobernante en aquel momento del Ecuador: (cito) “Esta noticia me ha causado tal sensación que me ha turbado verdaderamente el espíritu, hasta el punto de juzgar que es imposible vivir en un país donde se asesina cruel y bárbaramente a los más ilustres Generales cuyo merito ha producido la libertad de América. Observe usted, que nuestros enemigos no mueren sino por sus crímenes en los cadalsos o de muerte natural; y los fieles y heroicos son sacrificados a la venganza de los demagogos….yo pienso que la mira de ese crimen ha sido privar a la patria de un sucesor mío”
Hoy, estamos persuadidos mis QQ:. HH:. que existen quienes cuestionan al Libertador, de ser paladín de la justicia y de la libertad, tratando de menoscabar su gloria, su obra, su grandeza de espíritu.
Sin embargo, no pretendo con esto en erigirme como defensor, sino ante todo honrar la verdad; pues le incriminan algunos de haber sido dictador en Perú y en Colombia, como su único propósito o interés por la integración, cuando fueron las circunstancias que lo llevaron a gobernar de esa manera, se le acusa además de carácter centralista, entre otros cuestionamientos, por lo que su difícil y tortuosa vida de mortal, transcurrió de tal forma, que apenas alcanzó los 47 años.
El Bolívar que conocemos, el que juró libertar a su patria, aquel que se iluminó junto a otros prohombres de su tiempo con la Francmasonería, ejerciéndola ejemplarmente, es el Bolívar que hoy traigo a colación, al integracionista, a quien el poder no deslumbró y aseguró que “la gloria esta en ser grande y en ser útil”.
Varios episodios hay en la gesta emancipadora, en los cuales El Libertador tuvo que sobreponerse a traiciones, a deslealtades, sin claudicar, porque su compromiso era la libertad y la unión de los pueblos de América. En cuanto al ejercicio del mando, que más constancia y sinceridad de propósitos, que lo convenido con el General José de San Martin, el 26 de julio de 1822 en Guayaquil, para continuar con la campaña del Sur junto a Sucre, integrando sus unidades con Oficiales y tropas procedentes de Argentina, de Chile, del Perú y del Alto Perú, comandadas por el mismo General San Martin.
Precisamente fue en el Perú donde el propio Congreso y las circunstancias, le impusieron la necesidad de gobernar temporalmente como dictador, para luchar contra la anarquía y preservar la unidad, muy a su pesar.
Luego, tendría que ejercer forzosamente la autoridad en Bogotá, ante los instintos separatistas, las traiciones y los atentados de asesinato que sufriera, como lo expresa el decreto orgánico del 27 de agosto de 1828, que llamó: "Ley Fundamental" por medio del cual, asumió la dictadura y dejó sin vigencia la Constitución de Cúcuta.
Pero volviendo a los años anteriores, en plenos preparativos de la campaña militar que desembocó en la exitosa y conocida batalla de Ayacucho, desde Lima, dos días antes del hecho épico, Bolívar convoca, siendo Jefe Supremo del Perú, aquel 7 de diciembre de 1824, el Congreso Anfictiónico de Panamá, procurando aplicar en la América Meridional, las ideas de una magna asamblea, conformada por una pluralidad de miembros que actuara como conciliadora en los grandes conflictos, como pacto de ayuda mutua ante los peligros, y como fiel intérprete de los tratados públicos.
Un aspecto interesante y digno de destacar es que, la convocatoria la realiza como Presidente de la República de Colombia, no como gobernante del Perú, que como recordamos, las circunstancias lo habían impelido a desempeñarse entonces como dictador, con plenos poderes.
La invitación que hiciera el año 1822, ahora se formaliza con los gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, para formar una confederación, con reunión específica en el Istmo de Panamá, o en aquel sitio que colegiadamente se seleccionara.
Finalmente, la Asamblea Americana del Congreso Anfictiónico de Panamá sesionó desde el 22 de junio al 15 de julio de 1826, concurriendo al evento, delegaciones del Perú, México, Colombia, Venezuela, Ecuador y Cundinamarca que comprendía también al territorio de la actual República de Panamá y las provincias unidas de Centroamérica.
Recordemos ahora que, entre los temas incluidos en los debates, destacan el deseo de consolidar la independencia y la paz de las nacientes Repúblicas, procurando que la comunidad internacional influyera para que España reconociera tales derechos.
Además, como aspecto de gran importancia, el asegurar el orden interno frente a los brotes de facciones anárquicas, evitando con ello, la intervención de potencias extranjeras.
En esta ocasión el principio de igualdad, considerado años antes por el Libertador en su discurso ante el Congreso de Angostura, el año 1819, ahora era llevado a dimensiones supranacionales, para alcanzar la igualdad jurídica en todos los Estados Americanos, que a su vez pretendía reducir las asimetrías existentes y el fomento de la unión de las nacientes repúblicas.
El Libertador, nuestro Q:.H:. Simón Bolívar, glorificado por los éxitos y los triunfos, colmó la avidez de los pueblos por su libertad; y sin diezmar su calidad humana ni sus principios integracionistas, menos la fortaleza de sus creencias por el bienestar del prójimo antes que el propio, dejó a la posteridad el palpable e inmortal pensamiento de verdadera independencia, tatuando la interpretación de libre albedrío para el progreso y bienestar, sin la esclavitud de pensamiento, chantaje o cualquier otra forma que negocie la implementación del sistema libre de ayuda entre las naciones
Nuestro pasado es inalterable. No así el bienestar presente que se condiciona en muchas naciones de nuestra América.
Así vemos, como nos privamos de mucho bienestar, negando convenios de integración o intercambios comerciales con quienes no son afectos a nosotros en principios doctrinarios. La verdadera integración, la que promocionó nuestro Q:.H:. Simón Bolívar, fue la que suministró al pueblo “la mayor suma de felicidad posible” dándole su libertad del yugo opresor con la “integración del ejército multinacional” que hoy lo llama la historia, Ejército Libertador, sin desintegrar su composición.
Todos sabemos que nuestros principios francmasónicos nos obligan a preservar la verdad para asegurar la pulcritud de la historia. De allí que, afanosamente nos corresponde divulgar los mejores ejemplos escritos para que la posteridad los mantenga incólumes en las páginas de gloria forjadas al calor de los principios de nuestra augusta Orden, cuyo respeto y veneración por su majestad y excelencia, es nuestro mejor patrimonio.
Nuestra verdadera historia francmasónica es una máxima de solidaridad y ejemplo puro de fortaleza integracionista. Por ello, fortalecer nuestro presente aplicando su ejemplo, es proteger el futuro, de la desintegración social y ciudadana, que a su vez socaban principios de hegemonía progresista, donde se confunde el progreso con riqueza y se mezcla desarrollo con igualdad, sin entender una coalición ganadora, en la que se integran políticas liberales y socialistas, aunando esfuerzos y fusionando dos o más conceptos y corrientes divergentes entre sí, en una sola que las sintetice.
No es un nuevo enfoque integral. Es la solidaridad manejada desde nuestros principios francmasónicos establecidos.
Es la adhesión circunstancial a la causa propuesta para fortalecer el futuro en la empresa integracionista de nuestros pueblos. Es un modo de derecho u obligación in sólidum.
- Es un apotegma o doctrina buena para dirigir las acciones morales.
- Es la Idea, normativa para ajustar la manera de obrar cuando la integración es honesta y sincera.
- Es una proposición del principio admitido como fuerza de nuestra Constitución masónica.
El carácter universal y universalista de nuestra Organización, pareciera calzar magníficamente con la tendencia mundial que estamos vivenciando. Si partiéramos de la sociedad feudal, veríamos como evolucionó hacia la ciudad, el país y últimamente al de Comunidad y Aldea Global. La tendencia inalterable, es hacia una Sociedad Planetaria, alejada de conceptos de patrias, banderas, nacionalismos, idiomas… fronteras.
La prédica de la Francmasonería ha sido remota y constante. Sus denodados esfuerzos en inspirar la Liga de las Naciones y a las actuales Naciones Unidas; el espíritu que impulsó la creación de un idioma universal con el Esperanto, es el mismo del ideario masónico; la Cruz Roja Internacional también demuestra esta vocación de alta solidaridad global; la Comunidad Económica Europea, tampoco ha escapado del manto integrador de la Masonería.
Hurgando en una dimensión interna de nuestra Orden, vemos igualmente reflejado el quehacer integrador de la Masonería. La evolución del conjunto denominado Logia, también se consustanció a un cuerpo de mayor dimensión y alcance llamado Gran Logia y las recientes experiencias de mitad y finales del siglo pasado, nos hablan de un exitoso impulso de integración global masónica con la fundación de la anteriormente mencionada Confederación Masónica Interamericana (CMI), extendida a España, Portugal y Francia, a la que se suman notables iniciativas a nivel sub-regional como la Confederación Masónica Bolivariana (CMB); la Confederación Masónica Centroamericana (COMACA); la Reunión de Grandes Maestros del Cono Sur (Chile, Argentina, Bolivia, Perú) entre otros afanes de integración masónica.
Hay una excepción, que nos permite ser muy cuidadosos en materia de integración y es cuando se trata de la integración religiosa o Ecumenismo, que pretende consolidar una sola y única religión imperante y hegemónica, con sus impredecibles consecuencias
Desde la platea, la Confederación Masónica Bolivariana, luce un escenario extraordinario para encontrar un enfoque que nutra nuestra Masonería hemisférica de excepcional y moderna performance, como lo está exigiendo la sociedad actual, pues, tiene en su seno, representación de la ya señalada Confederación Masónica Centroamericana, con la presencia de Panamá; de la Zona 3 de la Confederación Masónica Interamericana, también con Panamá; igualmente la Confederación Masónica Bolivariana está representada en su seno, la Zona 4 de la Confederación Masónica Interamericana con la pertenencia de Colombia, Ecuador y Venezuela; de la misma manera, la Zona 6 (CMI) con Bolivia y Perú; adicionalmente tiene representación del Congreso de Grandes Maestros del Cono Sur, con la presencia de Bolivia y Perú.
De manera que, sólo la Confederación Masónica Interamericana, la supera en esta mixtura de pensamiento masónico continental. La Confederación Masónica Bolivariana, debe sacar provecho de esta maravillosa síntesis de ejecutorias, que tienen a buen resguardo, sus Grandes Logias afiliadas.
Hace ya algunos años, la Confederación Masónica Interamericana y la Confederación Masónica Bolivariana promovieron las llamadas “Logias de Fronteras”.
En esa oportunidad fue sugerido se llamasen “Logias de Integración”, cuyo propósito fundamental consiste precisamente en tender puentes para la integración de nuestros países, iniciativa loable de destino incierto, más por falta de impulso e interés, que por contener el germen de una valiosa e importante idea.
Es necesario recordar lo que sobre integración establecen los Estatutos de la Confederación Masónica Bolivariana, en su numeral tercero referido a sus Ideales y Principios, cuando expresa lo siguiente: “Preservar la unidad de la Masonería Bolivariana, intensificando los esfuerzos para dar vigencia política al pensamiento integracionista del Libertador, considerando que ningún esfuerzo es suficiente en orden a alcanzar la fraternidad de nuestros países, el intercambio de los valores culturales comunes y el afianzamiento de las relaciones de toda índole.”
Consecuentes con el desarrollo de nuestro tema, muchos pensamos que es una utopía la aplicación del concepto integracionista partiendo del pensamiento de Bolívar, pero es una máxima del Bolivarianismo como doctrina o sistema optimista que preserva en la historia las páginas de gloria ganadas a la inmortalidad del tiempo, por nuestro más grande exponente de solidaridad, hermandad e integración de los pueblos americanos.
Es criterio, - que compartimos, - del Q:. H:. Otto Medina Villegas, Ex Gran Maestro de la Gran Logia de la República de Venezuela, que la Integración no sólo debe verse desde la perspectiva geográfica o política, cuando la Masonería está adoleciendo de otros aspectos importantes para poder sobrevivir a la vorágine social y al desarrollo tecnológico que le plantea la realidad actual, su respuesta al anonimato o secretismo; la discriminación de género y su aceptación dentro de la Orden; la pérdida de identidad masónica; la falta de energía invertida en la Masonería y el ritual-centrismo o ritualismo exacerbado, haciendo parecer a la Francmasonería como una sociedad anacrónica.
De allí que en un proyecto que denomina “Generación Azul” propicia la creación de Asociaciones Civiles Masónicas, como una emanación de energía competitiva contra los obstáculos de la apertura, el crecimiento y la permanencia en la Orden Francmasónica, en una provocación a ser diferentes y diferenciadores y cuyo objetivo sea el de realizar estudios filosóficos-científicos, tecnológicos-administrativos y psicológico-comunicacionales, conforme a la forma y esencia de los criterios Masónicos de Ciencia y Virtud, en estrategias, programas, proyectos, obras y acciones filantrópicas, encaminadas a lograr que se acreciente y mejore permanentemente el segmento de personas, familias, grupos y organizaciones que en la sociedad venezolana y mundial convivan, conforme a valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Al analizar este interesante proyecto desde el punto de vista estratégico, para el fortalecimiento de nuestra Orden y como un enfoque de trascendencia espiritual, podríamos considerar entre sus múltiples beneficios el de facilitar la integración con los Hermanos Separados sobre la base de los valores morales, humanos y éticos; el garantizar la continuidad de la gestión administrativa más allá del período legal establecido; no expone a la Orden ante controversias cotidianas con detractores de la Masonería; permite un mayor radio de acción al contar con Recursos Humanos no comprometidos con las autoridades masónicas del momento; además acerca la Masonería a los temas públicos, a las inquietudes ciudadanas, a las aspiraciones de la gente, porque la Masonería no puede, - no debe, - estar exenta de los temas reales.
También, dentro de este mismo esquema, pero ya desde el punto de vista operacional, hay quienes, como el Q:. H:. Henry Díaz plantean la creación de Asociaciones Civiles, conformadas por miembros de la Orden en cada país, que se ocupen de planificar y realizar eventos culturales, apegados a la mayor amplitud del concepto, es decir, desde actividades artísticas, hasta deportivas, incluidas las económicas, como parte de nuestra cultura, para de esta manera pensar en la creación, por ejemplo, de una bienal en pintura, en letras, en ensayos filosóficos, en desarrollos tecnológicos y científicos, entre otras, y más adelante de torneos olímpicos en varias disciplinas deportivas, siempre con la presencia de representantes de las Grande Logias.
Estas Asociaciones podrían llegar a convertirse en un valioso método auxiliar de trabajo de las Grandes Logias, que las auspiciarían, llegando incluso a extender su alcance hasta donde tienen limitaciones estatutarias, como una demostración del trabajo concatenado e integrador de la Masonería con el trabajo social, que no le es ajeno, además pueden a través de ellas incrementar su actividad didáctica, estratégica, comunitaria y publica con mayor contundencia y efectividad, como una oportuna integración con el mundo profano, en su esfuerzo por consustanciarse con la realidad económica, política y social.
No podemos olvidar que las virtudes de nuestros hermanos son ejemplo de permanencia y vigencia en el tiempo. La inviolabilidad en la realidad de los hechos narrados al inicio es más que un deber nuestro.
Es el derecho a proteger nuestro patrimonio de la tergiversación o de su utilización con fines contrarios a los principios e ideales de la integración bolivariana, porque, lo que nos trae en la unión defensiva de nuestro patrimonio es la virtud ejemplarizada en este acto donde convergemos demostrando lo que hace el efecto de integración con la francmasonería en nuestros pueblos.
Finalmente mis QQ:.HH:. la integración promovida por nuestro Q:.H:. Simón Bolívar, quedó para la posteridad en sus pensamientos de unidad americana. Son ejemplo latente y permanente de que, la integración es una virtud del ser humano, que se antepone a todas las cosas, dejándola plasmada cuando dijo “Un americano no puede ser mi enemigo ni aun combatiendo contra mí, bajo las banderas de los tiranos”
Bolívar no tiene parangón ni símil, cuando nos corresponda adosar sobre los grandes principios de unión e integración entre los pueblos. Sus más caros principios de solidaridad universal se reflejaron una y otra vez entre sus huestes, como pretendiendo moldear la conciencia humana hacia la imperiosa necesidad de que fuesen sus luchas, símbolo de unificación popular y de unión entre los pueblos, con igualdad y sin distingos de alguna naturaleza.
De allí que, nosotros, como verdaderos masones, como hombres de resguardo integral de valores y principios, como lo establece nuestra doctrina cuando señala que “la masonería tiene como deber extender los brazos fraternales que unen a los masones, así como a todos los miembros de la especie humana”; debemos considerar entonces, nuestro compromiso de prolongar en el pensamiento humano la formación espiritual que nos permita transferir de generación en generación, los más sagrados principios francmasónicos idealizados por nuestro máximo exponente de los deberes fundamentales de nuestra Augusta Orden
Hoy, quienes ya no nos acompañan, cualquiera haya sido la causa, después de haber cumplido con los postulados de nuestra Augusta Orden, seguramente nos observan, muchos desde el Oriente Eterno y otros desde cualquier lugar donde sus retiros les haya llevado, convencidos y tranquilos de la buena marcha de quienes llamados a despertar, continuamos adelante siguiendo sus pasos, sin flaquear en el fortalecimiento de las columnas de nuestros Sagrados Templos y en la necesaria Integración de todos sus miembros sin que existan fronteras que nos separen.
Para todos los venezolanos, Bolívar, dejó la inmortalidad de su pensamiento y de su voluntad en la siguiente sentencia “…en lo futuro, no habrá en Venezuela más que una clase de hombres; todos serán ciudadanos” y así debemos seguir siendo, para que el eco infinito de su genio integracionista, cubra la brisa de nuestros cielos patrios.
Y para toda la humanidad… para los hombres capaces de disentir sobre la integración dejó el siguiente pensamiento que me permite cerrar mi intervención, con vuestra anuencia…“Una sola debe ser la patria de todos los americanos, ya que en todo hemos tenido una perfecta unidad”
I.·.Y P.·. H.·. HUMBERTO CAMEJO ARIAS
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