Lograda la liberación del Perú con la magistral Batalla de
Ayacucho, “Cumbre de la gloria americana”,
realizada el 9 de diciembre de 1824, el general de división Antonio José de Sucre
se dirige a Cuzco antigua capital del imperio Inca, adonde llega el 29 de ese
mes; es recibido con grandes
aclamaciones. El hijo de Cumaná de apenas veintinueve años lee su Proclama:
¡Cuzqueños! El Libertador de Colombia os envía la paz y la redención...
Dejasteis eternamente de ser españoles: sois peruanos; sois libres. En adelante
los destinos de la República dependerán de vuestras virtudes y patriotismo.
Uno de los primeros actos del Prefecto de la ciudad realizado
en acto solemne, fue obsequiar al general vencedor de Ayacucho el Real Pendón
de la conquista, gallardete o gonfalón con el escudo de armas de Carlos V de
España otorgado al conquistador Francisco Pizarro González en Toledo el 13 de
noviembre de 1529; el estandarte fue bautizado en diciembre de 1530 en Panamá
la Vieja; En 1533 Pizarro llegaba al Cuzco capital del imperio de los Incas
portando su estandarte, conservado en el
Altar Mayor de la iglesia de Santo Domingo desde 1534, construida sobre el
Templo indígena del Sol., luego el 23
de Marzo de 1534, la funda con el título La
Muy Noble y Gran Ciudad de Cuzco.
Esta ciudad aportó a la independencia del Perú, hechos trascendentales
de movimientos precursores, tales como: la rebelión de José Gabriel
Condorcanqui, Túpac Amaru II, en 1779, contra los abusos de las autoridades; en
1814 la rebelión encabezada por Mateo Pumacahua. Estos dos movimientos son los
más significativos; hubo otros esfuerzos emancipadores, como las conspiraciones
de Aguilar y Ubalde en 1805 y la de los hermanos Angulo en 1813. El 29 de
diciembre de 1824, Sucre le envía
correspondencia al Secretario de Guerra de Colombia, remitiéndole las banderas
de cinco veteranos regimientos de los vencidos en Ayacucho. En carta al
Libertador que se encontraba en Lima, le informa en relación al pendón de
Pizarro:
“Como trofeo que corresponde al guerrero que indicó al ejército el camino de la gloria y el de la
libertad del Perú; son una porción de tiras desechas; pero tiene el mérito de
ser la conquistadora de Perú".
Bolívar decide donarlo a la municipalidad de Caracas, lo
envía primero a Bogotá, para ese entonces capital de la Gran Colombia.
Soublette remite el 9
de enero de 1826 a la municipalidad de Cumaná, ciudad natal del egregio héroe
de Ayacucho, una de las banderas enviadas por Sucre, y el pendón de Pizarro a
la municipalidad de Caracas. Al llegar en febrero, el pendón no tenía completa
sino una de las caras del escudo, estando la otra forrada de raso blanco muy
deteriorado. Faltaban uno de los castillos, la coronilla de una de las cabezas
de águila y algunos pequeños fragmentos; esto motivó colocarle un campo nuevo
de damasco encarnado, sobre el cual quedasen fijos los dos arabescos.
Así permaneció guardada esta reliquia histórica muchos años,
hasta que se resolvió colocarla en un cuadro. La municipalidad de Caracas
decide exhibirlo por primera vez, en abril de 1826, en conmemoración de los acontecimientos
del 19 de abril de 1810. El día 5 de Julio de 1841 fue sacado en la procesión cívica que se
realizó ese día. En 1842 en ocasión de
la llegada a Caracas de los restos mortales de Bolívar, fue nuevamente sacado
el estandarte, y colocado sobre la urna que contenía las cenizas del glorioso
caraqueño; desde entonces ha sido sacado pocas veces del sitio que ocupa. Durante
la Exposición Universal de Chicago inaugurada el 5 de julio de 1893, por
disposición del presidente Joaquín Crespo, se exhibieron:
la Espada de El Libertador, elaborada en oro,
con incrustaciones de diamantes y esmeraldas, regalo de la Municipalidad de
Lima en 1824; el Medallón de Washington, regalo personal de la familia del
héroe estadounidense, la condecoración Sol del Perú, dada por el General San
Martín al Libertador en Guayaquil y el histórico Pendón de Pizarro. Una réplica del Pendón del conquistador Pizarro, fue elaborada por la
Real Fábrica de Tapices de Madrid en octubre de 1981.
Historia y Tradición, por el QH.°. Gral. Eumenes Fuguet Borregales
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