En cada espacio del tiempo histórico venezolano, iniciado con el descubrimiento de nuestra patria, en 1498, y en diferentes épocas, la mujer venezolana se ha caracterizado por su activa, abnegada y valerosa participación, coadyuvando con su solidaridad a lograr los nobles objetivos de la emancipación. En momentos de plena dificultad, numerosas paisanas brindaron guarda y cobija a los combatientes de luchas e ideas, que, por ser fieles a causas justas, eran perseguidos sin tregua; otras sirvieron de mensajeras, transitando sitios inhóspitos y vigilados por fuerzas enemigas; unas atendían a los heridos en pleno campo de batalla. Quienes conocían de manualidades, contribuían con la costura de ropas y uniformes, unas preparaban comida; quienes demostraban guáramo, tomaban un arma y peleaban en primera fila, hombro a hombro, con los soldados de la patria, regando con su sangre no perdida los caminos de la redención; muchas avanzaban como troperas en la retaguardia para realizar funciones logísticas. La historia y tradición recoge la información de tantas compatriotas de todas las clases sociales y de todas las regiones, quienes, como madres, esposas o amantes, dejaron honda huella de sacrificio y pasión por la libertad, con sentido de patria en sus ideales.
La Princesa Judibana. Primera heroína venezolana. Hija del
cacique Manaure, vivía en Paraguaná, casada con el cacique Hurehurebo; ellos,
defendiendo sus tierras, fueron atacados y heridos salvajemente por los
conquistadores. Judibana perdió una pierna y ambos fueron trasladados en
calidad de esclavos hasta la isla de Santo Domingo; la efectiva y bondadosa
acción de Juan de Ampíes permitió la liberación y regreso al terruño de estos
aborígenes, donde fueron bautizados y casados por la Iglesia con los nombres de
Fernán y Juana; sería uno de los primeros matrimonios realizados en Venezuela.
Josefa Joaquina Sánchez. Esposa del protomártir José María España,
a quien ayudó en su afán emancipador junto a Manuel Gual. Doña Josefa, conocida
como "La Bordadora",
confeccionó la bandera emancipadora de Gual y España. Al ser develado el
movimiento, Josefa fue encarcelada durante ocho años, los cuales pasó con
dignidad. Sus hijos, los cadetes José María y Prudencio, enarbolaron el 14 de
julio de 1811 la bandera tricolor recién diseñada por el precursor Francisco
Miranda, en la Plaza Mayor de Caracas, sitio donde fue ajusticiado su padre 11
años atrás, no sin antes decir: “No
pasará mucho tiempo sin que mis cenizas sean honradas”
María Isabel Gómez. Curazoleña, madre del general Manuel
Piar; trabajaba en La Guaira como comadrona; muy amiga de doña Josefa Joaquina
Sánchez, participó en el movimiento de Gual y España en 1799. Ella los alertó
sobre la orden de detención; por tal motivo, fue encarcelada en La Guaira y
desterrada hacia Curazao. Gual y España se alojaron en su casa de Curazao. Su
hijo, el general en jefe Manuel Piar, fue el libertador de Guayana en 1817.
María del Carmen Ramírez de
Briceño. Digna tachirense,
vivía entre San Cristóbal y Cúcuta; su esposo tenía varias propiedades que
fueron confiscadas. María es de las primeras en informar a los vecinos de ambas
ciudades el movimiento del 19 de abril de 1810. En 1819 es hecha prisionera y
enviada a Bailadores; el Libertador, al conocer la noticia, movilizó un
batallón para rescatarla. Las casas de doña María sirvieron de alojamiento a
Bolívar, y en Cúcuta sirvió de hospedaje donde murió en 1821 el distinguido
doctor Juan Germán Roscio; en otra realizaron reuniones del soberano Congreso,
reunido en esa ciudad fronteriza por órdenes del Libertador.
Batallón de Mujeres de San
Carlos. El 25 de abril de
1812 lucharon las mujeres de todas las clases sociales de San Carlos utilizando
palos, machetes, sables y algunas armas, al mando del comandante Miguel
Carabaño, contra las huestes de Domingo Monteverde; los republicanos perdieron
por la deserción de un escuadrón de caballería, cuando Monteverde se retiraba.
El Libertador desde su cuartel general de Trujillo, el 22 de junio de 1813,
exalta la valentía de estas mujeres heroicas de San Carlos, quienes lucharon
con valor y sacrificio.
María Concepción Perera. Valerosa representante de la estirpe
caroreña, con entusiasmo y patriotismo motivó a los jóvenes a incorporarse a la
Campaña Admirable del Libertador; la historia recoge con orgullo su famosa
arenga: "Cuando la patria perece, vacilar es traicionarla".
Juana Ramírez, "La
Avanzadora". Fiel
representante de la mujer maturinesa, se destacó organizando grupos de mujeres
que lucharon a las órdenes de Manuel Piar y de José Francisco Bermúdez durante
los años 1813 y 1814. El cognomento de "Avanzadora" se lo gana por su
decidido arrojo en avanzar siempre adelante; Juana combatía en la primera fila
con un valor espartano increíble, el cual era ejemplo para los civiles y
militares que defendían Maturín contra los desmanes de las fuerzas realistas.
Una vez tomada la ciudad por los realistas, esta insigne mujer se moviliza a
los montes con otras mujeres para realizar acciones guerrilleras, con el fin de
combatir y desmoralizar a las fuerzas realistas.
"Batería de
Mujeres". Grupo
organizado en Maturín, en marzo de 1814, por mujeres de todas las clases
sociales a las órdenes de Manuel Piar, para defender la ciudad contra las
fuerzas del jefe realista Domingo Monteverde. Ese grupo femenino se caracterizó
por su patriotismo y sacrificio en aras de la redención. Esta valerosa
"Batería de Mujeres" se inmortalizó en el combate del Alto de los
Godos en Maturín, el 25 de mayo de 1814.
Bárbara de La Torre. Trujillana incorporada a la lucha
emancipadora en la región andina, cumplía funciones de mensajera y actividades
de inteligencia, destacándose como excelente amazona. Al ser capturada y
sentenciada a muerte en 1814, su padre prefirió, en actitud de valentía, el
sacrificio de su vida para poder salvar la de su joven hija.
Leonor Guerra. Cumanesa de gran temple, quien se afilió
con entusiasmo al movimiento revolucionario del 19 de Abril. En 1816 fue
apresada por su activa participación como mensajera y conocedora de las
personas comprometidas con la; mientras la llevaban por las calles de Cumaná
recibió 200 azotes, para que delatara a sus compañeros de lucha, pero esta
heroína, sin inmutarse, contestaba: ¡Viva
la patria, mueran los tiranos! .Esta heroica mujer murió a los pocos días
al negarse a recibir alimentos, entregando su preciosa vida por un ideal.
Eulalia Ramos de Chamberlain. Mejor conocida como Eulalia Buroz,
Valerosa joven, natural de Tacarigua de Mamporal, en 1813 se involucra en las
actividades emancipadoras; es salvada de ser fusilada gracias a la llegada a
Río Chico de fuerzas republicanas. En julio de 1814, desde Caracas se incorpora en la Emigración a Oriente junto a
20 mil caraqueños que huían de Boves, donde de cada tres personas se salvaba
uno. Desde Carúpano se traslada a Cartagena y de allí hacia Haití. Regresa a
Cumaná, donde se casa con el coronel inglés Carlos Chamberlain. El 7 de abril
de 1817, a las órdenes del coronel Pedro María Freites, defiende heroicamente
la Casa Fuerte de Barcelona; las fuerzas realistas, en mayor número, asaltan el
Convento de San Francisco sin compasión, de tal manera que su esposo prefiere
quitarse la vida antes que rendirse y Eulalia, con arrojo, toma esa arma y, al
grito de ¡Viva la patria!, mata a un
realista, motivando a los demás enemigos a asesinarla.
María Josefa Palacios de
Ribas. Noble caraqueña,
esposa del impertérrito general en jefe José Félix Ribas y hermana de María de
la Concepción Palacios, madre del Libertador, demostró serenidad y temple,
cuando supo la muerte de su esposo el 31 de enero de 1815, en Tucupido, y su
cabeza expuesta como escarmiento en jaula de hierro en La Puerta de Caracas.
Ella se encerró en su casa con regio luto y la firme disposición de no salir
jamás. A comienzos de 1821, cuando los españoles, a petición de Bolívar a
Morillo, la visitaron para autorizarle su salida, les contestó: "Saldré cuando sepa que los tiranos que
han ofendido nuestra patria hayan sido expulsados". Como un hecho
inédito en la Venezuela heroica, José, el hijo único, a los 3 años de edad fue
ascendido a capitán vivo y efectivo de Infantería por Bolívar, en reconocimiento
al triunfo de su padre en la Batalla de La Victoria el 12 de febrero de 1814.
María Josefa Zabaleta. Valenciana, viuda del heroico capitán de
artillería Francisco Tinoco quien falleció sitiando Puerto Cabello en
septiembre de 1813 a las órdenes de Bolívar. María Josefa desplegó una valiosa
actividad junto a muchas mujeres en apoyo al siempre leal general Rafael Urdaneta y sus 280 soldados en
marzo de 1814, durante la defensa de la ciudad, desde el 28 de marzo hasta el 3
de abril ante la presencia de las huestes de José Ceballos y Sebastián de La
Calzada, quienes la asediaban con más de tres mil efectivos. Urdaneta con apoyo
de muchas mujeres organizó una ciudadela, donde atendieron a los heridos,
preparaban lo que se pudiese usar como alimento y cargaban agua del río
Cabriales para enfriar los cañones. Esas nobles valencianas hicieron gala de
patriotismo, cumpliendo la orden emanada de Bolívar de "defender a Valencia hasta morir, porque estando en ella todos
nuestros elementos de guerra, perdiéndola, se perdería la República".
Micaela Longa. Joven aristocrática caraqueña, en 1816 fue detenida
por las autoridades españolas. Acusada de rebelde y colaboradora de los
republicanos, sufrió las penurias de un año de cárcel por el delito de "brindar por Bolívar una botella de
licor".
Teresa Heredia. Noble representante de la juventud de
Ospino, de gran perseverancia y lealtad; huérfana desde niña, desde muchacha
apoyaba las acciones emancipadoras. En una ocasión fue encarcelada por seis
meses, sufriendo torturas físicas y morales. En una segunda ocasión es
denunciada y se le condena por subversiva al destierro en Norteamérica.
Josefa Camejo. Paraguanera de pura cepa, sobrina del
ilustre sacerdote monseñor Mariano Talavera y Garcés, denominado por Bolívar
"El mejor orador de América".
Desde 1810, Josefa se incorpora al movimiento revolucionario, participa en 1820
y 1821 como mensajera entre Maracaibo y Coro a las órdenes del general Rafael
Urdaneta; en ocasiones se vestía de pordiosera para despistar a los realistas.
Con la valerosa toma de Paraguaná el 3 de mayo de 1821, inicia la liberación de
Coro, concluida por Urdaneta el 11 de mayo de ese memorable año. Sus restos
simbólicamente se depositaron en el Panteón Nacional el 8 de marzo de 2002.
Las Costureras de Guanare. La primera vez que el Ejército Libertador
usó uniforme fue en la gloriosa Batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821,
gracias a la actividad desplegada por las insomnes señoras de Guanare, quienes,
trabajando incansablemente día y noche, pudieron lograr el cometido de coser
con telas color azul - la chaqueta y blanco el pantalón, el vistoso uniforme que lucirían orgullosos
los soldados en la formación de parada cuando el Libertador, el 23 de junio en
la sabana de Tinaquillo, los arengó culminando con sus proféticas palabras: ¡Mañana seréis invictos en Carabobo!
Campaña de Carabobo. En todas las acciones militares
realizadas en procura de la emancipación, la presencia de nuestras mujeres fue
factor de importancia. Durante la concentración estratégica hacia San Carlos, previa
a la batalla decisiva de Carabobo, las unidades llevaban mujeres que realizaban
funciones logísticas de avituallamiento. En San Carlos acudieron 200 mujeres de
diferentes estratos sociales y de todas las regiones, compenetradas en un solo
y noble objetivo. En Venezuela se conocen como "Troperas", en Colombia como "Las Juanas", y en México como
"Las Adelitas".
Las heroínas de Carabobo. En la memorable sabana de Carabobo, "domicilio histórico del Ejército
venezolano", después de la batalla se ordenó a los tenientes Rafael
Mendoza y Vicente Piedrahita que recogieran los cadáveres para su entierro o
quema. Al realizar su ingrata labor encontraron a dos mujeres con uniforme
puesto y cabello recogido; eran dos heroínas desconocidas de las 25 que
pelearon en la magna batalla. De nuevo, nuestras paisanas se destacaron por su
voluntad de vencer.
Ana María Campos. Nacida en los Puertos de Altagracia, en
todo momento participaba en beneficio de la emancipación; asistía en Maracaibo
a las reuniones secretas para organizar la defensa contra el general realista
Francisco Tomás Morales, quien, después de la Batalla de Carabobo, se trasladó
a Puerto Cabello y luego a Maracaibo. Es famosa su frase de: "Si Morales no capitula, monda" (muere).
Al ser capturada, los realistas la castigaron públicamente, paseándola por
Maracaibo montada semidesnuda en un burro, llevando latigazos como escarmiento
para que retirara lo dicho; Ana María soportó estoicamente el castigo, sin
doblegarse.
Luisa Cáceres de Arismendi. Abnegada caraqueña, que sintió a principios
de 1814 el dolor por la muerte de su padre y hermano por órdenes del
sanguinario Francisco Rosette, en Ocumare del Tuy. Ella salió con su familia en julio de 1814 en la Emigración de
Oriente, en cuyo trayecto, cual verdadero calvario, perecieron cuatro tías; de
Cumaná pasa con su madre y un hermano a Margarita, donde contrae matrimonio con
el ilustre prócer Juan Bautista Arismendi; las fuerzas del general Pablo
Morillo la capturan y trasladan al Castillo de Santa Rosa, donde pierde la
criatura que esperaba al nacer. Cada vez que la interrogaban contestaba: "Jamás lograréis de mí que le
aconseje (a su esposo) faltar a sus deberes". Sin disminuir su moral y
temple, pasó por las cárceles de Caracas, de La Guaira y de Cádiz, allí contestaría:
"No renuncio jamás a mis
deberes".
Los restos de esta digna heroína se encuentran en el
Panteón Nacional; es la primera paisana en ingresar al augusto recinto y único
matrimonio que allí se encuentra, allí también se encuentran los venerados
restos de la famosa escritora Teresa de la Parra y de la excelsa pianista
Teresa Carreño.
Falta un homenaje.
En Venezuela no se conmemora el “Día de la Mujer Venezolana”; en Colombia se conmemora el 14 de
noviembre el "Día Nacional de la
Mujer Colombiana", en homenaje a la joven heroína Policarpa (La Pola)
Salavarrieta, de 22 años, fusilada por orden del jefe realista Pablo Morillo,
el 14 de noviembre de 1817 en la Plaza Mayor de Bogotá, por su decidida
participación en la emancipación de la Nueva Granada.
Bolívar, en relación a la heroica participación de las
valerosas y abnegadas mujeres, dijo el 24 de febrero de 1820: "Vosotras sois dignas de la
admiración del universo y de la adoración de los libertadores de Colombia".
En Venezuela existen pocos monumentos dedicados a
nuestras paisanas destacadas, verbigracia: Josefa Camejo (Coro), Juana Ramírez
"La Avanzadora" (Maturín), Ana María Campos (Maracaibo), Luisa
Cáceres de Arismendi (en varios sitios del país) y Eulalia Buroz (Barcelona),
entre otras; en Maracay se encuentra un monumento dedicado a la mujer.
Acompañando al monumento dedicado al Soldado
Desconocido en el Campo de Carabobo faltaría la de nuestra Heroica Mujer “hecha Patria”, junto con el del Niño
Héroe, “semillero de esperanzas” el
del Sacerdote Anónimo, “Patriota con
sotana” y el Abnegado Médico, para completar las glorias de la
emancipación. Es un acto de justicia para reconocer la acción.
Por;
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
-----------------------
General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
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General de Brigada.
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Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".
Excelente e interesante, me encanto...!!
ResponderEliminarCómo se vestía Ana María campos
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