Israel es el único país del mundo que no tiene ninguna embajada en su capital, y no porque no tenga relaciones diplomáticas con prácticamente todo el planeta con la única excepción de la mayoría de los países árabes, sino porque embajadores y diplomáticos se encuentran en Tel Aviv, a una hora de todos los centros de decisión oficiales, desde la oficina del primer ministro al parlamento, pasando por todos los ministerios.
Pero, ¿por qué Israel sufre esta anomalía en el terreno diplomático? Hay que buscar las razones mucho tiempo atrás, en el Plan de Partición de la ONU de 1947 que dio origen a Israel y que preveía también un estado árabe. En este acuerdo, que hay que recordar que fue admitido por los judíos pero no por los árabes, Jerusalén quedaba como una ciudad como un "corpus separatum", un terreno separado que no pertenecería a ninguno de los dos estados sino que estaría bajo una administración internacional aunque habría un cuerpo legislativo elegido por sufragio universal.
El 14 de mayo de 1948 fue
proclamado el Estado de Israel por David Ben-Gurión, quien al mismo tiempo era
nombrado Primer Ministro de la nueva nación hebrea, designando a la ciudad de
Tel Aviv como capital provisional.
En los planes de Ben-Gurión desde
un inicio estaba el declarar capital nacional a Jerusalén, algo que tardó en
hacer un año y medio, no transfiriéndose dicha capitalidad hasta el 5 de
diciembre de 1949.
Desde entonces y a los largo de
estas casi siete décadas la capital de Israel ha sido (y sigue siendo a día de
hoy) Jerusalén. El problema radica en que cuando se realizó el traspaso de
capitalidad la recién creada nación hebrea se encontraba en disputas bélicas
con Jordania, país que se anexionó la parte oriental de la ciudad de Jerusalén;
situación que no se solucionó hasta junio de 1967, año en el que Israel lo
recuperó tras ganar en la conocida como ‘guerra de los Seis Días’. Desde
entonces, la Autoridad Nacional Palestina reclama Jerusalén Este.
Este conflicto es lo que originó
que, aquellas naciones que reconocieron al nuevo Estado de Israel como nación
(tras ser admitida por la ONU), abrieran su sede diplomática o embajadas en Tel
Aviv y, por tanto, fuese considerada ésta como la verdadera capital administrativa
por encima de Jerusalén la cual no reconocen como tal.
Esto mismo ocurre con numerosos
medios de comunicación internacionales que tienen recogido en sus manuales de
estilo que cuando se informe de Tel Aviv se refieran a esta como capital de
Israel pero no cuando se trate de Jerusalén.
Por tanto, para el Estado y
Gobierno de Israel su capital es (y seguirá siendo) Jerusalén, mientras que
para la mayoría de la prensa internacional y en el ámbito político y
diplomático se referirán a Tel Aviv como capital de la nación hebrea.
En tal sentido, La medida tomada
por el mandatario estadounidense Donald Trump para el traslado de la embajada
despertó el contundente rechazo de organismos internacionales como la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y países árabes y de
América Latina, al considerar que viola el derecho internacional y pone en
peligro la posibilidad de una solución pacífica al conflicto entre los dos
Estados.
"La Administración Trump
está promoviendo la anarquía internacional al apoyar Israel y sus flagrantes y
sistemas violaciones de las resoluciones de legitimidad internacional",
estp lo afirmó el secretario general de la Organización para la Liberación de
Palestina (OLP), Saeb Erekat, en relación a que Israel se apropió de Jerusalén
omitiendo la resolución 181 de la ONU.
En abril pasado, el primer
ministro israelí Benjamin Netanyahu, ratificó que "al menos media
docena" de países evaluaban la posibilidad de trasladar su embajada, aunque
no los identificó. Ahora se sabe que tres de ellos son latinoamericanos.
Los Gobiernos de Honduras,
Guatemala y Paraguay fueron los únicos países de América Latina que respaldaron
la decisión de Washington en Naciones Unidas.
Desde Guatemala se anunció el
traslado de la embajada a la ciudad, cambio que se hará efectivo muy pronto. Este
país mantiene una buena relación histórica con Israel. Fue la segunda nación en
todo el mundo (tras EE.UU.) en reconocer la existencia de un Estado israelí en
territorio palestino, el 14 de mayo de 1948.
Así lo recordó el mandatario
Jimmy Morales cuando los periodistas le preguntaron por el voto de su país en
la Asamblea General de las Naciones Unidas.
"Durante los 70 años que
tenemos de esa buena relación, Guatemala ha tenido a Israel como un
aliado", sostuvo Morales. Guatemala, junto con Honduras, fue uno de los
países que reconocieron a Jerusalén como capital israelí ante las Naciones
Unidas, al igual que Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau y Togo.
Previo a la votación en Naciones
Unidas, el presidente Trump había amenazado con recortar las ayudas a los
países que no votaran de acuerdo a su postura.
Asimismo, se espera que haga lo
mismo Paraguay para finales de mayo de 2018.
Mientras tanto, las autoridades
hondureñas aprobaron la resolución de mudar su embajada, mediante el Congreso
de la nación centroamericana.
Hemos de recordar como ya dijimos antes que; En 1947 la
Asamblea General de la ONU aprobó la resolución 181 para la división de
Palestina en un Estado israelí y otro palestino, y consideró a Jerusalén como
una entidad aparte que sería administrada por dicho organismo.
Sin embargo tras la guerra
árabe-israelí en 1948, Jerusalén terminó dividiéndose en dos partes, una esté
bajo control árabe y otra oeste bajo la ocupación de Israel.
José Rafael Otazo M; PhD.
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Profesor Universitario.
Miembro de Número de la Academia de la Lengua del Estado Carabobo.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Miembro de la Red Profesional del Instituto Panamericano de Geografía e Historia - O.E.A.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.
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Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
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Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica.