Ponencia presentada por Wilfredo Bolívar,
Cronista de Araure y Presidente de la Asociación Nacional de Cronistas
Oficiales de Venezuela (ANCOV) en el Seminario-Foro "Archiveros y
Cronistas en el Quehacer Histórico Regional"
Etimología y oficio
Cronista, según el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (1970, p. 380), en una
primera acepción etimológica es todo "autor de una crónica o el que tiene
por oficio escribirlas"; y en una segunda: "empleo de cronista".
En el mismo orden literal, crónica, del griego cronos (tiempo)
alude a los "libros en que se refieren los sucesos por orden del
tiempo" o "historia en que se observa el orden de los tiempos".
Atenidos al concepto meramente
etimológico, la Academia solo parece reducir la labor del cronista al oficio de
escribir crónicas, es decir relatar en orden cronológico los sucesos y
menudencias de carácter histórico. Es obvio que la Real Academia hable del
cronista como empleo del que relata, porque ello retrotrae al
carácter y oficio de relator o registrador de sucesos que en tiempos de la
conquista y colonización española tuvo en América el encargado por la corona
para registrar los acontecimientos desconocidos para el Viejo Mundo. La
descripción en dibujos y palabras, de los acontecimientos relevantes o no de la
ocupación territorial de un nuevo continente, hasta de las cosas más menudas,
marcó sin duda el rango de registrador que tuvo en sus orígenes la misión de
los famosos Cronistas de Indias, es decir aquellos empleados del rey que
trasladaron, de uno a otro continente, lo nuevo de un mundo desconocido -y en
igual medida- lo desconocido de un mundo por conocer.
El
"Cronista Oficial"
Según el investigador español Manuel
Jofef de Ayala ("Los Cronistas de Indias", Cuadernos ANCOV, N° 1, p.
6) el antecedente más antiguo que se conoce como la ocupación del cargo de
Cronista como oficio, reside en la petición que el 18 de agosto de 1532,
Gonzalo Fernández de Oviedo hizo al Consejo de Indias para que se le concediese
una ayuda económica para recopilar "colecciones y materiales" para
ser publicadas al servicio de la crónica del Nuevo Mundo. Así se convirtió
Fernández de Oviedo en el "primer cronista oficial de Indias";
honrado en 1533 por Carlos V como "Cronista Mayor de las Indias".
Posteriormente y en orden sucesivo
continuaron en la misión de Fernández de Oviedo los primeros Cronistas de
Indias: Juan Cristóbal Calvete de la Estrada, Juan López de Velasco, Antonio
Herrera, Luis Tribaldos de Toledo, Tomás Tamayo de Vargas, Gil González Dávila,
Antonio de León Pinelo, Antonio de Solis, Pedro Fernández de Pulgar y Miguel
Herrera de Espeleta. Los estudios históricos han demostrado el aporte de los
Cronistas de Indias para la comprensión -aún hoy en día aparentemente lejano de
legajos y pergaminos- de lo que todavía seguimos indagando en base al origen de
lo que somos como sociedad.
Este carácter oficial del Cronista como
"empleo", más que como oficio, dejaría en evidencia, por lo menos en
Venezuela, la pertinencia, la necesidad y utilidad que en el tiempo adquirió
para el Gobierno Municipal la designación de una especie de historiador local
que registrase la pequeña historia de la localidad. Fue entonces la
Municipalidad de Caracas, el 15 de enero de 1945, la primera corporación del
siglo XX en nombrar por Ordenanza a Enrique Bernardo Núñez como el primer
"Cronista Oficial de Ciudad". El desaparecido autor de
"Cubagua" y "La Ciudad de los Techos Rojos" nació en
Valencia el 20 de mayo de 1895 y murió en Caracas el 1 de octubre de 1964, y en
honor a su fecha de nacimiento se celebra en Venezuela el "Día del
Cronista".
El ejemplo de este nombramiento lo
seguirían las municipalidades de Mérida, San Cristóbal, Valera, Boconó,
Trujillo, Maracay, Puerto Cabello, Barquisimeto, Cumaná, Porlamar, San Felipe,
Churugurara, San Carlos, Valencia, Maracaibo, Barcelona, Barinas, Petare y
Araure. Los cronistas de cada una de estas ciudades, por iniciativa del
desaparecido Cronista de Valencia, don Alfonso Marín, se reunieron en esta
ciudad entre el 23 y el 25 de marzo de 1968, en la "I Convención de
Cronistas", evento que dio origen a la Asociación Nacional de Cronistas
Oficiales de Ciudades de Venezuela, la cual dictó la llamada "Carta de
Valencia".
La "Carta de Valencia", especie
de decálogo de principios, marca con extraordinaria vigencia la misión y bases
doctrinales del oficio del Cronista dentro la estructura del Gobierno Municipal
en Venezuela. Veinte años después, en 1985, la Ley Orgánica de Régimen
Municipal (LORM) sancionó por vez primera en la jurisprudencia nacional la obligatoriedad
de que cada municipalidad nombrase un Cronista. El artículo 187 de la vigente
ley así lo señala: "En cada municipio habrá un cronista, cuyas
funciones y requisitos de idoneidad para el ejercicio del cargo se establecerán
en la Ordenanza".
De Cronista de
Ciudad a Cronista Municipal
El establecimiento de la figura del
Cronista en la jurisprudencia venezolana, de alguna manera marcó un cambio en
el enfoque de la labor que antes venía desempeñando. De "Cronista Oficial
de Ciudad" el historiador local se convirtió en historiador de un
municipio, ampliando de alguna manera su radio de acción, y creando, de alguna
manera determinadas limitaciones si el ente municipal no asumiese que el éxito
de su labor depende en gran medida en las condiciones más favorables a su
condición de historiador municipal.
Todavía son muchas las municipalidades
que no han dado cumplimiento al artículo 187 de la LORM, nombrando sus
cronistas respectivos. En otros casos algunas corporaciones han mal entendido
su misión, considerándolo cargo honorífico, con escasos sueldos, o en el
peor de los casos con aportes que no dignifican su labor dentro de la
estructura municipal.
Por otro lado, la conversión por ley del
Cronista de Ciudad en Cronista Municipal ha cambiado la dinámica de su propia
misión. Siendo la función del cronista la de investigador y divulgador de la
micro historia o historia municipal, el Cronista Municipal ha tenido que
ampliar el horizonte y ámbito de sus operaciones. En este sentido, los nuevos
estatutos de la Asociación Nacional de Cronistas han permitido, con modelos
exitosos en algunas regiones de Venezuela la creación de "Cronistas
Parroquiales", quienes han fortalecido la labor del cronista al
convertirse en equipos multidisciplinarios que aborden, ya no la sola historia
de la ciudad sino de todo un municipio.
El Cronista Oficial del Municipio, ya no
se limita solo al mero hecho investigativo documental, hemerográfico y de la
tradición oral sino que, se ha visto obligado a convertirse en una especie de
asesor municipal en materias que antes no parecían de su competencia, tales
como planeamiento urbano, aspectos catastrales, medio ambiente, patrimonio
cultural, asesor jurídico ante los departamentos de sindicatura municipal,
oficinas de proyectos y otras instancias del gobierno municipal donde el
conocimiento del pasado de la urbe es necesario para la Planificación del
Municipio.
Desafortunadamente, son muchas las
Corporaciones Edilicias y Alcaldías Municipales, que no han correspondido en
igual medida, con esta ampliación de funciones de los Cronistas.
Dentro de la estructura del Gobierno
Municipal el Cronista Municipal debe ser considerado con rango de dirección,
contar con un presupuesto digno a su misión multidisciplinaria, disponer de
recursos humanos y financieros para desempeñar sus funciones, espacio físico y
asignación de personal ligado a su papel dentro de la vida municipal
(asistentes de investigación, fotógrafos, archivistas, referencistas
bibliográficos) y personal preparado en la conservación de materiales ligados a
la reconstrucción de la historia municipal (hemerografía, archivos verticales
con temas de interés local, grabaciones magnetofónicas de testimonios orales y
de valor patrimonial y tradicional, videos y sistemas modernos) que le permita
acceder y hacer que los ciudadanos convertidos en usuarios de sus resultados
tengan igual acceso a la abundante información que de manera instantánea se
produce en un mundo de comunicación cambiante. Dicho en otras palabras, la
propia dinámica de la labor del cronista en Venezuela, ha dejado de convertirlo
en el "hombre que contaba historias", para transformarlo en un
"profesional de la reconstrucción histórica" en beneficio del destino
de la ciudad y el municipio valiéndose de su conocimiento del pasado de la urbe
y de sus hombres.
Perfil del
Cronista
Según la ley, la designación del cronista
debe estar establecida en la ordenanza. Y es natural que así suceda, puesto que
cada municipio posee sus propias realidades, las cuales condicionan o califican
el perfil de los cronistas en los diferentes municipios de Venezuela.
De esta disparidad de realidades en las
entidades municipales, deviene el perfil del cronista para cada comunidad. Ello
explica el requisito de que para ser un cronista, el mismo no deba corresponder
exclusivamente a parámetros de formación académica.
Es necesario que cada municipio nombre a
su cronista por concurso de credenciales acordes a las realidades de cada
municipalidad. Por ello debe quedar claro que el cronista, no necesariamente
tenga que ser un historiador egresado con rangos académicos, lo que no
significa igualmente que capacitados historiadores no hayan actuado como
excelentes cronistas municipales.
Más que un profesional de la historia,
los municipios necesitan hombres que tengan interés por la elaboración de la
historia de sus pueblos. La experiencia ha demostrado que ser cronista exige,
más que una gran "preparación", una inmensa "devoción" por
la investigación, divulgación y defensa de la pequeña historia, el patrimonio,
la ciudad y el municipio. De allí que los cronistas estén obligados a escribir
y defender la historia del municipio (la pequeña historia), y no diluir su
labor en repetir los vínculos de sus comunidades con la historiografía oficial
(la gran historia). El cronista no debe perder su objetivo de escribir la
historia local, más aún la historia municipal.
Lo anteriormente dicho explica la
multiplicidad y variedad del perfil del cronista en Venezuela. En la
actualidad, en una membresía que alcanza aproximadamente unos 250 cronistas en
todo el país, los existe carpinteros, barberos, maestros jubilados, artistas
plásticos, autodidactas de la historia, archiveros; así como egresados de las
escuelas de historia, doctores en historia, antropólogos, magister y
calificados profesionales ligados a las competencias del cronista. Lo que debe
quedar claro es que los cronistas no están obligados a ser historiadores
propiamente dichos, sino historiógrafos o relatores y registradores del
presente, es decir, no perder la esencia de su misión la cual consiste en
escribir la verdadera crónica de los hechos del presente. Es necesario recalcar
esta afirmación, puesto que suele desdeñarse a veces el carácter autodidacta de
muchos cronistas, por el simple hecho de no ser un egresado universitario.
Contrario a lo que pudiera creerse, para
ser cronista, la experiencia ha demostrado que es más valida la devoción
que la erudición, en defensa de los pueblos, ciudades y municipios.
Los retos de un
nuevo Cronista
No obstante las anteriores
consideraciones, entendiendo el nuevo papel del Cronista dentro de la
estructura municipal, en los últimos diez años la Asociación Nacional de
Cronistas Oficiales de Venezuela (ANCOV) ha emprendido algunas acciones
tendentes a la modernización y actualización de la misión y funciones del
Cronista. Entre las más importantes destacan:
1.- Publicación del "Libro de
los Cronistas de Venezuela", contentivo de la verdadera historia de los
municipios, partiendo de un enfoque menos piramidal, es decir la historia
contada desde un enfoque particular, enmarcando la micro-historia de la ciudad
y el municipio, en confrontación con el enfoque tradicional de la historia
oficial. Se ha publicado un primer tomo, y se prepara la publicación de un
segundo para completar los 333 municipios de Venezuela.
2.- Creación de la colección
"Cuadernos de los Cronistas de Venezuela", en un intento por
recopilar materiales ligados a la propia competencia del oficio, para su mejor
conocimiento y desempeño de sus funciones. Se han publicado dos números:
"Los Cronistas de Indias" y el "Régimen Legal del Cronista.
3.- Firma de convenios
inter-institucionales con organismos ligados al interés de comunes
competencias. Entre los tres más importantes destacan los suscritos con la
Federación de Ateneos de Venezuela, FUNDACOMUN para la elaboración de modelos
de "Ordenanzas de Cronistas Municipales", y firma de convenios con el
Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) para el fortalecimiento de una red
nacional "ad honorem" en defensa del patrimonio cultural tangible e
intangible del país.
4.- Creación, elaboración y diseño, por
convenio con la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), núcleo
Carabobo, de un "Curso de Actualización del Cronista". Este curso de
extensión, con créditos universitarios aborda materias como paleografía,
heráldica, técnicas de investigación, archivo, patrimonio cultural, legislación
cultural, dinámicas de grupo, medio ambiente y nuevas tendencias en tecnología
informática.
5.- Introducción ante la Asamblea
Nacional de una propuesta de actualización de la figura del Cronista en el
marco de la nueva Ley Orgánica de Régimen Municipal, que dignifique y valorice
en su justa medida como funcionario público, la utilidad del Cronista Municipal
para el éxito de la gestión de los gobiernos locales.
Misión y Visión:
Permanencia en el tiempo
La validación ante la jurisprudencia
venezolana de la figura del "Cronista Oficial" después del
nombramiento de Enrique Bernardo Núñez en 1945, ha demostrado por más de medio
siglo la utilidad del cronista para la estructura y el mejor funcionamiento del
gobierno municipal.
La planificación de la ciudad y el
municipio no se puede entender, sin la participación y el concurso del
Cronista. El Cronista ha dejado de ser un "contador de historias"
para convertirse en un "actor" del destino y futuro de su propio
municipio. Modelos exitosos en algunas municipalidades del país, han demostrado
que el Cronista puede ser sin duda y ha venido siendo un asesor permanente de
las diferentes dependencias y departamento del gobierno municipal. ¿Quién mejor
que el Cronista para conocer de tradición documental en los departamentos de
Sindicatura y Catastro?, ¿Quién para asesorar en políticas de conservación
arquitectónica de bines inmuebles de interés patrimonial?, ¿Quién para generar
y propiciar políticas ligadas a la concientización sobre medio ambiente y
conservación de monumentos naturales?.
Lejos de la concepción meramente
etimológica, el cronista ya no solo escribe la crónica sino que se convierte en
protagonista de la propia historia que habrá de escribir. El cronista anuncia y
denuncia, recopila y compila, describe los hechos consumados y previene
entuertos en el destino de los hombres y la comunidad a la que pertenece.
De esta magnitud de funciones deriva la
tradición del considerar al cronista con carácter vitalicio, catalogación
que entraría en riña con el derecho de jubilación que como funcionario público
merece el cronista, después de haber dado toda una vida a un pueblo, ciudad o
municipio. Más ajustado al beneficio de las municipalidades, el concepto de
"vitalicio" ha venido transformándose por el de un cargo de carácter
"permanente". ¿Por qué?. Porque la función y misión del cronista, por
su carácter de investigador de una secuencias de sucesos históricos y presentes
se circunscribe a una labor de continuidad en el tiempo. De ello deriva en la
anomalía en la que la que han incurrido algunas y muy escasas municipalidades
al destituir al cronista. El cargo de un Cronista no es, no debe ser, un
"cargo de confianza" de una administración en particular, que pueda
ser removido cada tres años. Por el contrario, el cargo de cronista debe ser un
cargo que merezca la confianza y permanencia en el tiempo de la ciudad y los
ciudadanos a quienes se debe. La inamovilidad de un cronista solo podría
justificarse al incumplimiento o faltas a su misión como
"historiador" de su entidad. No conviene, por tanto, que los
cronistas sean destituidos, porque ello rompería con su labor de seguimiento y
pesquisa de la investigación de la historia municipal, tarea no menos ardua
para un solo hombre en un país con antecedentes antropológicos que alcanzan los
16.000 años.
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