jueves, 30 de mayo de 2013

Hablando de...¿QUÉ ES EL RITO ESCOCÉS ANTIGUO Y ACEPTADO?

 
 

El REAA combina la simbología tradicional, el sentido de la fraternidad y el análisis racional

En la masonería existen diversos ritos, sin embargo el más practicado en todo el mundo y en concreto en el estado español por las diversas federaciones u obediencias masónicas ha sido y es el REAA.

¿En que consiste el REAA?

El Rito Escocés Antiguo y Aceptado(REAA) es un rito donde se combinan los elementos simbólicos más tradicionales con una dinámica de funcionamiento ciertamente expresiva que permite desarrollar al lado de un profundo sentido de fraternidad, un agudo sentido del análisis racional que invita en enfocar la vida tanto con criterio espiritual como racional, complementándose extraordinariamente.

En las logias que utilizan el REAA se representan simbólicamente las Leyes que rigen el Universo y sus trabajos se realizan fundamentalmente en dos líneas que se complementan como los brazos de un mismo cuerpo.

En primer lugar, la práctica del ritual, permite, en sus grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, mediante una serie de representaciones ritualísticas de antiquísima simbología, tener una mayor conciencia de las Leyes y preceptos de la Naturaleza y del Universo del qué descubriría nuestra simple pero atenta observación. Así, el ritual está estructurado y codificado de tal manera que conforma un hilo conductor, el cual no solo puede transmitir un claro y sencillo mensaje general, sino que puede activar mecanismos subconscientes e inconscientes que generan un elevado sentido de la trascendencia del Gran Arquitecto del Universo (GADU). Así pues, en este Rito tiene una importancia capital no solamente la práctica del ritual sino también su asimilación espiritual, psicológica y conceptual.

En segundo lugar, dentro de los trabajos de la Logia se pone igualmente énfasis en los Trabajos Masónicos de tipos intelectual. Los Trabajos son presentados por escrito y, una vez leídos en la Tenida (reunión ritual), son tratados de forma oral y coloquial entre los hermanos. De esta manera se consigue, a través de las diferentes apreciaciones u opiniones aportadas, una percepción profunda del tema tratado, con el consiguiente enriquecimiento y formación masónica que invariablemente dará sus frutos en cualquier ámbito o situación.

Una espiritualidad laica

Al igual que la masonería proclama su espiritualidad, declara también su laicidad, como expresaba el Manifiesto de 1875 del Convento (asamblea) internacional de Laussanne: “La Francmasonería no es una religión ni es un culto; por ello desea la instrucción laica”. El Manifiesto finalizaba de la forma siguiente: “Su doctrina completa está contenida en este bello mandamiento: ama tu prójimo" . Es tan cierto como que nadie es propietario del amor ni del espíritu, ya que ambos son universales.

Con el REAA se encontramos delante una espiritualidad laica. Esta definición puede parecer paradójica, pero se entiende si conociendo la etimología del adjetivo “laico”, que procede del griego “laicos”: “Aquello que pertenece al pueblo, a la gente”.

Es preciso tener presente que “pueblo” designaba a la población del mundo antiguo conocido en otro tiempo; al conjunto de la humanidad. El sinónimo latín de laico es “universal”, teniendo en cuenta además que es el Rito masónico mayoritariamente practicado en el mundo, se puede comprender mejor el valor de la expresión “espiritualidad laica”. Y, como todos sabemos, el universalismo laico es opuesto a la intolerancia que caracteriza la antireligiositat radical, el totalitarismo, el integrismo y el fundamentalismo. Tampoco sería compatible con el nihilismo. Ser laico en este sentido significa que el Rito está abierto a todos los seres humanos de buena voluntad, creyentes o no creyentes, que quieren vivir en armonía con los auspicios de una verdadera espiritualidad. Es adogmático para evitar caer en la trampa del dogmatismo.

Como se decía en los tiempos de Anderson(1723):

"A pesar de que en los tiempos antiguos los masones estaban obligados a practicar la religión que se observaba a los países donde habitaban, hoy se ha creído más oportuno, no imponerle otra religión que aquélla en que todos los hombres están de acuerdo, y dejarlos completa libertad respeto a sus opiniones personales. Esta religión consiste en ser hombres buenos y leales, o sea, hombres de honor y de probidad, cualquiera que sea la diferencia de sus nombres o de sus convicciones. De esta manera la Masonería se convertirá en un Centro de Unión y es el medio de establecer relaciones amistosas entre gente que, fuera de ella, habrían sido separados entre ellos."

Cuáles son sus grados?

Los grados del REAA son 33. Los tres primeros grados, comunes a todos los ritos -Aprendiz, Compañero y Maestro-, se denominan grados simbólicos, y son administrados con plena soberanía por las logias; pero se ofrece la oportunidad de continuar el perfeccionamiento del Maestro masón en los grados filosóficos que van del 4º al 33º.
 
 
 
CELTA.·.

lunes, 27 de mayo de 2013

Talento Masoníco...Masonería y el Opus Dei

                                                                                                        


 Por Sebastián Henríquez Tillería.

Presentamos el siguiente trabajo que se introduce en el tema de la pugna entre la masoneria y el Opus Dei...

Nosotros como jóvenes pertenecientes a una institución Laica, patrocinada por una logia masónica y como jóvenes nacionales de un país como el nuestro en que la Iglesia Católica y en particular el Opus Dei, tienen y han tenido a lo largo de la historia una gran influencia, deberíamos conocer los conflictos existentes entre ambas instituciones. Esta exposición no busca satanizar a una o a ambas instituciones, muy por el contrario, tratará de ver el tema con altura de miras, desde una perspectiva histórico-cultural que nos llevará a sacar nuestras propias conclusiones.

Referencia Histórica de la Masonería y el Opus Dei.

Muchas personas hablan del Opus Dei, pero pocas se detienen a investigar que es y de donde viene y cuales son los fines de esta institución.

El Opus Dei fue fundado por José maría Escrivá de Balaguer en Madrid el 2 de octubre de 1.928, aunque en ese momento solo se llamó la “Obra”. Su pretensión de denominarla “La Obra de Dios”- Opus Dei- sólo se concretó el 14 de febrero de 1.930, cuando dijo que recibió directamente el mensaje desde la divinidad.

En sus inicios el Opus Dei dirigió sus trabajos a los enfermos de los hospitales y los pobres, y fue rápidamente extendiéndose a distintas actividades sociales y económicas. Igualmente en 1.930, Escrivá acepta que el Opus está dirigido también a la mujer y dentro de su membresía se abre una categoría especial para las mujeres aunque básicamente está conformada, por varones, en la medida en que su cúpula de poder y mando está formada por religiosos y clérigos.

Desde 1.933 incursionó en la educación y a través de la Academia DYA comenzó su trabajo en este campo en Madrid. Como lo dicen sus propios reglamentos, la misión de la Academia, además de impartir educación universitaria en Derecho y Arquitectura, es la de dar formación religiosa y enseñar el mensaje del Opus Dei entre la juventud. Este fin esencial en la educación que se imparte bajo los dictados de la Obra se ha mantenido y reafirmado desde entonces.

Durante la guerra civil española el Opus Dei fue una avanzada y activísimo grupo combatiente contra la República Española y a favor del general Francisco Franco. Esta colaboración prestada por el Opus Dei al dictador Español fue tenida en cuenta y compensada posteriormente durante el largo período de gobierno de la dictadura.

A comienzos de 1.940 oficialmente la iglesia católica concedió aprobación al Opus Dei, a través del Obispado de Madrid. Y en el 1.943 a través de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz se le autorizó para ordenar sus propios sacerdotes, convirtiéndose así en un tiempo relativamente corto en una poderosa congregación con capacidad para darse sus propios dirigentes. Los años finales del decenio de 1.940 encuentran radicado en Roma a Escrivá de Balaguer, en donde mediante una intensa actividad de lo que hoy llamamos lobby consiguió que el Vaticano diera la primera aprobación pontificia del Opus Dei y lo constituyera en Instituto Secular. En 1.950 Pio XII promulgó la aprobación definitiva de la obra. El Decreto aprobatorio permitió la aceptación en el Opus Dei de personas casadas y la asimilación de sacerdotes de otras congregaciones católicas.

En tan sólo 20 años el Opus Dei recorrió un camino que costó años y en ocasiones siglos a otras congregaciones católicas. A finales de los años 50 se inicia la expansión continental a la América Hispana del Opus Dei. Perú, Méjico, Venezuela, Guatemala, Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Puerto Rico, Honduras, Trinidad Tobago, República Dominicana y Nicaragua, Canadá y Estados Unidos y por supuesto Chile. El mismo, o las más altas autoridades de la congregación visitan los países, promueven la fundación de colegios y la instalación de capítulos, no sólo en España y Portugal, sino también en América Latina. Cuando Escrivá de Balaguer fallece, el 26 de junio de 1.975, el Opus Dei es ya un poderoso brazo de la Iglesia instalado en el poder o muy cerca de él en los países Hispano Americanos.
Toda la influencia y el poder de la Iglesia Católica se ha puesto a las órdenes y al servicio del Opus Dei desde su fundación. ¿Qué razones ha habido para ello?. Para contestar este interrogante debemos analizar las condiciones y el momento histórico en que es fundado y mirar, así sea a vuelo de pájaro, las relaciones entre la Iglesia Católica y la Masonería antes de la creación del Opus Dei y después de ella.
Ahora que ya sabemos lo que es Opus Dei, debemos remontarnos al inicio de los conflictos entre La Masonería y La iglesia Católica, para después abocarnos a la pugna entre la primera y el Opus Dei, que vendría siendo como la fuerza de choque de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Masonería e Iglesia Católica.

A pesar de que las relaciones entre la Orden Masónica y la Iglesia Católica han sido siempre difíciles y cargadas de problemas, no obstante, podemos establecer tres momentos en ellas: dos períodos puntuales de tensión y enfrentamiento, el primero, se dio en el siglo XVIII y el segundo, en el siglo XIX, y un tercer período de serenidad y acercamiento, especialmente de la Masonería a la Iglesia Católica, que ha sido perturbado por algunos sectores fundamentalistas en materia religiosa y de derecha en orientación política.

Veamos cada uno de los periodos. El Siglo XVIII, ve nacer formalmente la Masonería y es un siglo lleno de persecuciones contra la Orden Masónica. Fueron escasos los gobiernos y los estados que no prohibieran la masonería y las reuniones de masones. En realidad en la “Curia Romana” (Iglesia Católica) no fueron los primeros ni los únicos en condenar y prohibir la masonería. En 1.735 lo hicieron los Estados Generales de Holanda; en 1.736, el Consejo de la República y Cantón de Ginebra; en 1.737 son la Francia de Luis XV y el Príncipe Elector de Manheim en el Palatinado, Hamburgo y Federico I de Suecia en 1.738; María Teresa de Austria lo hará en 1.743; en Aviñón. París y Ginebra en 1.744; en 1.745 el Cantón de Berna, el Consistorio de Hannover y de Nuevo París, incluso el Gran Sultán de Constantinopla lo hará en 1.748; Carlos VII de Nápoles (futuro Carlos III de España) y su hermano Fernando VI de España en 1.741; en 1.763 los Magistrados de Danzintg; en 1.770 el Gobernador de la Isla de Madeira y los Gobiernos de Berna y Ginebra; en 1.784 el Príncipe de Mónaco y el Elector de Baviera Carlos Teodoro; en 1.785, el Duque de Baden y el Emperador de Austria José II; en 1.794 el Emperador de Alemania Francisco II, el Rey de Cerdeña Víctor Amadeo, y el emperador Ruso Pablo I; en 1,.798 se suma a los perseguidores Guillermo III de Prusia, éstos solo para citar los más conocidos. No hubo entonces suelo europeo, donde no se persiguiera a la Masonería.

Sin embargo, no pueden considerarse todas estas persecuciones como hechos aislados atribuibles exclusivamente a cada Estado, gobernante o autoridad. Ellas tienen un hilo conductor que habrá de mostrarse con las prohibiciones y condenas de los Papas Clemente XII en 1.738 y Benedicto XIV en 1.751, así como en el Decreto del Cardenal Firrao para los Estados Pontificios en 1.739.

En ese momento los cargos que se le hacen a la Orden Masónica se refieren al Secreto riguroso con que los masones se protegían y al juramento que ellos hacían. Cargos que permitieron aplicarles el derecho, heredado del Imperio Romano, que consideraba como ilícita, subversiva y un peligro para la tranquilidad de la religión oficial, el buen orden y la tranquilidad de los Estados, a toda asociación o grupo no autorizado por el Gobierno.

A estos motivos que podrían llamarse de Estado, que tuvo la Roma Antigua para perseguir a los primeros cristianos, los Papas Clemente XII y Benedicto XIV agregaron el considerar a los masones y a sus reuniones como sospechosos de “herejía”, y argumentaron a favor de este criterio el hecho de que los masones admitían en sus reuniones a todo tipo de individuos, fueran católicos o no católicos, y sancionaron con pena de excomunión a los masones.

Esta drástica medida para combatir la masonería está claramente establecida en el Edicto del Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Firrao, promulgado el 14 de enero de 1.739, en el que se dice “que las reuniones masónicas eran no sólo sospechosas de herejía, sino, sobre todo, peligrosas a la pública tranquilidad y a la seguridad del Estado Eclesiástico, ya que de no tener materias contrarias a la fe ortodoxa y al Estado y tranquilidad de la República, no usarían tantos vínculos secretos”. Una consecuencia inmediata y directa de este edicto fue la pena de muerte, confiscación de bienes y demolición de las viviendas de los masones.

Además, se dio también como resultado del mencionado edicto la creación del llamado delito de masonería, pues en las naciones con gobiernos confesionales, los masones fueron perseguidos no por serlo, sino por ofensa a la religión católica, puesto que estaban excomulgados, fundamentándose el delito de masonería en la lesión del Orden religioso católico, y desde el momento que éste se tenía como base de la Constitución de los Estados católicos, el delito eclesiástico automáticamente pasaba a concebirse y castigarse como delito político.

Lo anterior explica porqué en ningún documento del Siglo XVII incluidas las bulas de Clemente XII y Benedicto XIV, se prohibe la masonería en cuanto a institución, sino “las reuniones de masones”, las cuales se señalan con nombres disímiles en la bula In eminenti del Papa Clemente XII, como son Asambleas, Conventículos, Juntas, Agregaciones, Círculos, Reuniones, Sociedades, etc.

El segundo momento de las relaciones entre la masonería y la Iglesia Católica se va a dar en el siglo XIX. Viene marcado este período por la aparición de las sociedades patrióticas y políticas, por un lado, y el impacto de la Revolución Americana, primero, y luego de la Revolución Francesa en los soberanos absolutistas de la Europa del Congreso de Viena que no se resignaban a perder su poder. Situación ésta que va a merecer especial preocupación por parte de Roma.

Sabido es, que ambas revoluciones van a contar entre sus líderes y víctimas a muchos masones e incluso sacerdotes católicos que se supo en ese momento pertenecían a la masonería, como es el caso del cura católico Gallot, que fue más tarde elevado a la condición de beato por la Iglesia Católica. Este papel preponderante de la masonería en ese momento histórico creó dos situaciones diferentes. Por un lado, en los países anglosajones, como Estados Unidos, Gran Bretaña y países nórdicos, la masonería adquirió prestigio social y tuvo presencia política, inclusive con figuras del clero no católico. Es así como los Reyes de Inglaterra y Suecia pertenecían a la masonería en sus respectivos países y gran parte de los presidentes de Estados Unidos militaban en sus filas.

En cambio, en los países católicos los ideales de la masonería, confundidos e identificados en gran medida con los del liberalismo, suscitaron por parte de la Iglesia católica y de los gobiernos absolutistas de la época una dura reacción contra la masonería, originada en la conocida unión del Trono y el Altar en defensa de sus respectivos poderes. Esta imagen de la Masonería Latina Europea fue la que atrajo a los líderes de la revolución Hispanoamericana, Bolívar, Miranda, San Martín, Santander, etc.

De manera que en los primeros años del siglo XIX el enfrentamiento masonería - Iglesia católica va a darse dentro de los marcos de interpretación de las revoluciones americana y francesa y de las consecuencias surgidas alrededor del denominado mito del complot masónico - revolucionario, difundido por el abate Barruel. Este famoso mito atribuyó a la masonería la creación de grupos de subversión, levantados en armas contra los gobiernos de los Estados, y que hostilizaban en la lucha armada a la Iglesia católica, como la renombrada Carbonería Italiana. La profusión de estas sociedades secretas las atribuyó la Iglesia a los masones, evitando así que la Masonería Latina Europea pudiera, al igual que la Anglosajona evolucionar rápidamente en su crecimiento y desarrollo.

El Vaticano no desaprovechó la oportunidad para mantener la prohibición y la condena contra los masones y sus reuniones, llegándose inclusive a considerar a la masonería como una “Sociedad clandestina cuyo fin era conspirar en detrimento de la iglesia y de los poderes del Estado”. En este sentido, se pronuncian la Constitución Ecclesian Christi de 1.821 promulgada por el Papa Pío VII y la Humanum Genus de 1.884, dada por León XIII. Pío IX y León XIII en el ánimo de mantener la confrontación con la masonería, se refirieron a ella en sus documentos y alocuciones, en más de 2.000 ocasiones.

En este período crítico de las relaciones entre ambas Instituciones, la Iglesia llegó inclusive a afirmar que la masonería atacaba “los derechos del poder sagrado y de la autoridad civil”, que “conspiraba contra la Iglesia y el poder civil”, que “atacaba a la iglesia y los poderes legítimos”. En Humanum Genus, León XIII afirma que el último y principal de los intentos de la masonería “era el destruir hasta sus fundamentos todo el orden religioso y civil establecido por el cristianismo, levantando a su manera otro nuevo con fundamentos y leyes sacadas de las entrañas del naturalismo”. Afirma también que “la secta masónica tiene empeño en llevar a cabo las teorías de los naturalistas” y que “mucho tiempo ha que trabaja tenazmente para anular en la sociedad toda injerencia del magisterio y autoridad de la Iglesia y a este fin pregona y contiende deberse separar la Iglesia y el Estado, excluyendo así de las leyes y la administración de la cosa pública el muy saludable influjo de la religión católica”.

Este enfrentamiento originó que en el Congreso Internacional de Trento se le diera a la masonería un trato que llevó a la Orden masónica de los países latinos a pregonar y practicar un exacerbado anticlericalismo y laicismo.

El resultado final, ya en los albores del siglo XX, es que el Código de Derecho Canónico promulgado el 27 de mayo de 1.917, después de la muerte de León XIII, recogió la doctrina jurídica de la iglesia sobre la masonería, especialmente las de Pío IX y León XIII. Es así como en el canon 2335 se confirman las disposiciones pontificias del siglo XIX, precisando la sanción al establecer que “los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potencias civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica”.

Es precisamente en este período lleno de agrios y duros enfrentamientos entre la masonería y la Iglesia católica cuando en 1.928 Josemaría Escrivá de Balaguer funda el Opus Dei. Desde su creación la nueva congregación aglutinó a los miembros más ortodoxos y fundamentalistas del clero católico, quienes comenzaron su trabajo misional con esos sectores de la feligresía.

En realidad de verdad, La Obra debió ser un propósito que tal vez se anidó en el ánimo de Escrivá desde mucho antes de 1.909 y cuyos orígenes pueden rastrearse en el primer decenio del siglo, alrededor del periódico El Debate perteneciente a la escuela del Real Patronato de Santa Isabel, en donde él ejercía como profesor de Filosofía y de Deontología; o en sus relaciones estrechas con la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, la cual desde El Debate impulsaba de manera dogmática su creencia religiosa. Esta Asociación de propagandistas fundada en 1.909 por el sacerdote jesuita Ayala tenía como fin “formar unas minorías escogidas, compuestas de hombres ‘apostólicos’ pertenecientes a las más variadas profesiones sin que tuviesen necesidad de hacer un voto especial de carácter religioso”; o en sus cercanas relaciones con Gil Robles fundador de la “Confederación Española de los Derechos Autónomos” partido político de carácter religioso.

Todas estas relaciones y amistades con el más crudo sectarismo religioso español y la violenta derecha hispana, fueron caldo de cultivo del Opus Dei. Si a esto agregamos el momento histórico en que se da – al que nos hemos referido antes, es posible entender que el Opus Dei fuera desde sus inicios un ariete que golpeó de manera sistemática a la masonería y a los masones. Situación que habrá de verse de manera muy especial y concreta en España, en donde la masonería fue soporte activo y combatiente a favor de la República, mientras que la gran mayoría de la Iglesia católica, especialmente sus más altas jerarquías lucharon a favor de las fuerzas de franco.

Este carácter antimasónico del Opus Dei, enraizado en su mismo nacimiento, va a generar otra de las características, ésta coincidente con la masonería, y fue la de utilizar algunos de los principios filosóficos esenciales de nuestra Augusta Institución en su ideario religioso, además de que sus miembros se someten a un rito de iniciación secreto, pero marcando su trabajo social, en salud y educación, con postulados políticos muy diferentes a los de la masonería. Es decir, de alguna manera Josemaría Escrivá buscó formar una masonería para los sectores más recalcitrantes y dogmáticos de la Iglesia católica.

Esta actitud del fundador del Opus Dei pretendió atraer también hacia La Obra y alejar de la masonería a los sectores más tolerantes del clero católico y de su feligresía creyente. Este aspecto del Opus Dei necesariamente tenía que producir, recrudecer y mantener las diferencias con la Orden, especialmente en España, México y Brasil.

Creado ya el Opus Dei, se va a presentar el tercer período, cuyo punto de referencia más importante es la celebración del Concilio Vaticano II (1.961-1.965), en cuyas conferencias habrá de darse una tendencia mayoritaria de aproximación entre la masonería y la Iglesia católica. En este sentido, los Obispos de Méjico, Monseñor Sergio Méndez Arceo y de Brasil, el sacerdote jesuita Riquet, junto con la mayor parte de la Iglesia francesa, holandesa y escandinava lideraron este acercamiento. Uno de los más interesados en que este acercamiento cristalizara fue el buen Papa Juán XXIII, quien en 1963 hizo pública la siguiente Oración:
“Señor y Gran Arquitecto:

“Nosotros nos humillamos a tus pies e invocamos tu perdón por la herejía en el curso de desconocer en nuestros hermanos masones como tus seguidores predilectos.
“Luchamos siempre contra el libre pensamiento, porque no habíamos comprendido que el primer deber de una religión, como afirmó El Concilio, consiste en reconocer hasta el derecho de no creer en Dios.
“Habíamos perseguido a aquéllos que dentro de la propia iglesia habíanse distanciado inscribiéndose en las Logias, despreciando todas las injurias y amenazas.
“Habíamos irreflexivamente acreditado que una señal de la cruz pudiese ser superior a tres puntos formando una pirámide.
“Por todo esto nos arrepentimos Señor y con tu perdón te rogamos nos hagas sentir que un compás sobre un nuevo altar puede significar tanto como nuestros viejos crucifijos. Amén.”

En el año de 1.974 el Cardenal Seper, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, admitió públicamente la existencia de masonerías sin ánimo de enfrentamiento religioso con la Iglesia católica y reconocía por primera vez desde 1.738 que la excomunión lanzada hacía dos siglos era entendible en medio de los problemas políticos y de luchas religiosas ya superados. Producto de esta nueva situación, la Iglesia católica promulgó el 8 de enero de 1.983 un nuevo código de derecho canónico, en el cual el antiguo y drástico canon 2335, al que ya hice referencia antes, fue sustituido por el canon 1374, en el cual ya no hay una referencia concreta a la masonería ni a la excomunión y cuyo tenor literal es el siguiente: “Aquéllos que dan sus nombres a asociaciones que maquinan contra la iglesia, serán castigados con una pena justa; aquéllos que las promuevan o dirijan serán castigados con la pena de entredicho”.

Este canon resistió todas las presiones de los sectores más ortodoxos de la Iglesia, entre los cuales destacó por su activísima participación para evitar que se promulgara, el Opus Dei. No obstante, el Cardenal Ratzinger, actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cercano al Opus Dei y su gran defensor en las antesalas del Vaticano, expidió una Declaración sobre las Asociaciones Masónicas el 27 de noviembre de 1.983, en la cual insiste en la condena y el rechazo a la masonería y prohibe a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre esta Asociación ya que se le considera inconciliable con la doctrina de la Iglesia. Posteriormente el 23 de febrero de 1.985, ante el poco acatamiento que había tenido dicha Declaración, el Obsservatore Romano, órgano oficial de El Vaticano, publicó un artículo sin firma denominado “Reflexiones a un Año de la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Inconciabilidad entre la Fe Cristiana y la Masonería”. Esta nota es la vuelta a los ttiempos inquisitoriales de la Iglesia, respecto de la Orden Masónica.

Masonería y Opus Dei

A pesar de ser la Masonería organización apolítica, uno de los cargos que le hicieron los gobiernos absolutistas y el Vaticano fue el de ser una asociación que perseguía el poder para derrocar los gobiernos imperantes con el fin de instaurar sus propios postulados y doctrinas, extraídos del más furioso anticlericalismo y laicismo y de las enseñanzas del naturalismo, en el decir de ellos.

La caída del absolutismo no quiso ser comprendida como una reacción de la sociedad en general, como en efecto lo fue, sino que en sectores interesados, la participación de los masones en los hechos revolucionarios de 1.779 y 1.781 en América y Francia, fue una confirmación de las actitudes subversivas de la Masonería.

En los siglos XIX y XX se da el apogeo de los gobiernos laicos como consecuencia de la separación de la Iglesia y el Estado. Este hecho significó la pérdida de una gran parte del poder terrenal que la Iglesia Católica ejercía en Europa y América Latina.

Retomar ese poder perdido ha sido uno de los fines del Opus Dei. Para conseguirlo ha trabajado durante setenta años tanto dentro de la organización de la propia Iglesia como de los gobiernos de España, Portugal e Hispanoamérica. En este tiempo, brevísimo en comparación con los tres milenios que ajusta la Iglesia de Roma, su diplomacia se ha adjudicado destacadísimos logros en uno y otro campo. Se ha convertido en la más importante fuerza dominante dentro de la Curia Romana, contando inclusive con el decidido apoyo de Juán Pablo II, aunque ello le ha granjeado no pocas resistencias y oposiciones de otros sectores de la Iglesia igualmente poderosos, que se han visto desplazados por la Obra. Según el Annuario Pontificio cuenta con 80.000 miembros en 80 países de todo el mundo, de los cuales 2.000 son sacerdotes. Es la única diócesis flotante, como prefectura personal, que existe y por lo tanto no está sometida a ninguna autoridad eclesiástica local y está gobernada por un prelado general que solo rinde informes al Papa cada cinco años. Esta situación ha llevado a que grupos de la Curia Romana digan que el Opus Dei pretende ser una Iglesia dentro de la Iglesia.

De otro lado, el hecho de trabajar en todo el mundo con los jóvenes, le permite estar en contacto con lo más granado de la inteligencia y del poder económico de los países. De esta manera, ha conseguido en las naciones hispanoamericanas colocarse muy cerca del poder político, cuando no dentro de él. Así ha orientado muchas de las políticas de gobierno en España, Colombia, Perú y otros países centro y sur americanos.

Superado el problema eminentemente religioso, que para la masonería no existe, se quiere presentar la lucha por el poder como otro factor que no permite la conciliación de las dos Instituciones. Debido a que el Opus Dei busca ser pilar ideológico y doctrinario, desde una visión teocrática de los gobiernos, rechaza por peligrosa la apoliticidad propia de la masonería.
 
 
 

Talento Masoníco...¿Libertad? ¿Igualdad? ¿Fraternidad?

                                                                                                                                 por Frater Phileas

Desde la Revolución Francesa están presentes en nuestras sociedades occidentales.Muchos países se jactan de ser los defensores a ultranza de estos principios y en algunas ocasiones se autoproclaman “guardianes de la libertad” como una excusa para hacer lo que les plazca ante la mirada impotente de las demás naciones.


No obstante, y aunque mucho se hable de estos principios, aún estamos a años-luz de lograr una auténtica Libertad, una verdadera Igualdad y una consciente Fraternidad.En el mundo de Maya, la ilusión, se suelen confundir estos principios, pero desde una óptica espiritual debe quedar bien claro que:
  • La Libertad de la que tanto se enorgullece Occidente es solamente una burda caricatura de la auténtica Libertad.

  • La Igualdad parte de la base errónea de que “todos somos iguales”, lo cual es una mentira que repetida mil veces parece convertirse en verdad. La Igualdad que proclaman las naciones “liberales” no es otra cosa que igualitarismo.

  • La Fraternidad de la que tanto se habla no es otra cosa que un mero ideal de hermandad.
Los esoteristas conciben otra Fraternidad que no es una aspiración sino una Ley: la Ley de la Fraternidad Universal basada en que “Todos somos Uno”.

¿Libertad o Libertismo?

Jean Jacques Rousseau dijo que “el hombre ha nacido libre, y en todas partes se halla entre cadenas”. (1) Casi 250 años más tarde la situación no ha cambiado mucho, pero sí es notoria una “ilusión de libertad” o “libertismo” que se confunde con la “Libertad”.

La revolución liberal que haría al hombre “libre” simplemente ha creado formas de esclavitud más sutiles, que en estos días neo-medievales se hacen más evidentes. Estamos viviendo en la versión XP de la caverna platónica.

Uno de los autores más lúcidos al analizar el tema de la “Libertad” es Erich Fromm. Según él, “existe la creencia convencional de que la democracia moderna ha alcanzado el verdadero individualismo al liberar al individuo de todos los vínculos exteriores. Nos sentimos orgullosos de no estar sujetos a ninguna autoridad externa, de ser libres de expresar nuestros pensamientos y emociones, y damos por supuesto que esta libertad garantiza nuestra individualidad. Pero el derecho de expresar nuestros pensamientos, sin embargo, tiene algún significado tan sólo si somos capaces de tener pensamientos propios. 
La represión de los pensamientos espontáneos y, por lo tanto, del desarrollo de una personalidad genuina, empieza tempranamente; en realidad desde la iniciación misma del aprendizaje del niño. Dentro de nuestra cultura, la educación conduce con demasiada frecuencia a la eliminación de la espontaneidad y a la sustitución de los actos psíquicos originales por emociones, pensamientos y deseos impuestos desde fuera. Y aquello que la educación no puede llegar a conseguir se cumple luego por medio de la presión social, ya que en nuestras sociedades se desaprueban, en general, las emociones”. (2)

En “El arte de amar”, Fromm concluye que “la mayoría de las gentes ni siquiera tienen conciencia de su necesidad de conformismo. Viven con la ilusión de que son individualistas, de que han llegado a determinadas conclusiones como resultado de sus propios pensamientos —y que simplemente sucede que sus ideas son iguales que las de la mayoría—. El consenso de todos sirve como prueba de la corrección de «sus» ideas. Puesto que aún tienen necesidad de sentir alguna individualidad, tal necesidad se satisface en lo relativo a diferencias menores; las iníciales en la cartera o en la camisa, la afiliación al partido Demócrata en lugar del Republicano, a los Elks en vez de los Shriners, se convierte en la expresión de las diferencias individuales. El lema publicitario «es distinto» nos demuestra esa patética necesidad de diferencia, cuando, en realidad, casi no existe ninguna”. (3)

Lamentablemente, la sociedad capitalista quiere (y necesita) que seamos autómatas y que vivamos con la ilusión de poseer libre albedrío. En la medida que las instituciones educativas sigan en crisis (o mejor dicho “decadencia”) los autómatas serán más ignorantes y, por ende, más manipulables.

¿Igualdad o Igualitarismo?

Dice Erich Fromm: “En la sociedad capitalista contemporánea, el significado del término igualdad se ha transformado. Por él se entiende la igualdad de los autómatas, de hombres que han perdido su individualidad. Hoy en día, igualdad significa «identidad» antes que «unidad». Es la identidad de las abstracciones, de los hombres que trabajan en los mismos empleos, que tienen idénticas diversiones, que leen los mismos periódicos, que tienen idénticos pensamientos e ideas. En este sentido, también deben recibirse con cierto escepticismo algunas conquistas generalmente celebradas como signos de progreso, tales como la igualdad de las mujeres. Me parece innecesario aclarar que no estoy en contra de tal igualdad; pero los aspectos positivos de esa tendencia a la igualdad no deben engañarnos. (...) 
La sociedad contemporánea predica el ideal de la igualdad no individualizada, porque necesita átomos humanos, todos idénticos, para hacerlos funcionar en masa, suavemente, sin fricción; todos obedecen las mismas órdenes, y no obstante, todos están convencidos de que siguen sus propios deseos. Así como la moderna producción en masa requiere la estandarización de los productos, así el proceso social requiere la estandarización del hombre, y esa estandarización es llamada «igualdad». (4)

A propósito de esta “igualdad” recordamos una presentación de Internet muy interesante que apareció hace algún tiempo que decía:

“Si el mundo fuera un pueblecito de cien habitantes, 61 de ellos serían asiáticos y, entre ellos, tendríamos a 20 chinos y 17 indios.
Habría 14 africanos, 11 europeos, 9 sudamericanos, 5 norteamericanos y sólo una persona procedería de Oceanía.
Al menos 18 habitantes serían analfabetos aunque, por otra parte, 33 tendrían teléfono móvil y 16 conexión a Internet.
De todos los que poblaran este lugar, 27 tendrían menos de 15 años y 7 serían mayores de 64.
En el pueblo habría 18 automóviles y 63 personas no tendrían acceso a condiciones sanitarias adecuadas.
En cuanto a las creencias religiosas, 33 serían cristianos, 20 musulmanes,
13 hindúes, 6 budistas, 2 ateos, 12 se declararían como no religiosos y, los otros 14, pertenecerían a varias religiones no mencionadas anteriormente.
Lamentablemente, 30 personas estarían sin empleo o trabajarían en condiciones muy precarias, de los otros 70, con empleo, 28 trabajarían en el sector primario, por ejemplo como agricultores, 14 lo harían en la industria y 28 en servicios.
Más de la mitad de todos los que poblaran este lugar, 53 personas en concreto, tendrían que subsistir con unos dos dólares diarios.
Un vecino tendría SIDA, 26 serían fumadores y 14 padecerían problemas de obesidad. Hacia el final del año, uno de ellos habrá muerto, pero habrán nacido dos nuevos habitantes, con lo que ya tendríamos 101 personas en este pequeño pueblecito llamado Tierra”. (5)

¿Aspiración o Ley de Fraternidad Universal?

El ideal de Fraternidad que propone la sociedad moderna es muy loable pero incompleto. Básicamente pregona que “los hombres deberían ser hermanos” mientras que la Filosofía Perenne declara abiertamente que “la fraternidad del hombre no es algo que necesite ser establecido. La fraternidad es. Constituye un hecho en la naturaleza; ya existe, y únicamente requiere que la realicemos”. (6)Siendo así, la fraternidad no puede alcanzarse intelectualmente ni emocionalmente sino que para realizarla debemos primero quitarnos de los ojos el velo de Maya, la ilusión. En una carta a Alfred Sinnett referente a la Sociedad Teosófica, el Maestro Kout-Houmi propone la creación de “nuevas instituciones constructoras de una genuina y práctica Fraternidad de la Humanidad, donde todos se tornarán colaboradores de la Naturaleza.” Y más adelante agrega que “Los Jefes quieren una “Fraternidad de la Humanidad”, el inicio de una real Fraternidad Universal; una institución que se haga conocida por todo el mundo y que cautive la atención de las mentes más elevadas.” (7). No obstante, aunque la Sociedad Teosófica incluía entre sus objetivos la creación de este núcleo de la Fraternidad Universal, paulatinamente las energías fueron canalizadas hacia los poderes psíquicos y las especulaciones metafísicas, dejando de lado las palabras de H. P. Blavatsky que insistían que “la S.T. es antes que nada una Fraternidad Universal, no una sociedad para fenómenos y ocultismo”. (8)

Libertad, Igualdad y Fraternidad

En nuestra sociedad en crisis, los valiosos principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad deben re-definirse para que ellos sean la guía para el nacimiento del Hombre Nuevo.
Debemos derrotar a Maya, la Ilusión, a fin de luchar por una verdadera Libertad. Sólo siendo libres podremos trabajar por la Igualdad. Una igualdad de oportunidades y beneficios siendo conscientes de nuestras diferencias.

Por último, hacernos conscientes de la ley de Fraternidad Universal, combatiendo todo tipo de discriminación, sin hacer distinciones de credo, raza, nacionalidad o clase social, y difundiendo en todos los ámbitos el axioma sagrado: “Todos somos Uno”.


Bibliografía

(1) Rousseau, Jean-Jacques: El Contrato Social, Planeta, Barcelona, 1995
(2) Fromm, Erich: El Miedo a la Libertad, Paidós, Barcelona, 1984
(3) Fromm, Erich: EL arte de amar, Paidós, Buenos Aires, 1982
(4) Ob. Cit.
(5) http://paxhumana.info
(6) Pavri, Pestanji: Teosofía explicada en preguntas y respuestas, México D.F., 1988
(7) Barker, A.T.: The Mahatma letters to A.P. Sinnett from the Mahatmas M. & K.H., carta 6, Theosophical Publishing House, Adyar, Madras, 1962
(8) Barker, A.T.: Op. Cit.., carta 138

domingo, 26 de mayo de 2013

Actualidad Masoníca... Dan Brown: “Solo tengo admiración por los masones”


Dan Brown podría estar considerando la posibilidad de ingresar en la Masonería, según se desprende de unas declaraciones del escritor norteamericano publicadas ayer por el diario The Independent, efectuadas horas antes de la presentación de su nueva obra, Inferno, que tendrá lugar hoy jueves en el Freemason’s Hall de Londres, sede de la Gran Logia Unida de Inglaterra.

“Para mi sería un honor ser masón”, señala Brown al mencionado rotativo británico. “No recibes una invitación de los masones [para formar parte de la Orden], pero me han enviado un mensaje claro de que la puerta está abierta si alguna vez me quiero unir”, indica el escritor.

La anterior novela de Dan Brown, El símbolo perdido, tenía clara resonancias masónicas, algo que no ocurre con su nuevo libro. Sin embargo, el autor no ha perdido su interés por los Hermanos Tres Puntos. “No tengo más que admiración para una organización que, en esencia, une a las personas de diversas religiones”, manifiesta.

Desvelando las claves de su admiración personal hacia la Orden, Dan Brown destaca que los masones “en vez de decir ‘tenemos que encontrar un nombre a Dios’, usan símbolos para que todo el mundo pueda estar unido”.

Por otro lado, el escritor reconoce que es “un poco contradictorio” que muchas obediencias no admitan a mujeres en su seno, aunque también precisa que existen organizaciones masónicas exclusivamente femeninas, por lo que “creo que no hay problema por que haya un sitio donde los hombres se reúnan solos”.

Fuente:
 http://www.actualmasonica.com/2013/05/23/dan-brown-solo-tengo-admiracion-por-los-masones/

viernes, 24 de mayo de 2013

Pido la palabra...HOY EN DÍA, SON MIXTOS 4 DE LOS 5 SUPREMOS CONSEJOS DEL REAA.·. MAS ANTIGUOS DEL MUNDO.



 
Por Iván Herrera Michel 

Hace unos días, conversando sobre el panorama internacional del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, una muy buena amiga italiana a la vez que Hermana Masona poseedora del Grado 33°, me hacía ver como la Masonería va reconciliándose de manera notoria con sus valores fundacionales y los Masones despojándose de sus prejuicios.


En especial, comentábamos lo sorprendente que resulta constatar que actualmente cuatro de los cinco Supremos Consejos del REAA más antiguos del mundo (todos ellos fundados por Grasse-Tilly entre 1801 y 1809), han abierto sus puertas a las mujeres y solo uno permanece masculino. Lo que demuestra que la igualdad y la paridad de género al interior de la Orden Masónica no riñe con la tradición ni con los principios tutelares del Rito.

En ese sentido, recordábamos que, en estricto orden cronológico, esos primeros cinco Supremos Consejos del REAA, son:

1) El Supremo Consejo de Charlestón (1801) (hoy, Supreme Council, Ancient and Accepted

Scottish Rite, Southern Jurisdiction, USA): Aún continúa sin abrir sus puertas a las mujeres y trabaja en forma mono-genero;

2) El Supremo Consejo de Francia (1804) (hoy, Suprême Conseil Grand Collège du Rite Écossais Ancien Accepté du Grand Orient de France): Integrado al poco tiempo de fundado al Gran Oriente de Francia por el “Concordato de 1804”: Ofrece la práctica de los Grados 4° a 33° a las Masonas desde finales del año pasado;

3) El Supremo Consejo de Milán (1805) y el Supremo Consejo del Reino de las Dos Sicilias (1809), con sede en Nápoles: Unificados en 1870 – 1872 en el Supremo Consiglio del 33° ed Ultimo Grado Rito Scozzese Antico ed Accettato, (hoy asociado con la Gran Logia de Italia de Antiguos Libres y Aceptados Masones): Funciona con Masones y Masonas en igualdad de condiciones; y

4) El Supremo Consejo del Grado 33° para España y sus Dependencias (1811) (hoy, Supremo Consejo Masónico de España): También con membresía mixta

Del grupo, el más reciente en adoptar la decisión fue el Supremo Consejo del REAA del Gran Oriente de Francia que, después de tres años de haberse convertido en mixta esa Obediencia, y de contar con mil Masonas en su seno y tener quinientas solicitudes de mujeres haciendo trámite para ingresar, ha decidido ofrecerles la práctica de los Altos Grados (del 4° al 33°) que antes le estaba negada.

La medida se tomó el ocho (8) de diciembre del año 2012, cuando, presidido por su Soberano Gran Comendador, IPH:. Jean Pierre Cordier, convino expresamente que “si los Hermanos lo desean, pueden reagruparse para proponer la creación de Talleres filosóficos (Logias de perfección, Capítulos, Areópagos, Tribunales, Consistorios, Etc.) mixtos”.

Naturalmente, y como era elemental prever en una Masonería históricamente androcéntrica, esta decisión no se adoptó sin rigurosos debates entre los miembros del Supremo Consejo ni sin consultas con las Cámaras filosóficas jurisdiccionada, los cuales giraron sobre tres ejes básicos: 1) La permanencia del Supremo Consejo en el hilo de su historia; 2) La comprensión de los Hermanos sobre un tema particularmente sensible; y 3) El no permanecer ciegos y sordos frente a la evolución del Gran Oriente de Francia con el que se está indisolublemente aliado desde 1804.

 
La cuestión podría parecer un tema particular y concreto de una Jurisdicción de Altos Grados del REAA en especial, cuya mayor importancia podría derivar de ser una de las de más grandes aportes a la historia de la humanidad y/o de su rol de referente universal en la construcción de una Masonería no prejuiciada. En este orden de ideas, tan solo en Colombia desde el siglo XIX el Gran Oriente de Francia ha otorgado varias Cartas Patentes, que sus destinatarios lucen hoy con orgullo en sitios distinguidos de sus Templos.
 
No obstante, es evidente que, en buena hora, la trayectoria de esta evolución poseen alcances importantes en el imaginario general interno, y prometen vivas discusiones en amplios sectores del REAA, que no en balde sigue siendo, de lejos, el más practicado en el mundo
                

Talento Masoníco...El análisis matriz FODA Ó SWOT para la transformación.






"Fortalezas, oportunidades debilidades,  y amenazas (strengths, weaknesses, opportunities y threats).  Son contribuciones de los interesados, personal, voluntarios, y miembros de la comunidad que estén en condiciones de preparar el embrión de una organización y su programa, y de determinar su potencial de transformación."



 
Introducción:


Una sesión  SWOT es un medio para obtener de los participantes en un grupo de trabajo un conjunto de observaciones y predicciones muy útiles en planificación. Se puede llevar a cabo en una conferencia en la que los participantes vienen de diferentes lugares y organizaciones. Se puede usar en una comunidad u organización basada en la comunidad en la que los participantes no están remunerados y su condición de miembros se basa en su residencia. Se puede usar en una organización, como una ONG departamento gubernamental o empresa privada, en las que los participantes pertenecen a la plantilla.


Este documento de adiestramiento describe una sesión SWOT tal y como puede utilizarla una organización asistencial (ONG, agencia gubernamental, organización o proyecto de ayuda) que está considerando transformar su actividad, de un programa basado en la caridad ─una respuesta de emergencia a algún desastre─, en otro para la asistencia al desarrollo, basado en una metodología de potenciación.


Aparte de los tipos de respuestas deseadas, la sesión SWOT puede utilizarse en otros contextos que la transformación de un programa, y es recomendable usarla en reuniones anuales o bianuales de revisión.


SWOT es un acrónimo formado por las iniciales de Strengths (fuerzas), Weaknesses (debilidades), Opportunities (oportunidades) y Threats (riesgos).


Información práctica:

¿Fuerza para qué?
¿Debilidades frente a qué?


Las personas (empleados, voluntarios, interesados, residentes), el sistema organizativo (estructura y proceso), el programa o plan de acción (planificado, reactivo y espontáneo), la gestión, el flujo de materiales y de información, el proceso de toma de decisiones, el entorno (social, físico, político, biológico, legal, administrativo, económico) tienen puntos fuertes y débiles. ¿Cuáles son?

¿Oportunidades de qué?
¿Qué riesgos?


¿A dónde se debe dirigir desde aquí la organización, el programa y la gente? ¿Qué contribuye a llegar allí? ¿Qué se va a interponer en el camino?


Por supuesto, una cierta visión es necesaria antes de hacer ningún plan. Si se trata de una visión idealista e inútil, no se logrará nada. Si se basa en observaciones verificables de las condiciones y atributos de lo que contribuirá al éxito, y es realista identificando qué impedimentos se van a encontrar, es más fácil que tenga éxito. Una visión práctica se basa en estas observaciones. 


¿Qué mejor fuente que el grupo de participantes compuesto de interesados, personal, voluntarios o residentes en la comunidad?


Un proceso participativo:


Una sesión SWOT es un medio de obtener información de los participantes. Esta información se compone de observaciones y análisis de esas observaciones por parte de los participantes. 


Como en la sesión de tormenta de ideas, en esta sesión el moderador intenta extraer contribuciones de todos los miembros, especialmente de los que son menos proclives a hablar en situaciones cotidianas. Para conseguirlo, intenta rebatir las contribuciones de las personas más abiertas de forma realista, no acentuando o disminuyendo su importancia o influencia.


Esta sesión transcurre más fácilmente si todos los participantes son instruidos y pueden escribir sus propias contribuciones. Cuando algún participante sea analfabeto, la sesión se puede modificar para que les acompañen y ayuden sus hijos o nietos, discutan sus observaciones en voz baja, y se las escriban.


En un pleno (con todos los participantes) es moderador escribe las cuatro palabras en la pizarra: fuerzas, debilidades, oportunidades y riesgos. A continuación, hay una discusión general. 


En el caso de una agencia que desee pasar de ser una organización caritativa de respuesta a las emergencias a una organización de asistencia al desarrollo basada en la potenciación, el moderador indicará algunas de las características del tipo de organización en que pretende convertirse y pedirá a los participantes que señalen los puntos fuertes y las debilidades que contribuirán o impedirán la transformación. 


Cuando se trata de una reunión de revisión anual o semestral, se deben conocer las metas y objetivos de la organización, pero en este caso pueden resumirse. El moderador debe constatar que todo el mundo comprende bien los tipos de información que se necesitan (como en la sección «Información práctica», abajo), reforzándolos con la discusión general según los participantes los van mencionando, o presentándolos verbalmente. Después, el moderador pide a los participantes que escriban sus contribuciones en cuatro trozos de papel, uno por cada una de las cuatro categorías. Se les especifica que no escriban sus nombres en los papeles.


En una variación del método, el moderador puede dividir al grupo en otros más pequeños de cuatro o seis personas, procurarles papel y bolígrafos y pedirles que busquen contribuciones de todo el subgrupo. En este caso, es mejor elegir los grupitos al azar. Un desventaja de esta variación puede ser que algunos quizá se sientan reticentes a contribuir delante de sus amigos, de la gente con la que trabajan, sus jefes o supervisores; la ventaja es que el número total de contribuciones se reduce porque hay menos duplicación, y algunas personas contribuirán más en una discusión dentro del subgrupo de lo que lo harían enfrentados a un trozo de papel.


Escribir uno sólo en un trozo de papel, sin nombre, proporciona la protección del anonimato, y de esta manera pueden revelarse algunas observaciones sobre temas delicados. La intención es proporcionar una sensación de seguridad para que los participantes expresen, de forma tan libre y desinhibida como sea posible, todas las fuerzas, debilidades, oportunidades y riesgos que puedan recordar.


La sesión SWOT es participativa en el sentido de que se anima a todos los participantes a contribuir al resultado final. Es similar a la sesión de tormenta de ideas que se basa en las cuatro preguntas claves para la gestión , pero es más adecuada para grupos grandes, en la preparación de la transformación de una organización, o para una situación en curso como una revisión anual o semestral.


La tormenta de ideas es más adecuada cuando se pone en marcha un nuevo proyecto u organización, funciona mejor en grupos pequeños que una sesión SWOT, y resulta efectiva en un proceso de transformación, cuando los participantes son un grupo reducido de directivos.


Depurar la información:

Cuando la información se escribe en cuatro trozos de papel, hay que agruparla. Voluntarios o asistentes pueden recoger los papeles, y ponerlos en cuatro montones, una por cada categoría. Entonces el moderador agrupa las observaciones en la pizarra, poniendo los comentarios iguales o similares juntos, eliminando los duplicados.


Al hacerlo, el moderador puntualiza que los resultados son producto del conjunto del grupo, no intereses o presunciones de algunos pocos. Esto es importante, especialmente si va a haber cambios considerables en la organización y en el contenido del programa: todos los miembros tienen que estar seguros de que éste es un proceso de grupo, no dominado por ciertas facciones o personas. Explique que la información se usará para preparar un documento en el que se describirá la «visión» que llevará a la transformación del programa, o para cualquier cambio que se considere necesario tras una revisión periódica. No es sólo un ejercicio vacío para que los participantes se entrenen, sino una contribución necesaria para los procesos de planificación y gestión.


Como en la sesión de tormenta de ideas, las observaciones de cada categoría se pueden clasificar por orden de importancia. Esto no es imprescindible en una sesión SWOT, pero ayuda a esbozar un análisis global de la información general.


Es útil que el moderador pueda resumir verbalmente, con la ayuda de los participantes, las observaciones principales del ejercicio SWOT. Puntualice que algunos puntos fuertes en algunas cosas pueden ser debilidades en otras, y que el análisis de las observaciones puede contribuir a la visión del futuro de la organización.


Paralelamente, las oportunidades para emprender ciertas actividades pueden poner otras en riesgo. Explique también que se registrarán los resultados, y que se utilizarán en la preparación de un borrador de la «visión» de a dónde se dirige la organización, su gente y su programa. Mantenga su palabra. No permita que los papeles y folios acumulen polvo en un estante, utilice la información para elaborar un sumario y un análisis escrito que se repartirán entre los participantes.


Una semana después de la sesión, pueden estar ya hechos y distribuidos.

Observaciones que se pueden esperar:


Entre las observaciones generadas por los participantes no debería haber ninguna sorpresa importante para los organizadores y coordinadores del programa ni para los administradores de la organización.


Los puntos fuertes incluirán los conocimientos y experiencias adquiridos por el personal. Algunas de sus aptitudes serán valiosas para continuar como hasta ahora, pero serán un obstáculo para cambiar la organización o su programa. Por ejemplo, un programa de ayuda de emergencia precisa de gente altamente cualificada y con gran experiencia en gestión de inventarios y logística, y en tomar decisiones ─basándose en cálculos demográficos o de otro tipo─ en beneficio de las víctimas o grupos clientes. Esto puede ser un punto fuerte si un miembro del personal es capaz de transferir estas aptitudes para el cálculo a los beneficiarios. Puede ser un obstáculo para pasar a un programa en el que estas decisiones las deben tomar los beneficiarios, no la agencia asistencial.


En general, si el personal tiene potencial para saber transmitir sus conocimientos a otros, y pueden aprender cómo ceder las funciones de control y coordinación de la agencia, ésta tendrá más oportunidades de pasar de una metodología de caridad a una de potenciación. 


Algunos miembros del personal no serán capaces de cambiar sus actitudes, aptitudes o métodos, y es mejor que cambien de organización o se trasladen a otro lugar donde la organización esté operando con ayuda de emergencia.


Si una mayoría del personal es incapaz de modificar sus hábitos, entonces la decisión de la agencia debería ser suspender las operaciones donde la ayuda de emergencia ya no sea necesaria, permitir la entrada del programa de potenciación de otra agencia y trasladarse a otro lugar o país en el que las actuaciones de la organización sean más necesarias.


Los gestores, planificadores y administradores de la agencia deben prestar mucha atención al resultado de una sesión SWOT cuando tengan que tomar la decisión de convertirse, suspender las operaciones, continuar como antes o trasladarse a otro lugar.


Conclusión:

Una sesión SWOT es un proceso participativo de grupo que produce un resultado útil para la planificación anual o para decidir sobre una transformación importante en el programa.


Su poder reside en las fuentes de información —personal, voluntarios, beneficiarios y otros interesados— y se organiza de forma que establezca un entorno seguro para obtener incluso informaciones delicadas que no aparecería en otras situaciones.


Las observaciones sobre fuerzas, debilidades, oportunidades y riesgos se pueden depurar y analizar, para eliminar las repeticiones y ordenar la información con el fin de utilizarla en la producción de un documento de «visión» que proporcionará una dirección práctica para una organización (su personal, voluntarios, interesados, esquema organizativo y programa) que está contemplando la posibilidad de una transformación importante, o desea basar su futuro en la experiencia y conocimientos colectivos del pasado.

Pierre.·.