miércoles, 26 de julio de 2017

Hablando de historia de la Diplomacia...El conflicto China-Taiwan, una mirada desde nuestra América.




La antigüedad del conflicto entre China y Taiwán data de la época de la guerra civil que entre 1946 y 1949 enfrentó a comunistas y nacionalistas.

Un repaso por la historia del conflicto ilustrará las diferencias que enfrentaron a China y Taiwán.

Nacionalistas liderados por Chiang Kai Chek y comunistas liderados por Mao Zedong fueron las partes contendientes en la guerra civil china entre 1946 y 1949. Ambos formaron parte alguna vez del heterogéneo Kuomintang, siendo el grupo de los nacionalistas quien gobernaba la China desde 1927 Las pujas fueron una constante durante las décadas siguientes, pero la guerra chino-japonesa y la Segunda Guerra Mundial actuaron como desencadenante para incrementar la diferencia. La lucha por la toma del poder se resolvió con una guerra civil.

China intervino en la Segunda Guerra Mundial del lado de los Aliados pero, paradójicamente, su desempeño en la misma, con el consecuente desprestigio del régimen nacionalista, culminaría con la instauración de un gobierno comunista: la República Popular China. Aquí es cuando emerge la problemática de Taiwán, gestada en los años decisivos de la ocupación japonesa y la ulterior guerra civil. Además, estos años decisivos ejemplifican la continua cristalización de la situación internacional al interior del conflicto. Basta recordar la comunidad de intereses entre China y Estados Unidos (Aliados) a la hora de detener el avance del Eje desde Japón; alianza por cierto posible ya que quien entonces gobernaba China era el nacionalista Chiang Kai Chek. La situación cambió radicalmente luego de 1949. Con el fin de la guerra civil que llevó a Mao al poder.

Los nacionalistas eran los principales protagonistas políticos en China desde hacía varias décadas, en cambio, el prestigio de los comunistas se incrementó durante el período de ocupación japonesa iniciado en 1937. Esta popularidad, capitalizada por Mao Zedong, líder del sector, podemos explicarla si pensamos en el campesinado chino, cuya trayectoria milenaria en revueltas otorga coherencia histórica a esta revolución.

La importancia de rescatar las continuidades en el rol de campesinado en la historia de China se justifica porque fue el descontento de este sector uno de los principales móviles de la revolución. Este descontento se tradujo históricamente en revueltas aisladas, sin coordinación y obedeciendo a contingencias locales, sin articulación entre ellas. En el período que nos ocupa, las humillaciones y maltratos que sufrían los campesinos reclutados por el ejército nacionalista operaban del mismo modo que antaño lo hiciese una hambruna, una sequía u otra calamidad. La sagacidad de Mao consiste en haber capitalizado esta situación contribuyendo a la formación de una conciencia nacional campesina que en su momento presentó más complicaciones al ejército nacional que al ejército japonés. La ocupación japonesa fue sucedida por la disputa por el poder entre nacionalistas desprestigiados liderados por Chiang Kai Chek y comunistas fortalecidos liderados por Mao. Las marchas y contramarchas en las negociaciones entre estos grupos impiden datar el inicio de la contienda civil.

Los comunistas, que alentaban y se beneficiaban con esta novedosa conciencia nacional, llevaron adelante una guerra de guerrillas que, luego de una serie de operaciones estratégicas, condujo al repliegue de Chiang Kai Chek en Taiwán y la fundación el 1 de octubre de 1949 de la República Popular China.

La historia de Taiwán tuvo su propia bisagra en estos años. Taiwán era una colonia japonesa que fue devuelta a China luego de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría taiwanesa, diferenciada identitariamente respecto del continente, fue duramente reprimida por el ‘Terror blanco” del Kuomintang.

La Organización de la Naciones Unidas reconoció internacionalmente una sola China, representada primero por Taipéi, para contrarrestar la influencia soviética. Luego la representación pasó a Pekín, excluyendo a Taiwán de la ONU. La situación se mantiene hasta la actualidad, resurgiendo en la agenda de problemáticas actuales con los comicios celebrados este año en Taiwán.

Decíamos que la situación, a grandes rasgos. Permaneció como un conflicto latente durante más de cincuenta años. No obstante, antes de sumergirnos en el presente. Señalaremos tanto los picos de tensión interna como los enroques habidos en la política internacional.

Las presiones sobre Taiwán provenientes del gobierno de Pekín debemos enmarcarlas en la milenaria tradición china de intolerancia hacia las minorías étnicas o hacia las disidencias El caso más representativo es la ocupación del Tíbet que costó la vida de miles de personas así como la huida del Dalai Lama a la India. Respecto de Taiwán, en 1955 y 1957 la República Popular China atacó las costas de la isla en los sucesos conocidos como las Crisis de Quemoy.

Internacionalmente, la guerra fría entre los bloques liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética, obturó la antigua alianza entre la China de Chiang Kai Chek y el grupo de países aliados. Una república comunista jamás se alinearía, en esta situación, con los Estados Unidos (y viceversa), sobre todo si recordamos que la revolución de Mao llevó a un tercio la proporción de la población mundial que vivía bajo alguna variante del comunismo. Por el contrario, los Estados Unidos subvencionaban económica y militarmente al gobierno taiwanés sostenido por Chiang Kai Chek, sistema que transitó el camino en dirección del capitalismo y el desarrollo económico y tecnológico, incluso luego de la muerte del líder en 1975.

China y Taiwán siguieron vías en algunos aspectos concurrentes y en otros, paralelas. La integración (sobre todo con el reformismo chino de fines de los setenta) económica entre ambos aleja la posibilidad de una guerra, sin embargo el equipamiento militar y nuclear de cada uno de ellos impiden apostar a un futuro desprovisto de enfrentamientos.

China y Taiwán hoy

El Kuomintang gobernó Taiwán desde 1949 hasta mayo de este año. Como es observable, el gobierno en manos de este partido trascendió a la persona de Chiang Kai Chek, muerto según lo señalamos, en 1975. El pasado mes de mayo Taiwán inclino la balanza electoral hacia el partido históricamente opositor, el Partido Demócrata Progresista, tributario de la independencia. Los postulados de este partido llevaron a la presidencia a Chen Shui Bian y a Annette Lu a la vicepresidencia. El primero planteó su plataforma en torno a la negociación de la independencia moderando su postura una vez en el poder, en cambio, la vicepresidenta parece ser más consecuente con las premisas originales.

El clima preelectoral fue signado por la amenazante presencia del gobierno de la República Popular China quien, siguiendo de cerca el proceso, pretendía intimidar al electorado agitando el fantasma de la posibilidad de un ataque nuclear. Esta actitud es comprensible si recordamos los principales puntos de la plataforma electoral del Partido Demócrata Progresista: independencia, relación con China ‘de Estado a Estado”, reingreso a la ONU, libre comercio, combate a la corrupción de cuello blanco anclada en la burocracia, sistema democrático, etc.

El flamante presidente taiwanés parece haber adoptado una actitud más prudente una vez en el poder. Sus consignas se limitan a no negociar con China bajo presión y afianzar una democracia soberana, pero las proclamas independentistas han sido dejadas a un lado, al menos por el momento.

En otro orden, es importante señalar el ambiguo rol de los Estados Unidos en el conflicto. Históricamente el problema de Taiwán ha sido el más sobresaliente en las relaciones entre China y Estados Unidos (otros temas son los derechos humanos, los misiles y el comercio). Las previsiones indican que para el año 2020 China se convertiría en primera potencia mundial, de modo que la separación de Taiwán restaría fortaleza e impediría la formación de un polo económico en esta región del planeta, capaz de opacar la hegemonía norteamericana. No obstante, Estados Unidos no puede mostrar abiertamente su simpatía hacia Taiwán, porque se traduciría en un deterioro de sus lazos con China. Además Taiwán posee un capital simbólico valorizado internacionalmente como es su sistema democrático, más aún si lo contraponemos con los sucesos del Tíbet o Tienanmen.

Actualmente, el conflicto parece insoluble Es tan inviable un ataque chino que perjudicaría a ambos como el reconocimiento de los reclamos soberanos de Taiwán por parte del continente. La tensión persistirá dado que los argumentos esgrimidos en uno y otro caso van por líneas paralelas que dificultan el dialogo y la negociación. China continental exhibe sus razones en el Libro Blanco y allí sus derechos residen principalmente en la jurisprudencia: puede admitir “un país, dos sistemas” pero no acepta una relación de igual a igual con quien considera una provincia rebelde.

Taiwán moderó sus pretensiones independentistas respecto de la víspera electoral pero no olvida que es su mayor desafío. El comercio exterior alimenta su economía y no puede permitirse actitudes que perjudiquen su situación internacional. China se acerca cada vez más a un modelo capitalista, disfruta sus ventajas y no parece molestarle tanto este aspecto de su rival, que insiste en haber forjado en este medio siglo una nacionalidad distinta que debería ser reconocida.

Nos encontramos frente a una compleja situación donde lo político, lo económico, lo ideológico, etc., se hallan imbricados y son igualmente ponderables a la hora de efectuar un cuadro de situación. Las diferencias parecen insalvables, pero en este momento parece imposible aproximarse a un pronóstico de resultados.

Relaciones entre la República de China (Taiwán) con la República Bolivariana de Venezuela.

Las relaciones entre la República de China y la República de Venezuela comenzaron en agosto de 1944 cuando se estableció la Oficina del Ministro Consejero en Caracas. El 1 de julio de 1966 la Oficina fue promocionada al rango de Embajada.

En septiembre de 1949, el encargado de la Oficina del Ministro Consejero de Venezuela acreditado ante el gobierno de la República de China, señor José Manuel Ferrer, se trasladó junto con el gobierno a Taiwán. En 1957, el señor Arturo Larez fue nombrado encargado de la Oficina del Ministro Consejero acreditado en Taipéi. En febrero de 1966, el señor José Gil Borges fue nombrado embajador de Venezuela en la República de China, primero en ocupar dicho cargo.

El 28 de junio de 1974 cuando el gobierno de Venezuela reconoció a la China continental, la República de China anunció el día siguiente, el rompimiento de los lazos diplomáticos, cerrando la embajada para establecer en su lugar la Oficina Comercial de Taiwán la cual en enero de 1992 cambió su nombre oficial al de Oficina Económica y Cultural de Taipéi.

En octubre de 1986 el gobierno de Venezuela autorizó la entrada al país de los ciudadanos de la República de China en Taiwán con visa de turista bajo la forma de Tarjeta de Turismo (DEX-2) de 60 días.

Diversas actividades culturales han sido organizadas por esta oficina entre las cuales se encuentran exposiciones de trajes típicos, posters, grabados de año nuevo y fotos en las galerías de las estaciones del Metro de Caracas. Origami y recorte de papel en el Museo de los Niños y todos los años, durante el mes de octubre, la muestra "Cine de Taiwán" en la sala de la Cinemateca Nacional. Músicos y grupos folklóricos también han sido presentados en el Teatro Teresa Carreño y en la Casa Rómulo Gallegos.

En 1999, las exportaciones de Taiwán se ubicaron en US$89.11 millones en partes y accesorios para vehículos automotores, partes y accesorios para bicicletas, equipos de computación, artículos del hogar, maquinarias y textiles.

Por su parte, las exportaciones de Venezuela a Taiwán se situaron en US$7.62 millones. La oferta venezolana incluye derivados de petróleo, acero, aleaciones de hierro, productos de aluminio, productos químicos y PVC.

Para finales de ese año el intercambio comercial entre ambos países llegó a US$96.73 millones de dólares americanos.

Con respecto a CETRA, organismo encargado de la promoción y comercialización de los productos de Taiwán, todos los años organiza la visita a Venezuela de una numerosa delegación de empresarios y comerciantes taiwaneses interesados en invertir en el mercado venezolano.

La comunidad china en Venezuela suma más de 40.000 personas, de las cuales la mayoría es de origen cantonés (China continental) que se han radicado en Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Maracay, Ciudad Bolívar y Puerto la Cruz. Esta nueva generación ha logrado el éxito como profesionales en las áreas de la arquitectura, leyes, medicina, contabilidad y funcionarios gubernamentales de nivel medio.

Por su parte, con la República Popular de China;

China y Venezuela establecieron relaciones diplomáticas el día 28 de junio del año 1974, después de que los dos Gobiernos habían acordado un arreglo del problema de Taiwán. Los sucesivos Gobiernos de Venezuela han mantenido la posición explícita y consecuente de una sola China, reconociendo que Taiwán es parte inalienable de China, y apoyan la aspiración del pueblo chino por lograr la reunificación de la Patria.

A lo largo de los 32 años a partir de entonces, los lazos bilaterales han obtenido un feliz desenvolvimiento en múltiples áreas, gracias a los esfuerzos mancomunados de los Gobiernos y las personalidades de diversos sectores sociales de las dos naciones. Sobre todo, en el último lustro, las relaciones chino-venezolanas han sido definidas y consolidadas como una Asociación Estratégica por el Desarrollo Conjunto, lo que ha permitido un conocimiento mutuo y una cooperación bilateral en mayor dimensión y profundidad. Se creó la Comisión Mixta de Alto Nivel entre ambos Gobiernos, mecanismo de máxima autoridad en la planificación y ejecución de la cooperación y se han firmado decenas de acuerdos y numerosos proyectos, los cuales se están llevando a cabo a pasos seguros.

Las frecuentes visitas de Altas Autoridades de los diversos Poderes Públicos de ambos países han sido propulsor de la dinámica de las relaciones bilaterales. Los Jefes de Estado de Venezuela realizaron 5 visitas oficiales a China en los años 1981, 1999, 2001, 2004 y 2006 respectivamente. Por su lado, el Presidente y el Vicepresidente de la República Popular China hicieron sus respectivas visitas a Venezuela en el año 2001 y 2005. Dos Primeros Ministros y un Vice-Primer Ministro de China visitaron Venezuela en 1985, 1996 y 1998. Los Ministerios de ambos Gobiernos comparten una fluida comunicación y colaboración en las materias concernientes. Las Autoridades del Poder Legislativo venezolano y de la Asamblea Popular Nacional de China se reunieron en unas 10 oportunidades durante las visitas recíprocas. El Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General y la Contraloría General de la República Bolivariana de Venezuela tienen ya establecidos lazos de cooperación con las instituciones homólogas chinas en sus respectivas áreas pertinentes.

El Partido Comunista de China mantiene frecuentes y estrechos lazos con los diversos partidos políticos de Venezuela. Atendió a las respectivas visitas de los partidos MAS, AD, COPEI y MVR y envió delegaciones a visitar Venezuela en múltiples ocasiones.

Se han intensificado los intercambios de carácter cultural, educativo, científico-tecnológico, etc... Se organizaron variadas exposiciones y funciones culturales y se visitaron numerosos artistas, deportistas, periodistas y académicos de ambos países. A través de un intercambio oficial, 4 alumnos chinos estudiaron en Venezuela y decenas de jóvenes venezolanos han sido becarios en las universidades chinas. Se percibe cada día un creciente interés y entusiasmo en la sociedad venezolana por conocer la milenaria cultura y la actualidad de China.

Se ha registrado un notable incremento en el comercio bilateral, cuyo volumen anual ascendió de los 1,4 millones de dólares americanos en el año 1974 a los 2.141,8 millones de dólares en 2005, entre los cuales, la exportación china hacia Venezuela fue de 907,8 millones de dólares y la de Venezuela hacia China, 1.234 millones de dólares. Desde los años 90, la cooperación económica y tecnológica bilateral viene cobrando mayor ímpetu, principalmente en las áreas energética y minera, agrícola, infraestructura, alta tecnología, etc... Venezuela, siendo el primer país destino de las inversiones chinas en Latinoamérica y el Caribe, ha recibido hasta la fecha aproximadamente 2 mil millones de dólares de capitales chinos.

Asimismo, China y Venezuela se comprenden y mantienen una feliz cooperación en el ámbito internacional. Abogan conjuntamente por la paz mundial y un nuevo orden político y económico más justo y equitativo. Se apoyan mutuamente en la salvaguardia de la soberanía y los intereses de los países en vías de desarrollo.

Los vínculos amistosos chino-venezolanos constituyen una especie de relaciones entre Estado y Estado, las cuales están basadas en los principios de respeto mutuo, igualdad y beneficio recíproco con miras hacia el futuro y corresponden a los intereses fundamentales de ambos países y pueblos.



José Rafael Otazo M; PhD.
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Profesor Universitario.
Miembro de Número de la Academia de la Lengua del Estado Carabobo.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Miembro de la Red Profesional del Instituto Panamericano de Geografía e Historia - O.E.A.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.




Bibliografía
“Problemas entre China y Taiwán” en Diario de Pueblo en línea, pág. Web.
“Se tensan relaciones entre Estados Unidos y China”, en Tercer Mundo Económico. pág. Web.
Bianco, L. Asia contemporánea, Historia Universal Siglo XXI, vol. 33, Siglo XXI Editores, México, 1987.
Comunicados de Prensa sobre China y Taiwán. pág. Web
Donángelo. K. “China, un gigante que despierta”, en pág. Web. Sitio al margen
Entrevista a Francisco Ou, “Queda mucho espacio para intensificar las relaciones entre España y Taiwán”. En www.asiared.com, Barcelona 2000.
Godement, F. “Desafío taiwanés para los dirigentes de Pekín” en Le Monde Diplomatique, 26 de abril de 2000.
Ríos, X. “China y Taiwán”, en Política Exterior. N°68, 1999.
http://ve.chineseembassy.org/esp/zwgx/t272156.htm
http://www.roc-taiwan.org.ve/
http://www.nodo50.org/observatorio/




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