martes, 30 de diciembre de 2014

Ni vestido ni desnudo...Feliz año nuevo 2.015.

 
Este Blog, sus propietarios, colaboradores y afines, desean a todos un venturoso y prospero año nuevo 2.015, en espera que el G.`.A.`.D.`.U.`. continué irradiando luz, paz y amor.


LAS UVAS DEL TIEMPO
Madre: esta noche se nos muere un año.
En esta ciudad grande, todos están de fiesta;
zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;
claro, como todos tienen su madre cerca... 

¡Yo estoy tan solo, madre,
tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;
estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año
pasado que se queda. 

Si vieras, si escucharas esta alboroto: hay hombres
vestidos de locura, con cacerolas viejas,
tambores de sartenes,
cencerros y cornetas;
el hálito canalla
de las mujers ebrias; 

el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,
anda por esas calles inventando piruetas,
y por esta balumba en que da brincos
la gran ciudad histérica,
mi soledad y tu recuerdo, madre,
marchan como dos penas. 

Esta es la noche en que todos se ponen
en los ojos la venda,
para olvidar que hay alguien cerrando un libro,
para no ver la periódica liquidación de cuentas,
donde van las partidas al Haber de la Muerte,
por lo que viene y por lo que se queda,
porque no lo sufrimos se ha perdido
y lo gozado ayer es una perdida. 

Aquí es de la tradición que en esta noche,
cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,
todos los hombres coman, al compas de las horas,
las doce uvas de la Noche Vieja. 

Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,
como en los pueblos de mi tierra;
en este gozo hay menos caridad; la alegría
de cada cual va sola, y la tristeza
del que está al margen del tumulto acusa
lo inevitable de la casa ajena. 

¡Oh nuestras plazas, donde van las gentes,
sin conocerse, con la buena nueva!
Las manos que se buscan con la efusión unánime
de ser hormigas de la misma cueva;
y al hombre que está solo, bajo un árbol,
le dicen cosas de honda fortaleza: 

«¡Venid compadre, que las horas pasan;
pero aprendamos a pasar con ellas!»
Y el cañonazo en la Planicie,
y el himno nacional desde la iglesia,
y el amigo que viene a saludarnos: 

«feliz año, señores», y los criados que llegan
a recibir en nuestros brazos
el amor de la casa buena.
Y el beso familiar a medianoche:
«La bendición, mi madre»
«Que el Señor la proteja...»
Y después, en el claro comedor, la familia
congregada para la cena,
con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,
y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa. 

¡Madre, cómo son ácidas
las uvas de la ausencia! 

¡Mi casona oriental! Aquella casa
con claustros coloniales, portón y enredaderas,
el molino de viento y los granados,
los grandes libros de la biblioteca
—mis libros preferidos: tres tomos con imágenes
que hablaban de los reinos de la Naturaleza—.
Al lado, el gran corral, donde parece
que hay dinero enterrado desde la Independencia; 

el corral con guayabos y almendros,
el corral con peonías y cerezas
y el gran parral que daba todo el año
uvas más dulces que la miel de las abejas.
Bajo el parral hay un estanque; 

un baño en ese estanque sabe a Grecia;
del verde artesonado, las uvas en racimos,
tan bajas, que del agua se podría cogerlas,
y mientras en los labios se desangra la uva,
los pies hacen saltar el agua fresca. 

Cuando llegaba la sazón tenía
cada racimo un capuchón de tela,
para salvarlo de la gula
de las avispas negras,
y tenían entonces 

una gracia invernal las uvas nuestras,
arrebujadas en sus talas blancas,
sordas a la canción de las abejas...
Y ahora, madre, que tan sólo tengo
las doce uvas de la Noche Vieja,
hoy que exprimo las uvas de los meses
sobre el recuerdo de la viña seca,
siento que toda la acidez del mundo
se está metiendo en ella,
porque tienen el ácido de lo que fue dulzura
las uvas de la ausencia. 

Y ahora me pregunto:
¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué fuerza pudo
más que tu amor, que me llevaba
a la dulce aninomia de tu puerta?
¡Oh miserable vara que nos mides!
¡El Renombre, la Gloria..., pobre cosa pequeña!
¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,
cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!
Y esta es la lucha ante los hombres malos
y ante las almas buenas; 

yo soy un hombre a solas en busca de un camino.
¿Dónde hallaré camino mejor que la vereda
que a ti me lleva, madre; la verdad que corta
por los campos frutales, pintada de hojas secas,
siempre recién llovida, 

con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,
hombres que dicen: «Buenos días, niño»,
y el queso que me guardas siempre para merienda?
Esa es la Gloria, madre, para un hombre
que se llamó fray Luis y era poeta.
¡Oh mi casa sin cítricos, mi casa donde puede
mi poesía andar como una reina!
¿Qué sabes tú de formas y doctrinas,
de metros y de escuela?
Tú eres mi madre, que me dices siempre
que son hermosos todos mis poemas;
para ti, soy grande; cuando dices mis versos,
yo no sé si los dices o los rezas... 

¡Y mientras exprimimos en las uvas del Tiempo
toda una vida absurda, la promesa
de vernos otra vez se va alargando,
y el momento de irnos está cerca,
y no pensamos que se pierde todo!
¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiesta
y en la última uva libo la última gota
del año que se aleja,
pienso en que tienes todavía, madre,
retazos de carbón en la cabeza,
y ojos tan bellos que por mí regaron
su clara pleamar en tus ojeras,
y manos pulcras, y esbeltez de talle,
donde hay la gracia de la espiga nueva; 

que eres hermosa, madre, todavía,
y yo estoy loco por estar de vuelta,
porque tú eres la Gloria de mis años
y no quiero volver cuando estés vieja!...
Uvas del Tiempo que mi ser escancia
en el recuerdo de la viña seca,
¡cómo me pierdo, madre, en los caminos
hacia la devoción de tu vereda!
Y en esta algarabía de la ciudad borracha,
donde va mi emoción sin compañera,
mientras los hombres comen las uvas de los meses,
yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta. 

Mi labio está bebiendo de tu seno,
que es el racimo de la parra buena,
el buen racimo que exprimí en el día
sin hora y sin reloj de mi inconsciencia.
Madre, esta noche se nos muere un año;
todos estos señores tienen su madre cerca,
y al lado mío mi tristeza muda
tiene el dolor de una muchacha muerta... 

Y vino toda la acidez del mundo
a destilar sus doce gotas trémulas,
cuando cayeron sobre mi silencio
las doce uvas de la Noche Vieja....

Q.`.H.`. Andres Eloy Blanco.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Algunas aproximaciones a la semblanza del magnífico venezolano, Diplomático Fermín del Toro y Blanco.


Retrato de Fermin Toro, obra de A. Herrra Toro, 1897

Fue un reconocido, diplomático, literato, escritor y docente venezolano, sería un individuo que destaca en diversas ramas del saber. Cuyos conocimientos no estuvieron restringidos a un área concreta, sino que dominó diferentes disciplinas, en énfasis en las artes y las ciencias. Por lo que fue un gran polímata, tal como entendemos el término hoy en día. Se desempeñó varias veces como Ministro Plenipotenciario de Venezuela, así como también Ministro de Relaciones Exteriores. 

Viajó en 1839 a Londres, como secretario de Alejo Fortique en una misión diplomática con la corte inglesa.

Actuó como Ministro Plenipotenciario en 1844, en Nueva Granada con la finalidad de lograr un acuerdo en relación a los problemas limítrofes de ambos países. Fue ratificado en este cargo el 1° de abril de 1846, con el fin de realizar en Madrid el canje de ratificaciones del acuerdo de paz suscrito el 30 de marzo de 1845 entre España y Venezuela

Durante la crisis del «Gobierno de la Fusión», liderado por Julián Castro, presidió en 1858, la Convención Nacional de Valencia, que serviría para reorganizar las filas del Partido Conservador de Venezuela y materializar una «Reforma Constitucional», que daría pie al inicio de la Guerra Federal, durante la cual sirvió al gobierno como líder de diferentes misiones diplomáticas para obtener financiamiento, que era necesario en aquellos momentos en Venezuela, acudiendo a países como España, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Brasil y los Países Bajos.

En el gobierno de  Julián Castro fue Ministro de Hacienda y de Relaciones Exteriores. Además, intervino en el conflicto diplomático relacionado con el Protocolo Urrutia.

En 1860, en plena Guerra Federal, fue enviado como Ministro Plenipotenciario a España, Francia e Inglaterra, con el fin de explicar la confiscación de bienes ciudadanos de estos países a raíz del conflicto bélico que sucedía en Venezuela.

Fermín Toro murió el 23 de diciembre de 1865. Al enterarse de su muerte Juan Vicente González escribió una Meseniana donde lo califica como El último venezolano y se lamenta de su defunción.
A continuación algunos extractos de esa Meseniana

Es medianoche. Silencio dulce y triste envuelve la tierra adormecida. La luna pálida va visitando las dispersas nubes; las estrellas del cielo se miran en los ríos; las cimas de los árboles se estremecen, murmuran y parecen pensativas... Aún está más triste mi corazón. En vano un aire fresco acaricia las hojas, el otoño imita en vano las galas de la primavera y flores de color recogen en sus tiernos pétalos las gotas de rocío. ¿Qué nuevas desgracias amenazan a mi patria? ¿Qué reciente crimen se ha cometido en nombre de la santa libertad?

Es que acaba de abrirse una tumba, y ha caído en ella el último venezolano, el fruto que crearon la aplicación y el talento, y que sazonó la paz, en los envidiados días, que para siempre huyeron, de gloria nacional. ¡Llorarle es afligirse por los destinos de un pueblo, condenado a vivir de la ceniza de sus días pasados!

¿Cómo logró su espíritu abarcar el círculo inmenso de los conocimientos humanos? Las ciencias morales y políticas, las metafísicas, a que no basta la vida; las ciencias naturales, que fueron consuelo de sus últimos años, todo lo dominó su inteligencia vasta ¡Qué aptitudes! ¡Cuántos talentos que harían la gloria de muchos hombres!

La naturaleza le había hecho orador. Con la firmeza, flexibilidad y energía que distinguieron su palabra, con el brillo y magnificencia de lenguaje, inseparables del fuego de su corazón, viósele siempre del partido de las nobles y generosas causas. (...) Como político, Toro fue de esos espíritus ideales que sueñan hermosas teorías sobre el cabo de Sunium o en los jardines de la Academia. Abrasaba su alma el amor de la libertad, llama celeste, y el amor de los hombres, que en él no se debilitó jamás. Cuando el demonio tentador de la gloria, el odio a la injusticia, la impaciencia de vengar los ultrajes a la patria, le arras a ardientes polémicas o a peligrosas resoluciones, su espíritu, en emoción perpetua, se esparcía sobre todos los objetos, colorando las palabras, animando y engrandeciendo los hechos.

¡Yo te saludo, amigo; no en esa fosa estrecha, sino en los espacios luminosos, donde innumerables astros giran con desconocida armonía sobre este pequeño túmulo que llamamos nuestro universo!

(Juan Vicente González, Meseniana a Fermín Toro)

Un cuadro de él, pintado por Antonio Herrera Toro, ocupa un lugar importante en la Casa Amarilla, sede de la Cancillería venezolana.

Sus restos descansan en el Panteón Nacional desde el 23 de abril de 1876.


 
José Rafael Otazo M.
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Profesor Universitario.   
Miembro Correspondiente de la Academia de la Lengua, capitulo Carabobo.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

viernes, 26 de diciembre de 2014

Vitriolvm, edición Nº 40.

Es para este blog y su equipo de trabajo y edición, un gran placer presentarles la revista digital masónica Vitriolvm, una excelente y centrada iniciativa de publicación, que esta cargada con diversos temas de actualidad masónica, antecedentes históricos y una gran variedad de tópicos, los cuales estamos seguros serán de su entero interés.Además de contar con un importante staff de escritores y colaboradores tanto a nivel nacional como internacional, donde abordan toda una gama de temas de acuerdo a sus obediencias.

Esta publicación puede llegar a ustedes vía suscripción al correo electrónico; broder.medina@gmail.com 

Cabe destacar que esta publicación es gratuita y es para todos los masones sin distingo de obediencia, así como para todo aquel publico que quiera conocer mas sobre esta augusta orden.

Del Director de la revista digital Vitrolvm, QH.·. Ángel Medina podemos citar que, es periodista, trabaja como asesor y consultor de medios y actualmente maneja una nueva etapa en el periodismo organizacional y empresarial, por lo que todo el material, así como su edición y montaje están realizados con los mas altos estándares para el total disfrute del lector; pertenece a la Logia Sol de Aragua N° 96 y  participó en la fundación  de la R.·. Log.·.  Leonardo Da Vinci N° 244, al oriente de Maracay, en Venezuela.

En el presente enlace podrán acceder y descargar la edición número 40, correspondiente al mes de diciembre del  2014.

Pierre Cubique.·.

jueves, 25 de diciembre de 2014

FELIZ NAVIDAD 2.014 !!!


Para los cristianos, los no cristianos son paganos.Para los musulmanes, los no mulsulmanes son infieles.Para los judíos, los no judíos (de religión) son gentiles.Para los masones, los no masones son profanos. La realidad es que la condición de masón no implica negación de una u otra religión. Para los adherentes al Islam y al Vaticano si está expresa la prohibición de ser masones y al mismo tiempo católicos o musulmanes. Pero para el maón de fe y convicción NO.La masonería no es excluyente, sino incluyente.

 En el mundo entero,, la mayoría de los masones nos asumimos cristianos porque nacimos y crecimos en familias cristianas, ya católicas o ya evangélicas. Pensamos que, por lo tanto, en mensaje sublime de Jesús, el Cristo, es perenne y no se opone al mensaje de la masonería. Pensamos que se puede ser masón y cristiano a la vez. La verdadera NAVIDAD no es una fecha ni un festejo, y las posadas, tan tradicionales en México, no son festines ni bailongos, sino simbolismo sublime de cristianismo. 

Dejar que Jesús impregne nuestras vidas es asumir el paso de la Escuadra al Compás. El Reino de Dios proclamado por Jesús es en realidad el reino del Compás, esto es, de lo sutil, lo sublime, lo excelso, o dicho de otra manera: el abandono del mundo material y de deseos para abrazar el Reino del Espíritu. La Navidad inició con la Noche Buena y concluirá, por decirlo así, el 6 de enero, con el advenimiento de los Reyes Magos. Pero en en el fondo, la Navidad debe ser una fiesta del espíritu, una fiesta de todos los días del año: Jesús debe renacer en nuestros corazones todos los días. Así de simple, y así de complejo.

Pierre cubique.·.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Hablando de...Aníbal, el guerrero estratega.


Aníbal Barca (247-183 a.C.)

Es el dos de Agosto del 216 a.C. En el sur de la península itálica, cerca de la guarnición de Cannas, cientos de cuervos oscurecen el cielo sobre lo que empezó siendo un campo de batalla y terminó siendo el campo de una masacre.

70 mil romanos están por morir o esperan ser muertos. Los carniceros son hombres de varias nacionalidades, tribus y religiones, pero el conquistador es uno sólo, un general Cartaginés de nacimiento e hispánico por adopción, tiene un ojo muerto y en el otro brilla, como en su apellido, un relámpago.
 Se llama Aníbal Barca, y ha invadido Roma pasando por los Alpes, ha destruido tres ejércitos romanos incluyendo este último, el más grande jamás congregado por Roma, 86 mil hombres y dos cónsules. 70 mil están muertos o esperan la muerte, porque la gran mente militar de todas las épocas ha llevado a cabo una maniobra con su ejército de 35 mil que sería una obra de arte si las consecuencias no fueran tan sangrientas, aunque qué obra de arte no encierra intenciones igual se sanguinarias en su interior; Aníbal las ha llevado a cabo con toda la genial literalidad que hará que su maniobra sea estudiada hasta hoy. Ya nada lo separa de Roma y la victoria.

Catorce años después, en los campos de Zama, cerca de su Cártago natal, Aníbal es derrotado por uno de los hombres que sobrevivió a esa jornada del 216 a. C. Seguirán el exilio y el suicidio para no caer en manos de su eterna rival, la Roma que una vez tuvo a sus pies.

Las razones por las cuales Aníbal no marchó a Roma después de Cannas se hunden en la Historia. Tito Livio y Polibio lo acusan de haber sido demasiado cauteloso, o indeciso. Increíble en alguien a quien describen casi como inhumano, más allá de que a regañadientes sus páginas chorrean admiración por el genio y la osadía del general. ¿Es duda, indecisión? Otorguémosle a ese hombre que no dudo ni ante los Alpes ni ante 86 mil hombres que no hayan sido ninguna de las dos.

¿Puede ser que lo que Aníbal buscaba era la rendición de Roma, someterla al mismo tratamiento que Roma le propinó a Cártago luego de la primer guerra Púnica, y no su destrucción?

El Personaje

No daremos por cierta la definición que hace el historiador del enemigo de los defectos morales de Aníbal:

“una crueldad inhumana, una perfidia peor que la púnica, una falta absoluta de honestidad y de franqueza, ningún temor a los dioses, ningún respeto por lo jurado, ningún escrúpulo religioso”
(Tito Livio,libro XXI).

Las tres últimas quedan refutadas por Livio mismo cuando retrata a Aníbal en su entrada en escena:

“Aníbal, cuando tenía nueve años, al pedir de su padre Amílcar (…) en el momento en que estaba ofreciendo un sacrificio (…) fue acercado al altar y con la mano sobre el víctima obligado a jurar que tan pronto como pudiera se convertiría en enemigo del pueblo romano”.

Las páginas de Livio cuentan de que sólo un temor cierto a los dioses y a lo religioso (no romanos, claro está) y una fidelidad de hierro a lo jurado llevarían a que Aníbal dedicara su vida a cumplir esa promesa.

No parece creíble que Aníbal quisiera perdonar a Roma. Cartago había sido humillada en la primera guerra Púnica, le habían quitado Cerdeña y Sicilia, le habían desmantelado su flota (su orgullo) y habían obligado a su padre Amílcar a rendirse sin haber perdido una sola batalla.

Luego de la muerte de Amílcar, que había fundado la colonia Cartaginesa en Hispania (dos de las ciudades que fundó Amílcar en España son Cartago nova, hoy la Cartagena española y una ciudad que llevaba el nombre de su familia, Barcino, que con los siglos sería Barcelona) y casi había anexado a todas las tribus locales al poder africano, Aníbal tomaba el lugar de su padre. Todos ven en él la misma furia, la misma mirada. Aníbal vive como sus soldados, lucha desde el frente, duerme en el suelo, come el rancho militar. Ha nacido para honrar su apellido, Barca (relámpago).


Tito Livio (59 a.C.-17 d.C.)

La segunda guerra Púnica

Cártago firma un tratado con Roma estableciendo como límite de la expansión cartaginesa el Ebro. Podemos imaginar el digusto de Aníbal frente al arreglo que hizo el senado a sus espaldas, pero no importa, sabe que dos imperios en expansión están destinados a chocar, sabe que sólo puede quedar uno en pie, sabe que llegado el momento el quemaría Roma hasta las cenizas como muy probablemente lo harían los romanos si existiera una segunda guerra Púnica. Aníbal es un gran militar: sabe esperar.

La cosa se precipita cuando Aníbal sitia Sagunto, dentro del límite fijado. Aníbal conoce a los Romanos, sabe cómo suelen entrar en guerra. Los romanos se declaran aliados de los Saguntinos, y cualquier acto contra ellos es un acto contra Roma. Aníbal podría haber claudicado de ser diplomático, pero él no ha reunido un ejército para colonizar, él ha reunido al ejército de su padre para cumplir su promesa ante la víctima del sacrificio. Aniquila Sagunto.

Los romanos mandan a un emisario a Cartago que exclama la terrible frase: “entre los pliegues de mi toga está la posibilidad de la guerra o de la paz”. Los políticos Cartagineses, muchos de ellos lo suficientemente humillados y empobrecidos por el tratado de rendición, se ponen de pie y gritan: “¡Guerra!”

Aníbal tiene lo que deseaba. No puede llegar a Roma por Sicilia, la armada Romana ahora es más poderosa que la Cartaginesa. Debe ir por tierra. Reúne a sus soldados, infantería Libia que esgrime la temible Falcata (una espada curvada hacia delante para despedazar), hispánicos de espadas cortas y puntiagudas, honderos salvajes de las baleares, la mejor caballería de la época, los númidas, que montan a pelo desde antes de saber caminar y atacan utilizando la sorpresa y la falsa retirada; por supuesto, están sus legendarios elefantes. Aníbal llega a Galia, pero sus tropas de reconocimiento le dicen lo que intuía, el camino está cerrado por el experimentado Cónsul Publio Cornelio Escipión, que sabe que tiene el terreno a su favor.

         La ruta de invasión de Aníbal
                                        
Batalla de Tesino

Pero Aníbal lo tomará por sorpresa. Planea una empresa que de lograrla lo dejará en la memoria de la humanidad por siempre. Cruzará la muralla protectora de Italia, los Alpes. En una travesía infernal, dónde mueren miles, el ejército de Aníbal (sólo un gran general puede inspirar a las tropa a llevar a cabo algo semejante) supera los pasos helados en pleno invierno, con elefantes y caballos. Del otro lado está la gloria eterna de destruir Roma. Si lo logra, no hay nada que lo prive de tener su venganza.

Aníbal emerge de la muralla de piedra con sus elefantes y su ejército, los Galos Cisalpinos se le unen al sólo verlo. Son guerreros feroces, que supieron saquear Roma en el 380 a.C., esgrimen hachas y espadas largas, son grandes caballeros y miden cerca de un metro noventa de promedio. Odian a los romanos que han aprendido a vencerlos casi tanto como Aníbal.
Publio Cornelio Escipión se pregunta si Aníbal ya ha vuelto a Hispania. Cree que los romanos son simplemente mejores. Con su hijo Publio Cornelio el joven, un adolescente y una tropa de tres mil de caballería se dirige a Roma a dar su informe. En Tesino, Aníbal los aguarda con sus invencibles jinetes Númidas.
La tropa del Cónsul es aniquilada, éste apenas se salva debido al arrojo de su hijo, que no olvidará nunca a ese hombre, Aníbal, que no le teme a la muerte.

Batalla de Trebbia

El cónsul que había sido enviado al sur a cubrir la ruta de Sicilia, Tiberio Sempronio Longo sabe que le queda un mes como Cónsul. Quiere, como buen romano, la gloria. Aníbal maneja una red de espionaje brillante tanto en la capital como en las ciudades menores. Sabe que Longo es imprudente y arrojado.

Los dos ejércitos acampan a las orillas del río Trebbia. Longo tiene el doble de hombres y mucha confianza. Aníbal conoce a Longo. A la noche envía escaramuzadores para que crucen el río y ataquen el campamento romano. Longo entra en cólera. Cruza el río con el ejército formado para la batalla en la maniobra estándar de los romanos. A los costados la caballería, en el centro las legiones en perfecta coordinación, con escudos ovalados, cotas de malla, jabalinas (pilum) y sus temibles gladius (espadas cortas para apuñalar).

Aníbal aparenta darle lo que quiere. En el centro la infantería, a los costados la caballería. Pero antes de mandar a los escaramuzadores, Aníbal dio la orden a su hermano Magón de que se ocultara con tres mil hombres a un costado del campo de batallas, en un pastizal. Los romanos cargan de frente. Aníbal presiona los flancos enemigos con una carga de elefantes (los caballos y hombres romanos no los habían visto jamás) seguida de su caballería númida y Gala. Los jinetes romanos huyen.

Sin embargo, Longo cree estar cerca de lo que buscaba, el centro cartaginés retrocede y está a punto de romperse. Longo da la señal para que la infantería presione aún más. Ahora, las tropas de Magón han dejado de estar a un costado del campo de batalla para estar a la retaguardia de los romanos. Da la orden. Los romanos son atrapados por la caballería a los costados y sorprendidos por Magón por la retaguardia. Es el fin.

Longo es una de las víctimas. Las bajas romanas son enormes, pero hubieran sido mayores de no ser porque la presión terrible de la legión logró romper el centro Cartaginés para que al menos unos miles escaparan.

Galos, Hispánicos, Númidas y Libios aclaman a su general.



La campaña del Arno

En Roma nombran a dos nuevos cónsules, Gémino y Flaminio. Ambos plantean una buena estrategia, la que habían planeado Escipión y Longo, sólo que el segundo se apresuró a romper. Además, el terreno de Toscana es propicio. Flaminio cubrirá la rivera del Arno, Gémino la costa oriental. Aníbal deberá toparse con alguno de los dos, y el otro aprovechará para flanquearlo. Pero parece que no conocen a Aníbal. El hombre que ha cruzado los Alpes no teme pasar por los pantanos inhóspitos de la rivera del Arno. Es una experiencia terrible. Mueren cientos de hombres, y los elefantes que quedaban. Aníbal sufre una infección y pierde la visión en un ojo. Pero al final cruzan, y Aníbal gira hacia la posición de Gémino.

Como conocía a Longo, Aníbal conoce a Gémino. Sabe que es un hombre cauteloso, buen soldado, pero le falta astucia. Sabe que lo más seguro es refugiarse en una fortaleza como Arrecio a esperar a Gémino. Aníbal tiene que hacerlo salir de Arrecio antes de que Gémino llegue. La campaña de Aníbal por Toscana y el cruce de los pantanos ha durado varios meses. El tiempo para los cónsules es de seis meses. Flaminio no puede esperar para siempre, por cauteloso que sea. Aníbal utiliza algo que los romanos nunca manejaron, la psicología. Inicia una campaña de terror e incendio de campos y poblados alrededor de Arrecio, lo suficiente para que Flaminio pueda ver el humo desde su posición fortificada. Es una batalla que si la gana, Aníbal sabe que tendrá la mitad de la batalla con las armas ganada.

Al final, Flaminio no puede evitarlo, sale a la caza de Aníbal. Su ejército es más grande, pero no se puede confiar. Sabe que debe esperar el momento justo.

Emboscada en el Lago Trasimeno

Al pasar junto al lago Trasimeno, Aníbal encuentra la posición que buscaba. 

Cerca de la madrugada, entre la niebla del lago, las legiones de Flaminio marchan preocupadas. Hay un camino estrecho entre el lago y una colina. Flaminio da la orden de armar el campamento, y como buen militar, manda una patrulla de reconocimiento al frente. Un tiempo después, la patrulla vuelve al galope, mermada. Del otro lado han visto el campamento de Aníbal. Fueron atacados por los cuerpos de centinela. Flaminio sabe que si no actúa Aníbal cargará contra ellos, y si actúa rápido puede sorprenderlo antes de que esté preparado para dar batalla. Da la orden de marcha. A medio camino, aparecen las luces del campamento de Aníbal del otro lado. Flaminio lo tiene donde lo quería y da la orden de ataque. En ese momento, se siente un temblor a un lado del camino. A través de la niebla, se materializa el grueso del ejército cartaginés que desciende por la colina para chocar contra la fila de Flaminio atrapado entre la colina y el lago. Muchos legionarios ni siquiera tienen las armas en las manos. Aníbal había dejado un señuelo del otro lado de cruce. Los cartagineses barren la línea romana. Muchos saltan al lago y se hunden por el peso de las armaduras. Flaminio muere en la batalla. Es la emboscada más genial de todos los tiempos. 

Un mensajero llega al foro y da la noticia: “hemos perdido en la gran batalla”. Se ordena a Gémino regresar con sus hombres a proteger la ciudad.




La dictadura del retardador

Aníbal sabe que no puede sitiar la ciudad con un ejército consular y 500 mil ciudadanos con capacidad de empuñar las armas. La segunda guerra Púnica entra en un tiempo muerto.

La república debe recurrir por primera vez en su historia a la medida que más odian, la negación de su republicanismo. Nombran a un dictador, un hombre al que se le da la suma del poder público por seis meses en caso de extrema gravedad. Se llama Quinto Fabio Máximo, un militar experimentado y sabio. Máximo recurre a la estrategia más lúcida. Evita confrontar con Aníbal. Reúne un ejército gigantesco, más de sesenta mil, pero no va a la batalla. Los romanos lo desaprueban, pero él tiene el puño de hierro. Combatir de frente es the roman way, pero Máximo se niega. En su lugar lleva a cabo una estrategia de tierra arrasada. Todos los campos que no están para cosecha son incendiados, se llenan los graneros de las ciudades y se raciona. Estas estrategias de guerra basadas en no luchar directamente, sino en cambio acosar al enemigo y desgastarlo (como la de Barclay de Tolly en 1812 cuando Napoleón invadió Rusia) aún hoy siguen llamándose "Tácticas fabianas", en honor a Fabio Máximo. Aníbal y su ejército empiezan a languidecer al vagar por el Lazio. Máximo lleva a cabo táctica de guerrilla, acosa la retaguardia de Aníbal. El gran general sabe que si no logra una gran victoria o si no obtiene provisiones empezarán las deserciones. En un duelo más mental que militar, Aníbal saquea la campiña romana, pero en un golpe de brillante astucia, destruye todo menos las propiedades de Máximo, alimentando así la impopularidad y la sospecha que en Roma pesan sobre el dictador. 


Quinto Fabio Máximo (280-203 a.C.)

Máximo se ganar el apodo de "Cuntactor" (El retardador). Pero su táctica está dando resultado. En un momento Aníbal logra quebrar el rodeo del dictador y logra escapar al sur. En el peor de sus momentos, no sabe que se aproxima la batalla que lo dejará en los libros de Historia. El ejército Cartaginés saquea el pueblo y la guarnición de Cannas. Está cerca del Adriático, en medio de un terreno escarpado. Es una manobra fruto de la desesperación. Aníbal ha quedado atrapado entre el río Ofanto y las colinas circundantes. La única salida conduce hacia el ejército del Retardador.

Sin embargo, los seis meses de gracia han terminado para Máximo. Ha logrado reunir y armar un ejército terrible de 86 mil hombres, pero no puede hacerse cargo de él. Es removido de su cargo y llegan a las sillas curules Emilio Paulo y Terencio Varrón. Ya no irán cada uno con su ejército, los dos comandarán (día por medio cada uno) ese enorme yunque para terminar con la pesadilla de Aníbal de una vez por todas.

Cannas, obra maestra dela guerra

Aníbal debe haber pensado que en ese momento se definiría si la que terminaría en cenizas sería Roma o Cartago. Sabe que de tener la oportunidad Roma terminará. Sabe que si falla será Cartago. No hay en él dudas, como dicen Polibio y Livio.

Ambos historiadores caracterizan a Paulo como un hombre cauto y sabio, y a Varrón como estúpido e imprudente. Lo cierto es que Paulo es abuelo de Emiliano Escipión, quien en la tercera guerra Púnica destruirá Cártago, así que es lógico que quede como el bueno. Varrón ha estudiado las batallas anteriores. Sabe que en Trebbia un ejército menor logró romper el centro de Aníbal. Sabe que en el terreno de Cannas, estando Aníbal arrinconado y sin elefantes, no puede haber sorpresa en la retaguardia ni en los flancos. Sabe que si logra contener la poderosa caballería Gala y Númida será cuestión de tiempo para que colapse el centro enemigo.

El día que Varrón está a cargo, el mega ejército cruza el Ofanto y le cubre la única salida a los invasores.

Aníbal coloca a la caballería gala en el flanco izquierdo a cargo de Asdrúbal, y a la númida en el derecho a cargo de Hannón. Forma la infantería de una manera extraña, en forma de cuarto creciente, con el centro hacia delante y las puntas hacia atrás. En el centro coloca a los contingentes galos e hispánicos. A los costados (los vértices de las medialunas) los veteranos del norte de África, su infantería más disciplinada, que queda detrás de los galos e hispanos. Aníbal y Magón se colocan entre ellos para liderarlos.

Del otro lado, Varrón forma su caballería en los flancos, y en el centro la formación homogénea de legionarios. Varrón lidera el flanco izquierdo de la caballería, en la cual sirve el joven Escipión, dispuesto a vengar lo de Tesino. Paulo lidera la infantería. Varrón da la orden de que los legionarios cierren formación para hacer de ariete, como en Trebbia, contra el centro enemigo.



Sorpresivamente, la primera acción de la batalla de Cannas la da Aníbal, que está a la defensiva. La caballería ataca los flancos romanos. Los galos chocan contra el flanco derecho, los númidas contra el izquierdo. Varrón y Escipión se desesperan al ver que los númidas no intentan vencerlos, golpean y retroceden, golpean y retroceden. Varrón desea aniquilarlos de una vez.

El ariete romano, 70 mil hombres de inercia chocan contra los galos e hispanos. Las jabalinas y luego los gladius aniquilan la primera línea. Aníbal los arenga a mantener la posición, pero es imposible, poco a poco retroceden. Paulo ve con esperanza que el centro cartaginés se va a deshacer.

Mientras, Varrón trata de mantener el orden de sus jinetes, muchos salen en persecución de los númidas y son aniquilados cuando éstos dan la media vuelta. En el otro lado, la caballería gala pulveriza al flanco derecho. Paulo, siempre atento, mira con preocupación que puedan presionar el lado derecho del ariete, pero algo sucede. Asdrúbal no da esa orden, da la señal de que cabalguen hacia el frente. La caballería da gira por la retaguardia de la formación romana y cabalga hacia el flanco izquierdo, Varrón queda atrapado en una maniobra de pinzas entre los galos y númidas y se da a la retirada. Escipión huye también. Nunca olvidará lo que vería después.

La infantería romana hace retroceder el centro Cartaginés. En ese momento, la medialuna pierde su forma, el centro retrocede y la formación de ariete entra en un embudo, la coherencia de la legión se pierde, y con ello el poder de la embestida. En ese momento Aníbal da la señal. Los Libios, con sus escudos y falcatas, que no habían entrado en batalla (estaba a los lados y detrás de los galos e hispanos) se mueven hacia los costados de la formación romana, que no tiene más la caballería cubriéndolos. Paulo entra en pánico, da la orden de retirada. En ese momento, la caballería gala y númida reaparece y cierra la trampa por la retaguardia.

70 mil romanos quedan rodeados por los cuatro lados. Aníbal no tomará prisioneros.



En el atardecer rojo de Cannas, Aníbal tiene ante sí la destrucción de Roma. Algo sucede en él, algo que quizás haya estado nadando en su ojo muerto. Algo que nunca sabremos.

La gloria tiene sabor amargo

Corre el año 183 a.C. Aníbal mezcla en una copa el veneno que llevaba en su anillo de hierro. Está en de huésped en la corte del rey Prusias, en Libisa, que lo ha traicionado entregándolo a sus enemigos eternos, pero Aníbal, como su padre que prefirió saltar a un río que ser tomado prisionero, optará por la muerte. En esos últimos momentos en que siente el gusto amargo de la gloria marchita, quizás haya visto el atardecer rojo, los colmillos nevados de los Alpes que se incrustan en el cielo, los cuervos que vuelan en picada sobre los despojos de tantos ejércitos romanos, la cabeza de su hermano Asdrúbal siendo lanzada en su campamento por sus enemigos, los llantos de las vírgenes vestales barriendo los templos con sus cabellos, la mirada cruel de su padre frente al altar de sacrificio, Sagunto en llamas, los anillos de los senadores en el jarrón que Magón lleva como muestra de la hazaña a casa, la traición de Masinissa, la entrevista con Escipión el joven con la mezcla de odio y admiración mutua, el intento desesperado de dar batalla en Zama, las carcajadas en el senado que ocultaban las lágrimas de su corazón. Ante todo, habrá vuelto a escuchar lo que le dijo Maharbal esa tarde del 216 a.C., ese atardecer rojo: “Aníbal, sabes como obtener la victoria, pero no sabes como aprovecharla”

Cuando los legionarios entran, Aníbal ya ha dejado este mundo.

En el año 200 d.C., cuando los bárbaros vuelven a incursionar dentro del territorio romano, Septimio Severo hará que coloquen una nueva plancha de mármol sobre la tumba de Aníbal, quizás para evitar que vuelva reencarnado en los nuevos invasores. Todos los siglos hasta el fin del imperio, las niñeras romanas asustarán a los niños con la promesa de que Aníbal regresará por ellos si no son obedientes.

Tito Livio estaba equivocado, Aníbal nunca olvidó su juramento de ser la peor pesadilla de los romanos, aún después de su muerte..



Investigación y compilación:



José Rafael Otazo M.
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Profesor Universitario.   
Miembro Correspondiente de la Academia de la Lengua, capitulo Carabobo.
Miembro de la Ilustre Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Digna Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de La Asociación de Escritores del Estado Carabobo.
Investigador en la Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

jueves, 18 de diciembre de 2014

Historia y Tradición...Resultado de la autopsia realizada al Libertador.





El Libertador envía un mensaje al Congreso Admirable el 27 de abril de 1830 indicando su irrevocable renuncia; procede a empacar sus pocas pertenecías, se traslada desde Bogotá hacia Cartagena el 8 de mayo. 

Deseaba embarcar hacia Curazao, seguir a Jamaica y Londres para atender la maltrecha salud; pero, no disponía de  dinero para costear el viaje, ni fortaleza para soportar la larga y penosa travesía. El general Mariano Montilla Cmdte. del Dpto. del Magdalena, coordina con el Don Joaquín de Mier y Benítez, dueño del buque “Manuel”, Casa de la Aduana y hacienda de San Pedro Alejandrino, la atención en Santa Marta del  ilustre enfermo, último lugar adonde llega el día 6 de diciembre. 

El 10 dicta su Testamento y la Proclama a los pueblos de Colombia. Fallece el 17 pasadas la una de la tarde. A las 4 de la tarde en presencia de los señores Generales Montilla y José Laurencio Silva, habiéndose hecho la inspección del cadáver en una de las salas de la habitación de San Pedro, ofreció los caracteres siguientes: HABITUD DEL CUERPO. Cadáver a los dos tercios de marasmo, descoloramiento universal, tumefacción en la región del sacro, músculos muy poco descoloridos, consistencia natural. CABEZA. Los vasos de la aracnoides en su mitad posterior ligeramente inyectados, las desigualdades y circunvoluciones del cerebro recubiertas por una materia pardusca de consistencia y transparencia gelatinosa, un poco serosa semi roja bajo la dura-mater: el resto del cerebro y cerebelo no ofrecieron en su sustancia ningún patológico. PECHO. De los dos lados posterior y superior, estaban adheridas las pleuras costales por producción semimembranosas: endurecimiento en los dos tercios superiores de cada pulmón; el derecho casi desorganizado presentó un manantial abierto de color de las heces del vino, jaspeado de algunos tubérculos de diferentes tamaños no muy blandos; el izquierdo, aunque menos desorganizado, ofreció la misma afección tuberculosa, dividiéndolo con el escalpelo, se descubrió una concentración calcárea y regularmente angulosa del tamaño de una pequeña avellana. Abierto el resto de los pulmones con el instrumento, derramó un moco pardusco que por la presión se hizo espumoso. El corazón no ofreció nada particular, aunque bañado en un líquido ligeramente verdoso contenido en el pericardio. ABDOMEN. El estómago dilatado por un licor amarillento de que estaban fuertemente impregnadas sus paredes, no presentó sin embargo ninguna lesión ni flogosis: los intestinos delgados estaban ligeramente meteorizados: la vejiga, enteramente vacía y pegada bajo el pubis, no ofreció ningún carácter patológico. El hígado, de un volumen considerable, estaba un poco escoriado en su superficie convexa; la vejiga de la hiel muy extendida; las glándulas mesentéricas obstruidas; el vaso y los riñones en buen estado. Las vísceras del abdomen en general no sufrían lesiones graves. 

Según este examen, es fácil reconocer que la enfermedad de que ha muerto S. E. el Libertador era en su principio un catarro pulmonar, que habiendo sido descuidado, pasó al estado crónico…Si se atiende a la rapidez, la enfermedad en su marcha, y a los signos patológicos observados sobre el órgano de la respiración, naturalmente es de creerse que las causas naturales influyeron en los procesos de esta afección. No hay duda que agentes físicos ocasionaron primitivamente el catarro del pulmón, tanto más cuando que la constitución individual favorecía el desarrollo de esta enfermedad, que la falta de cuidado la hizo más grave; que el viaje por mar, que emprendió el Libertador con el fin de mejorar su salud, le condujo al contrario a un estado de consunción deplorable…. Debe observarse  que el Libertador, cuando el mal estaba en su principio, se mostró muy indiferente a su estado de salud, y se denegó a admitir los cuidados de un médico: él mismo lo ha confesado que sus enemigos le hartaban de disgustos, y que estaba más expuesto a los ultrajes de aquellos a que sus beneficios habían hecho ingratos… Entonces pidió con ansia los socorros de la medicina. Pero ¡ah! ¡Ya no era tiempo! El sepulcro estaba abierto aguardando la ilustre víctima, y hubiera sido necesario haber un milagro para impedirle descender a él. 

San Pedro, Diciembre 17 de 1830 a las ocho de la noche. 

Alejandro Próspero Reverend.                                    Es copia: J. A. Cepeda, secretario




 
Por;
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
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General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Historia y Tradición.. Proclama de Urdaneta ante la muerte del Libertador.

                                                               

El general caraqueño Mariano Montilla (1782-1851), designado en 1828, Jefe Superior de los Departamentos del Istmo de Panamá, Magdalena y Zulia, testigo presencial en Santa Marta el 17 de diciembre de 1830, de la muerte del Libertador, le informa al general Rafael Urdaneta Presidente Provisional de la Gran Colombia desde el 5 de septiembre de ese año (la verdadera denominación es República de Colombia, proclamada el 17 de diciembre de 1819 en Angostura.

"El excelentísimo señor Simón Bolívar ha pagado hoy a la naturaleza el precioso tributo de su importante vida". Urdaneta al conocer la infausta noticia emite en Bogotá el 9 de enero de 1831 una conmovedora proclama, llamando a la tolerancia y a la unión fraternal para salvar la patria de la anarquía: "¡Colombianos¡ Agobiado por el peso del dolor, me esfuerzo no obstante, por cumplir con el más triste de mis deberes como magistrado, como ciudadano, como amigo. Os anuncio que ha cesado de existir el más ilustre entre todos los hijos de Colombia, el Libertador, el fundador de tres repúblicas, el inmortal Simón Bolívar. Después de haber agotado hasta las últimas heces del cáliz de amargura que le ofreció la suspicacia de algunos conciudadanos suyos, ha pasado a la región de las almas, dejando un vacío inmenso en Colombia, en América, en el orbe civilizado". "¡Colombianos¡ Las pasiones contemporáneas, aún las más encarnizadas, deben darse ya por satisfechas. Bolívar no pertenece de hoy más, sino al dominio de la historia; y mientras ella le asigna en sus páginas el prominente lugar a que le han hecho acreedor sus relevantes servicios a la causa de la humanidad, nosotros los que tenemos la desgracia de sobrevivirle debemos reunirnos en torno a su tumba helada, a llorar la pérdida que hemos hecho, a meditar sobre la situación de Colombia y prestarle los auxilios de que tanto necesita la patria para revivir."

"¡Colombianos¡ Deseoso de que no se malogren los esfuerzos inauditos de aquél varón esclarecido por la independencia y la libertad de nuestra tierra, me ocupo actualmente de dictar aquellas medidas que demandan el reposo y bienestar de los que viven sometidos al Gobierno Nacional, y de negociar con los que no lo están, los medios de llegar a un avenimiento amistosos, que tenga por resultados, reorganizar a Colombia y presentarla de nuevo a los ojos de las naciones en su pasada majestad y esplendor.

En nombre de la independencia y de la libertad, convido a todos los que abriguen en su pecho sentimientos nobles y generosos, a que coadyuven a la bella empresa de restaurar Colombia. Venid, pues, colombianos al templo de la concordia, venid conmigo a darnos un abrazo fraternal. Sólo así evitaremos que el país sea patrimonio de la anarquía más espantosa y devoradora que jamás vieron los siglos”

Bogotá Enero 9 de 1831                                                                 Gral. Rafael Urdaneta.

Al siguiente día, el "siempre leal", convocó una junta de notables, con la finalidad de exponerles, en su condición de presidente provisional, la conveniencia de dejar el alto cargo, asumido con la condición de que el Libertador lo pudiera recibir; fallecido éste, quedaba sin efecto el nombramiento del prócer marabino. Los asistentes en forma unánime recomendaron que no renunciara. Ante la presión ejercida por los enemigos de Bolívar y para evitar una guerra civil, Urdaneta renuncia ante el Consejo de Estado reunido en Apulo, cerca de Bogotá el 30 de abril de 1831, allí dijo: 

"Mi continuación al frente del Gobierno no es ya necesaria; he resuelto en consecuencia separarme de los negocios públicos y no debiendo ni queriendo mandar más, he cesado en este instante en el ejercicio de las funciones del Poder Ejecutivo. Ruego por tanto al Consejo ocupe sin pérdida de tiempo, de nombrar la persona que haya de encargarse de la suprema autoridad. Al terminar mi vida política estoy satisfecho porque mi conciencia me dice que he cumplido con cuantos deberes me impuso la patria en la delicada situación en que me he visto colocado". 

Al serle recibida su renuncia, con el apoyo de Don Joaquín de Mier y Benítez, sale desterrado desde Santa Marta hacia Curazao el 7 de junio; en Venezuela y en la Nueva Granada no lo aceptaban por su definido afecto y lealtad hacia el Libertador. En esa isla pasará año y medio en la más completa miseria este paisano esclavo del deber y del honor.

 
 Por;
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
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General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Miembro de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".