Por: Carlos Maldonado-Bourgoin
Cautiva e inquieta que el caraqueño
Miranda, sin ninguno de los tres factores que abren puertas y hacen amistades,
como lo son el poder político, el religioso o el económico, se haya
desenvuelto, haya conocido y haya tratado con tanta gente importante, en
algunos casos de tú a tú. ¿De cuáles dones y facultades estaba dotado el
criollo?, pues unos muy sencillos y escasos entre el común de los hombres,
tenía luz propia, magnetismo y majestad humana.
Ningún
héroe de Iberoamérica tuvo trato directo con tantos hombres y mujeres de valía
como Miranda. En primer lugar debo mencionar a quienes tomarán su antorcha,
para llevar la llama de la libertad a toda la América del Sur: Simón
Bolívar en el campo militar–político, Andrés Bello en el campo intelectual–humanista, y
Bernardo O´Higgins, en el campo institucional, además su discípulo y Libertador
de Chile. Antes de regresar la
Misión venezolana a Londres, sus integrantes (Bolívar, López
Méndez y Bello) producen un documento en el que apoyan la vuelta a la patria Miranda, en
dicho documento dicen: “¡Con que
oficiosidad le hemos visto dispuesto a servirnos con sus luces, con sus libros,
con sus facultades, con sus conexiones”. (Pedro Grases. El regreso de Miranda
a Caracas en 1810, separata de la Revista Shell, junio, 1957, p.13).
En
tan complejo periplo que no sólo abarca la actividad política, sino también la histórica
y la vital, Francisco de Miranda participó y fue testigo de los momentos estelares
y claves de la historia de la humanidad, la Guerra de Independencia de los Estados Unidos de
América, la
Revolución Francesa, fue testigo de los inicios de la Revolución Industrial inglesa y es el patriarca
de la Independencia
de los países iberoamericanos. Este periplo lo lleva a conocer a George
Washington, Thomas Jefferson, Samuel Adams y John Adams, James Madinson,
Alexander Hamilton, Henry Knox, William Pitt, Lady Lucy Hester Stanhope, Sir
Arthur Wellesley Lord Wellington, Robert Stewart Lord Casthereagh, el Rey
Critian de Noruega, Claudio Alströmer, Gustavo III, Federico El Grande, el
Duque de Brunswick y su hermano, Franz Joseph Haydn, Moses Mendelssohn,
Arzobispo
Eugenio
Vúlgaris, Catalina II de Rusia , Grigori Aleksandrovich Potiomkin,
Semión de Worontsow, Catalina Hall, Charles Maurice Talleyrand,
Napoleón Bonaparte, Madame Stäel, Delphine de Custine, Maria Elena Walsh
de
Williams, Louis-Philippe de Orleans futuro Rey de Francia, Cesare
Beccaria, Eduardo
Gibbon, Guillaume-Thomas François Raynal, Enmanuel Joseph Sieyes, Thomas
Paine,
Quatremère de Quincy, Nicholas Vansittart, Almirante William
Popham, Lord St. Vicente, Almirante Thomas A. Cochrane, Jeremy Bentham,
Alexander
Sabes Petion, es amigo de Stuart Mill y conoce a su pequeño hijo John
Stuart
Mill que será figura del pensamiento económico, Joseph Lancaster, James
Miranda
Barry y José María Blanco White, entre tantos otros.
No
todos sintieron agrado por el caraqueño universal, como suele suceder en estos
casos y precisamente por ser tan grande y tan universal. Incluso algunos se le
enfrentaron. Destaca Tomás
Polanco Alcántara que Miranda en su etapa española “Tiene amigos muy fieles y enemigos que no le
perdonan. Sin saberlo, incurre en las iras de la Inquisición”. (T.P.A.
Francisco de Miranda. ¿Ulises, don Juan o don Quijote?. Segunda edición.
Caracas, ExLibris, 1997, p. 20)
Miranda
es un ejemplo y un paradigma para las generaciones presentes y futuras en
cualquier instancia del mundo evolucionado y desarrollado. Este singular héroe
trágico se encadenó al llamado de su destino y se consagró a la libertad de su
Patria-América Toda. Gracias al trato y la amistad que tuvo con algunos
personajes, y sólo con su oportuna intervención, pudo y tuvo el apoyo necesario
para seguir en el trazado de su camino marcado por lo novedoso. Debemos
recordar y honrar a esos hombres y a esas mujeres cuyos nombres bien pudieran figurar
en un monumento u obelisco recordatorio por su amistad con el Patriarca y Precursor
de la Independencia
de todo un continente que mencionara en párrafos anteriores.
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