Recopilación y Edición por:
M.'. M.'. René A. Thomas R.
El presente trabajo, lo he titulado “EL SILENCIO Y LA MASONERÍA” y lo traigo para el conocimiento y consideración de los lectores, con el mejor de los propósitos, y es el de compartir con todos siendo estas pocas líneas alusivas a tan excelso término masónico el cual como veremos más adelante ha sido tema de estudio y análisis profundo no solo por masones sino por filósofos, estudiosos del arte, de las ciencias y de la teología.
Quisiera en este introito traer a colación un proverbio hindú sobre el silencio el cual es está muy acorde al tema que estamos tratando y dice así:
“aquel que pretenda escuchar y comprender la voz del silencio, tiene que saber de la perfecta atención de la mente en asuntos de índole interna”.
El Abad Henri Stéphane[1], uno de los más conocidos estudiosos de las Tradiciones, expresa en su artículo “Silencio y Existencia” que la palabra o el verbo solo tienen cabida en el que podríamos denominar el espacio vacío que conforma el silencio. Y añade, que antes del Verbo, todo era silencio. Con ello, parece que podríamos considerar de una forma simbólica o incluso poética, que el silencio es una manera de definir, o quizá intentar definir, lo que llamamos el Principio Creador. Así, en diversas Tradiciones, se suele mencionar de forma más o menos explícita al silencio y sus enseñanzas. En el Evangelio según San Juan se hace referencia de forma implícita a ese “espacio vacío”, llenado por el Verbo en su manifestación:
“En el Principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.” (San Juan, 1-1). De donde se podría deducir entonces, aceptando la mencionada tesis de Henrí Stéphane, que el silencio es la antepuerta de la Revelación.
Analicemos:
Cuando callas también hablas de ti mismo.
Cuando callas un secreto, conozco tu fidelidad de amigo.
Cuando callas tu propio dolor, conozco tu fortaleza.
Cuando callas ante el dolor ajeno, conozco tu amor al prójimo.
Cuando callas ante la injusticia, conozco tu valor y compromiso.
Cuando callas ante lo imposible, conozco tu madurez y dominio de sí.
Cuando callas ante la estupidez ajena, conozco tu sabiduría.
Cuando callas ante los fuertes y poderosos, conozco tu altura de miras.
Cuando callas ante lo que ignoras, conozco tu prudencia.
Cuando callas tus propios méritos, conozco tu humildad y grandeza.
(Anónimo)
Existen muchas formas distintas de percibir y considerar el silencio. Se han recopilado algunas de las opiniones y citas de personajes célebres, las que considero de utilidad en esta etapa de valoración sobre “el silencio” y posteriormente, se presentarán sus aspectos negativos, los que también son interesantes.
Lao Tse[2] afirmaba, como queriendo enfatizar que el silencio es la representación del Todo que: “El silencio es la Gran Revelación”.
El Budismo, anima a sus seguidores a realizar largas sesiones de silencio y recogimiento en su búsqueda de la perfección personal y del conocimiento.
De todos es conocida, también, la importancia que la Escuela Pitagórica daba a la ley del silencio entre sus aprendices. De hecho, para sus seguidores, el silencio era “la primera piedra del Templo de la sabiduría”
Y así, podríamos enumerar diversas Tradiciones y escuelas iniciáticas, que consideran al silencio como una revelación y escuela de enseñanzas esotéricas.
Sería posible decir entonces, que uno de los motivos del intento de conocer el silencio en la historia de la Humanidad, es precisamente la búsqueda de sus orígenes más remotos. ¿Es ese el motivo por el que en muchas Sociedades Iniciáticas el silencio constituye un pilar fundamental en el aprendizaje?
Es posible. Pero se me hace difícil responder con certeza a esta pregunta. La vivencia de lo que es el silencio puede llegar a ser muy distinta dependiendo del punto de vista de quién lo viva.
Lo que sí parece cierto es que el silencio puede reportar un beneficio al ser humano. Pero, ¿es siempre así?
El silencio es sinónimo de cautela, de discreción, de reserva y de prudencia. Y dependiendo del uso que hagamos del mismo, el silencio podrá ser beneficioso o contraproducente, para con nosotros mismos y nuestros semejantes.
Santiago Ramón y Cajal[3] dijo: “De todas las reacciones posibles ante una injuria, la más hábil y económica es el silencio”.
Johann Wolfgang von Goethe[4] dijo: “Los pecados escriben la historia, el bien es silencioso”
Sir Francis Bacon[5] dijo: “El silencio es una virtud sin la cual dejan las otras de serlo”
Voltaire[6] por su lado nos ilustra con esta frase: “El secreto de aburrir a la gente, consiste en decirle todo”
Ahora bien, otras personalidades observan también los aspectos contraproducentes del silencio. Entre ellos mencionamos a:
Mahatma Gandhi[7] que llegó a decir que: “Lo más atroz de las cosas malas de la gente es el silencio de la gente buena”.
Marco Tulio Cicerón[8] respecto al silencio nos dice: “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”.
Por último, para acabar con esta selección de citas mencionaré a Martin Luther King[9] que llegó a decir que: “Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos” y a Píndaro[10] quien nos dice: “Muchas veces lo que se calla causa más impresión que lo que se dice.” y a nuestro gran sabio Pitágoras[11] quien nos ilustra con el siguiente pensamiento: “El silencio es la primera piedra del templo de la filosofía. Escucha, y serás sabio; el comienzo de la sabiduría es el silencio.”
Observando entonces esta pequeña selección de citas, podría considerar al silencio como una dicotomía. Según el uso que hagamos del mismo, podremos aprovecharnos de sus bondades o, en caso contrario, sufrir de sus inconvenientes.
Podemos considerar entonces, que el silencio nos permite escoger lo que haremos con él. Su buen o mal uso se deja entonces al libre albedrío.
El silencio no es un asunto para tratarlo a la ligera, todo lo contrario. Tal como se comenta en cursos de comunicación no verbales, la palabra solo ocupa un 20% del total, otro tanto, el ritmo y el tono y por último, y un 60% los silencios. O sea que nos expresamos más con los gestos, postura y miradas que con el uso de la palabra hablada.
Podemos estar en silencio y ofrecer amor, comprensión y afecto recordando aquella famosa frase que dice: “no nos amamos lo suficiente, como para estar en silencio” y podemos callar para no dañar o callar para dañar; se puede ser grosero con el silencio, pero también se puede mostrar admiración y respeto...
A pesar de la ambivalencia antes mencionada sobre el silencio, estaríamos de acuerdo entonces en que el silencio y su práctica es más una virtud que un defecto; siempre que se sepa aplicar adecuadamente.
El silencio se convierte de este modo en una herramienta operativa, yendo más allá de su uso por motivos puramente tradicionales. Comprender la necesidad de usar el silencio durante los trabajos en Logia y en nuestro día a día es, quizás, una de las tareas más arduas de la masonería.
No es sencillo estar callados, al menos en mi caso y lo reconozco, pero hago el esfuerzo. Pero por ese motivo, la vivencia del silencio puede dar al Masón la base necesaria para poder avanzar en su formación. Anthony de Mello, S.J.[12] dice que el silencio puede dar luces, inspiraciones y perspectivas.
Probablemente, el silencio iniciático sea precisamente ese que permite, con su buen uso, ser más justos y virtuosos. Es decir, sea aquel que abra y anteceda la puerta del Conocimiento. De esta forma, el silencio puede convertirse más en un derecho a su vez, que en una obligación.
Para entender correctamente lo que significa el silencio para el masón, debemos acudir a su definición profana, indicando que es la privación voluntaria de la facultad de hablar. Y en verdad, casi todos sabemos hablar pero poco sabemos callar. Por ello, saber callar la lengua y los sentidos es una virtud de Dios.
La leyenda enseña que el príncipe BAHZAM, un día cualquiera salió a cazar cerca de su palacio; en dicha actividad fue sorprendido por la noche, cuando precisamente buscaba una buena presa. Cansado ya, el príncipe se sentó debajo de un frondoso árbol con el propósito de tomar respiro; en ese momento sintió salir de las ramas la voz de un ave; acto seguido Bahzam se coloco de pie y le disparo con su cerbatana al pajarillo, matándolo enseguida. Teniendo el joven a sus pies al ave fallecida, meditó, suspiró y dijo: “¡Oh!, cuan hermoso es saber callar y cuidar la lengua! Si esta ave no hubiera hablado, no habría perecido.” (Tomado de un escrito de la Respetable Logia Simbólica Centauro 996)
Ahora bien, dentro de la masonería, podemos decir que el silencio es una virtud a través de la cual se corrigen muchos defectos aprendiendo a ser prudente e indulgente con las faltas que se observen en los demás.
Debemos entonces analizar de dónde proviene el silencio como axioma fundamental para el crecimiento del masón y cuál es su verdadero significado e importancia?
Etimológicamente silencio proviene del sánscrito “mu” y sus derivaciones “Muka” (mudo) y “musterion”; (misterio) dicha raíz se complemento en Grecia a través de verbo “musin” (que significa cerrar) y su ramificación "museria” (silencio) y en Roma con la raíz (mutus) de donde surge el termino mutare o cambiar, por referirse al silencio que las aves observan durante la renovación de su plumaje. (Tomado de un escrito de la Respetable Logia Simbólica Centauro 996).
De lo visto podemos colegir, que el concepto de silencio guarda una estrecha relación con el de misterio y por ende con el secreto masónico; enseña la historia de la masonería, en relación al silencio del primer grado, que bastaría entender su simbología al remitirnos al génesis de las sociedades humanas; en efecto, enseña Jean-Marie Ragon[13], que los primeros hombres, no tenían lenguaje propiamente dicho. He aquí el por qué el aprendiz no debe hablar en logia. En efecto ¿qué tendría que decir? ¿Podría enseñar? Sencillamente no debe hablar porque no sabe nada. ¿Podría preguntar? ¿Sobre qué, si ignora lo que se trata en el taller? Antes es menester que por su edad, en donde apenas está abriendo los ojos, escuche y observe.
Lo anterior parece ratificarse históricamente en la escuela pitagórica; recordemos que en su comunidad filosófico educativa, ubicada en Crotona (Italia meridional, denominada entonces Magna Grecia) a los discípulos se les sometía a un largo período de noviciado, en donde se les admitía como oyentes, observando un silencio absoluto.
La razón de ser de la actitud contemplativa que debe inspirar al masón en general, no es otra que la de potencializar sus posibilidades espirituales que se encuentran siempre latentes; en otras palabras, en el silencio se encuentra la posibilidad del crecimiento; cuando nos aislamos de nuestras influencias exteriores, abrimos los canales de concentración, observamos, escuchamos y contemplamos, estamos aprendiendo a ver la luz, y esto, de por sí, es un proceso que entraña una gran fuerza de voluntad.
Según el Diccionario Enciclopédico de la Masonería de Lorenzo Frau Abrines[14], el silencio "es una obligación que debemos observar dentro y fuera de Logia", pero no solo porque así lo disponen nuestros antiguos usos y costumbres.
Los escritores masónicos que han abordado el tema, recomiendan el Silencio como necesario dentro del orden y la seriedad del trabajo esotérico, lo que distingue marcadamente las reuniones masónicas de las profanas, ya que no es un conversatorio sino un análisis profundo de las ideas expresadas allí.
Enfocando el silencio constructor a nuestro principal legado que es la iniciación como tal, debemos recordar que la primera palabra pronunciada por el Venerable Maestro al abrir los trabajos en Logia no es otra que: “silencio” seguida de la expresión “y en logia!”.
Pero, ¿qué nos enseña dicha palabra y en tal especial momento? Lo anterior desde el punto de vista esotérico y evolutivo del ser, nos lleva a entronizarnos en un mundo que nos muestra más allá de lo que perciben nuestros sentidos; nos ayuda a abrir nuestro corazón y nuestro entendimiento, para recibir los mejores frutos de la espiritualidad y del conocimiento; nos ayuda a sintonizarnos en la misma frecuencia del G:.A:.D:.U:.; en fin, el silencio promulgado al inicio de toda tenida permite nuestra unión mística y la posibilidad de enlazar las mejores energías, que deben ser utilizadas en nuestros altruistas trabajos.
Ahora bien, retomando es bueno indicar que el silencio en torno a la iniciación resulta clave; desde que somos vendados y llevados al cuarto de reflexiones, se nos enseña, que sólo a través de la contemplación, se puede acceder a las primeras verdades las cuales debemos desentrañar poco a poco a través del crecimiento interior. De igual forma, cuando prestamos juramento, adquirimos la obligación de callar, especialmente cuando se nos indica que no debemos revelar los secretos de la orden ni la palabra enseñada al mundo profano; y allí, el silencio simboliza la discreción y la disciplina del masón, así como su lealtad frente a sí mismo y sus hermanos.
Para ser más elocuentes escuchemos un viejo adagio hermético que resulta claro sobre el punto: “los labios de la sabiduría están mudos fuera de los oídos de la comprensión”; por ello, el buen masón prefiere que le corten la garganta antes que romper su silencio.
Y por si fuera poco, en la consagración, luego de que el recipiendario ha comenzado a ver, así sea tenuemente la verdadera luz, se le hace ratificar su juramento y sus obligaciones y allí comienza la verdadera vida al comprender nuestro legado y el llamado especial, a ser conciencia entre inconscientes y a ser equilibrio en donde sólo hay tempestad.
Por ello QQ.'.HH.'. el alcance de nuestra voz, producto de nuestros pensamientos, resulta clave en la construcción del templo, a través del pulimento de la Piedra Bruta; es mejor callar, cuando no sabemos cómo y cuándo hablar; es mejor callar, hasta que aprendamos la importancia de utilizar la palabra de una forma consciente y sabia; es mejor no decir nada, cuando podemos utilizar la pasión como detonante de nuestros fonemas. Es mejor callar cuando no estemos preparados para aceptar nuestra misión; es mejor callar, cuando se empieza a caminar por senderos desconocidos, pero con la seguridad de que hay una presencia divina que nos acompaña.
Para aprender a callar, hay que ser consciente de nuestras flaquezas, ¿por qué, resulta tan difícil a veces, encontrar nuestro silencio interior? De esa dificultad devienen, sí observáis con cuidado la mayoría de los vicios del ser humano; pues la palabra, resulta ser la consecuencia directa de nuestros pensamientos y la salud mental. La mejor palabra es la corta y breve, la sabia, la que transmite la verdad; la que se dirige al bien. Aprender a hablar poco, lo justo y suficiente, significa en el masón en general, la fuerza de voluntad, el carácter templado, el dominio de sí mismo, la elevación de su espíritu.
Como corolario QQ.'.HH.'. es pertinente recordar al Sabio Lokman, o Locman El Sabio[15], que enseño a su sucesor: “¡hijo mío! Si la gente se enorgullece por su elocuencia y por su arte de buen decir, tu deberás agradecer a Dios el haberte dado juicio para saberte callar”. (Escrito en el Corán).
Por lo tanto la disciplina del silencio, es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería. Quien hable mucho piensa poco, ligera y superficialmente; y la masonería quiere que sus adeptos se hagan más bien “Pensadores”, que, habladores. La máxima extraída primero piensa y luego pon en movimiento la lengua.
El silencio limpia el alma y educe el sentido de la verdad. Nada puede lograr tanta tranquilidad espiritual como el permanecer callado y rodeado de Silencio.
Si se os pregunta: ¿Qué es el silencio? Responded, “la primera piedra del templo de la sabiduría”. Esta sentencia Pitagórica explica porqué el maestro de Samos obligaba al Iniciado a permanecer largos meses sin hablar, hasta que hubiera adquirido el sentido de la verdad y nos explica también porqué a los discípulos del 1er Gr.·. los llamaba “Akusticoi” es decir “oyentes”.
En una inscripción de un Templo Indostánico, que se halla encabezada por tres (03) figuras de Monos, uno de los cuales se tapa los oídos, otro los ojos y otro la boca, se lee en ella: “No oigas, no veas, no digas el mal”. La práctica de ese consejo, juntamente con la práctica del “Silencio”, es la mejor manera de evitar la “intoxicación de la mente“.
Los Monjes Hesicastas del Desierto[16] alaban constantemente el silencio. El callar les impide Juzgar; y les confronta con ellos mismos. Les impide proyectar sobre los demás su lado oscuro.
Finalmente el callar nos ayuda, para que se calmen las emociones, serenarnos, asentar los torbellinos de polvo mental que, como el vino enturbiado se aclara con el reposo.
El Silencio, es en primer lugar, el arte de estar, uno totalmente presente y atento en Logia y el estar presente, es la condición necesaria para el encuentro de uno con Dios.
El Silencio Masónico es una característica fundamental y esencial para las actividades que desarrollamos en nuestra augusta institución, característica ésta que está íntimamente ligada a otra, que es el Secreto Masónico. Ambas, definen y delimitan las funciones, tradiciones y trayectoria de la Masonería como organización antigua y trascendental, de altos valores y principios filosóficos y que usan el Secreto y el Silencio tanto en su esfera colectiva como en la esfera individual de cada uno de los QQ:. HH:. que la componen.
De acuerdo a las tradiciones de enseñanza de la escuela pitagórica, y usando sus conceptos relativos a lo exotérico y lo esotérico, podemos enmarcar el Secreto Masónico en el aspecto Exotérico de las enseñanzas, es decir, aspectos de forma, externos pero de gran relevancia en el desarrollo de las actividades en la Logia, tendientes a generar un clima místico, de formalidad y de estricto cumplimiento de los rituales preestablecidos para el desenvolvimiento de las actividades de enseñanza y aprendizaje en el taller para el grado de Aprendiz.
Por otro lado, y para culminar este desarrollo del tema, el Silencio, se refiere al aspecto esotérico, es decir, interno, espiritual, mental, tan necesario e importante para poder asumir la posición y la actitud más idónea y superior requerida para el trabajo masónico.
El Silencio en la institución masónica puede estudiarse o describirse desde dos puntos de vista, el primero referido al individuo, y el segundo referido al desarrollo de los trabajos en los Ritos del Primer y Segundo Grado Masónicos. Ahora bien, si el Aprendiz aún no conoce la Gramática, ¿Cómo irá a aprenderla hablando, sin saber hablar aún? El silencio predispone el espíritu del Aprendiz a su pulimento en medio de la reflexión, escuchando a sus Maestros, mirando todo lo que ocurre a su alrededor, y si pide a su Vigilante la palabra, debe ser para instruirse, para preguntar y sus Planchas deben ser para ser sometidas al examen de los Maestros. Igual los Compañeros.
Es la responsabilidad de los Vigilantes determinar cuándo se dirigen al V\M\ para pedir autorización de darle Trabajo a uno de sus Aprendices o Compañeros. El Aprendiz debe ir siendo consciente de que la Palabra es sagrada, y debe pedirla sólo cuando sea indispensable. El acceso a la Palabra sólo se logra en Masonería cuando se ha aprendido a observar el Silencio, pues quien lo domina apreciará el valor de cada palabra, sobre todo las palabras pronunciadas en Logia. ¿Cómo logrará el Aprendiz dominar sus pasiones e impulsos si no domina su lengua, si no practica el escuchar, el silencio, y la reflexión?
Los Profanos profieren gritos y hacen ruidos y por eso, en uno de los viajes de la Iniciación el bullicio asusta al Iniciando y entonces entenderá que debe alejarse de la gritería, de la insulsa discusión y que debe retirarse al silencio en donde su espíritu de Iniciado comenzará a hablarle e irá enseñándole a manejar sus herramientas, al rudo trabajo del Labrado de su Piedra Bruta.
“camina alegre entre el ruido y la prisa, y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio”.
Múltiples significados tiene el Silencio, todos conllevan la idea de creación, de perfección, de sabiduría, tanto en el aspecto terrenal como en lo filosófico.
Las grandes tragedias no pueden expresarse con palabras, los grandes fenómenos de la Naturaleza, el esplendor del alba y del ocaso, la imponente grandeza de las montañas y cumbres, la fuerza de los ríos y cataratas, la delicada fragancia de las flores, el grato aroma que despide la tierra sedienta luego de la lluvia, la vida de devoción y sacrificio, la amargura de la muerte y el nacimiento de una nueva vida nos transportan a una región en que las palabras no son necesarias ni posibles, y nos internan en un mundo en que el silencio reina supremo y en que todos los demás medios de expresión son fútiles y mezquinos para poder explicar, describir o manifestar la emoción o pensamientos que podamos sentir ante esos fenómenos naturales.
La Sabia Naturaleza genera sus más bellos y admirados fenómenos, bajo el manto sabio y protector del silencio, todo en ella, tanto en la flora, la fauna y la atmósfera despliega su actividad creadora y generadora de vida en procesos plenos de silencio.
Tanto el Ap\ Mas\ como el Comp\, tienen como deber y obligación principal, la de mantener silencio, su síntesis filosófica tiene una premisa fundamental; Saber Pensar, Saber Dudar, Saber Callar. Es necesario establecer diferencias entre el Silencio impuesto, estéril, superficial, aislante, el mutismo pasivo o lleno de rencores y resentimientos que nos aleja de los demás y nos aísla; y el Silencio creador, aquél que predispone al Aprendiz y al Compañero al desbastamiento de su piedra bruta, mediante el ejercicio de la introspección, la reflexión y el autoanálisis.
Es el Silencio Creador, el Silencio Masónico, el que genera la actitud idónea para el aprendizaje y el estudio de la verdad, este silencio es la base de la sabiduría, y punto de partida para el autoconocimiento por parte del individuo, esa reflexión interior, estado de absoluto control de los pensamientos para mantenerlos enfocados y concentrados en la observación para luego aprehender conocimientos o simplemente formar conciencia de lo observado, es la ejecución y puesta en práctica del deber más importante para un Aprendiz Masón, ya que callar u observar, implica per se, mantener silencio. Y es esta la herramienta que más uso le dará en la vida masónica, plena de constante aprendizaje y reflexión.
El estado mental que nos puede generar mantener un silencio creador, nos permitiría estar abiertos para recibir la luz, que nos iluminará la conciencia y el espíritu para poder asimilar las enseñanzas y poder sobre todo, observar y hacer las reflexiones internas necesarias para poder comenzar a labrar nuestra piedra bruta interior, ajenos a los ruidos y pensamientos perturbadores del mundo profano. Este razonamiento nos lleva consecuencialmente hablar sobre el Silencio en Logia.
Las tenidas nacen en el silencio y terminan cuando reina el silencio. Las normas de no cruzar de una columna a otra, cubrir el templo o tomar la palabra por conducto del respectivo vigilante es el mantener de los silencios. Los silencios marcan los tiempos, en el ritual se acostumbra decir “se concede la palabra para el bien del Orden, de la humanidad y muy particularmente de este taller”; o sea que se rompieron con todos los silencios, visto de una forma, pero también implica que es un control del silencio, estado permanente del desarrollo espiritual de los que aquí trabajamos.
El Silencio en Logia es una constante en el desarrollo de la actividad dentro del taller en el grado de Aprendiz, porque solo se tendrá el derecho de palabra cuando se haya aprendido a observar en silencio, y de esta manera podrá tener conciencia del significado e importancia del uso de la palabra en el Taller, la cual servirá para exponer en su debido momento los progresos logrados en la Masonería luego de escuchar, reflexionar y saber callar, que no son otros, que el llegar a conocerse a si mismo lo suficiente como para poder dar lo mejor de sí no solo en la Logia, sino en el mundo profano.
Ahora bien, como buen compañero mis hermanos, vuelvo al silencio para encontrar la paz, porque hay que ser amo de nuestros silencios y no esclavo de nuestras palabras.
.'. Swami
[1] (Abbé Henri Stéphane 1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo XI, Epistemología) A título de curiosidad, traigo a colación una anécdota sobre su vida vinculado a René Guénon y este tratado es uno de los más largos escritos por el abad Stéphane, mientras que su costumbre era ser breve. No está fechada, pero la obra de Paul Sérant, René Guénon, habiendo sido editado en 1953, es decir dos años solamente después de la muerte de Guénon, la "respuesta" deI abad Stéphane data muy probablemente del mismo año. Lo que es interesante en este largo escrito, son menos las críticas incisivas dirigidas a la obra de Paul Sérant que las consideraciones desarrolladas por el abad sobre el carácter particular del Cristianismo. Es el único tratado del abad en que confronta en su conjunto la doctrina guenoniana - o más exactamente la metafísica universal tal, como le expone René Guénon - a la teología y a la espiritualidad del Cristianismo. El carácter particular de este conjunto doctrinal y de los medios de realización que le acompañan le permite al abad Stéphane precisar lo que hay que entender por " esoterismo cristiano”.
[2] Lao-Tse, también llamado Lao Tzu, Lao Zi, Laozi o Laocio (chino simplificado y tradicional: 老子, pinyin: lǎozǐ, literalmente ‘viejo maestro’), es una personalidad china cuya existencia histórica se debate. Se le considera uno de los filósofos más relevantes de la civilización china. La tradición china establece que vivió en el siglo VI a. C., pero muchos eruditos modernos argumentan que puede haber vivido aproximadamente en el siglo IV a. C., durante el período de las Cien escuelas del pensamiento y de los Reinos Combatientes. Se le atribuye haber escrito el Dào Dé Jing (o Tao Te Ching), obra esencial del taoísmo. De acuerdo con este libro, el tao (o dao, ‘camino’) puede verse como el cambio permanente y este es la verdad universal. Dentro de las dudas sobre la existencia de Lao-Tse y sobre la época en la que vivió, se cree que pudo ser contemporáneo de Confucio.
[3] Santiago Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, 1 de mayo de 1852-Madrid, 17 de octubre de 1934) fue un médico español, especializado en histología y anatomía patológica. Compartió el premio Nobel de Medicina en 1906 con Camillo Golgi «en reconocimiento de su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso». Mediante sus investigaciones sobre los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, desarrolló una nueva y revolucionaria teoría que empezó a ser llamada la «doctrina de la neurona», basada en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales Humanista, además de científico, está considerado como cabeza de la llamada Generación de Sabios.
[4] Johann Wolfgang von Goethe, (Fráncfort del Meno, 28 de agosto de 1749-Weimar, 22 de marzo de 1832) fue un poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán, contribuyente fundamental del Romanticismo, movimiento al que influyó profundamente. En palabras de George Eliot (1819-1880) fue «el más grande hombre de letras alemán... y el último verdadero hombre universal que caminó sobre la tierra». Su obra, que abarca géneros como la novela, la poesía lírica, el drama e incluso controvertidos tratados científicos, dejó una profunda huella en importantes escritores, compositores, pensadores y artistas posteriores, siendo incalculable en la filosofía alemana posterior y constante fuente de inspiración para todo tipo de obras. Su novela Wilhelm Meister fue citada por Arthur Schopenhauer como una de las cuatro mejores novelas jamás escritas, junto con Tristram Shandy, La Nouvelle Heloïse y Don Quijote. Su apellido da nombre al Goethe-Institut, organismo encargado de difundir la cultura alemana en todo el mundo.
[5] Francis Bacon, primer barón Verulam, vizconde de Saint Albans y canciller de Inglaterra (Strand (Londres), 22 de enero de 1561-Highgate, Middlesex, 9 de abril de 1626) fue un célebre filósofo, político, abogado y escritor inglés, padre del empirismo filosófico y científico. Desarrolló en su De dignitate et augmentis scientiarumn (De la dignificación y progreso de la ciencia) una teoría empírica del conocimiento y precisó las reglas del método científico experimental en su Novum Organum, lo que hizo de él uno de los pioneros del pensamiento científico moderno. Asimismo, introdujo el género del ensayo en Inglaterra.
[6] François-Marie Arouet (París, 21 de noviembre de 1694-ibidem, 30 de mayo de 1778), más conocido como Voltaire, fue un escritor, historiador, filósofo y abogado francés que figura como uno de los principales representantes de la Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad. En 1746 Voltaire fue elegido miembro de la Academia Francesa en la que ocupó el asiento número 33.
[7] Mahatma Gandhi (Porbandar, India británica, 2 de octubre de 1869-Nueva Delhi, Unión de la India, 30 de enero de 1948) fue el dirigente más destacado del Movimiento de independencia indio contra el Raj británico, para lo que practicó la desobediencia civil no violenta, además de pacifista, político, pensador y abogado hinduista indio. Recibió de Rabindranath Tagore el nombre honorífico de Mahatma (composición en sánscrito e hindi de mahā: ‘grande’ y ātmā: ‘alma’). En la India también se le llamaba Bāpu (બાપુ), ‘padre’ en idioma guyaratí.
[8] Marco Tulio Cicerón (en latín, Marcus Tullius Ciceron Arpino, 3 de enero de 106 a. C.-Formia, 7 de diciembre de 43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana. Reconocido universalmente como uno de los más importantes autores de la historia romana, es responsable de la introducción de las más célebres escuelas filosóficas helenas en la intelectualidad republicana, así como de la creación de un vocabulario filosófico en latín. Gran orador y reputado abogado, Cicerón centró —mayoritariamente— su atención en su carrera política. Hoy en día es recordado por sus escritos de carácter humanista, filosófico y político. Sus cartas, la mayoría enviadas a Ático, alcanzaron un enorme reconocimiento en la literatura europea por la introducción de un depurado estilo epistolar. Cornelio Nepote destacó la riqueza ornamental de estas cartas, escritas «acerca de las inclinaciones de los líderes, los vicios de los comandantes y las revoluciones estatales», que transportaban al lector a esa época.
[9] Martin Luther King, Jr. (Atlanta, 15 de enero de 1929-Memphis, 4 de abril de 1968) fue un pastor estadounidense de la Iglesia bautista que desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del movimiento por los derechos civiles para los afro estadounidenses y que, además, participó como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general. Por esa actividad encaminada a terminar con la segregación estadounidense y la discriminación racial a través de medios no violentos, fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964. Cuatro años después, en una época en que su labor se había orientado especialmente hacia la oposición a la guerra y la lucha contra la pobreza, fue asesinado en Memphis, cuando se preparaba para asistir a una cena informal de amigos.
[10] Píndaro (en griego Πίνδαρος) es uno de los más célebres poetas líricos de la Grecia clásica. Se cree que nació en Cinoscéfalas, Beocia, hacia el 518 a. C. Según la tradición, pertenecía a una familia aristocrática. Se tiene pocas noticias fiables sobre su biografía, a pesar de las seis Vidas que han legado autores antiguos. De hecho, en la Vª Pítica él mismo parece afirmar que procede del linaje de los egeidas, por lo que a menudo manifestará en sus obras una especial simpatía por las instituciones dorias.
[11] Pitágoras (Samos, c. 569-Metaponto, c. 475 a. C.) fue un filósofo y matemático griego considerado el primer matemático puro. Contribuyó de manera significativa en el avance de la matemática helénica, la geometría, la aritmética, derivadas particularmente de las relaciones numéricas, y aplicadas por ejemplo a la teoría de pesos y medidas, a la teoría de la música o a la astronomía. Respecto a la música, sus conceptos de I, IV y V, fueron los pilares fundamentales en la armonización griega, y son los utilizados hoy en día. Es el fundador de la Escuela pitagórica, una sociedad que, si bien era de naturaleza predominantemente religiosa, se interesaba también en medicina, cosmología, filosofía, ética y política, entre otras disciplinas. El pitagorismo formuló principios que influyeron tanto en Platón como en Aristóteles y, de manera más general, en el posterior desarrollo de la matemática y en la filosofía racional en Occidente.
[12] Anthony de Mello S.J. (Bombay, 1931— Nueva York, 1987) fue un sacerdote jesuita y psicoterapeuta conocido por sus libros y conferencias sobre espiritualidad, donde utilizaba elementos teológicos de otras religiones, además de la tradición judeocristiana. Algunas de sus ideas fueron revisadas y notificadas como no ortodoxas por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 24 de junio de 1998. Participó en el Movimiento de Renovación Carismática, con gran intensidad. Ambas experiencias fueron la base de lo que vendría después. Murió en la Universidad de Fordham, de un ataque cardiaco, la misma noche de su primer día en Nueva York, el 1 de junio de 1987 y tres meses antes de cumplir los cincuenta y seis años. Sus restos descansan en el Cementerio de la Iglesia de San Pedro, en la ciudad de Bandra (India), donde había sido bautizado. Posteriormente a su muerte, en 1998, la Congregación para la Doctrina de la Fe (dirigida por el entonces cardenal Ratzinger) investigó sus escritos y calificó algunos de ellos como «incompatibles» con la fe católica. Algunas ediciones de sus libros llevan una hoja de precaución que indica: 'Los libros escritos por el padre Anthony de Mello fueron escritos en un contexto multirreligioso para ayudar a los seguidores de otras religiones, agnósticos y ateos en su búsqueda espiritual, y el autor no pretendió que fueran un manual de instrucciones sobre la fe católica en la doctrina y dogmas cristianos.
[13] Jean-Marie Ragon de Bettignies (1781, Bray-sur-Seine - 1862), hijo de un notario público, se inició en la Francmasonería en 1804, siguiendo funciones como administrador en la administración imperial. Fue miembro de Gran Oriente de Francia, rito de Misraim, los Caballeros Templarios Raymond Bernard Fabre-Palaprat. Fundó y presidió la famosa casa parisina "True Friends", luego se convirtió en "Trinosophes" y del Capítulo y del Areopagus inherentes a la misma. Considerado por sus contemporáneos como el masón más educado del s. XIX; fue autor de numerosos libros masónicos de considerable influencia: La Misa y sus Misterios, El Curso de iniciación filosófica y de interpretación antigua, Ortodoxia moderna Freemasonry, La Oculta Freemasonry, Y una colección de rituales masónica (y de las partes vinculadas, como los Montes). Muchas de sus obras fueron reeditadas por Ed. du Prieure, y luego en varios facsímiles por ediciones Lacour-Ollié. Fue el primer editor de la revista francesa masónica , Hermes.
[14] El Diccionario Enciclopédico de la Masonería es, en lengua española, la obra capital que estudia la Masonería, su historia como institución, las biografías de aquellos personajes ilustres que han pertenecido a la orden masónica y sus ritos. El diccionario fue escrito y ordenado por Lorenzo Frau Abrines, maestro masón y grado 33 del Rito escocés antiguo y aceptado, - aunque parece que en la elaboración de la obra intervinieron varios autores - fue publicado bajo la dirección de Rosendo Arús y Arderiu, Gran Maestro de la Gran Logia Regional Catalana Balear. La edición que llevó a cabo Publicaciones Mundial, en Barcelona, fue corregida, aumentada y puesta al día por Luis Almeida. Consta de dos volúmenes que suman 1599 páginas incluyendo el Taller general de la Francmasonería, donde se detalla la forma y simbología de las logias masónicas, sus liturgias y rituales en sus diversos grados. También refiere la participación de la mujer en la masonería a través del llamado Rito de Adopción tanto en sus grados simbólicos como filosóficos. Finaliza dicho taller con el desarrollo de los principales ceremoniales, tales como la inauguración y consagración del templo masónico, los requisitos para la constitución de una logia y la ceremonia de instalación de la misma. Como señala el prefacio de dicha edición, este diccionario analiza todos los ritos masónicos conocidos, enumera sus grados y el significado de sus símbolos, mitos y ceremonias. Asimismo explica la Biblia en su relación con los mitos y tradiciones de la masonería.
[15] Locman, el Sabio (سورة لقمان en árabe clásico original), también llamado Luqman, Lokman o Locmano, fue un célebre y legendario fabulista musulmán, equivalente en la cultura árabe a Esopo. Se ignora la época en que vivió. Se le nombra en el Corán, XXXI, suras 12 y 13: Dimos a Luqmán la sabiduría: "¡Sé agradecido con Alá! Quien es agradecido lo es, en realidad, en provecho propio. Quien es desagradecido... Alá Se basta a Sí mismo, es digno de alabanza". Y cuando Luqmán amonestó a su hijo, diciéndole: "¡Hijito! ¡No asocies a Alá otros dioses, que la asociación es una impiedad enorme!" Unos lo creen nieto de Job o biznieto de Abraham y otros lo hacen contemporáneo y consejero de David. Los comentaristas del Corán lo identifican con el Balaam del Pentateuco. Se le atribuye un grupo de fábulas preislámicas publicadas en Europa por primera vez en Holanda en traducción latina en 1615. Pero esta colección muestra provenir en parte de la tradición esópica occidental y en parte de la literatura hindú. Incluso se cree que su compilador y refundidor pudo ser del siglo XIII, un cristiano copto egipcio llamado Barsuma, que fue confundido con el personaje anterior. Algunas tradiciones coincidentes indican que era un esclavo de origen etíope y otras lo muestran como zapatero, sastre, carpintero y pastor; otras identifican al legendario Locman con el igualmente legendario Esopo, de forma que serían en realidad la misma persona.
[16] Hesicasmo, hesiquiasmo o, más raramente, esicasmo (del griego; en escritura politónica: ἡσυχασμός/hēsykhasmós, derivado de ἡσυχία/hēsykhía, "quietud, silencio, paz interior") doctrina y práctica ascética difundida entre los monjes cristianos orientales, a partir del siglo IV con los llamados Padres del Desierto. El objetivo del hesicasmo es la búsqueda de la paz interior en unión mística con Dios y en armonía con la creación. Las tres características fundamentales del hesiquiasmo son: la soledad, como medio de huir del mundo; el silencio, para obtener la revelación del futuro y del mundo ultraterreno; y la quietud, para conseguir el control de los pensamientos, la ausencia de preocupaciones y la sobriedad. Divulgada por Evagrio Póntico en el siglo IV d. C., es una tradición inicialmente eremítica de plegaria que se mantiene dentro del rito bizantino practicada para ἡσυχάζω/ hesykazo ("mantener la quietud") por los monjes hesicastas' ( en griego, los: Ἡσυχαστής/ hesykastes). La práctica del hesicasmo se mantiene aún en el Monte Athos y otros monasterios ortodoxos. En el Monte Athos recibió un impulso decisivo a partir de Gregorio Palamás ya en el siglo XII y luego con Filoteo Kokkinosy Nicolás Cabasilas, y así en siglos posteriores mediante los escritos de místicos y teólogos recopilados en el corpus de textos llamado Filocalia. El hesiquiasmo tuvo gran difusión en los monasterios de Constantinopla (siglo XI) y los del monte Athos (siglo XIV), los religiosos eslavos (siglo XVIII, Rusia). Su espiritualidad tuvo gran influencia en la teología ortodoxa, impregándola hasta nuestros días con la mística del corazón.
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