Por Ricardo Fernández
"En las actas y trazados masónicos es habitual encontrarse con la referencia asociada a la fecha de la coletilla “Era Vulgar” si se menciona el año en curso, según la datación hoy internacionalmente aceptada, o la de “Era Verdadera” si se da como fecha el año en curso añadiéndole 4000 años más".
Pero ¿de dónde viene este peculiar método de datación y denominación en la masonería?
Veámoslo: el interés por conocer la edad de la Tierra y que este dato
fuese congruente con una cierta interpretación de la Biblia ha sido una
preocupación de las religiones monoteístas en su búsqueda de
credibilidad externa.
Uno de los primeros en establecer una
cronología basada en la Biblia fue el benedictino Beda “El Venerable” en
el siglo VI, que concluyó que la Tierra se había creado el 3952 a. C.
Otros, como el francés Joseph Justus Scaliger, en el XVI, o John
Lightfoot, que publicó una cronología similar en 1642 habían llegado a
similares conclusiones: el mundo se creó el 3949 a. C o comenzó el
atardecer del equinoccio de otoño, pero en el año 3929 a. C.; según uno u
otro autor. Entre Beda, Scaliger y Lightfoot la diferencia era de 23
años arriba o abajo.
Pero el que lo clavó fue el arzobispo
irlandés de Armagh James Ussher en 1650, en que publicó su Annales
veteris testamenti, a prima mundi origine deducti (Anales del Viejo
Testamento, derivados de los primeros orígenes del mundo), donde
revisando las genealogías de los personajes bíblicos y los datos
conocidos en la época de la historia romana y de las civilizaciones del
Oriente Medio llegaba hasta el momento de la creación. Ussher afirmaba
que nuestro planeta se creó en el año 4004 a. C., un 23 de octubre al
mediodía. Domingo para más señas.
Así se cerraba una polémica que tanto
cristianos como judíos y musulmanes habían mantenido durante siglos. Sin
embargo, este trabajo, a pesar de su exactitud, apenas si tuvo
trascendencia más allá del mundo del protestantismo cristiano. En el
católico pasó sin pena ni gloria. La publicación de Ussher llegó en el
momento en el que “el siglo de las luces” arrancaba. Ya estaba en marcha
la revolución industrial e intelectual que supuso la aparición del
motor de vapor, de la lanzadera en los telares, del uso masivo del
carbón y de la nueva situación política y militar que surgió en Europa tras la paz de Westfalia, en 1648, poniendo fin a las guerras de religión entre católicos y protestantes.
En ese ambiente nació la masonería, que
estando integrada por una buena cantidad de clérigos protestantes, y
teniendo la referencia de uno de ellos como voz autorizada para
establecer la edad del mundo y queriendo dotar a la naciente asociación
de un pasado sólido, adoptaron sin más la referencia del obispo Ussher
para datar sus escritos.
Hoy, la importancia de Ussher, aparte de
esa referencia en algunos de nuestros trazados no tiene relevancia,
excepto en algunas asociaciones protestantes, como por ejemplo en la
Gideon Society, que tiene como una de sus actividades dejar una Biblia
en las habitaciones de los hoteles de América y Europa, y en la que se
usa esa datación como criterio cierto del origen del universo. También
encontramos esta cronología ussheriana en una parte importante de las
ideas de los creacionistas, especialmente en Estados Unidos.
Fuente: http://www.diariomasonico.com/opinion/era-vulgar-y-era-verdadera
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